La aseveración la hace una joven guerrillera que purga una condena en prisión de 78 meses. Ella aspira a que en el proceso que adelanta ese grupo subversivo con el gobierno nacional se le reconozca como Gestora de Paz, así esté sentenciada. En su visión crítica asegura que debe haber una inclusión generacional en el mando central de este grupo guerrillero.

Pasa sus días leyendo, hablando con otras internas y, a veces, se refugia en el silencio. Así ha vivido Camila Botero los últimos nueve meses en la cárcel del Buen Pastor, en Bogotá, luego de que fuera capturada por autoridades policiales en su casa en Pereira tras sindicarla de hacer parte del Frente de Guerra Occidental de la guerrilla del Eln.

De 31 años de edad y con formación universitaria, fue judicializada y condenada el pasado 9 de noviembre a 6 años y seis meses de prisión por los delitos de concierto para delinquir agravado, rebelión y falsedad material en documento público. Ella admitió su responsabilidad en la gestión de un aporte de 23 millones de pesos ante los mandos de esa estructura guerrillera para financiar a las llamadas ‘Primera Línea’ de las ciudades Cali, Medellín y Pereira, durante el estallido social de 2021.

¿Y se arrepiente de esa gestión? “No, para nada”, contestó a una pregunta de este portal. “Me arrepiento de hacer mal las comunicaciones, pero me sostengo en que a la gente que se rebela justamente toca apoyarla como se pueda y que la responsabilidad histórica del momento por parte del Eln era que a esas personas no las siguieran masacrando. Las estadísticas y datos de los abusos, torturas y asesinatos por parte del Estado me dan la razón”.

Buena parte de sus reflexiones se enfocan en lo que viene ocurriendo con las personas detenidas políticas en las cárceles del país y con la organización alzada en armas en la mesa de conversaciones con el actual gobierno nacional, y cuyo segundo ciclo comienza mañana en México luego de haber iniciado los diálogos en la ciudad de Caracas, Venezuela, a mediados de noviembre del año pasado.

“No tengo a nadie del Eln que me esté contando qué pasa con las conversaciones. Me enteró por los medios masivos de comunicación y por las conversaciones que tengo con familiares y amigos que me visitan”, cuenta la insurgente.

No parece estar satisfecha con varias actuaciones de los delegados del Eln, en particular con el trámite de las llamadas Gestorías de Paz. Si bien comprende el acuerdo de liberar ocho guerrilleros detenidos por sus deterioradas condiciones de salud, plantea que es importante que se mire con otros ojos a quienes están detenidas como ella y se les ofrezca esa posibilidad.

En calidad de Gestora de Paz quiere representar a las personas detenidas políticas, pero ese será un camino largo, pues depende de la decisión que tomen los delegados del Eln.

A través de diversos canales, VerdadAbierta.com habló durante varios días con la guerrillera en su centro de reclusión sobre distintos temas que la inquietan. La importancia de sus reflexiones radica en que mujeres como ella representan una nueva generación de insurgentes que quieren ser escuchadas porque tienen miradas distintas a las de viejos jefes guerrilleros como ‘Antonio García’, ‘Pablo Beltrán’ y ‘Aureliano Carbonell’, por nombrar algunos.

A la expectativa

Foto: archivo particular.

VerdadAbierta.com (VA): ¿Cómo siente desde la cárcel el proceso de conversaciones entre el gobierno nacional y la guerrilla del ELN?

Camila Botero (CB): Son muchas sensaciones. La primera es querer salir de aquí, que se concretase un proceso para sacar a las personas detenidas políticas, no solo del Eln. Por otro lado, siento que es muy difícil plantearles (a los guerrilleros y guerrilleras) que se desmovilicen porque me parece que es llevarlos por la senda de la muerte. No es un secreto el alto numero de desmovilizados de las Farc asesinados. Siento también que hay un gobierno diferente con ganas de hacer muchas cosas, pero no tiene las posibilidades. A Petro le tocó hacer acuerdos hasta con el diablo para llegar a la Presidencia y está respondiendo a esos pactos.

