El Ejército Popular del Pueblo, una guerrilla maoísta, firmó un acuerdo de desmovilización con el gobierno de César Gaviria Trujillo. Fue así como, a lo largo de 1991, más de 2.500 guerrilleros se entregaron. Fundado en 1965, el EPL se extendió en Antioquia, el Magdalena Medio, Urabá, Córdoba y Sucre. Tras el proceso de paz, los desmovilizados fundaron el partido Esperanza, Paz y Libertad. Fidel Castaño también le entregó cientos de hectáreas en Córdoba para la reinserción. Pero, por el control político y sindical de Urabá, terminaron enfrentados con las Farc y muchos exguerrilleros decidieron volver a tomar las armas, fundar los llamados Comandos Populares y aliarse con los Castaño. Urabá entró en una sangrienta guerra entre autodefensas y Farc, que dejó miles de muertos. Los militantes del EPL aportaron experiencia militar, contactos políticos y apoyos civiles que fueron claves para que Urabá pasara a ser un bastión paramilitar.