El presidente Andrés Pastrana decidió desmilitarizar cinco municipios en Meta y Caquetá para dialogar con las Farc. Mientras se realizaban las negociaciones la guerra, los secuestros, las extorsiones, los atentados siguieron.
Con el proceso en medio de hostilidades, tanto de paramilitares como de la guerrilla, crecía la sensación de que la guerrilla de las Farc estaba aprovechándolo para consolidarse y para extender su influencia en todo el país. Mucha gente vio con temor el poder creciente de las Farc, lo que dio sin duda un importante impulso a las finanzas, apoyo y alianzas políticas a las autodefensas.