Desde hace casi un mes, la comunidad de Aserrío, corregimiento de Teorama en Norte de Santander, está pidiendo auxilio. Víctima de un desastre ecológico y de los continuos enfrentamientos entre Ejército y guerrilla, ahora tiene sus calles con cientos de hombres armados. La Defensoría del Pueblo, ACNUR y la Personería advierten la crisis.
Por Giovanny Mejía Cantor
Los habitantes de Aserrío (Norte de Santander) viven en medio de la zozobra. El pasado 16 de junio hombres de las Farc atentaron contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas provocando el desplazamiento de, por lo menos, 50 familias y una emergencia sanitaria por falta de agua potable. Esa misma semana, un helicóptero del Ejército fue derribado cerca al pueblo por hombres del ELN, según un comunicado de esta guerrilla (anque el Gobierno dijo que cayó en campo minado). Cuatro soldados perdieron la vida y seis resultaron heridos. A partir de ese momento, los enfrentamientos entre unos y otros son pan de cada día y el pueblo luce como una verdadera zona de guerra.
Diógenes Quintero, presidente de la Asociación de Personeros del Catatumbo, llegó al lugar este martes 7 de julio, acompañado de un delegado de la Defensoría Regional del Pueblo y un representante de Acnur, para evidenciar la difícil situación de los más de mil habitantes de Aserrío. Segúnconstataron, buena parte de las familias se desplazaron hacia el casco urbano de Teorama, otros corregimientos y Ocaña. La tensión y el miedo son evidentes en las personas que aún permanecen: “temen que se presente una confrontación armada quedando ellos en medio de las balas”, dijo Quintero.
La radiografía que describe el representante de los personeros del Catatumbo también es de desolación absoluta pues “los establecimientos comerciales están cerrados y los padres ya no envían a sus niños a clase por temor a que queden en medio de un enfrentamiento armado”.
Verdadabierta.com trató de obtener testimonios de sus habitantes, los pocos que quedan, pero prefirieron guardar silencio. Según Orgel Pérez, vocero de la Asociación Campesina del Catatumbo, la gente se siente intimidada. Hay casi mil hombres armados recorriendo las calles de este pueblo empotrado en las montañas del Norte de Santander.
Nelson Arévalo Carrascal, Defensor Regional del Pueblo, emitió un oficio dirigido al general, Luis Felipe Montoya Sánchez, comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano, con el fin de ponerlo al tanto de las “claras infracciones al Derecho Internacional Humanitario pues se está poniendo en riesgo a la comunidad que habita en esa área urbana”. Si bien reconoce el deber del Ejército de cumplir con su labor constitucional, la Defensoría pide que “sean tomadas todas aquellas acciones del caso que vayan en línea con la defensa y garantía de los derechos humanos de los ciudadanos que habitan la cabecera corregimental de El Aserrío, municipio de Teorama”.
Sin embargo, el llamado es para ambas partes, guerrilleros y soldados. La comisión que visitó la zona esta semana y la población en general piden que, por favor, dejen a Aserrío vivir en paz.