En el juicio a militares por la masacre de San José de Apartadó se dijo que miembros de las Auc sirvieron de guías en operaciones militares contrainsurgentes y que el general retirado Mario Montoya dio la orden de llevarlos. No es la primera vez que se le atribuye la práctica irregular a esta brigada militar.
En la parte baja del Edificio de la Justicia, en Medellín, se instaló esta pancarta, que recuerda las víctimas del crimen perpetrado por paramilitares de las Auc. |
Altos mandos militares de la Brigada XVII recurrieron de manera frecuente a guías paramilitares para que guiaran a sus tropas en operaciones contrainsurgentes desarrolladas entre 1995 y 2005 en el Urabá antioqueño. Varios testimonios provenientes de diversos procesos judiciales han coincidido en revelar esta práctica. Y ahora, en el juicio que se desarrolla esta semana contra diez militares acusados de participar en una masacre del 21 y 22 de febrero de 2005 en la zona rural de Apartadó, Urabá antioqueño, se conocieron nuevos testimonios de ex oficiales militares que describieron en detalle cómo se usaron guías paramilitares para orientar a las tropas en una operación militar.
Esta vez, señalaron directamente al general Mario Montoya, hoy embajador de Colombia ante República Dominicana, pues dijeron que fue él quien dio la orden de llevar estos guías pertenecientes a un frente paramilitar.
Esta masacre en Apartadó fue especialmente brutal ya que incluyó a tres niños. Así, además de Luis Eduardo Guerra, Sandra Milena Muñoz, Alejandro Pérez, Bellanira Areiza y Alfonso Bolívar Tuberquia, resultaron asesinados Deiner Andrés Guerra, de 11 años, Natalia Tuberquia, de 5 años, y Santiago Tuberquia, de apenas 21 meses de nacido. Todos pertenecían a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó.
Durante la audiencia de juzgamiento, el abogado representante de las víctimas, Jorge Molano, hizo referencia a varias indagatorias realizadas en septiembre de 2009, en las cuales oficiales que entonces estaban en la Brigada XVII dijeron que, por orden del general Mario Montoya, se utilizaron este tipo de guías en la Operación Fénix. Explicaron que esta operación se había planeado para atacar a los frentes 5 y 58 de las Farc, pero que, finalmente, se perpetró contra los habitantes de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, a quienes se les sindicó de integrar esa organización guerrillera.
El abogado Rodríguez citó una declaración del ex coronel Néstor Iván Duque López, quien le dijo a la Fiscalía el 9 de septiembre de 2009, que altos mandos de la Brigada XVII de Ejército se reunieron con Montoya, en ese entonces Comandante de la Primera División del Ejército, para realizar un análisis de lo ocurrido en la vereda El Porroso, de Mutatá, el 9 de febrero de 2005, donde perdieron la vida un oficial y 18 soldados en una emboscada preparada por las Farc.
En reacción a ese ataque, según declaró Duque, se diseñó la Operación Fénix, con la participación y el visto bueno del general Montoya, quien además le ordenó a los mandos de la Brigada que “tenían que llevar guías”.
Y efectivamente se llevaron guías. Así lo refrendó durante la audiencia el ex capitán Guillermo Gordillo, quien se acogió a sentencia anticipada en octubre de 2008 al aceptar su responsabilidad en estos hechos: “esta operación llevaba dos guías civiles, alias ‘Ratón’ y alias ‘Jonás’, contratados por el B-2 de la Brigada XVII”. El ex oficial le dijo que el teniente coronel Fernando Castro era quien había contratado a estos dos paramilitares del bloque Héroes de Tolová de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
La explicación de Gordillo coincidió con una anterior del teniente (r) Jorge Humberto Milanés Vega, en las audiencias de juzgamiento de este caso que se vienen realizando en el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Medellín. Milanés identificó a los dos guías como paramilitares de las Auc, quienes estaban bajo el mando de Diego Fernando Murillo Bejarano, alías ‘don Berna’, extraditado a Estados Unidos en mayo del 2008 y condenado por la justicia estadounidense a 31 años de prisión por delitos asociados al narcotráfico.
El ex capitán Gordillo también ratificó que el 15 de enero de 2005, cuando se inició la Operación Fénix, ambos paramilitares fueron llevados a la zona de Nuevo Antioquia por el mayor José Fernando Castaño López, quien estaba coordinando los movimientos de las tropas de la Brigada XVII hacia los cerros conocidos como Bogotá y La Cooperativa, donde se presumía que estaban los guerrilleros de las Farc.
Junto a Castaño López están siendo procesados el teniente coronel Orlando Espinosa Beltrán, el teniente Alejandro Jaramillo Giraldo, el sargento Ángel María Padilla Petro, el cabo primero Sabaraín Cruz Reina, el subteniente Jorge Humberto Milanes Vega, el sargento Henry Agudelo Guasmayan Ortega, el cabo tercero Ricardo Bastidas Candia, el subteniente Edgar García Estupiñan y el sargento Darío Brango Agamez.
