La Cacería de “Doblecero”

      
Cerca de 2.000 hombres de cuatro grupos de autodefensas persiguen desde hace varias semanas al comandante del Bloque Metro y sus hombres para matarlos. ¿Qué desató esta guerra entre paramilitares?

La noticia llego con los desplazados. Ni el Ejército, ni la Policía, ni la Defensoría del Pueblo, ni ninguna entidad del gobierno sabían lo que está pasando desde hace dos semanas en el municipio de San Roque y sus alrededores, en el nororiente de Antioquia. El Estado y el resto del país se enteraron de lo que está ocurriendo, a escasos 108 kilómetros de Medellín, cuando más de 600 campesinos, 290 de ellos niños, escaparon de las veredas La Mora, Chorro Blanco, San Juan y El Táchira y llegaron el lunes pasado hasta el casco urbano de San Roque para salvar sus vidas.

A comienzo de la semana el comandante de la Brigada 14 del Ejército, general Edgar Ceballos, dijo que desde el fin de semana pasado comenzó a movilizar tropas hacia la zona rural para recuperar el control y permitir el retorno de los labriegos. Aunque el Ejército llegó a la vía de entrada del municipio y creó un cordón de seguridad alrededor del pueblo, la petición de los campesinos a lo largo de la semana fue que los militares llegaran hasta la zona de los enfrentamientos a ponerle fin a los combates. A pesar de que la intensidad de la contienda descendió con el paso de los días, para el viernes pasado la cifra de desplazados llegó a 736 personas.

Desde el pasado 15 de septiembre varias de las veredas que rodean ese municipio del noreste antioqueño se transformaron en el escenario de combates entre miembros de las autodefensas del Bloque Metro y fuerzas combinadas de cuatro facciones de paramilitares. Desde ese día cerca de 1.500 hombres de los bloques Cacique Nutibara, Calima, Mineros y Héroes de Tolová ingresaron a la región por la zona de Santo Domingo y Jaguas. Otros 500 hombres del Bloque Central Bolívar llegaron por el municipio de Caracolí para tratar de rodear a los cerca de 500 miembros del Metro (ver mapa). El objetivo de la ofensiva paramilitar es quitarle el territorio que le queda a ese bloque y, de paso, matar a su comandante.

¿Y quien es el?

Conocido con el alias de ‘Rodrigo Franco’ o ‘Doble Cero’, este hombre de 38 años de edad, el jefe del Bloque Metro es considerado como uno de los más veteranos miembros del movimiento paramilitar en el país. Su verdadero nombre es Carlos Mauricio García y en 1989, cuando era capitán del Ejército, abandonó su carrera militar para convertirse en el ayudante personal de Fidel Castaño Gil. Durante años fue su hombre de confianza y junto con Carlos y Vicente Castaño Gil hacen parte de los fundadores de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu).

‘Rodrigo’ comenzó a operar en el noreste de Antioquia y a mediados de los años 90 empezó a expandir su presencia paramilitar hacia algunas zonas del área metropolitana de Medellín, especialmente en las comunas. Por medio del terror, de las muertes selectivas y las masacres se ganó un espacio a sangre y fuego. Sin embargo, desde 1998, cuando las AUC profundizaron surelación con el narcotráfico, comenzó a alejarse de la cúpula del movimiento para crear la que es considerada como una disidencia paramilitar.

Públicamente ‘Rodrigo’ comenzó a cuestionar y a denunciar los vínculos de algunos comandantes de las AUC con el narcotráfico y a afirmar que él y sus hombres estaban en desacuerdo con relacionar el movimiento paramilitar con los narcos. Desde ese momento comenzó a tener los primeros roces con otros miembros de las autodefensas con estrechos lazos con la mafia, particularmente con ‘Adolfo Paz’, o ‘Don Berna’, el comandante del Bloque Cacique Nutibara, que también tenía presencia en Medellín.

Las denuncias de ‘Rodrigo’ en contra de lo que denominó la “narcotización” de las autodefensas, y en especial sus reiterados ataques a ‘Adolfo Paz’, quien en el organigrama de las AUC funge como inspector general, le comenzaron a generar serias rivalidades. Estas terminaron desatando una guerra en las comunas de la capital paisa, la cual dejó decenas de muertos pertenecientes a los bloques Metro y Cacique Nutibara, y centenares de víctimas civiles.

La relación de ‘Rodrigo’ con el resto de los bloques de los paramilitares se agravó aún más en septiembre del año pasado cuando declaró oficialmente que el Bloque Metro era una disidencia de las autodefensas. Esto ocurrió justo en un momento en el que Castaño y otros comandantes paras estaban tratando de consolidar y presentar ante la opinión pública a unas autodefensas reunificadas. Algo que no consiguieron. Durante los siguientes meses las relaciones no fueron las mejores y en la disputa territorial en Medellín con el Bloque Cacique Nutibara no encontró apoyo de otras estructuras de las autodefensas y terminó perdiendo con esta facción los espacios que había ganado. Pero su situación con las AUC no había llegado aún a su punto más crítico.

En mayo de este año ‘Rodrigo’ y los hombres del Bloque Metro pasaron de ser considerados como un grupo de “rebeldes” a ser calificados abiertamente como enemigos por sus antiguos aliados. La razón fue la negativa de ‘Rodrigo’ a Carlos Castaño cuando éste le exigió entrar a la mesa de acercamientos con el gobierno nacional. ‘Rodrigo’ rechazó la idea y solicitó una mesa de conversaciones distinta con el argumento de que no se unirá a grupos que, según él, sólo les interesa el narcotráfico.

La gota que rebosó la copa, y que parece ser una de las razones que explican la ofensiva a gran escala que se libra en su contra desde hace dos semanas en los alrededores de San Roque, tiene que ver con un nuevo y sorpresivo anuncio a finales de agosto pasado. En éste ‘Rodrigo’ expresa su intención de comenzar a negociar con el gobierno en una mesa paralela. Aunque la decisión del jefe para no fue comunicada oficialmente al alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, en una carta fechada el 19 de septiembre, conocida en San Roque el lunes pasado, ‘Rodrigo’ le ratifica al presidente Alvaro Uribe su voluntad de sentarse en una mesa de diálogo “diferente a la mesa del narcotráfico”, en alusión a los grupos ‘paras’ que actualmente adelantan conversaciones con el gobierno nacional.

La intención de negociar por separado cayó como un baldado de agua fría en las altas esferas de las AUC. Consideran que el propósito de ‘Rodrigo’ al intentar negociar no sólo es salvarse de una derrota militar, sino torpedear el proceso que adelantan ellos en otras mesas y atomizaría, aún más, la negociación. Para algunos de ellos el eventual ingreso de ‘Rodrigo’ y sus hombres a la negociación terminaría estableciendo una especie de división en dos grupos: el de los ‘paras buenos’, aquellos que no tienen vínculos con el narcotráfico, dentro de los que estaría ‘Rodrigo’, y los ‘paras malos’, aquellos con relaciones con los narcos, en donde están los demás. Las posibles consecuencias que este hecho acarrearía para el proceso es algo que algunos no están dispuestos a averiguar. Y por eso han decidido cortar de raíz el problema: eliminar a ‘Rodrigo’.

Fecha: Sep 29, 2003-1117

Publicado en SEMANA