El asesinato a quemarropa de un ciudadano colombiano en San Fernando, revela la oscura trana del desembarco en Argentina de paramilitares y narcos colombianos del cartel del Valle del Norte y mexicanos del de Sinaloa. La historia secreta que vincula a dos represores argentinos con los paramilitares colombianos, puede estar en el vértice de este y otros asesinatos previos.
Especial de Walter Goobar de Miradas del Sur para Verdad Abierta
Una catarata de asesinatos de presuntos traficantes colombianos en las calles de Buenos Aires a manos de sicarios colombianos parecen episodios extraídos de la serie El Cartel de los Sapos,la telenovela que en este momento hace furor en Colombia y que narra la historia del Cartel del Norte del Valle, la poderosa y violenta organización que sucedió al cartel de Medellín de Pablo Escobar y al cartel de Cali de los hermanos Rodríguez Orejuela. El reguero de muertes es una señal inequívoca de que este nuevo e influyente cartel que primero ha extendido sus tentáculos hasta México, Venezuela, Estados Unidos y Europa, está ahora instalado en la Argentina.
Juan Sebastián Galvis Ramírez, de 29 años, fue asesinado este lunes por dos sicarios en moto que le dispararon 14 balazos en un negocio de náutica en San Fernando. El muerto -que ya había sido atacado en un shopping de Medellín-, entró por última vez a la Argentina el mismo día en que otros dos colombianos fueron asesinados de la misma manera en el estacionamiento del shopping Unicenter de Martinez y su cuñado, Jorge Iván González Ramírez, tiene un frondoso prontuario que lo vincula al narcotráfico y a los paramilitares colombianos.
Pero allí no terminan las coincidencias: la familia de Galvis Ramírez nombró como abogado al mismo profesional que había defendido a Julián Jiménez Jaramillo, el único sobreviviente del ataque en el Unicenter, sospechado de haber sido el entregador.
A primera vista, el caso de Galvis Ramírez parece calcado del doble asesinato de narcos colombianos ocurrido en Unicenter en julio pasado. Por el método y los personajes, los casos se cruzan.
Según datos de la Dirección Nacional de Migraciones, Galvis Ramírez entró cuatro veces a la Argentina entre junio y agosto de 2008. El 16 de agosto de 2008, él y su cuñado entraron a la Argentina. Había salido apenas un día antes. Su último ingreso al país fue el 18 de enero pasado. La muerte no esclarecida de los dos primeros narcos y paramilitares colombianos asesinados en el estacionamiento del Unicenter, tampoco puede verse como un hecho aislado del triple crimen del General Rodríguez.
Antes de terminar en un zanjón de la ruta 6, Sebastián Forza tuvo contactos telefónicos con Julián Jiménez Jaramillo, el narco sobreviviente de la masacre del Unicenter. El conurbano bonaerense – y el General Rodríguez en particular-, son la cabecera de playa del Cartel mexicano de Sinaloa que ha estrechado vínculos con el Cártel del Norte del Valle, que opera en el Cauca, Colombia. Mientras los colombianos controlan el tráfico de la drogas por tierra hasta los puertos, los mexicanos conservan el monopolio.
Del transporte marítimo
Por ese motivo, las autoridades del General Rodríguez –escenario del triple crimen de la efedrina-, deberían explicar quienes son los colombianos que compraron tierras en el barrio Vista Linda y porqué les cerraron la calle de esos lotes para que no tengan contacto con otros vecinos.
El carcelazo
Al declarar como testigo por el asesinato de su cuñado, González Ramírez sostuvo ante las autoridades argentinas que cuando vivía en Colombia fue secuestrado seis meses por la guerrilla y contó que su padre era policía. Tanto él como los otros testigos negaron cualquier vinculación con el narcotráfico y aseguraron que se dedican a la industria maderera. Sin embargo, hay cosas que no cierran.
Además del lujoso yate avaluado en 400 mil dólares, una camioneta Tuareg registrada a nombre de un testaferro argentino insolvente y el departamento en un piso 37 de Puerto Madero, el cuñado del asesinado Galvis Ramirez, tiene un frondoso prontuario como narco y paramilitar que según el expediente número 831 de la Unidad Nacional Antinarcóticos de Colombia, trabajaba para un hombre conocido como El Viejo.
A menos que se trate de un homónimo de la misma edad, Jorge Iván González Ramírez, alias Jota, fue detenido a mediados de 2003 cuando llegaba a Bogotá en un vuelo procedente de Ecuador. Pero Jota tenía amigos influyentes que hicieron caer la causa.
Cuando obtuvo la libertad, Jota le mandó un mensaje a la fiscal que lo había detenido: “Dígale a la doctora que gracias por el carcelazo, que en ocho días espere un regalito”. Ocho días después fue despedida.
