En una versión libre que busca esclarecer la masacre de Mapiripán, Salvatore Mancuso habló sobre los nexos con militares y empresarios para entrar a los Llanos Orientales.
Salvatore Mancuso fue jefe militar de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, y luego jefe del Bloque Catatumbo. Foto archivo Semana |
Aunque aclaró que los Llanos Orientales no fueron zona de su injerencia, el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso dijo que sí estuvo en una reunión realizada a finales de 1996 o principios de 1997, en la que participaron varios jefes paramilitares y el esmeraldero Víctor Carranza para planear la entrada de las Auc a esta región del país. En su relato dijo que contaron con el apoyo de dos altos mandos del Ejército en el Urabá, entre ellos, el general (r) Rito Alejo del Río.
Mancuso ya había hecho estas confesiones en Justicia y Paz, pero el lunes 5 de diciembre de 2011 contó más detalles a la Fiscal 30, que desde hace varios meses reconstruye la masacre de Mapiripán, Meta, ocurrida en julio de 1997 y que desde hace un mes se volvió un tema polémico después de que el organismo investigador encontró que ocho víctimas beneficiadas con el fallo de la Corte Interamericana no fueron asesinadas o desaparecidas en esa masacre.
Desde una cárcel en Washington, Estados Unidos, a donde fue extraditado en mayo de 2008 por cargos de narcotráfico, Mancuso contó que la reunión para planear la incursión a los Llanos fue en el Urabá, en un sitio conocido como La Rula, y en la que participaron los máximos jefes de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, Carlos y Vicente Castaño, así como el entonces entrenador de las autodefensas Carlos Mauricio García alias ‘Rodrigo Doble Cero’, el empresario de las esmeraldas Víctor Carranza y él como jefe militar de las Accu.
“Esa fue una reunión citada por Castaño. Carranza tenía autodefensas en el norte del país y la idea era expandirlas hacia el sur, y unificar las reglas para combatir la subversión. Carranza llegó en un helicóptero hasta La Rula, una zona montañosa del Urabá. Ya había unos grupos de autodefensa que controlaban el sur de Bolívar y Atlántico, principalmente sobre la Troncal del Caribe, donde se paraba a toda la gente para saber si tenían vínculos o no con la guerrilla. Hablamos de que se necesitaban autodefensas en los Llanos porque la guerrilla estaba enviando refuerzos a esa zona para recuperar terreno”, dijo Mancuso.
-“¿Qué sabe usted de Los Carranceros?”, le había preguntado la Fiscal 30 al comienzo de la versión.
-“Esa es una pregunta bastante complicada”, respondió el ex jefe paramilitar.
Al comienzo de su relato, Mancuso dijo que Los Carranceros eran los paramilitares de Víctor Carranza y que el empresario era representado principalmente por Humberto Castro, Juan de Jesús Pimiento alias ‘Juancho Diablo’ y Pablo Elías Delgadillo alias ‘Ulises Mendoza’. “En la reunión que se hizo en La Rula, Carranza nos dijo que nos apoyaba en la incursión pero que nos entendiéramos con sus representantes. Luego se fue en el helicóptero”, dijo Mancuso.
El ex jefe paramilitar agregó que otro de los cómplices de Carranza era José Baldomero Linares alias ‘Guillermo Torres’, ex jefe paramilitar de las Autodefensas Campesinas de Meta y Vichada, que en que la zona son conocidas popularmente como Los Carranceros.
“La incursión no iba para Mapiripán’
En su relato, Mancuso dijo que el pueblo de Mapiripán, Meta, no estuvo inicialmente dentro de los planes de incursión de la Casa Castaño. “Se habló de Caño Jabón y Puerto Alvira, en Meta, y de Barranco de Minas, en Guainía”, dijo el ex jefe paramilitar.
