En su primera aparición ante un fiscal de Justicia y Paz, Óscar Ospino Pacheco, alias ‘Tolemaida’, contó que sus hombres cuidaban un trayecto del oleoducto y se aseguraban de que solo ellos fueran los que robaran gasolina.
Según contó el ex jefe paramilitar, entre Chiriguaná y Codazzi había cinco válvulas ilegales en el oleoducto que eran utilizadas por ladrones de gasolina. Un funcionario de la refinería de Barrancabermeja se reunió con ‘Tolemaida’ para que cuidara la tubería e impidiera el pimpineo, pero les avisaba los días y horas de bombeo para que extrajeran gasolina. Los paramilitares cobraban impuesto por el hurto.
El robo continuo de gasolina al oleoducto se hacía no sólo con la autorización de Ecopetrol sino que funcionarios de la misma empresa informaban al exjefe del frente Juan Andrés Álvarez, alias ‘Tolemaida’, los días en que iban a bombear para que pudieran robar el combustible con seguridad.
La revelación fue hecha el martes 25 de mayo por el mismo Ospino Pacheco en versión libre ante un Fiscal de Justicia y Paz en Barranquilla. El oleoducto sufría un robo continuo a través de válvulas clandestinas de parte de diferentes bandas criminales que robaban gasolina para revenderla a las estaciones de gasolina.
En la zona en la que delinquía el frente Juan Andrés Álvarez, los municipios de Bosconia, La Jagua de Ibirico, El Paso, Chiriguaná, Becerril, Codazzi y la Trocha de Verdecia, corregimiento de La Paz éste último, había cinco válvulas clandestinas según contó alias ‘Tolemaida’, y los ladrones le pagaban al grupo dependiendo la cantidad de gasolina o combustible hurtado. Si llenaban una tractomula, pagaban un impuesto de cinco millones al frente y si eran camiones más pequeños les cobraban dos millones de pesos.
Ante el robo continuo de gasolina y otros derivados de petróleo bombeados desde la refinería de Barrancabermeja, funcionarios de la empresa, a quien no identificó, le pidieron al grupo paramilitar que los ayudaran “a controlar el tubo y ellos nos avisaban cuándo iban a bombear nafta, gasolina o cualquier otro derivado”.
La fiscal le preguntó a Tolemaida si ellos vigilaban el tubo del oleoducto a petición de Ecopetrol. El exparamilitar dijo que ellos cuidaban los puntos de extracción ilícita y el combustible que se sacaba era única y exclusivamente con la autorización del grupo. Tolemaida mencionó al empresario Jorge Riaño Mazenet como uno de los presuntos comercializadores de gasolina. Parte de ese combustible, dijo, se iba para el sur de Bolívar y otra parte para El Carmen de Bolívar y otros municipios de los Montes de María.
La perforación al tubo era semanal y los que se conectaban lo hacían con autorización del frente Juan Andrés Álvarez. El que se conectara sin permiso, lo asesinaban. Una de las preocupaciones de Ecopetrol, según informó Ospino, era evitar ‘el pimpineo’, la distribución al menudeo, que había provocado un caos enorme y daños incalculables a la tubería. Nuevamente la fiscal le preguntó si era un negocio del grupo paramilitar, a lo cual contestó diciendo que no, que eran personas naturales que tenían sus camiones a quienes el grupo paramilitar cobraba un impuesto por robarse la gasolina. “Nosotros lo que hacíamos era controlar el robo entre Chiriguaná y Bosconia’, territorio bajo control del grupo paramilitar. Los puntos donde estaban las válvulas ilegales eran las zonas conocidas con los nombres de Casa de Cinq, Trocha de Boca de Tigre y Cuatro Vientos.”
El robo continuo de gasolina se debía a que los ladrones de gasolina obtenían información de antemano de funcionarios de Ecopetrol y ya cuando le pidieron al grupo paramilitar que controlara la extracción, le avisaban al grupo los días y horas del bombeo. Ante una pregunta de la fiscal si los funcionarios de Ecopetrol eran ajenos al grupo y en qué consistía la concertación entre estos y los paramilitares, Tolemaida dijo que los funcionarios no tenían nada que ver con el grupo armado, pero que mantenían un contacto permanente con un funcionario de la refinería de Ecopetrol en Barrancabermeja que les informaba sobre los días y horas de despacho de combustible por el oleoducto para que se conectaran. Incluso, Ecopetrol les facilitaba unos químicos para optimizar la calidad de la gasolina y las reuniones se hacían en una finca en la zona donde operaba el frente comandado por Ospino. Hacer una válvula resultaba -según Ospino-, muy fácil.
