Esta lideresa ha recibido todo tipo de intimidaciones durante varios años. Sus luchas y denuncias incomodan a quienes quieren saquear las riquezas de los territorios que defiende y la biodiversidad, o por alzar la voz para reclamar condiciones dignas para las comunidades que representa.
El pasado 17 de agosto Maydany Salcedo pensó que su mayor pesadilla se iba a materializar. Esa noche, un hombre armado llegó hasta su puerta mientras ella se encontraba con su hija de cinco años de edad. Pero antes que temer por su vida, le preocupaba que su niña fuera testigo de su muerte, o también víctima.
“¿Cómo sería el trauma que le iba a quedar a esa chiquilla de cinco años?”, era en lo único que pensaba. Un hecho similar la marcó a ella: cuando tenía 10 años de edad vio el cuerpo cercenado de su tío en la región del río Guayabero, al parecer asesinado por grupos armados de la región según dicen.
Por fortuna, esa noche solo la intimidaron. Le dijeron que ahora el plan era acabar con ella políticamente y con su reputación como lideresa. Otros líderes de la región no contaron con la misma suerte: Faustino Carabali y su primo Jonás Carabali, fueron asesinados el pasado 30 de octubre en el corregimiento Jardines de Sucumbíos, del municipio de Ipiales, en el departamento de Nariño.
Como hija de dirigentes del partido Unión Patriótica (UP), Salcedo viajó por varias regiones del país hasta que se asentó en el piedemonte Andino-Amazónico, una región en donde confluyen los departamentos de Cauca, Putumayo y Caquetá y en la que comparten características similares, tanto de la biodiversidad como de la guerra y el desamparo estatal.
Esta lideresa es la representante legal de la Asociación Municipal Campesina de Trabajadoras y Trabajadores de Piamonte Cauca (ASIMTRACAMPIC), proceso desde el que protegen 1.868 hectáreas de bosque en el municipio de Piamonte, departamento de Cauca.
Este ecosistema goza de una amplia variedad de flora y fauna, destacándose el mono Tití, oriundo de Caquetá. Por su supervivencia buscan unir cordones biológicos para que los primates se desplacen por la zona sin obstáculos. Además, pretenden reforestar 100 hectáreas de terrenos colindantes.
Su labor ambiental la adelantan en una región aprovechada por empresas petroleras que, en ocasiones, han afectado el medio ambiente. Así lo documentó la Asociación Ambiente y Sociedad, cuando en junio de 2020 una de las líneas petroleras de la empresa Gran Tierra Energy presentó un derrame que impactó los ríos Mocoa y Caquetá.
Además, según la lideresa, las autoridades locales no han cumplido con la ejecución de construcción de acueductos y por eso también ha asumido la vocería para reclamar el bienestar de su comunidad. “Nos toca consumir el agua del río Caquetá, el río Tambor, un afluente que baja contaminado con todo el vertimiento de desechos de toda la gente de Piamonte”, denuncia.
Y aunque durante años se aferró a su gente y a su tierra en el municipio de Piamonte, Cauca, hoy se encuentra desplazada de su comunidad. “Yo no llevo sino ocho meses, pero parece que fuera una eternidad”, dice, aún sin creer del todo que esté pasando por esa situación, aunque explícitamente le dieron un ultimátum: el 1 de marzo de este año el comandante de uno de los grupos armados ilegales que opera en esa zona le advirtió que si no salía de allí la torturaría y asesinaría.
Según varias fuentes conocedoras de las dinámicas del conflicto armado, en la región hacen presencia disidencias de las extintas Farc, entre ellas los Comandos de Frontera —conformado por disidentes de los frentes 32 y 48 de las antiguas Farc—; y el Frente 1 Carolina Ramírez; así como las organizaciones del crimen organizado conocidas como Sinaloa o La Mafia, y La Constru.
