La retractación del ex paramilitar ‘Tasmania’ demuestra que había una clara voluntad de desprestigiar a la Corte y frenar la para-política.
El año pasado cuando a un preso llamado ‘Tasmania’ denunció que un magistrado de la Corte Suprema le había ofrecido beneficios si enlodaba al Presidente, todo olía a montaje. Era una puesta en escena donde casi ninguna pieza encajaba y donde había coincidencias que no pasaban inadvertidas.
En octubre el presidente Álvaro Uribe denunció ante la Fiscalía al magistrado auxiliar Iván Velásquez, investigador estrella de la para-política. El Presidente se basó en una carta que había recibido firmada por el ex paramilitar José Orlando Moncada , conocido como ‘Tasmania’, en la que decía que Velásquez le había ofrecido beneficios jurídicos a cambio de que declarara que Uribe había mandado matar a un paramilitar del suroeste antioqueño, alias ‘René’, en 2003.
El testimonio de ‘Tasmania’, al que Uribe y el gobierno le dieron credibilidad, generó toda clase de suspicacias. Primero, porque se empezaba a perfilar un enfrentamiento entre el gobierno y la Corte Suprema, que con los meses se ha agravado. Segundo, la denuncia de ‘Tasmania’ se dio a conocer apenas unos días después de que la Corte decidió investigar alprimo del Presidente, el senador Mario Uribe, por supuestos vínculos con paramilitares.
Extrañamente, ‘Tasmania’ había sido trasladado a la celda de Juan Carlos el ‘Tuso’ Sierra, narcotraficante y jefe de las autodefensas, detenido en la cárcel de Itagüí. Sierra, como se ha sabido por denuncias de los medios de comunicación, no sólo es paisano de Mario Uribe, sino que ambos habían hecho algunos negocios de compra y venta de fincas. Como si fuera poco, el abogado de ‘Tasmania’ era Sergio González, el mismo del ‘Tuso’, y fue la persona a la que se le atribuyó posteriormente la redacción de la carta que firmó ‘Tasmania’.
En su momento, la mayoría de los medios de comunicación dudaron de las denuncias de ‘Tasmania’, dada la trayectoria de Iván Velásquez como procurador delegado, fiscal y magistrado. Pero si los sectores más informados veían con extrañeza toda la puesta en escena de ‘Tasmania’, la opinión pública general tendía a creer más en la versión de que el Presidente estaba siendo víctima de una emboscada jurídica por parte de la Corte.
El tema se volvió para ambos lados un asunto de honor. Al punto de que hace pocas semanas el propio presidente Álvaro Uribe, cuando percibió que Velásquez podía ser exonerado, pidió ser escuchado como parte en el proceso de la Fiscalía. Algo definitivamente atípico en una persona de su estatura política, y que muestra la afectación personal que le causaba el tema.
De otro lado, el abogado Ramiro Bejarano, como columnista de prensa, interpuso un derecho de petición para preguntarle a la Presidencia quién había llevado la carta de ‘Tasmania’ a la Casa de Nariño, puesto que esta llegó a Palacio el mismo día en el que fue redactada. La Presidencia respondió que había sido la directora del DAS, María del Pilar Hurtado. Lo que nadie se explica es cómo se conectaron todos los personajes en tan poco tiempo, por qué un organismo de inteligencia tan calificado como el DAS le dio credibilidad a un documento sin verificarlo, y por qué el gobierno decidió usarlo en esas condiciones como parte de su agria disputa con el alto tribunal de la justicia.
El misterio sobre cómo se fraguó semejante montaje para desprestigiar a la Corte Suprema está por conocerse. La semana pasada, ‘Tasmania’ se retractó de su acusación contra Velásquez. La Fiscalía también decidió que escuchará de nuevo su testimonio, el cual seguramente será una verdadera bomba. Extraoficialmente SEMANA conoció que el ex paramilitar ‘Tuso’ Sierra le habría ofrecido una jugosa suma de dinero a ‘Tasmania’ para enlodar al magistrado Velásquez. Pero la sorpresiva extradición de Sierra a Estados Unidos dejó en ascuas lo que habían pactado.
La rectificación de ‘Tasmania’ demostraría que, como dijo el Presidente, los jefes paramilitares como Sierra seguían haciendo fechorías desde la cárcel, y que bien merecían la extradición. La pregunta es: si Sierra es un paramilitar y no un congresista, ¿por qué quería hacerle daño a Iván Velásquez, que investiga únicamente a los parlamentarios? ¿Lo hizo por su paisano y amigo Mario Uribe? ¿Cómo es que el DAS se dejó usar en semejante tramoya?
Posiblemente esta vez ‘Tasmania’ cuente la verdad y, sin duda, cada respuesta tendrá consecuencias judiciales y políticas muy graves.
Publicado en SEMANA Fecha: 21/06/08