Ana Isabel Gómez, una desplazada del Chocó que vivía en Los Córdobas, fue asesinada el pasado martes en ese municipio costanero del departamento de Córdoba. Su crimen ha sido relacionado por sus reclamaciones por la devolución de las tierras a los campesinos desplazados en esta región.
Por Ginna Morelos especial para Verdad Abierta
Ana Isabel era una de las líderes más combativas en las reclamaciones por las tierras robadas por los paramilitares en Córdoba. Foto Meridiano de Córdoba
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Según Comfavic, en el departamento hay 39 mil hectáreas de tierra que fueron usurpadas por los actores ilegales, las cuales están siendo reclamadas por 800 familias. Sin embargo, sumando las víctimas que ha logrado aglutinar Comfavic, más las reportadas en la Fiscalía y en Acción Social de la Presidencia de la República, se concluye que en Córdoba habría más de 20 mil víctimas de la violencia.
Hace dos años fue asesinada en Córdoba la líder Yolanda Izquierdo, una desplazada que se dedicó a trabajar por las víctimas de la violencia en una porción de tierra en la margen izquierda del río Sinú, en zona urbana de Montería.
La historia se repitió este martes 14 de abril cuando fue acribillada Ana Isabel Gómez Pérez en el sitio conocido como El Minuto, zona rural del municipio costanero de Los Córdobas, en presencia de su hija de 15 años de edad.
La mujer de 49 años lideraba a un grupo de 148 familias desplazadas que reclamaban tierras en la zona en donde hasta el 2004 mandó Freddy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’, ex comandante del Bloque Elmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia, quien se desmovilizó y está en una cárcel en Itagüi.
Días después del revuelo que causó el crimen de Izquierdo, la Oficina de Familiares del Conflicto Armado en Córdoba (Comfavic), un colectivo que se organizó para reclamar la reparación propuesta por la Ley de Justicia y Paz, se llenó de personas que atemorizadas hablaban del suceso, del miedo que daba continuar y de la necesidad de retirarse.
Entre ellas estaban Ana Isabel, la desplazada de Unguía Chocó que lo abandonó todo por la presión de los paramilitares y que se radicó en Los Córdobas a abanderar una lucha sin cuartel con el apoyo tan solo de Dios.
Se hizo reconocer entre la población como una mujer trabajadora, dedicada, recia y responsable con sus nueve hijos, sin importar que las amenazas rondaban a la vuelta de la esquina, teniendo en cuenta que el tema de reclamación de tierras en Córdoba es inmencionable.
“El que se atreve a dar la pelea con eso se gana una lápida antes de librar si quiera el primer asalto”, precisó Mario Montes de Occa, uno de los directivos de Comfavic, hace varios meses, cuando se quejó del poco respaldo y protección de las autoridades.
Sin embargo, la mujer que vio asesinar en el 2002 a su patrón Germán Ocampo en la finca donde trabajaba en Chocó, no se amilanó ni renunció a una lucha legítima. “He contado con el respaldo de la gente y con la luz divina, por eso las amenazas no me intimidan”, dijo valientemente el día que Yolanda Izquierdo cumplía nueve días de muerta y ofreció una misa por ella en su pequeño barrio de Macayepo, en Los Córdobas, donde vivía desde hacía seis años.
El pasado 1º de abril, en una reunión de desplazados en el Coliseo Cubierto Miguel ‘Happy’ Lora de Montería, volvió a tocarse el tema de las amenazas y la líder de Los Córdobas le reconoció a un reducido grupo que sí estaba siendo intimidada debido a la solicitud de reparación, pero se negaba a creer que nuevamente sería víctima de los ataques de los violentos. “Yo estoy con Dios, nada me pasará”, fue lo que dijo Ana Isabel, según lo recuerda hoy otra de las desplazados que estuvo con ella en el encuentro.
Sin saberlo, la amiga desconocía que el interés de Ana Isabel era ponerla al tanto de los procesos y de los pasos de la Asociación de Desplazados de Los Córdobas (Asodescor) “por si algo pasaba”, sostiene hoy.
De hecho, hace dos semanas Ana Isabel Gómez presentó su renuncia a la Asociación, pero no le fue aceptada porque los desplazados la querían y respetaban mucho. “Ella nos ayudaba incluso a conseguir trabajo. Muchos de nosotros nos íbamos por temporadas a trabajar en los cultivos de maracuyá donde estaba su esposo en Bucaramanga, y con eso matábamos la pobreza y el hambre por lo menos durante unos cuantos meses, porque aquí en el pueblo no había nada que hacer”, relató un desplazado oriundo de San Pedro, Urabá.
Aunque hizo vueltas y metió papeles en Justicia y Paz a través de Confavic, los días no lealcanzaron a Ana Isabel para ver el sueño hecho realidad: Recobrar lo que había perdido en su parcela Rancho Grande, en donde vio crecer a sus hijos y trabajó la tierra hombro a hombro al lado de su esposo”. Dejó a sus hijos solos, y lo peor, a una menor de 15 años absolutamente trastornada por su crimen.
“Yo estaba con mami cuando uno de los sicarios pasó el arma por encima de mi hombro y le disparó dos veces, salí corriendo y me escondí en una casa, cuando ellos se fueron yo salí, ví a mi mamá tirada en el suelo, le tomé el pulso y me di cuenta que estaba muerta. La mataron por reclamar reparación”, dijo la muchacha mientras llora sobre el ataúd que su tía sacó a crédito de la única funeraria de Los Córdobas.