Según la Defensoría del Pueblo, en la región de Piamonte (Cauca), Puerto Guzmán (Putumayo) y San José del Fragua (Caquetá) los actores armados encuentran zonas de aprovisionamiento, descanso y áreas de repliegue que favorecen la acción armada. “En particular, se distingue el interés de los grupos armados ilegales por los corredores que permiten la comunicación con los departamentos de Cauca y Huila a través del piedemonte de la cordillera oriental, donde se conectan los Parques Nacionales Naturales – PNN- Churumbelos, Alto Fragua Indiwasi y Cueva de los Guacharos”, se lee en la Alerta Temprana 001 de 2021.
En segundo lugar, esta agencia del Ministerio Público explica que la región es clave para que los grupos armados ilegales se lucren de actividades relacionadas con la exploración y explotación de recursos naturales, “bien sea mediante la promoción de la explotación ilegal de oro, la ubicación de refinerías artesanales o, por las exacciones forzosas a las empresas vinculadas con la explotación de hidrocarburos”, advierte en el documento.
Al respecto, Salcedo dice que “los que sentimos el dolor y los que sentimos todas estas muertes somos quienes estamos territorios y quienes lo vivimos, y es bien duro, bien duro, porque hay veces nadie se pone los zapatos de nosotros o nadie siente ese dolor que nosotros sentimos cuando vemos que nos asesinos nuestra gente y que no podemos hacer nada”.
Este portal periodístico conversó con la lideresa para conocer más sobre la situación de las comunidades que representa y sobre su seguridad personal.
VerdadAbierta.com (VA): ¿En qué momento empieza a perfilarse como lideresa?
Maydany Salcedo (MS): Nací en 1974, tengo 48 años. Fui criada y he estado en el campo. Vengo de padres y de familia de la Unión Patriótica. Eso ha llevado a que haya recorrido de Río Blanco (Tolima) al Guayabero (Meta-Guaviare), a Concordia (Meta), el Huila, Tolima. Por último Caquetá y ahora estoy en Piamonte y Putumayo.
No sabía que uno se iba haciendo líder o dirigente social hasta cuando salió el nombre. La defensa de los derechos humanos la empecé hace muchos años al lado de mi familia, cuando ya me convertí en ama de casa.
Empecé con unos niños en la antigua zona de despeje en San Vicente del Caguán —42 mil kilómetros cuadrados de los municipios de La Uribe, Mesetas, La Macarena y Vista Hermosa (Meta) y San Vicente del Caguán (Cauqtá) destinado por el gobierno de Andrés Pastrana para adelantar un proceso de paz con las antiguas FARC—, del 2000 al 2002. Trabajaba con niños contándoles la historia, hablándoles sobre quién era Simón Bolívar, Policarpa Salavarrieta. En un círculo con niños leíamos cuando salían de la escuela.
VA: ¿Cómo siguió ejerciendo el liderazgo social?
MS: Terminada la zona de despeje, mucha gente tuvo que salir desplazada para salvaguardar su vida. Llegué a Neiva, Huila, y empecé a trabajar con una fundación que se llamaba Nueva Esperanza y ahí empecé a hacer mis primeros pinitos como lideresa.
En el 2008 me fui hacia el Caquetá, a Florencia, y fui la representante legal de ASINTEOC, la Asociación Interveredal Entre Ríos Orteguaza y Caquetá de los Municipios De Milán, Solano, Valparaíso y Solita; y allí ya empezamos a defender el medio ambiente: cuando los militares bombardearon la laguna, cuando ametrallaban para hacer sus entrenamientos. Ahí ya empezamos a proyectarnos en la defensa del medio ambiente, pero pues siempre desde niña, mi confidente y lo que siempre amaba era mi territorio, los animalitos, cuidaba las fuente hídricas.
VA: ¿Y llevó esa labor después a Cauca?
MS: No. Fui la presidenta de ASINTEOC durante dos años. A finales del año 2011 me vi en la obligación de dejar la representación legal de ASINTEOC para pasar hacia el Cauca. En ese tiempo ya hacía parte de organizaciones de plataforma nacional como FENSUAGRO (Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria) y Marcha Patriótica, las dos organizaciones nacionales a las cuales pertenecemos y pertenezco con mucho orgullo hasta la fecha.