Asesores argentinos
En realidad, no es extraño que los paramilitares colombianos hayan elegido Buenos Aires como santuario y teatro de operaciones porque dos argentinos fueron los ideólogos y consejeros que le dieron al grupo su plataforma política: Mario “Churrasco” Sandoval, un argentino que durante la dictadura actuó en la represión ilegal en Coordinación Federal, se transformó más tarde en uno de los principales ideólogos en contrainsurgencia que proveyeron de una plataforma política a la derecha armada colombiana. Formado en la la universidad de la Sorbonna, en Paris, “Churrasco” Sandoval también está vinculado a la inteligencia económica francesa.
A finales de 2006, en el portal de la embajada de Francia en Chile, Sandoval era presentado con el status de “un universitario encargado de misión en la dirección de la inteligencia económica de la Asamblea de las cámaras francesas de Comercio e Industria”, según reveló el periodista Eduardo Febbro. El otro gurú argentino es Juan Antonio Rubbini Melato, que fue asesorde Salvatore Mancuso, el encarcelado líder de los paramilitares que sigue manejando los hilos del narcotráfico desde la prisión.
Sapos de otro pozo
Además de los asesores argentinos, hay otros cruces misteriosos que indican que los paramilitares colombianos podrían estar implantándose en la Argentina.
Fabio Ochoa, uno de los capos narcos que está preso en Estados Unidos, ha ofrecido información a la DEA sobre los nexos de Mancuso con políticos.
La extensa red criminal de Mancuso se extiende por toda Colombia, Belice, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, México y Panamá. Pero más allá de su fortuna y testaferros, EEUU está interesado en la información que Fabio Ochoa está ofreciendo desde agosto del 2008.
Este ex lugarteniente de Pablo Escobar Gaviria, que también tiene nexos con los carteles mexicanos, asegura que dos de los tres herederos de Mancuso que restan por capturar, están en Argentina, según reveló la unidad Investigativa del diario El Tiempo. Se trata de Daniel, ‘El Loco’ Barrera; Carlos Alberto Rentería, alias ‘Beto’; y Néstor Chaparro. Esos mismos personajes son los verdaderos protagonistas de esa leyenda negra que retrata la serie El Cartel de los Sapos que emite la cadena Caracol.
A pesar de sus esfuerzos por llevar una vida discreta, la despiadada lucha por el poder y el dinero, sus operaciones millonarias, sus extravagancias y también sus sanguinarias venganzas han convertido a estos oscuros personajes en prioridades de las agendas antinarcóticos. Lo curioso es que los miembros del Cartel del Norte del Valle son tan desconocidos para los colombianos que los medios de prensa han tenido que publicar guías para explicar quién es quien en el Cartel de los Sapos.
Nuevos Capos
Si los carteles de Medellín y Cali fueron derrotados y el cartel del Norte del Valle ha sufrido durísimos golpes en los últimos meses, eso no implica que haya desaparecido.
Después de que en el segundo semestre de 2007 se produjo la captura de Juan Carlos Ramírez Abadía alias ‘Chupeta’, en Brasil y de Diego Montoya ‘Don Diego’ en Colombia, Wilber Varela se había convertido en la cabeza más visible del Cartel del Norte del Valle, pero fue asesinado en Venezuela.
Tras la muerte de Varela, otros supuestos cabecillas del cartel han sido arrestados por las autoridades colombianas. El más reciente fue Óscar Varela. alias’Capachivo’, en Cali.
En declaraciones a BBC Mundo, el profesor Gustavo Duncan, de la Universidad de los Andes, señala que cuando las mafias sufren golpes se producen relevos y evolucionan. “Cada vez que ocurre un golpe contra un líder de estos carteles se produce un forcejeo entre las segundas líneas para tomar el poder. Significa mandar en la ruta, decidir cuánta droga sale, por qué lado sale, cuándo llega, dónde llega, cómo se vende”, dice Duncan.
Una alta fuente argentina especializada en narcotráfico, explica a este diario que “lo que se está dando es una gran atomización del narcotráfico. Ahora hay un sistema de franquicias que hace que los grupos sean mucho más pequeños”, indica la fuente y agrega que “cada vez hay mayor número de cuentapropistas que distribuyen aún más el negocio tratando de controlar la ruta a Europa y a México y esto determina que haya miembros de las organizaciones que vinieron, vienen, se quedaron, y matan disputando lo que nuestro país les ofrece: rutas a Europa y controles laxos en materia de lavado de dinero y en el control al mercado ilegal de sustancias de corte”.
Los mexicanos del Cartel de Sinaloa y los colombianos del Cartel del Norte han redoblado su presencia en la provincia de Buenos Aires y eso sólo puede lograrse si hay mayor grado de protección policial, al menos de los sectores más bajos, los que aseguran que lo que entra por Salta, sigue su ruta por Santa Fe y de ahi debe llegar -sí o sí-, a uno de los tres puertos: Zarate-Campana, Mar del Plata o Bahía Blanca.
Publicado por Miradas al Sur de Buenos Aires (Argentina) 28/02/2009