El milagro de Antonio (*)

      
Una finca que se creía perdida les fue restituida a un labriego y a su familia. Tras vivir desplazados varios años, hoy han retornado y gracias al trabajo esperan sacar su primera cosecha de arroz.

Jhon Jairo Jácome Ramírez
@jhonjacome

dlr-milagro-antonioFoto: Jhon Jairo Jácome Ramírez.

Hace 15 años, Antonio, su esposa y sus tres pequeños hijos salieron corriendo del corregimiento Agua Clara por la sentencia que los paramilitares lanzaron sobre los habitantes de este lugar, distante unos 30 minutos de Cúcuta: “o se van, o se atienen a las consecuencias”.

Con lo poco que lograron echar en susmaletas, Antonio y su familia huyeron a Bucaramanga, donde, por varios años, tuvieron que hacer hasta lo inimaginable para garantizarse el sustento diario. Después del 2004, cuando los hombres que sembraban el terror en la zona de donde habían salido huyendo, decidieron desmovilizarse, Antonio volvió a Cúcuta con el ánimo de recuperar su parcela. Sin embargo, a pesar de que los ‘paras’ habían entregado las armas, las tierras habían quedado en poder de sus testaferros.

Desde entonces, este campesino nunca perdió las esperanzas de volver al lugar en el que había crecido y del que, creía, nunca debió haber salido. Y su fe fue recompensada gracias a la Ley 1448 de 2011. Desde hace 6 meses Antonio recibió por parte de la Unidad de Restitución de Tierras el predio que la violencia le había arrebatado años atrás.

En sus manos, las mismas que hasta hace poco levantaba al cielo implorando una mejoría para su vida y la de los suyos, hoy sostiene con orgullo las espigas de arroz que en poco menos de un mes representarán la primera de las muchas cosechas que espera producir en el predio restituido, al que ha terminado por rebautizar como “El Milagro”.

Cada semana, con el entusiasmo que lo embarga desde que recibió la noticia de que volvería a ser el propietario de las 15 hectáreas que creyó perder para siempre, Antonio emprende el viaje desde Cúcuta hasta el corregimiento Agua Clara y de allí a la parcela en la que, hecho nuevamente un campesino, trabaja con empeño el terreno y recorre extasiado el fruto del esfuerzo que emprendió en el momento en que arribó a la Unidad de Restitución de Tierras albergando la esperanza de algún día pisarlo nuevamente.

Hoy, no solo él y los suyos pisan el suelo de su tierra, sino que, gracias a la restitución de tierras, se encuentran próximos a recolectar la primera cosecha de arroz en la que han trabajado los últimos meses, proyectando un cambio favorable en su estilo de vida ante los ingresos que esperan les genere la comercialización del grano. “Todos están aterrados de ver esta cosecha tan buena, y ya tenemos un acuerdo con los molinos para la venta del arroz”, explicó Antonio.

Él, a quien hasta hace un tiempo se le veía abatido ante el infortunio que la violencia le deparó, se muestra como un hombre alegre, orgulloso de sí y satisfecho de poder legar un patrimonio a sus hijos, los mismos que han terminado por contagiarse de la felicidad de sus padres y la reverencia que rinden al predio por el que, de cierto modo, han dado la vida,ya que todos hicieron parte del desplazamiento forzado inicial que los sacó de su terruño.

El cultivo de arroz, además, poco a poco lo refuerzan con la siembra de árboles frutales que igualmente simbolizan para ellos un renacer. Juntos, esperando que el pasado no se repita, Antonio y su familia han vuelto a nacer gracias a “El Milagro” que la vida les ha dado.

Muchos son los que en Norte de Santander esperan lograr lo que Antonio vive hoy. De acuerdo con la Unidad de Restitución de Tierras (URT) en este departamento, existen actualmente 3.545 solicitudes de restitución. De ese total, la unidad ha interpuesto 430 demandas, que han arrojado 37 sentencias, logrando la recuperación de 281 hectáreas.

Finalmente, de los 40 municipios de Norte de Santander, la URT ha microfocalizado 10, que son Tibú, El Zulia, Cúcuta, Villa del Rosario, Ocaña, Ábrego, Arboledas, Salazar de la las Palmas, Cucutilla y Los Patios.

(*) Nombre cambiado