Nos fuimos hacia el Cauca por invitación de varios campesinos y campesinas de juntas de acción comunal a Piamonte y allí constituímos una organización porque allí hacían bombardeos, esas bombas hacían unos cráteres y quemaban la Madre Tierra, mataban animalitos. Y empezamos a hacer las denuncias, pero pues ellos —la Fuerza Pública— se amparaban en que había guerrilla y que había que exterminarla y pues por exterminarlos no diferenciaban de la sociedad civil y hacían daños en las fincas y donde caían esas bombas, eso parecía que le hubieran metido candela, eso quedaba un cráter muy grande, de 10 a 12 metros hacia abajo.
VA: ¿Qué otras luchas por la protección ambiental del territorio abanderó?
Se le sumaban los daños de las multinacionales, las contaminaciones, o la aspersión con glifosato. Los derrames de crudo que había ocasionado Gran Tierra Energy en el río Caquetá, del cual nosotros tenemos que tomar agua por obligación; la contaminación que hay en el río Inchiyaco.
VA: ¿En qué momento empieza a verse en riesgo su integridad por abanderar ese trabajo de liderazgo social?
MS: Desde que llegamos a Piamonte fuimos estigmatizados y perseguidos por la institucionalidad y parte de la sociedad civil porque supuestamente habían llegado guerrilleros a constituir organizaciones guerrilleras. Siempre ha sido esa la estigmatización en nuestro país a todas aquellas personas que pensamos diferente, porque queremos ver una Colombia diferente, en paz, con justicia social; nuestros territorios con vías, con educación. Eso hay gente o instituciones que no le gustan.
La organización nace en 2012 y jurídicamente el 16 de junio del 2013. Fuimos al Paro Nacional Agrario y Popular del 2013, esto conlleva a que siguiera la estigmatización y la persecución porque en el paro tuvieron que bloquear vías, hacer resistencias, duramos casi 40 días de paro nacional.
VA: ¿Cómo ha sido salir del territorio?
MS: Dejar el territorio es como ingresar en una cárcel. Es duro: se desestabilizó la familia, tuvieron que dejar las fincas, su bienestar, dentro de lo poco que tiene uno como campesino.
Estar lejos de mi familia ha sido lo más duro porque hay veces que no puedo verla. No puedo ver a mis hijas, mi mamá, mis hermanos, por seguridad. Aquí en Colombia es mejor ser narcotraficante o ser de un grupo al margen de la ley que ser defensor del medio ambiente y derecho humanos.
A uno lo persiguen para matarlo, si nosotros no le hacemos daño a nadie, solo protegemos el medioambiente que le sirve a los buenos y a los malos. Defendemos que no le saquen el crudo a la Madre Tierra porque eso es como sacarle la sangre a un ser humano, se va muriendo poco a poco. Para uno de mujer es muy berraco. Hay veces que uno llega hasta el límite donde ya no quiere más, donde hay veces uno quisiera renunciar, pero hay mucha gente que depende de ti para llevar la voz de ellos.
Gestionamos ante el gobierno lo que más podemos, pero hay veces, no podemos sacar resultados, pero nos tildan de que somos los que nos robamos las cosas, que somos los malos… la verdad nuestra lucha es una lucha muy desagradecida porque son muy pocos los que le agradecen.
VA: ¿Cómo ha respondido el Estado frente a su situación de riesgo?
MS: Yo ando en una ‘caja de sardinas’. Una camioneta, yo le puse la ‘caja de sardinas’ de cariño. Yo ando en una ‘caja de sardinas’ con dos hombres de protección, pero no solo se trata de mí. Detrás de mí hay 904 núcleos familiares que también están en riesgo. Mientras me pusieron una camioneta a mí, han matado niños con su papá, han matado mujeres, han matado jóvenes. Siguen matando, siguen amenazando, siguen desplazando nuestra gente, sigue la intimidación en el territorio para nuestra dirigencia, pero no pasa nada.
