Los gobiernos de estos territorios, que han sido receptores de una gran cantidad de víctimas y excombatientes del Pacífico colombiano, decidieron reactivar y fortalecer sus consejos de paz, para acompañar la implementación del Acuerdo Final alcanzado con la guerrilla de las Farc y construir una sana convivencia.
Pese a que existían desde hace años, la Alcaldía de Cali y la Gobernación de Valle del Cauca, decidieron activar recientemente sus consejos de paz, los cuales tuvieron poca influencia en los últimos años, y de paso los adaptaron para cumplir con los desafíos que demanda un país que está en vía de cerrar una guerra de más de medio siglo de duración.
Esos esfuerzos encuentran respaldo en el Decreto Ley 885 que firmó el presidente de la República, Juan Manuel Santos, el pasado 26 de mayo, el cual reforma la Ley 434 de 1998. Esa norma le dio vida al Consejo Nacional de Paz, pero ahora, con motivo del Acuerdo Final que alcanzaron la administración Santos y la guerrilla de las Farc tras negociar por más de cuatro años en Cuba, se le otorgó el mandato de “asesorar y acompañar al Gobierno en la puesta en marcha de mecanismos y acciones para la convivencia y el respeto de la construcción de paz y la reconciliación”.
Además, dicha misión es proyectada hasta los gobiernos locales y regionales, pues su artículo 13 determina que “las Asambleas Departamentales y Concejos Municipales están autorizados para crear, a iniciativas del respectivo Gobernador o Alcalde, los Consejos Departamentales o Municipales de Paz”. (Ver decreto)
Una vez reformada la Ley 434, la Alcaldía de Cali convocó elecciones entre las organizaciones de la sociedad civil que de tiempo atrás están trabajando en construcción de paz y resolución de conflictos, para elegir a 22 de los 32 miembros que le darán vida al Consejo Municipal de Paz. Las elecciones se realizaron el pasado 1 de julio, y entre ellos fueron escogidos representantes de víctimas, de los corregimientos, de las juntas de Acción Comunal, de las iglesias, de la comunidad LGBTI, de las universidades, de las comunidades étnicas y de diferentes grupos representativos de la sociedad caleña.
Rocío Gutiérrez Cely, secretaria de Paz y Cultura Ciudadana de la capital vallecaucana, explica que el Consejo Municipal de Paz fue reajustado a las características actuales del país, pues las lógicas de hoy en día distan mucho de las de 1998: “Esta decisión se estudió el año pasado, a raíz de la responsabilidad que tenemos con el posconflicto y como capital-región receptora de 189 mil víctimas y 1.500 excombatientes de diferentes grupos armados ilegales; ahora, teniendo en cuenta que el marco del Consejo Nacional de Paz hace una nueva reglamentación, nos dimos a la tarea de volver a formular el decreto del Consejo Municipal de Paz, para establecer estos cambios y así se llevó al Concejo Municipal, para la aprobación del mismo”.
El Consejo de Paz de Cali sesionará cada tres meses y está definido como un órgano de participación ciudadana que aporta a la construcción de paz en los territorios, el cual “busca articular acciones entre la administración municipal y la sociedad civil local, para fortalecer la convivencia y la solución pacífica de los conflictos”. Además de los 22 miembros de la sociedad civil, está integrado por cinco personas de la administración local, tres concejales y dos representantes del Ministerio Público.
El pasado martes fue instalado formalmente en el Teatrino del Teatro Municipal y el alcalde Maurice Armitage les tomó juramento a los consejeros asistentes. Durante su presentación, cada uno tomó la palabra para explicar los procesos que impulsarán desde esa corporación para construir paz y reconciliación.
Al respecto, la secretaria Gutiérrez destaca la manera abierta y democrática en la que se escogió a la mayoría de los integrantes del Consejo Municipal de Paz, e insiste que es reflejo del accionar de la administración municipal, que “desde un inicio ha hecho explícita su intención de trabajar de manera rigurosa y concentrada en la construcción de paz, no sólo desde la perspectiva de apoyar la implementación del Acuerdo Final en elterritorio, sino, sobre todo, de garantizar condiciones de reconciliación”.
