Solo quince días después de la desmovilización de ‘Jorge 40´ en 2006, se armó la banda de Los Gaitanistas quienes heredaron parte de su emporio de negocios ilegales.
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El 25 de noviembre de 2008 en los barrios El Eneal, Divino Niño, La Nevada y Garupal en Valledupar se vieron circular unos pasquines en los que se anunciaba que las Autodefensas Gaitanistas de Colombia habían llegado a Cesar. En éstos, anunciaron que eran “una organización político militar, de resistencia civil transitoria, en armas antisubversiva que nacieron por el incumplimiento del gobierno nacional ante el fracaso del proceso de paz con las Auc”. Es decir, que llegaban a reemplazar a las Autodefensas de ‘Jorge 40’ incluso prometiendo que estaban “dispuestos a corregir los errores del pasado”, remata el pasquín.
Había transcurrido dos años y nueve meses desde que Rodrigo Tovar Pupo alias ‘El Papa Tovar’ o ‘Jorge 40’ se había desmovilizado con cuatro mil de sus hombres en el vecino corregimiento de La Meza, y apenas unos meses de que fuera extraditado a Estados Unidos, acusado de tráfico de cocaína.
¿De dónde salió esta banda? ¿Estaba detrás el mismo ‘Jorge 40’, quien se había resistido todo lo que pudo a la desmovilización y por eso fue el último jefe paramilitar que salió de la guerra?
El plan
Cuando no tuvo más remedio que desmovilizarse, pues el gobierno ya había reforzado tropas en su territorio previendo que no lo hiciera, ‘Jorge 40’ le encargó a Édgar Ignacio Fierro alias ‘don Antonio’, quien había llegado hacía unos años a las Auc, expulsado del Ejército, buscar campesinos y personas del común para hacerlos pasar como combatientes. Mientras que a Adolfo Guevara Cantillo alias ‘101’, otro ex militar del Bloque Norte, le pidió que seleccionara a unos de sus muchachos para que no se presentaran a la desmovilización y estuvieran listos para rearmarse en caso de que todo fracasara, contaron varios desmovilizados a las autoridades.
Entre esos ‘paras’ se encontraba Omar David Celedón Calderón conocido con el alias de ‘Cocoliso’, que había entrado al frente de las Auc en Valledupar cuando solo tenía 13 años. Primero fue patrullero y a los pocos años se convirtió en uno de los más temidos sicarios de las Auc en La Guajira, Villa Germania, Bosconia y Valledupar. David Hernández Rojas, el segundo al mando de ‘Jorge 40’, alias ‘39’ le ordenó entre otros crímenes matar al profesor indígena Óscar Montero (abril de 2004) quien era hermano de uno de los guerrilleros que secuestró a la ex ministra Consuelo Araújo Noguera.
Según lo planeó ‘Jorge 40’ mientras se preparaba para la desmovilización oficial de sus hombres, convocó clandestinamente a ‘Cocoliso’ y otros jóvenes y puso a ‘101’ a que anotara sus datos en una libreta y escondiera un arsenal en fincas que les habían usurpado a los campesinos de La Meza. “El que se inscriba y no vaya, lo autorizo para que le dé ‘pistola’”, le dijo el ‘papa Tovar’ a ‘101’.
A los quince días de este episodio, veinte fueron los convocados a presentarse a La Meza. Allí les informaron que comenzarían a rearmarse pero que tenían que negar cualquier vínculo con ‘Jorge 40’. A otros como Daniel de Jesús Berrocal Polo alias ‘Franklin’, lo fueron a buscar a su natal Montería para que se presentara de inmediato a Valledupar. Al llegar lo llevaron a una casa de la Fundación Manos Unidas y le advirtieron que si alguien preguntaba por su trabajo tenía que responder que hacía parte de un proyecto productivo en La Meza, dijo un desmovilizado que está colaborando con la justicia.
Les dijo que irían a fincas que la organización tenía en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta, en las queManos Unidas había implementado “granjas integrales autosostenibles” donde trabajarían con otros desmovilizados del Bloque Norte. Patrullarían sin uniforme y sin armas a la vista. Esa sería su fachada.
‘Jorge 40’ designó como su sucesor a Darío Laino Scopetta, un ganadero y empresario que se había desmovilizado con él, pero que quedó en libertad porque no tenía ningún proceso pendiente con la justicia, ni se acogió al proceso de Justicia y Paz. ‘101’ se encargó de la organización militar, mientras que Luz Dary Castrillón Salazar alias ‘la Tía’ y Aura Rosa Durán Plata alias ‘La Doctora’, empezaron a manejar las extorsiones y otros negocios ilegales del grupo, dijo un desmovilizado a la Policía.
‘La Tía’ era reconocida en las Auc porque en varios municipios del Caribe, a donde aparentemente hizo acuerdos clandestinos con ARS y empresas de todo tipo para que éstas le giraran a las autodefensas un 12 por ciento sobre cualquier contrato que firmaran. Hoy la justicia la investiga por posibles delitos contra la administración pública, celebración indebida de contratos, prevaricato, interés indebido a favor de terceros, conformación de grupos ilegales y posible complicidad en el tráfico de armas y narcóticos.