Según Mancuso, la Casa Castaño les ordenó a varios de los jefes paramilitares seleccionar a los mejores hombres de sus filas. Es decir, a aquellos que llevaran varios años en combate. “A mí me pidieron diez”. El ex jefe paramilitar contó que algunos fueron llevados a La 35 y Las Tangas, dos fincas de entrenamiento de los Castaño, y que luego se los enviaron al Urabá a Raúl Emilio Hasbún alias ‘Pedro Bonito’. “La idea era que recibieran entrenamiento en una zona difícil donde hubiera combates con la guerrilla, porque eso en los Llanos iba a estar difícil”, dijo Mancuso.
Hasbún, un ex empresario bananero, fue el jefe del Frente Árlex Hurtado del Bloque Bananero en el Urabá, que delinquió en los municipios de Turbo, Apartadó, Carepa, Chigorodó y Mutatá.
Antes de la incursión a los Llanos, en julio de 1997, Mancuso contó que los hermanos Castaño enviaron a la región a Arnoldo Vergara Trespalacios alias ‘Bola de Cacao’ para que hiciera inteligencia. “Él fue el encargado de abrir zona. Lo enviaron como si fuera un comprador de cocaína y así fue como ‘Bola de Cacao’ hizo los contactos”, dijo el ex jefe paramilitar.
Además de la información daba el espía, Mancuso dijo que en los Llanos contaron con la complicidad de un ex militar conocido entre los paramilitares como el ‘capitán Victoria’, que había delinquido en zona urbana de Montería. “Él era el encargado de hacer las coordinaciones con el Ejército y la Policía, y en una reunión escuché que le estaba dando un reporte a Carlos Castaño de los contactos que había en la zona. Él fue un tipo muy importante para conformar el grupo en los Llanos”, señaló el ex jefe paramilitar.
Con la información y la coordinación con los militares, Mancuso contó que los Castaño contrataron dos avionetas que iban a despegar desde Necoclí, en el Urabá antioqueño. Pero debido a lo corta que era la pista, solo una de las aeronaves partió desde allí con las armas, y la otra desde una pista en San José de Apartadó con los paramilitares abordo. El ex jefe paramilitar recordó que uno de esos aviones transportó dinero en efectivo “no recuerdo si eran $400 millones o más, no estoy seguro de la cifra” para comprar coca en la zona.
“Tengo entendido que alias ‘Rodrigo Doble Cero’ se encargó de la parte logística, mientras Freddy Rendón Herrera alias ‘El Alemán’, de las armas”, dijo Mancuso.
-“¿Y cómo hicieron con los permisos para la salida de los aviones?”, preguntó la Fiscal 30.
– “En los aeropuertos hay autoridades y eso se tuvo que coordinar para que no nos fueran a requisar, capturar y quitar las armas. En los sitios donde había fuerza pública siempre se coordinaba. De pronto el encargado de hacer eso fue Carlos Vásquez alias ‘Cepillo Negro’, que hizo el contacto con el general Rito Alejo del Río”, respondió el ex jefe paramilitar.
-“¿Y qué relación tenían con el general Del Río?”, interrogó la fiscal.
-“Rito Alejo era muy amigo de nosotros. Él entraba vestido de militar a donde estuviéramos. Cuando necesitamos hacer operativos coordinábamos y él nos bloqueaba o nos despejaba las zonas”, dijo Salvatore Mancuso.
-“¿Y usted alguna vez entró a la Brigada 17 del Ejército?”, preguntó al Fiscal teniendo en cuenta que Del Río fue comandante de esa brigada, con sede en Carepa, entre 1995 y 1997.
-“Sí, yo entré varias veces”, dijo el ex jefe paramilitar.
-¿Desde cuándo conocía usted al general?, insistió la Fiscal.
-“Yo lo conocía en la Primera División del Ejército en Santa Marta”, respondió Mancuso.