Consejo Departamental de Paz
Por otro lado, la administración departamental, en cabeza de la gobernadora Dilian Francisca Toro, reactivó su consejo en junio del año pasado, con motivo del plebiscito refrendatorio del 2 de octubre, en el que se les consultó a los colombianos si aprobaban o no, el acuerdo al que se llegó con la guerrilla de las Farc para la terminación de ese conflicto armado. Esa instancia llevaba años sin ser convocada y su primera tarea fue difundir los acuerdos alcanzados en La Habana y promover la votación por el Sí.
Fabio Cardozo, quien está al frente de la naciente Secretaría de Paz Territorial y Convivencia -entidad creada para tratar la implementación del Acuerdo Final- y Asesor de Paz del departamento en varias ocasiones, explica que los lineamientos de este nuevo consejo también fueron actualizados, consensuados con la Asamblea Departamental y “resume el mosaico de la sociedad de Valle del Cauca”
Asimismo, agrega que desde ese espacio “están perfilando una propuesta de modelo de gestión territorial para la paz, que no es otra cosa que la política de paz del departamento, que tiene varios compones: derechos humanos; víctimas; generación condiciones para contribuir a la reivindicación del campo de los sectores golpeados por la guerra, que llamamos Territorios Productivos para la Paz o la nueva economía de la paz”. Y concluye que “es una apuesta desde Valle del Cauca, que interpela y lee los puntos de los acuerdos, en medio de una coyuntura histórica, que ratifica nuestro compromiso con la paz”.
Aunque para la elección de sus integrantes no se hizo una votación popular, el Consejo Departamental de Valle del Cauca también es pionero en su conformación, pues con motivo de la dejación de armas de las Farc, la Gobernación le otorgó dos escaños permanentes a ese grupo subversivo que está en tránsito hacia la legalidad. Ese será el primer espacio de participación política que tendrán los excombatientes de esa guerrilla con motivo del acuerdo de La Habana.
Al respecto, Cardozo señala que esa “decisión tiene que ver con el hecho histórico de la dejación de armas y su compromiso de construir paz desde la civilidad y su conversión en una fuerza política legal. Apostamos en esa dirección, generando una institucionalidad para la paz y espacios para facilitar su proceso de reincorporación política. A través de acciones de esta naturaleza y de arroparlos con nuestra institucionalidad, también estamos ofreciendo garantías, condiciones y respaldo para que ellos puedan ejercer como una fuerza política en construcción. No podemos permitir que en Colombia se repitan aciagas experiencias como las de la UP”.
El próximo 1 de agosto, cuando termine la fase de dejación de armas, las Farc nombrarán a sus dos integrantes que los representarán en el Consejo Departamental de Paz y que sumarán esfuerzos para la reconciliación de este departamento que tiene grandes heridas producidas por su accionar en armas. (Ver: Consejo Departamental de Paz en el Valle del Cauca, el primero en el país en incluir a delegados de las Farc)
Por otro lado, el Consejo Departamental buscará articulase con el Municipal para trabajar en la construcción de paz de las urbes. “Queremos ayudar desde Cali, para pensar una paz territorial urbana, que es una ausencia que tiene el Acuerdo Final, pues estuvo pensando prioritariamente en cómo construir una paz desde el campo hacia los distintos puntos cardinales del territorio nacional. Sin embargo, en él también se dan pautas para pensar una paz territorial desde las urbes y queremos hacerlo desde Cali, para que se traduzcan en políticas de gobierno”, explica el secretario Cardozo.
La reactivación de estos Consejos de Paz, sumados a otras iniciativas como la de unos universitarios que le envían cartas de ciudadanos a los guerrilleros concentrados en las zonas veredales, o la de los Gestores de Cultura Ciudadana y Paz de Cali, en la que víctimas, desmovilizados y personas en condición de vulnerabilidad trabajan de la mano por la reconciliación, demuestran que esta región apuesta fuertemente por la construcción de una paz integral y duradera.