Laino solo fue el jefe de la nueva banda hasta diciembre de 2006 cuando las autoridades lo capturaron porque ya tenía investigaciones por tráfico de armas y concierto para delinquir. En reemplazo de Laino llegaron los ‘Mellizos’ Miguel Ángel y Víctor Manuel Mejía Múnera quienes se aliaron con ‘Jorge 40’, quien siguió desde la cárcel dando órdenes, según le contó a las autoridades un miembro del grupo que está colaborando con las autoridades.
A ‘Cocoliso’ lo designaron como jefe de seguridad de ‘101’, pero además de su protección le encargaron manejar una agenda con los contactos políticos y financieros en Cesar de las nuevas autodefensas, dijo el mismo paramilitar a las autoridades.
Otro grupo de 200 hombres fue conducido a la Sierra Nevada de Santa Marta a un reentrenamiento. “Nos llevaron a un punto más arriba de Santa Marta llamado Puerto Nuevo en la entrada a un pueblo que se llama Machetes, de allí a Casa Sola donde nos recibió un comandante que había estado en el Bloque Catatumbo al que le decían ‘Camilo’ y que había adoptado el alias de Juan Carlos”, contó un ex paramilitar a las autoridades. Allí empezaron a patrullar las veredas Quebrada del Sol, Machetes, Honduras y El Encanto.
Según lo que han podido deducir la justicia, a cambio de una suma millonaria, ‘Jorge 40’ le traspasó el mando de su aparato militar y extorsivo al del narco-paramilitar Miguel Ángel Mejía Múnera alias ‘Pablo Arauca’, uno de ‘Los Mellizos’ que tuvieron su emporio de producción de cocaína y su bloque paramilitar en Arauca. ‘El Mellizo’ mandó entonces a matar a ‘101’, y éste para resguardarse se entregó a las autoridades.
Los ‘Mellizos’ Mejía nombraron como jefe del grupo en reemplazo de ‘101’ a Rodrigo Romero Regino alias ‘Pedro’, quien había pertenecido al Bloque Centauros y llegó a Valledupar, en parte, por sus nexos con Miguel Ángel Mejía Múnera alias ‘El Mellizo’.
Sin embargo, según investigaron los fiscales, el grupo no quedó del todo desligado de ‘40’, pues éste permanecía al tanto de lo que hacía ‘El Mellizo’ a través del enlace alias ‘Tomás’. “’El Mellizo’ le comentaba lo que iba a hacer con el nuevo grupo y ‘Tomás’ le comentaba eso al abuelo (‘Jorge 40’) y él decía si se podía hacer o no”, dijo otro ex paramilitar a un organismo de inteligencia.
Después de la deserción de ‘101’, ‘El Mellizo’ envió 25 hombres a la Fundación Manos Unidas en Valledupar para que posaran como trabajadores en el caso de que fueran investigados por la Policía.
En el centro del Cesar el grupo que heredóel poder paramilitar tenían por jefe a un alias ‘Mario’, y de segundo, aparecía Javier Urango Herrera alias ‘Chely’. En Valledupar, quienes siguieron delinquiendo respondían órdenes de alias ‘Pedro’ y lo acompañaban Jorge Luis Padilla alias ‘Marcos’ y Giovanny Waldir Ustáriz Martínez alias ‘Alfredo’.
Las fachadas
Según documentos del expediente de los ‘Gaitanistas’ a los que tuvo acceso VerdadAbierta.com, la intención de ‘Jorge 40’ era que su organización continuara en la región, controlando el tráfico de droga, la extorsión y otros negocios ilegales. Incluso, en una conversación de ‘Jorge 40’ con ‘don Antonio’, le pide que le informe sobre las zonas vulnerables dejadas por las autodefensas para evitar ataques o la entrada de enemigos.
Algunos de estos paramilitares vueltos Gaitanistas, según han podido verificar las autoridades, se convirtieron en miembros de una red de cooperantes del Ejército. “Esta red fue utilizada como fachada o sofisma de distracción para que los desmovilizados que luego pertenecieran a la banda emergente presumieran su legalidad en desarrollo de dicha función o como trabajadores de las fincas ubicadas en los sectores de injerencia del nuevo grupo ilegal o de propiedad de los ganaderos y comerciantes que voluntariamente los irían a apoyar”, dice uno de los informes conocido por VerdadAbierta.com.
Para poder camuflar sus actividades y obtener recursos de finqueros, los Gaitanistas patrullaban en haciendas que habían ocupado como El Mamón, La Chava, Las Flores, Los Planos, Mérida, Los Cielos, La Villa y El Limbo (todas en el centro de Cesar).