En la versión libre, Mancuso señaló que para la incursión a los Llanos contaron con el apoyo del coronel Jorge Eliécer Plazas, llamado por las Auc como alias ‘Don Diego’, quien para entonces era subalterno del general Del Río como Jefe de Inteligencia de la Brigada 17. En la actualidad, Del Río es investigado por el asesinato del campesino Marino López Mena, ocurrido en febrero de 1997. El coronel Plazas, quien fue condenado a 40 años por el secuestro y asesinato del industrial israelí Benjamín Khoudari en 1998, se fugó de la Escuela de Artillera en 2003.
“Hubo discusiones”
Según Mancuso, los aviones cargados con paramilitares y armas llegaron hasta San José del Guaviare. Sin embargo, dijo que poco supo de los detalles de la incursión porque los Llanos no eran su zona pero que escuchó una conversación entre Carlos Castaño y ‘Rodrigo Doble Cero’.
“Recuerdo que escuché una discusión. Que Castaño le decía que por qué había tantos muertos, si eso no era lo que se había planeado, que los medios de comunicación estaban hablando de más de 40 muertos. Pero ‘Rodrigo Doble Cero’ le decía que eso no era así, que eran menos”, contó Mancuso, explicando que no puede saber cuántas víctimas dejó la masacre de Mapiripán.
-“¿Y por qué cometieron la masacre en Mapiripán si nos dijo antes que ese lugar no había sido mencionado en la reunión”, preguntó la Fiscal 30.
-“No sé bien. Pero creo que a los lugares que tenían planeado llegar, que era Caño Jabón, en Meta, o Barranco Minas, Guanía, la guerrilla estaba avisada y cambiaron de ruta”, dijo Mancuso.
Por videoconferencia, varias víctimas le preguntaron desde Villavicencio a Mancuso sobre las razones y los detalles de la masacre, pero el ex jefe paramilitar respondió que no sabía y pidió perdón en nombre de las Auc y del Estado, por los crímenes cometidos. “Haré todo lo posible por recordar los nombres de los militares de las Fuerza Área que participaron. Es muy difícil recordar en este exilio forzado de mi extradición, sin los medios técnicos y estando lejos de las personas que estuvieron en la zona y conocen los detalles”, dijo.
Sin embargo, afirmó que el grupo de paramilitares provenientes en aviones desde el Urabá, contó en el Meta con el apoyo de Los Carranceros, el grupo de ‘Guillermo Torres’, y con los ‘Buitragueños’, el grupo de Héctor Germán Buitrago alias ‘Martín Llanos’.
Arroyave, el músculo financiero
Durante la versión libre, la Fiscalía le preguntó a Mancuso sobre Miguel Arroyave alias ‘El Arcángel’, quien a partir de 2001 fue el jefe del Bloque Centauros, como se le conoció posteriormente al grupo de las Auc que delinquió en los Llanos Orientales.
Según Mancuso, entre Arroyave y los hermanos Castaño existía una vieja amistad “porque creo que Miguel nació en Amalfi, Antioquia, o por esa zona de donde eran ellos”, dijo. El ex jefe paramilitar contó que después de salir de la cárcel Modelo de Bogotá, Arroyave buscó a los Castaño y les dijo que él quería hacer parte del grupo de las Auc que había en los Llanos.
“Él conocía muy bien esa zona del país y era además conocido por comercializar los insumos con que se procesa la cocaína. Tenía mucho dinero y se convirtió en el músculo financiero del bloque”, dijo Mancuso asegurando que “Arroyave no compró el grupo paramilitar”.
La confesión de Mancuso hace parte del trabajo de investigación que hace la Fiscalía sobre la masacre de Mapiripán. La versión libre continuará el 6 de diciembre de 2011.
*La versión libre es una etapa inicial del proceso de Justicia y Paz, en el que la Fiscalía indaga por hechos y los desmovilizados confiesan los crímenes. Es una etapa preliminar de investigación antes de empezar la fase de juicio ante los Tribunales.