No es proteger la cabeza principal porque yo me siento mal, porque yo quisiera que mis compañeros estén mejor que yo, porque esa es nuestra vocación: servir y que la gente esté bien.
Sí, yo tengo un carro o un chaleco, pero cuando nos echan balas a veces no llevamos el chaleco, cuando llegan a nuestras casas con las pistolas, como han llegado ahorita el 17 de agosto, ni chaleco ni el carro ni los hombres de protección estaban.
VA: ¿Qué ocurrió el 17 de agosto?
MS: El 17 llegaron hasta mi casa dos hombres en una moto con pistola en la mano, la pusieron en la ventana, me llamaron ‘gorda HP, venga’. Yo salí corriendo porque la intención mía era que no me fueran a hacer nada delante de mi niña. Y era para mostrarme un berraco comunicado que habían sacado en donde dice que yo misma me amenazo, que yo misma mato la gente, que yo misma hago todo por lo que está atravesando ASIMTRACAMPIC.
Entonces que me iban a destruir como dirigente social y yo lo único que hacía era suplicarle que no me fueran a matar delante de esa hermosa de cinco años que estaba a mi lado. Pero se fueron. Ellos —los grupos armados ilegales— dicen que matarme a mí es un costo político muy alto para ellos. Solamente vinieron a decirme que venían a destruirme como líder.
VA: ¿Qué acciones inmediatas le está solicitando al gobierno para asegurar la seguridad de las personas en Piamonte?
MS: El gobierno nacional viene adelantando diálogos con los grupos al margen de la ley, nosotros hace años venimos pidiendo una mesa humanitaria urgente y un cese de hostilidades contra la población civil. Pero duele saber que muchos grupos al margen de la ley, a pesar de que estén hablando con el doctor Danilo Rueda, podría decirse que es una burla, podría decirse que van a comer a costillas del gobierno y a lo último lo firman nada y no cumple.
En una cumbre humanitaria en Bogotá donde nosotros hicimos la denuncia por unos asesinatos que ocurrieron en Piamonte, Danilo nos decía que los grupos al margen de la ley ya sabían que no tenían que seguir matando, pero siguen matando.
El 30 de octubre mataron a dos compañeros de nosotros de la región Andinoamazónica. La gente se sigue desplazando por miedo al conflicto, por esa disputa que hay en el territorio.
VA: ¿Cómo ha sido para usted como mujer liderar en esta región?
MS: El machismo o el patriarcado siempre ha existido y para nosotras ser dirigentes, así es pesado porque nosotras sabemos qué es parir, sabemos qué es sentir, a diferencia a un hombre. Sentimos más amor por lo que hacemos, sentimos más la pasión de lo que realizamos.
Por ejemplo, a mí no me bajan de “vieja”, “gorda”, “HP”, “guerrillera” y eso marca. En el territorio, los liderazgos de hombres los amenazan e intimidan, pero no tanto como a una, porque a una la acorralan más por el hecho de ser mujer.
Si el hombre tuvo que salir por amenazas se va y deja a la mujer respondiendo por la casa, por las vacas, por la familia, por la finca. En cambio, si una se tiene que salir, pues entonces te ponen compañía en la finca porque ya no puedes producir, no ayudas, no haces y pues es más difícil.
VA: ¿Siente que las voces de los hombres son más escuchadas que la suya?
MS: Para ser mujer e ir a hablar con el grupo al margen de la ley no te recibe con la misma facilidad que recibir al macho. En cambio llega la mujer y aunque somos más pasivas, más negociadoras, más capaces en algunos aspectos; solamente el hecho de ser mujer hace que se repriman un poco.
Pero tampoco es que sea mucho. Yo digo que los que nos amenazan nos tienen miedo por ser mujeres, las que estamos al frente. Mi asociación está liderada en su mayoría por mujeres. A veces los hombres sienten como ‘ah, esa vieja nos está mandando’, pero, pues, yo soy la presidenta de la asociación.