“Teníamos acuerdos con personal del ejército para que nos dejaran subir (a los campamentos de la Sierra Nevada) armamento y circular libremente. Además había una mujer que llevaba y traía mensajes del Batallón (La Popa)”, dijo un paramilitar de la banda que decidió colaborar con la justicia tras el asesinato de su esposa a manos de sus compañeros.
Así en 2008, varios nuevos frentes de los herederos del paramilitarismo ya rondaban por el campo y algunas ciudades del Cesar, entre ellas el mismo Valledupar.
Preparándose para la cárcel
A juzgar por los hallazgos de las autoridades, ‘Jorge 40’ estaba pensando asegurarse las fuentes de dinero que le dejaría el lucrativo negocio criminal que había montado antes de desmovilizarse.
Además de las actividades delincuenciales, como las rentas de fincas despojadas a campesinos, de cobros extorsivos a alcaldías, gobernaciones, comerciantes, empresarios y ganaderos, la organización de ‘Jorge 40’ creó entidades que obtuvieron contratos legales con entidades del Estado. Una de estas entidades fue Abastecemos, una tienda de abarrotes que suministraba alimentos a madres comunitarias del ICBF, y cuyo representante legal era Levy Hernández, hermano de David Hernández Rojas,o alias 39 quien fuera segundo al mando de ‘Jorge 40’.
Autoridades judiciales confirmaron que se investigan los nexos que pudo haber tenido el ex director del ICBF en Cesar, Alfredo Barreneche Aaron (hoy prófugo de la justicia con orden de captura por una investigación por concierto para delinquir), sospechoso de haberle entregado contratos a Abastecemos, para venderle alimentos a todas las asociaciones de madres comunitarias en Valledupar y municipios aledaños, a sabiendas de que una parte del dinero girado iba a dar a las arcas de los paramilitares.
La Fundación Manos Unidas, que como se ha visto, la justicia dilucidó que era otro frente para camuflar el grupo de ‘40’ que no se desmovilizó, también presentó a la Gobernación de Cesar un proyecto para una granja auto sostenible en la que participarían desmovilizados del Bloque Norte.
Años antes, David Hernández Rojas alias ‘39’ había presionado para que se nombrara a Aura Rosa Durán Plata alias ‘La Doctora’ o ‘Sandra’ como gerente de la empresa que manejaba el mercado público de Valledupar (Mercaupar).
Durán había trabajado con los ‘paras’ administrando una empresa comercializadora de gasolina en San Juan de Cesar, Guajira, llamada Ayatawacoop y que, según el testimonio de una fuente a las autoridades, se encargaba del tráfico de gasolina de Venezuela a Colombia. “Ese negocio se acabó porque comenzó el control por parte de Ecopetrol”, dijo la fuente.
Otras empresas del paramilitarismo cesariense fueron Fundebi, creada por alias ‘Tolemaida’ en La Jagua de Ibirico, que capturó recursos de este municipio, millonario en regalías carboneras, para su organización, bajo la fachada de que iban destinados a comedores comunitarios, atención a niños y adultos mayores.
Más financiadores
Otra de las tareas clandestinas que siguieron haciendo los nuevos paramilitares llamados Gaitanistas, fue la de seguir prestándole seguridad a algunas empresas de la región, a cambio de financiación.
Varios desmovilizados han declarado que se reunieron varias veces con ganaderos e industriales para firmar nuevos pactos de protección. Un ex paramilitar aseguró que una de las reuniones se hizo en la finca de Alfonso ‘Poncho’ Zuleta, a un costado del río Guatapurí a pocos kilómetros de Valledupar, y asistieron ‘Pedro’ y otros de sus secuaces. Por estas declaraciones, la Fiscalía expidió una orden de captura contra el músico el 9 de enero de 2010, pero que fue suspendida porque Zuleta aseguró que estaba dispuesto a colaborar con la justicia para desvirtuar todos estos señalamientos.
Para ‘Poncho’ Zuleta lo que hicieron con librarle una orden de captura fue una injusticia, “nadie está exento de que lo involucren, como a mí, en cosas injustas, infaustas; como el caso mío que fue una cuestión totalmente injusta y yo diría que un poco infame”.
Según el pacto, los Gaitanistas se harían pasar por trabajadores de las fincas y a cambio les prestarían seguridad. Los finqueros les daban dinero para comprar armas y munición.
El grupo urbano se dedicó al sicariato y al cobro de cuentas, pero empezó a desbaratarse cuando alias ‘Cocoliso’ fue capturado en noviembre de 2008 y decidió colaborar con la justicia. Fue así cómo los investigadores lograron encontrar caletas con armas, fosas comunes y capturar a más de 30 personas, entre sicarios, extorsionistas, testaferros e incautar casas y fincas que pertenecían a las autodefensas. Gracias a esta colaboración, también lograron identificar a miembros del DAS, la Policía, el Ejército y funcionarios que colaboraron con ellos, y además empezaron a procesar a empresarios y dirigentes a quienes se les investiga por la financiación y conformación de grupos paramilitares.