Otra de las irregularidades advertidas por el ex capitán Gordillo Sánchez es que a pesar de que se incluían guías civiles en las operaciones militares a zonas rurales del Urabá antioqueño, de ello no quedaba constancia por escrito. “Ninguna orden de operaciones incluye la orden de llevar guías civiles a terreno”, precisó Gordillo Sánchez
Pero, a juzgar por lo que ha sido revelado en otros procesos judiciales, esta guarnición militar ya había utilizado paramilitares activos como guías en distintas operaciones contra la guerrilla.
Un ejemplo de ello lo representa la Operación Génesis, adelantada desde el 24 febrero de 1997 contra las Farc en una vasta zona del Urabá chocoano y en la que participaron doce guías que, según declaraciones de un ex jefe paramilitar, a su vez, integraban las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu). La orden de poner a disposición estos hombres ante los mandos de la Brigada XVII la dio el jefe paramilitar Carlos Castaño Gil. Para esa época, el comandante de la Brigada XVII era el general Rito Alejo del Río, hoy detenido, acusado de estar involucrado en las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el desarrollo de esa operación.
De ello dio datos el ex jefe paramilitar Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’ durante una audiencia de versión libre rendida ante un Fiscal la Unidad de Justicia y Paz celebrada en diciembre de 2009. De acuerdo con este ex jefe del bloque Élmer Cárdenas, la necesidad de los guías fue expresada durante una reunión entre el entonces Jefe de Inteligencia de la Brigada XVII, coronel Jorge Eliécer Plazas Acevedo, y los paramilitares Carlos Ardila, alias ‘Carlos Correa’, Élmer Cárdenas y Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’.
En ese encuentro, el oficial les explicó detalles de las operaciones que realizarían, por tierra y aire, los batallones Fuerzas Especiales 1 y Contraguerrillas 35, y que atacarían facciones de las Farc asentadas en los caños Salaquí, Cacarica y Truandó: “Allí nos habló de los guías y posteriormente recibimos la orden de Carlos Castaño de proveerlos”, explicó ‘El Alemán’. La misión de reclutar los guías le fue encomendada a un experimentado paramilitar llamado Julio Cesar Arce Graciano, alias ‘ZC’. Seleccionó once hombres y con ellos se presentó a la sede de la Brigada XVII, con sede en Carepa, Antioquia, y se puso a las órdenes del coronel Plazas Acevedo, quien se hacía llamar ‘Don Diego’. Fue desvinculado del Ejército en agosto de 1999 y hoy es prófugo de la justicia.
Pero no solo se empleaban guías paramilitares para ese tipo de operaciones de gran envergadura; también los había para operaciones menores. Ricardo López Lora, alias ‘La marrana’, un desertor del 5 Frente de las Farc quien se integró en 1995 al bloque Bananero de la Accu, declaró que él vivía en la Brigada XVII, y cumplía funciones de informante. Está preso desde enero de 1998, sindicado de múltiples homicidios y secuestro, y ha sido postulado a la Ley de Justicia y Paz.
Otro caso es el de Gerardo Antonio Palacio, un desmovilizado de la guerrilla del Eln, quien fue detenido el 15 de agosto de 1995 junto a doce hombres más en el corregimiento Río Grande del municipio de Apartadó en momentos en que transportaban armas y uniformes de uso privativo de las Fuerzas Militares con destino a las Accu. Al dar los datos personales, durante la diligencia de indagatoria en esa época, dijo que vivía en el batallón Voltígeros de Carepa.
Al proceso penal abierto por esa captura compareció el capitán Sergio Enrique Pérez García, quien sostuvo que era usual que en algunas operaciones militares estuvieran acompañados por personas civiles: “en la unidad se realizan algunas operaciones con personal que se ofrece como guías, porque poseen información valiosa para operaciones”.
Para el abogado de la víctimas de San José de Apartadó, con la audiencia de juzgamiento de este jueves se profundizó en la verdad sobre la masacre de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, y se empezaron a ver con mayor claridad los distintos niveles de responsabilidad. “Se va precisando que este crimen también involucra a mandos de la Brigada y de la Primera División del Ejército”.
Este jurista lanzó críticas contra el despacho del Fiscal General de la Nación, pues según él, está en mora de abrir una investigación y ordenar la captura del general retirado Mario Montoya: “Lo que se le debe preguntar al Fiscal es: ¿por qué si esas pruebas están en su despacho, hasta el momento no se ha tomado esa decisión?”.
La audiencia de juzgamiento continuará en Medellín este viernes y se espera que se cierren alegatos antes del 17 de febrero, porque en esta fecha se cumplirá un año de la etapa de juicio, por lo que se corre el riesgo de que los abogados de los diez militares acudan a la figura de vencimiento de términos, lo que llevaría a ponerlos en libertad.