En Ituango aún no se consolida la tranquilidad

      

En lo corrido del año se han presentado varios hechos que van desde aumento del microtráfico de sustancias ilícitas hasta el arribo de nuevos actores armados ilegales. La alteración del orden público preocupa a sus habitantes, a quienes los embarga más la zozobra que la esperanza.

En el casco urbano de Ituango ya comienzan a advertirse pequeñas alteraciones de orden público, principalmente por casos relacionados con microtráfico, situación que también preocupas a las autoridades civiles. Foto: Juan Diego Restrepo E.“Los paramilitares se están tomando Ituango”. La advertencia la formulan organizaciones campesinas y sociales de este municipio del norte de Antioquia que vive una tensa situación de orden público por cuenta del ingreso de nuevos actores armados ilegales a una región que, en el pasado, fue uno de los más férreos bastiones militares y políticos de la guerrilla de las Farc, ahora convertida en partido político. Los últimos hechos que perturbaron la tranquilidad de las comunidades campesinas se registraron la semana pasada.

Según integrantes del Proceso Social de Garantías para la Labor de Líderes y Defensores de Derechos Humanos en Antioquia, plataforma que aglutina a cientos de organizaciones sociales, comunitarias y campesinas en ese departamento, el pasado 5 de octubre un piquete de hombres que portaban armas cortas y largas, vestían sudaderas y camisetas camufladas y se identificaron como integrantes de las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) reunió a los habitantes de la vereda Filadelfia del corregimiento El Aro, mientras otro grupo de hombres vigilaba el encuentro a la distancia, desde la cordillera.

Tan sólo 48 horas después, los ilegales fueron vistos en la vereda San Luis, donde, dicen los labriegos, su presencia es constante. De acuerdo con las denuncias, los ‘gaitanistas’ indagan con los habitantes los problemas veredales, de seguridad y de comportamiento que allí suceden e intentan imponer su propio sistema de justicia. También ejercen como único regulador de los cultivos de uso ilícito en la zona.

De la siembra de hoja de coca dependen cientos de familias campesinas que, tras la salida de las Farc del territorio, decidieron apostarles a los planes de sustitución voluntaria que actualmente adelantan gobierno nacional y la Gobernación de Antioquia. Sin embargo, según pudo establecer VerdadAbierta.com, ‘los gaitanistas’ vienen amedrentando a los labriegos para que no participen en las iniciativas de sustitución y son ellos quienes dicen a quién hay que venderle la pasta base.

No se trata de un asunto nuevo. Según integrantes del Proceso Social de Garantías, “desde hace cuatro meses se han observado más de 15 hombres fuertemente armados en las veredas La Rica, El Torrente, El Tinto, San Luis y Filadelfia del corregimiento El Aro. Están requisando las viviendas en busca de armas, cocinan y pernoctan en las mismas sin que los campesinos puedan realizar ninguna objeción al respecto”. Este grupo, según la denuncia, estaría al mando de alias ‘Ferney’. (ver más en: Los ‘gaitanistas’: ¿detrás del fortín de las Farc en Ituango?)

Lo que cuestionan los voceros del Proceso Social de Garantías, es que justo en inmediaciones del corregimiento El Aro existe una base militar del Ejército Nacional para garantizar la seguridad en la zona, hasta hace poco controlada militarmente por las Farc, pero, “no obstante, van cuatro meses con presencia permanente y cercana de este grupo al margen de la ley sin que el Ejercito haga nada al respecto para proteger la vida de los campesinos de una región fuertemente golpeada por la violencia y sobre la que se avecina una fuerte revictimización”.

Microtráfico: nuevo flagelo

Líderes de la región advierten que el proceso de sustitución de cultivos ilícitos en Ituango será bastante complejo dado el interés de otros grupos armados en el control de estos. Buena parte de la hoja de coca sembrada en este municipio se encuentra en territorio del Parque Nacional Natural Paramillo. Foto: Ricardo Cruz.El alcalde de Ituango, Hernán Álvarez, explicó que “en este momento la Fuerza Pública se encuentra haciendo un barrido en la zona del (corregimiento) El Aro para tratar de establecer qué está pasando allí. Igualmente, el proyecto Hidroituango mantiene vigilancia permanente, especialmente en esa zona. El municipio sí está viviendo una especie de zozobra, pero la fuerza pública nos ha brindado un acompañamiento importante”.

A juicio del burgomaestre: “el municipio cuenta con una presencia importante de Fuerza Pública. Ha habido un buen acompañamiento, principalmente en Santa Lucia, donde se encontraba la Zona Veredal (de Tránsito y Normalización), y que ahora es zona de pedagogía y capacitación”. El mandatario también destacó el compromiso de las Farc con la implementación de los acuerdos tras señalar que: “hasta el momento no tenemos ese fenómeno de disidencias aquí en el municipio. Al principio de año desertaron unos guerrilleros, pero fueron muy pocos en comparación de lo que ha sucedido en otras partes del país”.

Pero, para Edilberto Gómez, integrante de la Asociación de Campesinos de Ituango (Ascit), el deterioro de la seguridad que hoy experimenta esta localidad justo en el año en que la guerrilla de las Farc dejó por completo sus armas –que durante décadas fue ‘Dios y Ley’ en este pueblo–, obedece a la lentitud con que las entidades estatales han venido copando los espacios abandonadas por este grupo insurgente.

“Hoy tenemos una serie de nuevos actores armados en el municipio. Por el lado de (corregimiento) Santa Rita están llegando los ‘elenos’, por la parte de La Granja están los llamados ‘gaitanistas’ o Clan del Golfo”, explicó Gómez, quien añade que lo que más preocupa a los ituanguinos es la presencia en el municipio de miembros de bandas criminales de Medellín como Pachelly, que delinque particularmente en el municipio de Bello.

La presencia de los Pachelly, que comenzó a ser advertida por los habitantes del pueblo desde el año pasado, podría guardar estrecha relación con el incremento del microtráfico en el casco urbano, situación que también ha aumentado los hechos de violencia y los homicidios en el municipio. “Este año ya se han presentado diez asesinatos, casi todos en el pueblo y casi todos relacionados con problemas de microtráfico. El aumento en el consumo de drogas entre los jóvenes es muy evidente”.

Precisamente, en agosto pasado, organizaciones sociales de Ituango denunciaron las amenazas de las que fue víctima una docente de la institución educativa Pedro Nel Gómez por denunciar una red de microtráfico a su interior. Días después se conoció la salida forzada del municipio de por lo menos 70 jóvenes, estudiantes tanto del Pedro Nel Gómez como del Colegio PIO X, también por problemas relacionados con el microtráfico de estupefacientes. (ver más en: Ejercicio docente en Antioquia, en alto riesgo)

“Con el Acuerdo de Paz, el gobierno se comprometió con unas cosas, pero no está cumpliendo”, agregó Gómez, quien señala que, en el caso particular de Ituango, “el gobierno se comprometió a enviar más Fuerza Pública para copar los territorios que dejaron las Farc. Pero eso no está ocurriendo. Tenemos Policía y Ejército en el casco urbano, pero lo necesitamos en las zonas más alejadas, en las zonas rurales, donde no tenemos nada”.