VA: Una de sus preocupaciones en la situación de las personas presas políticas, sobre todo de las mujeres. En ese sentido, ¿qué ha encontrado en la cárcel?

CB: Me fue muy difícil encontrar personas que estuvieran detenidas por motivos políticos. Desde que me aislaron, me dijeron ‘vas a estar en el patio cuarto en donde hay más guerrilleras’. Dije, listo voy a encontrar más personas con las que pueda por lo menos discutir la situación política, la situación carcelaria, pero cuando llego me doy cuenta que no es tan sencillo. Uno, que me parece terrible, pero es la realidad, y es que se ve cómo las organizaciones insurgentes tienen unas estructuras machistas, entonces cuando llego acá no encuentro mujeres que tengan un contenido político o que su condena sea por eso”.

VA: Pero hay mujeres en la guerrilla…

CB: Sí, claro que hay mujeres que han estado en la guerrilla, pero no en posiciones de poder, la mayoría de los puestos de poder en esas organizaciones los ocupan los hombres. Entonces ahí me encontré con un problema serio y es que pensarse colectivamente es muy difícil.

Después de que se firmó el Acuerdo de Paz con las Farc (noviembre de 2016), los patios donde estaban las guerrilleras se acabaron. Por lo menos en esta cárcel el pasillo que había se acabó. Y las que quedaron, están disgregadas por diferentes patios, donde se clasifican según el estrato o clase social. Entonces, hay unos patios con mujeres más empobrecidas, otros más de clase media y otros donde están las extraditables y con gente de más dinero, las servidoras públicas y personas con problemas por abuso de sustancias psicoactivas. Así, no hay posibilidad de que las mujeres en las cárceles se organicen políticamente y, además, estamos en patios separados.

VA: De organizarse, ¿qué podrían hacer las mujeres desde los sitios de reclusión?

CB: En cárceles se han visto procesos organizativos, como el Movimiento Nacional Carcelario, en el que participan muchos hombres que estaban en las insurgencias y que piden la humanización de las cárceles, conforman grupos de estudio, hacen dinámicas para cultivar el pensamiento crítico; hay casos de escuelas populares en donde se organiza la insurgencia y lo que hacen es desarrollar educación popular dentro de las cárceles.

Yo recuerdo que en Bellavista antes del 2019 había una zona que se llamaba la Zona Técnica y allí estaban integrantes del Eln, algunos presos políticos y desarrollaban diferentes actividades, tenían unos espacios de memoria, pero eso lo desarmaron y remitieron a la gente a diferentes cárceles.

VA: ¿Cuál ha sido esa sensación de estar detenida, más allá de lo político?

CB: Me ha impactado la situación inconstitucional que hay en las cárceles. Desde que ingresas, te sientes como si no fueras un ser humano. No solamente por las condicione físicas de los centros de reclusión, sino por todo lo que te meten en la cabeza, de que sos un delincuente, de que no vales para la sociedad. Esto destroza. Es una cárcel inhumana. Todo el tiempo me siento torturada.

VA: El máximo jefe del Eln, ‘Antonio García’, ha escrito en su cuenta en la red social Twitter que en la agenda de conversaciones con el gobierno nacional está el tema de “los presos de la protesta” y plantea que habría “revisión del marco normativo y garantías para la manifestación pública. Tratamiento de la situación jurídica de los sindicados y condenados por actos en la movilización social”. ¿Qué opina al respecto?

CB: Una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando. Lo que lograron las organizaciones que están acompañando a las personas detenidas de la movilización social es que se revisaran los casos y se propusieran las Vocerías de Paz a personas que están sindicadas. De hecho, he tenido algunos contactos y cuando exponen mi caso dicen que no hay posibilidad porque estoy condenada.

VA: Pero cuando ‘Antonio García’ dice que en la mesa se hablará de los presos en las protestas, eso la incluye a usted.

