Alias ‘Codazzi’, hoy prófugo, despojó a una familia de su finca. Se la entregó a su esposa, quién se la vendió, junto con otros predios, a una empresa ganadera. Los campesinos pudieron retornar pero aún no les han dado el título. El comprador alega buena fe.
El Silencio, es el simbólico nombre de la finca de 40 hectáreas que tenían Gabriel* y su familia, a hora y media en moto desde el casco urbano de Chibolo, Magdalena, hasta que los paramilitares los despojaron. Durante diez años no dijeron nada por miedo a que les pasara lo mismo que al hermano de Gabriel. En 1998 los paramilitares del Bloque Norte lo desaparecieron cuando cumplía una cita en la que supuestamente le iban a devolver la finca.
En junio de 2010, cuando el gobierno aprobó la Ley de Víctimas y prometió restituirles las tierras a los campesinos despojados durante el conflicto, la familia de Gabriel decidió volver a El Silencio y no callar más. Ésta era una finca que les había heredado su padre, quien la compró en 1983 y donde sembraban maíz, yuca y ajonjolí para su sustento.
Cuando llegaron se encontraron con que otra familia vivía allí. Les dijeron que no podían entrar porque ésta ya tenía otro dueño: Agropecuaria Rimar Ltda., una empresa ganadera con sede en Barranquilla. Explicando que ellos eran los dueños legítimos y que habían sido desplazados por los paramilitares de ‘Jorge 40’, Gabriel y su familia decidieron que se quedaban en su tierra, que no aguantaban más hambre en el desplazamiento.
La empresa Rimar los acusó de invasores y el Juez Promiscuo del Circuito de Plato asumió el caso. Los campesinos fueron citados al estrado a explicar por qué estaban ocupando las tierras. La empresa alegaba haber comprado en regla y le pedía al juez que ordenara de forma urgente el desalojo de los campesinos.
La demanda de desalojo continúa en el Juzgado de Plato. Gabriel y sus hermanos se quedaron en la finca, esperando que se haga justicia y el gobierno les titule por fin El Silencio, pero respiran el mismo que se respira en la región. También reclaman otros predios, entre los que se encuentra Bellaruth, que en total suman por lo menos 100 hectáreas. La empresa agropecuaria no volvió por la región desde hace dos años.
¿Cómo se hizo Agropecuaria Rimar a esa tierra?
El 18 de diciembre de 1998 un grupo de paramilitares a cargo de Omar Montero alias ‘Codazzi’ llegó hasta El Silencio y le dijo a la familia que tenía como plazo un día para abandonar la finca. Según el relato de los campesinos, para esa época vivían tranquilos, cultivaban y tenían 77 reses.
Por miedo a que los asesinaran como ocurrió con otros vecinos, Gabriel y sus hermanos se desplazaron. A los pocos meses de despojo el padre enfermó y murió. Luego se enteraron de que en la finca vivía Soleria Josefina Anaya Pérez, quien según los habitantes de Chibolo era conocida por ser la compañera sentimental del paramilitar ‘Codazzi’.
El 2 de octubre de 1999 la familia pensó que la tragedia había terminado cuando les llegó la noticia de que el Bloque Norte de las Auc les iba a devolver la finca. A la cita fue uno de los hermanos de Gabriel, quien desde entonces está desaparecido. El caso es investigado por Justicia y Paz.
Para 2005 los paramilitares controlaban Chibolo. Otra hermana de Gabriel fue llamada en agosto por integrantes de ese grupo ilegal, esta vez, para que fuera hasta la Notaría Única de Chibolo. Allí le entregaron un documento que debía ser firmado por sus hermanos, quienes debían entregarle poder a ella para representarlos en una transacción ante la notaría.
La diligencia no era otra que la venta de El Silencio. Sus hermanos decidieron firmar por temor a que los mataran. La finca fue supuestamente vendida por 16 millones de pesos a Jean Pablo Paternostro Vargas, concejal de Chibolo por Cambio Radical, el 6 de mayo de 2005. Según los registros del predio, seis días después el concejal le vendió por 58millones de pesos el terreno a Soleria Josefina Anaya, la compañera de ‘Codazzi’, quien vivía en la finca desde 1998.
El mismo día de la transferencia, el 12 de mayo de 2006, apenas dos meses después de la desmovilización oficial del Bloque Norte de las Auc que comandaba ‘Jorge 40’, Soleria Anaya registró en la Notaría Única de Chibolo un engloble de cuatro predios entre los que incluyó El Silencio y rebautizó la tierra con el nombre de El Carmen, con una extensión de 172 hectáreas. Con esta movida, Anaya borraba el rastro de El Silencio y podía hacer una transacción mayor.
En octubre de 2008, Gabriel* fue hasta el Ministerio Público y pidió proteger El Silencio para que la tierra no siguiera siendo comercializada. Lo que no sabían es que el 4 de julio anterior, la señora Anaya ya le había vendido las 172 hectáreas a Agropecuaria Rimar, una empresa ganadera cuyo representante es el médico Ricardo David Pabón Rodríguez. Él fue quien demandó a la familia de Gabriel en agosto de 2010 por haber entrado a los predios que él consideraba suyos.
Para hacer la transacción, a Anaya la representó Pedro José Pimienta Gamera. Él había sido mencionado por los antiguos funcionarios del Incora -ahora presos por participar en los despojos en Chibolo- como la persona que certificó falsamente en varias ocasiones ante Instituto, luego de un desplazamiento forzado, que las víctimas no eran legítimos dueños y que el título del predio en cuestión podía ser revocado y entregado a un tercero. En muchos casos estos terceros eran testaferros del jefe paramilitar ‘Jorge 40’.
La señora Anaya vendió la finca El Carmen, que incluía el predio El Silencio, por 360 millones de pesos y, casi de inmediato, su nuevo dueño, Pabón Rodríguez comenzó a explotarla. El abogado que asesoró a Pabón en la compra y luego en la demanda contra los campesinos fue Reinaldo Alberto Gámez Goelkel. El nombre del abogado podría pasar por alto, de no ser porque es hermano de Ernesto Gámez Goelkel, el ex coordinador de Gestión del Incoder en Plato, condenado en mayo de 2012 por haber sido cómplice de los paramilitares del Bloque Norte en el despojo de tierras ocurrido en Chibolo (Lea La ‘toma’ del Incoder).
Otra coincidencia es que en la demanda de Rimar, la empresa representada por Pabón, contra los campesinos aparece como declarante extra juicio Víctor Pimienta Gamero.
Víctor es hermano de Pedro Pimienta, el mencionado abogado de Anaya. Pabón le dijo a VerdadAbierta.com que los hermanos Pimienta fueron los que le ofrecieron y le mostraron la finca. (Lea entrevista con Ricardo David Pabón, representante de la Agropecuaria Rimar).
La Unidad de Tierras en Magdalena dijo que el caso está en el registro de solicitudes de restitución y está siendo documentado. La familia de Gabriel espera que el Estado los incluya como prioridad en el proceso de restitución que adelanta la Unidad en Chibolo, y les devuelvan El Silencio y las demás fincas que tenían los 40 integrantes de la familia que suman cien hectáreas. Y de dónde fueron desplazados a la fuerza hace 15 años.