“Don Berna’ dio la orden de matarlo”: ‘Doblecero’

      
Doblecero’, fundador de las autodefensas de Córdoba y Urabá, asegura que “los narcos de las AUC” son los responsables de su asesinato.

Tras permanecer en silencio durante más de seis meses, luego de ser combatido ferozmente por los bloques Central Bolívar, Suroeste y Cacique Nutibara de las AUC, ‘Rodrigo Franco’ o ‘Doblecero’, antiguo jefe de las autodefensas del Bloque Metro, con presencia en el noreste y oriente de Antioquia, respondió a una entrevista de SEMANA sobre el ataque a Carlos Castaño por parte de sus antiguos aliados y los desafíos que se le avecinan al gobierno en el proceso de paz con los paramilitares.

SEMANA: ¿Al fin Carlos Castaño, por lo que usted sabe, está vivo o muerto?
Rodrigo Franco: Carlos Castaño está muerto.

SEMANA: ¿Dónde está él o su cadáver?
R.F.: Eso sólo lo saben sus asesinos. A ellos habría que preguntarles.

SEMANA: En su versión, ¿quién dio la orden de matarlo y por qué?
R.F.: Don Berna (Adolfo Paz, inspector de las AUC), como la cabeza del narcotráfico, no sólo dentro de las AUC sino en el país. Carlos se había convertido en un obstáculo insalvable para que los narcotraficantes lograran la unidad y el poder absoluto dentro de las AUC, para radicalizar sus posiciones en las negociaciones con el gobierno. Carlos se oponía a que los temas principales de las negociaciones fueran la no extradición y la defensa de los intereses de los narcotraficantes. También se opuso a lo que planteaban los narcos de confrontar militarmente al Estado y a su clase dirigente, como método para presionar en medio de las conversaciones.

SEMANA: Se anuncia la creación de Colina (Colombia Libre de Narcotraficantes). ¿Usted sabe algo de esta organización o hace parte de ella?
R.F.: El narcotráfico es un fenómeno socioeconómico que debe ser combatido integralmente por el Estado y por la sociedad, más con educación, cultura y mejoramiento de las condiciones de vida en el campo, que militarmente. Aunque el elemento criminal de éste debe desaparecer, como condición para que se pueda avanzar en los otros, consideramos que son el Estado y la sociedad los que deben adoptar su verdadero rol y no este tipo de organizaciones, que ya no tienen cabida dentro de la sociedad colombiana y que no traerían consigo sino más pérdidas inútiles.

SEMANA: ¿Es previsible que se desate una guerra entre hombres leales a Castaño y quienes ahora se descubren como sus enemigos?
R.F.: No tanto que se desarrolle una guerra de gente leal a Castaño, puesto que Castaño ya estaba prácticamente solo dentro de las AUC. La lógica dice que el poder adquirido por medio de la violencia, la intimidación y la corrupción necesita continuamente de dosis más altas de estos elementos para poder sostenerse. Esto continuará así dentro de las AUC hasta su completa autodestrucción.

SEMANA: En estas condiciones, ¿para dónde va la negociación con las AUC?
R.F: Cuando se narcotizan las AUC pierden la oportunidad histórica que tenían para aportar a la solución definitiva del conflicto. De ahí en adelante, se convierten más en un obstáculo para la paz. Ese obstáculo hay que superarlo, pero no a cualquier precio. Las demandas de los narcos de las AUC son inviables. Si el Estado claudica ante ellos se corre el riesgo de que este país se convierta en una narcodemocracia. El gran desafío del Estado es ¿cómo lograr desarmar a este actor de forma pacífica, antes que se consolide la unión, que ya existe, en torno al narcotráfico de las AUC con las guerrillas?

SEMANA: El presidente Álvaro Uribe dijo que no negociará la extradición y exigió concentración de tropas de las AUC para que verifique la OEA. ¿Cómo ve usted esas condiciones en el panorama actual?
R.F: Los narcos de las AUC no tienen ningún inconveniente en concentrar una gran masa de desempleados armados y uniformados, con tal de que el Estado les dé tiempo a ellos para seguir corrompiendo las ya muy permeadas instituciones colombianas y para seguir dirigiendo desde sus haciendas la exportación de narcóticos. El caso no es ese, y yo no me imagino a Berna (Adolfo Paz), Mancuso, Macaco y a los ‘Mellizos’ Mejía durmiendo en catres, en medio de las tropas concentradas.

SEMANA: ¿Cuál es su diagnóstico sobre el rumbo que tomarán estos bloques, dispersos, sin jefe único y muchas veces dominados por el narcotráfico?
R.F.: No es un diagnóstico sino una realidad que se está viviendo en el campo colombiano, desde hace ya algún tiempo, donde grupos de combatientes de las AUC se han convertido en salteadores, ladrones, pequeños narcos, etc., en algo igual o peor a lo que supuestamente dicen o decían combatir. Es que cuando se narcotizó a las AUC y se perdieron la ideología, la mística y la disciplina, eso es lo que quedó.

SEMANA: ¿Sin poder militar, quedó su organización por fuera del conflicto y de la solución?
R.F.: Esto no es de mucha gente ni de masas de desempleados armados, esto es más bien de muchas y buenas ideas, en la mente de muchos y buenos compatriotas. El hecho de que hayamos perdido poder militar no nos afecta demasiado, puesto que el poder nuestro era para combatir a la guerrilla. Si el Estado cumple con su función, probablemente no necesitemos desenterrar un solo fusil más. Esos eran para hacer la guerra, ahora para buscar la paz, el progreso y el desarrollo, nos quedan las ideas y la disposición, lo que pasa es que no nos podíamos meter en el mismo narcocostal con las AUC. Con esa gente es mejor estar enfrentado que enredado.

Publicado en SEMANA, Fecha: 3/04/2004 – Edición 1205