CB: Si, claro, me siento incluida. Lo que pasa es que en las Vocerías de Paz están destinadas a la gente que estuvo en las Primeras Líneas o para personas que están sindicadas porque el argumento principal es que la mayoría de esos casos son falsos positivos judiciales o procesos muy exagerados contra jóvenes que salieron a la calle a protestar o a tirar piedra solamente.

VA: ¿Qué tanto sabe la comandancia del Eln sobre sus integrantes detenidos?

CB: No estoy segura si el Eln tiene la certeza de cuántas personas estamos en las cárceles. Ni siquiera hay eso. Va a empezar el segundo ciclo y yo no he tenido información oficial sobre ‘estamos haciendo estas listas’. En ninguna instancia ha pasado eso.

Reducida representación

Foto: archivo particular.

VA: ¿Las personas detenidas del Eln se sienten representadas en la mesa de conversaciones? ¿Hay alguien hablando por ustedes?

CB: Se supone que los Gestores de Paz (Se trata de Violeta Arango Ramírez, Jairo Arrigui Guenis y Juan Carlos Cuéllar, quienes gozan de libertad y hacen parte de la delegación del Eln). Pero, hasta la fecha, no ha pasado absolutamente nada. Ni ‘inscríbase a esta lista’, ni ‘esto le mandamos’, ni ‘alguien vino a visitarlos a decirles que es lo que está pasando’. Absolutamente nada.

El único llamado que ha hecho la dirección nacional a las personas detenidas políticas es a través de la revista Insurrección, diciendo que ‘no ha habido nada oficial’ y que ‘no crean en esas listas que están rotando’. Yo no he hecho nada ni he firmado nada porque no hay un canal oficial que nos tenga informadas.

VA: ¿El Frente de Guerra Occidental, al que usted pertenecía, tiene representación en la delegación del Eln que adelanta conversaciones con el gobierno nacional?

CB: No

VA: ¿Esa falta de representación qué implicaciones tiene para los integrantes de ese frente?

CB: Se supone que, en términos generales, nada. Cuando se acuerda una delegación, así no haya una representación de un frente, pues está representando a todo el Eln. Pero yo si creo que en la práctica hay ciertas dificultades: problemas de comunicación, no hay personas que conozcan esa región y los problemas que se viven, y por las subjetividades de las personas que se encuentran allí. El Eln es una organización nacional, pero también en cada territorio pasan determinadas cosas.

VA: Los delegados del Eln en la mesa de conversaciones llevan muchos años afuera del país. Han vivido en Venezuela, Ecuador, Cuba y ahora se instalan en México. Son personas que han estado muy lejos de la región del Pacífico colombiano, donde opera el Frente de Guerra Occidental. ¿Están al tanto de lo que ocurre en esas selvas?

CB: Sí, en general sí. El Frente siempre ha tenido a través de la dirección nacional alguien que esté pendiente de las situaciones y que apoye, dirija y oriente de alguna forma ciertas situaciones, pero es muy difícil hacerlo sin estar en el territorio y sin entender sus dinámicas.

La formación histórica del Frente de Guerra Occidental les ha sido ajena. Se creó en el sur de Córdoba, tuvo presencia en el Atrato medio, hizo parte de las comunidades de resistencia en la región del Cacarica cuando militares y paramilitares atacaron a las comunidades, se pelearon con las Farc en esas selvas, luego coparon la carretera Medellín-Quibdó y prosiguieron hasta la zona del San Juan y el norte del Valle. Siempre orientados por sus propios comandantes. (Leer más en: De Chocó a Venezuela, la peligrosa expansión del Eln)

Mientras tanto, los comandantes del Eln han estado en los territorios donde nació esta guerrilla, en Santander y en el oriente del país.

VA: Ante ese desconocimiento que tienen algunos delegados del Eln, ¿qué temas siente que deben llevarse a la mesa en México relacionados con el corredor del Pacífico colombiano dominado por el Frente de Guerra Occidental?