Incluso, afirmó, funcionarios de Ecopetrol les informaba que no se conectaran todos los extractores de combustible al mismo tiempo, porque la presión bajaba. Es decir, nose permitía que se abrieran todas las válvulas al mismo tiempo. En un mes los ladrones de gasolina podían sacar hasta diez tractomulas y el impuesto que el grupo ilegal cobraba le servía para pagar su nómina de patrulleros, que llegó a estar conformada por casi 400 hombres armados, entre esos, según afirmó, había ocho grupos de contraguerrilla y el encargado de las finanzas de su frente se llama Manuel Gregorio Gutiérrez Gutiérrez, quien se encargaba de cobrar los aportes a los propietarios de plantaciones de palma ($30.000), y diez mil pesos por cada hectárea dedicada a la ganadería.
Existía en la organización otro grupo encargado del contrabando de gasolina desde Venezuela, el cual se encontraba bajo el mando directo de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40 y el encargado era José Orozco, alias ‘El Pollo’, a quien conoció en Valledeupar porque se lo presentó alias ‘Fabián’ como el ‘comisionado del negocio de la gasolina. A alias ‘El Pollo’, un arquitecto vallenato, lo conocen como el constructor del hospital de San Ángel. Ese negocio de la gasolina se manejaba en La Guajira y el norte de Valledeupar, pero que su frente no recibía recursos provenientes de la gasolina de contrabando.
Torturado en Venezuela y extraditado
Oscar José Ospino Pacheco, alias Tolemaida, nació en Plato, Magdalena, y terminó el bachillerato en el Liceo Ariguaní, de El Difícil. En esta, su primera versión, dijo que fue capturado en Venezuela en diciembre del año pasado y extraditado a Colombia, que las autoridades policiales del vecino país lo torturaron durante cinco días en diciembre y le pidieron dinero para dejarlo en libertad. Que se había ido para Venezuela porque tuvo conocimiento que las bandas emergentes querían matarlo.
Cuando lo detuvieron en Los Teques, Venezuela, estaba negociando su entrega y por eso lo capturaron, porque siguieron unos correos. Dice que al momento de su captura no estaba armado ni portaba documentos falsos, porque tenía la nacionalidad venezolana, pero que en alguna ocasión utilizó una falsa identidad con el nombre de Luis Fernando Castrillo Jaraba. Afirmó que es muy fácil conseguir documentos falsos, que él se presentó con sus padres (falsos padres), entregaron documentos falsos y obtuvo una identificación sin mayores problemas.
En su paso por el Bloque Norte al cual perteneció desde su fundación en el año 1996, conoció a Jorge Gnecco (q.e.p.d.), como fundador de un grupo paramilitar que antecedió a las autodefensas unidas, que fue muy amigo de Salvatore Mancuso, quien se hospedaba en su casa cuando iba a Valledeupar. En esa época, dijo, el delegado de Mancuso era Santiago Tobón, quien también fue financiero. La fiscal le preguntó por la relación entre Hugues Rodríguez y Federico Sáenz con el grupo armado, y dijo que se trataba de ganaderos a los que la guerrilla persiguió y Rodríguez, dijo era el más rico de los ganaderos.
Al final de la tarde la fiscal le preguntó acerca de las relaciones del grupo con autoridades municipales y departamentales, participación en elecciones y vín con miembros de la fuerza pública, pero pidió a la fiscal que esa parte le permitiera ‘complementarla’ y contarla en próxima versión porque la tiene ‘muy escueta’, pero reconoció que el frente era militar – político y que lograron avanzar hasta la Serranía del Perijá.
También aceptó que había “acercamientos con comandantes de turno de policía en los municipios, pero que no con comandantes de Brigada porque en su zona no había sino Batallones de alta montaña”. Acerca de los pagos o sobornos a servidores públicos, dijo que cada comandante de los grupos urbanos en los municipios donde el frente cometía actividades criminales, cada comandante tenía manejo de su zona y Felipe, el coordinador general del Bloque Norte y hombre de confianza de Jorge 40 se encargaba de todo. A la versión, que fue colectiva, asistieron también Jhonatan David Contreras Puello, Jader Luis Morales Benítez, Javier Ernesto Ochoa Quiñonez, Jaime Marabith Pérez Pérez, Sixto Arturo Fuentes Hernández, Amaury Gómez Ramos y Alcides ManuelMattos Tabarez, alias ‘El Samario’, subjefe del Frente Juan Andrés Álvarez, frente que al momento de la desmovilización en marzo de 2006 llegó a tener casi 500 hombres en armas.