Filmado en tres países, el documental Hold the Line da vida en la pantalla a la historia común de seis personas defensoras de los derechos humanos y del medio ambiente en la primera línea de la crisis climática en Sudáfrica, Colombia y Estados Unidos.
“A medida que las industrias obtienen ganancias récord, el mundo que compartimos está siendo destruido. Los defensores de los derechos humanos están presionando a los contaminadores, pero su lucha tiene un precio muy alto.” Así comienza el documental de 24 minutos de Andrew Bogrand, defensor político de Oxfam América, que apoya a organizaciones y comunidades que luchan por la justicia climática y ambiental.
A través de conmovedoras entrevistas frente a cámara, la producción destaca la valiente lucha de seis personas defensoras de los derechos humanos y ambientales que denuncian a quienes contaminan y afectan sus territorios. Porque “mañana es demasiado tarde”, en palabras de Nonhle Mbuthuma, defensora de los derechos a la tierra en la provincia del Cabo Oriental de Sudáfrica, el cortometraje es un llamado a continuar y unir las luchas en todo el mundo.
Tanto en Mossville, Luisiana, donde el aire, el agua y el suelo son los peores de los Estados Unidos debido a la presencia de 14 plantas químicas que destruyeron toda una comunidad; como en Durban, Sudáfrica, donde las industrias petroleras ponen en peligro el suministro de pescado a las comunidades, defensoras y defensores luchan por sus derechos y los del medio ambiente a pesar de los intentos de silenciarlos.
Resisten en la línea. Porque “una persona defensora de los derechos humanos es una persona que protege pacíficamente a los seres humanos y al medio ambiente”, afirma Carolyn Peters, presidente de Concerned Citizens of Mossville, un grupo de activistas civiles que defienden el derecho a la tierra y a un medio ambiente sano como un derecho inalienable.
Colombia, el país más peligroso
“Teniendo en cuenta que Colombia está a la cabeza de la clasificación mundial de defensores y defensoras de los derechos humanos asesinados, el documental da un lugar central a quienes luchan en el país”, explica el director del documental, Andrew Bogrand.
Con el telón de fondo de las montañas y la floreciente vegetación del departamento de Caquetá, Magaly Belalcázar y Yulitza Serna, dos mujeres que dedicaron su vida a la defensa del territorio amazónico, confiesan a la cámara los desafíos a los que se enfrentan cada día como mujeres luchadoras. Entre ellos, “la impunidad y la falta de justicia conectada con las luchas y realidades de las mujeres”, son las que las dejan más “desprotegidas”, según Belalcázar, quien estaba presente el día del estreno para la prensa.
“Siempre se cuestiona todo a las mujeres defensoras, nunca a los grandes terratenientes ganaderos. Hoy en día, el desprestigio de las defensoras es una herramienta muy poderosa para silenciarnos. Para mí, la visibilización es una herramienta de protección, pero respeto a las que no quieren ser visibles”, continúa Belalcázar, que lucha desde hace más de 27 años. La voz temblorosa, recuerda cuando todas fueron amenazadas por haber denunciado violencias sexuales por parte de paramilitares. “¿Por qué una vaca tiene más derechos que una mujer en el Amazonas?”, se exaspera.
Para ella, este documental permite reflexionar sobre el papel del gobierno del presidente Petro en la protección de las personas defensoras de los derechos humanos y del medio ambiente: “Creo que estos dos años que han pasado han sido de aprendizaje, los dos que siguen tienen que ser de enclave”, concluye.
En un mundo en llamas, los seis protagonistas del documental Hold The Line desafían los abusos corporativos y protegen nuestro entorno común. Pero son más que activistas. También son madres, padres, hijos e hijas, y mantener la línea conlleva graves riesgos personales. “Cada año, cientos de defensores de los derechos humanos son asesinados. Pierden la vida para preservar nuestro medio ambiente”, concluye el documental. Nos cuidan, pero ¿quién cuida de ellos y de ellas?