CB: En este momento hay que poner la reestructuración del paramilitarismo sobre la mesa. La gente está sufriendo mucho por eso y, sobre todo, por la connivencia que hay con el Ejército. Y no solo por las rutas de la coca y por el impuesto que se cobra a los laboratorios, no es solamente por eso. (Leer más en: ¿‘Gaitanistas’ avanzan en Chocó sin freno de la Fuerza Pública?)

El Chocó biogeográfico, que incluye el norte del Valle, Cauca y Nariño, no solo es un corredor por donde se produce y se saca la droga, es un territorio estratégico que tienen el Estado y empresas privadas para extraer la biodiversidad, la riqueza minera. El paramilitarismo está avanzando y no solamente como señores de la droga, también son ejércitos privados que van con la intención de desarrollar proyectos. Y las comunidades como siempre quedarán más empobrecidas y bajo una profunda crisis humanitaria.

VA: ¿Siente que hay algo más que se deba llevar a la mesa desde Chocó?

CB: Hay que llevar a los negros, a los indígenas, a las mujeres, porque el Eln también está compuesto por estas personas. Si tu vez la foto de la mesa, hay más bien poquitos. Me parece fundamental que estén porque son mandos medios, son mandos altos, y han estado ahí y son negros, indígenas y mujeres.

VA: Parece que está insatisfecha con la representatividad de los delegados del Eln en la mesa…

(Risas…) Yo milito críticamente, entonces casi siembre habrá cosas con las que estoy en desacuerdo. Y justo eso fue lo que me enseñaron en el Eln, que podía militar así.

Condiciones de cese al fuego

Foto: archivo particular.

VA: En México se va a hablar de la posibilidad de un cese al fuego, luego de la errática salida del presidente Petro a finales del año pasado que lo decretó sin estar acordado. Desde su experiencia en el Pacífico colombiano, ¿qué reflexión hace al respecto?

CB: La opción que yo veo es plantear un cese al fuego multilateral. Si hay un cese bilateral entre el Eln y el gobierno y las Agc (Autodefensas Gaitanistas de Colombia) siguen en los territorios, pues los del Eln no se van a dejar matar. (Leer más en: Guerra entre ‘gaitanistas’ y Eln, sin tregua en Chocó)

Lo que se debe entender es que hay una reestructuración del paramilitarismo. Y las comunidades lo están denunciando en varios departamentos. Es un paramilitarismo que está unificado. Mire el paro armado que hicieron el año pasado (entre el 5 y el 10 de mayo), paralizaron una parte importante del país. (Leer más en: Los ‘Gaitanistas’, un pulpo que creció en las narices del Estado)

VA: ¿Y cómo se puede lograr un cese multilateral de fuego?

CB: Es muy difícil, entre otras cosas porque el fiscal Francisco Barbosa está haciendo su labor de arfil, negándose a suspender órdenes de captura para que puedan conversar. También sabemos que los que están en el territorio, como ‘Chiquito Malo’ y todos esos apodos raros, no son los que están mandando la parada dentro de las Agc, ellos no son los que están ganando el billete.

VA: ¿Esos alias de las Agc no son “los dueños del circo”? ¿Desde su experiencia en Chocó que puede decirse entonces?

CB: Que no lo son. El gobierno tiene que negociar con el dueño del circo, no con los payasos.

VA: ¿Quiénes harían parte entonces de lo que llama “los dueños del negocio”?

CB: La burguesía narcoterrateniente de este país.

VA: ¿Esos “dueños del circo” podrían obstaculizar decisiones como la de un cese al fuego multilateral?

CB: Me parece que lo están haciendo en este momento. Esa Fiscalía más afilada no puede estar.

Ojos en México

Foto: archivo particular.

VA: Va a comenzar el segundo ciclo de conversaciones en México. ¿Qué expectativa le genera ese nuevo paso en la búsqueda de una salida negociada a la confrontación armada con el Eln? ¿Hay alguien de la organización que le comunique de manera oficial cómo van esos diálogos?

CB: No tengo a nadie que me esté comunicando desde los sitios de las negociaciones. Me entero de las discusiones a través de los medios de comunicación masivos a los que tengo acceso y por las conversaciones con las personas que me visitan, familiares y amigos. Allá todo es muy hermético. La vida me ha dado la experiencia para saber buscar en los medios y tratar de formarme una opinión y hacer análisis de lo que está pasando.

VA: Con el limitado acceso a la información que tiene en el ciclo de reclusión, ¿qué análisis puede hacer del segundo ciclo de conversaciones que comenzarán en México?

CB: Le van a dar mucha importancia a los diálogos con la sociedad y eso me parece un ejercicio supremamente interesante. No sé cómo se hará eso en términos operativos, porque es bien difícil. Eso es lo que ha planteado el Eln desde hace muchos años, hablar con la gente en las regiones que es la que está sufriendo con el paramilitarismo, con un Estado indolente.

VA: ¿Usted se siente acompañada por el Eln?

CB: (Risas…) Mi relación con los delegados nacionales ha sido casi nula. Yo soy del Frente de Guerra Occidental, que es como ese hijo rebelde de la organización. Yo me siento más cercana a la gente que está en los territorios del Pacífico, de las comunidades.

Hay unas directrices y unos principios generales, y son líneas tan amplias que puedes hacer parte del Eln y no tener contacto con los mandos nacionales, con los antiguos, con los ‘elenos’ viejos.

VA: Ahora está detenida, pero apelando a su experiencia en los territorios y a las características organizativas del Eln, que son más horizontales en sus mandos y decisiones, ¿cómo se conectan las personas combatientes con una mesa de conversaciones?

CB: Hay unas líneas y unas orientaciones básicas muy fuertes que se definen en los congresos y en las reuniones de dirección nacional. Y en los frentes, todo el tiempo, tienen contacto por cartas y otro tipo de canales con la dirección nacional. Hay comunicación todo el tiempo con el COCE (Comando Central, máxima instancia del Eln), con los delegados en la mesa. Actualmente, con el avance de las comunicaciones, es muy fácil estar en medio de la selva y hablar con todo el mundo.

Siempre hay una retroalimentación constante de los frentes con los mandos nacionales. Ahora, que haya lucha de líneas es otra cosa, y eso pasa en todas las organizaciones.

VA: ‘Pablo Beltrán’, segundo al mando en el Eln y jefe de la delegación de negociadores, lleva más de 20 años encarando las conversaciones con distintos gobiernos, sin resultados concretos. ¿No es hora de que haya un relevo generacional en las estructuras de mando de esa guerrilla y en el equipo negociador?

CB: (Risas…) Obvio, claro que sí. Mucho respeto por ellos, que gente tan abnegada y revolucionaria, pero le llevan 30 años a quien están en los territorios. Y no es que no lo hayan intentado, pero hay una generación muerta. Han querido, pero ha sido muy difícil porque la mayoría de los mandos que se han estado formando para hacer ese relevo son mandos que tienen que estar en el territorio, comandando la guerra y los han matado.

Por otro lado, debo reconocer que, con todo el amor que le tengo, el Eln es una organización patriarcal, machista, y eso también implica no solo cómo te tratan, si son incluyentes o no, pero hay unas estructuras de poder que son muy difícil soltarlas.

VA: Pese a esas dificultades, ¿cómo tendría que ser ese relevo generacional para que a la dirección nacional lleguen nuevos negociadores, más jóvenes, de pronto hasta más preparados, con miradas distintas?

CB: Podría hacerse una amalgama entre unos y otros. Tampoco es desechar la experiencia que tienen estas personas, que es amplia en las negociaciones y en la guerra. No obstante, los negociadores no tienen potestades plenipotenciarias, todo lo tienen que consultar. Pero entonces ahí va: ¿a quiénes les consultan?

VA: ¿Cómo imagina su futuro?

CB: Me imagino mi vejez en las riberas del río San Juan, en el sur del Chocó.