Documentos internos de distintos bloques de la antigua organización guerrillera evidencian el papel de la exsenadora en la mediación de liberación de víctimas del secuestro político cometidos por los alzados en armas desde finales de la década de los noventa. También se detalla la cercanía del gobierno chavista con los jefes insurgentes.

“Negra: las más feroces tempestades, no solo fortalecen el ánimo de los verdaderos luchadores, también permiten apreciar las calidades y el compromiso de cada quien por avanzar sin perder el rumbo, sobre todo en una tormentosa situación como la que atraviesan el país y el continente”, le escribió el jefe guerrillero ‘Alfonso Cano’ a la entonces Senadora Piedad Córdoba en julio de 2008.

El mensaje a la exlegisladora por el Partido Liberal Colombiano le fue remitido a través del también comandante guerrillero ‘Iván Márquez’, y remitido 17 de julio de 2008 a los miembros del Secretariado de las Farc, la máxima instancia de decisión del grupo insurgente.

Después de varias reflexiones sobre la situación del país, en las que cuestionó al gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2010) por sus “políticas neoliberales”, ‘Cano’ le dedicó elogios a la política antioqueña: “Negra: su coherencia ejemplar e integridad a toda prueba inexorablemente serán reconocidas por todo el país en medio de esta cruenta lucha por superar la terrible noche de la inmundicia moral uribista y de la sapería”, y a manera de posdata le escribió: “Mis votos por un rico y productivo intercambio con Iván y demás camaradas”.

No eran tiempos fáciles cuando ‘Cano’ escribió ese mensaje: estaban bajo intensa presión por el desarrollo de la política de Seguridad Democrática, que implicó un despliegue sin precedentes de Fuerza Pública a lo largo y ancho del país, y se enfrentaban a la férrea oposición del gobierno nacional de canjear personas secuestradas por guerrilleros presos.

En las profundas selvas del suroriente del país las Farc tenían bajo su custodia soldados y policías, así como diputados y congresistas, desde varios años atrás, como parte de su objetivo de forzar al gobierno nacional a una negociación. En las calles hizo carrera el eslogan de “intercambio humanitario ya”, con el que pretendían que unos salieran de la manigua y otros de las prisiones a través de una salida política.

En los documentos revisados por este portal que hacen parte de la memoria documental de las Farc y que fue recopilada en el Informe Génesis, elaborado por el Ejército Nacional y entregado a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz. Se destaca una particularidad: en ninguno de los mensajes revisados se refieren a Piedad Córdoba como ‘Teodora’, sobrenombre que hizo carrera cuando se revelaron parte de los archivos que contenían los computadores del jefe guerrillero ‘Raúl Reyes’, hallados en un campamento en el vecino país de Ecuador luego de que las fuerzas militares colombianas lanzaran sendas descargas de explosivos y acabaran con la vida del insurgente.

Además, tal como lo consignó ‘Alfonso Cano’, los mensajes contenían un trato deferente por lo que representaba para el grupo insurgente las gestiones que adelantaban la congresista a través del movimiento ‘Colombianas y Colombianos por la Paz’. De hecho, era en la única persona en la que confiaban para la liberación de secuestrados.

VerdadAbierta.com tuvo la oportunidad de revisar buena parte de la correspondencia enviada al Secretariado en los años 2008 y 2009 por los comandantes de los bloques Sur, Oriental y Occidental, tres de las poderosas estructuras bélicas de las antiguas Farc que no sólo tuvieron bajo su custodia a decenas de personas secuestradas en condiciones inhumanas, sino que a varias de ellas las asesinaron y las desaparecieron, sin que hasta el momento hayan dado cuenta de ellas ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), instancia creada por el Acuerdo de Paz para juzgarlos por delitos cometidos durante la confrontación armada.

A través del cruce de mensajes entre los comandantes de los distintos bloques con el Secretariado, se observan las discusiones alrededor de la liberación de personas secuestradas, de gestiones para liberar guerrilleros presos y de la dolorosa entrega de restos de un oficial de la Policía Nacional plagiado y muerto en cautiverio.

Nota del editor: En este artículo se respetó la escritura original de los mensajes entre las Farc.

Jugando a la geopolítica

Miembros del Secretariado de las Farc durante las negociaciones de paz de San Vicente del Caguán.

El 10 de enero de 2008, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, recibió en el Palacio de Miraflores, en Caracas, a Consuelo González y Clara Rojas, quienes horas antes habían sido liberadas por la guerrilla de las Farc en la vereda La Paz, inspección de La Libertad, en el municipio de El Retorno (Guaviare).

Ambas mujeres fueron entregadas a una comisión humanitaria integrada por funcionarios del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR); el ministro del Interior y de Justicia venezolano Ramón Rodríguez Chacín; el embajador de Cuba en Venezuela, Germán Sánchez; la senadora Piedad Córdoba; y un equipo médico encargado de evaluar el estado de salud de las dos mujeres liberadas.

Se ponía fin de esa manera a más de seis años de cautiverio. La noticia, esperada por largo tiempo, fue celebrada por sus familias con júbilo en el aeropuerto de Maiquetía, a donde llegaron después de ser liberadas, y después fueron trasladadas al palacio del gobierno venezolano.

La congresista Consuelo González fue secuestrada el 10 de septiembre de 2001, cuando realizaba una correría política por diversas poblaciones del departamento de Huila, en su condición de representante a la Cámara.

Clara Rojas fue plagiada el 23 de febrero de 2002 cuando viajaba hacia el municipio de San Vicente del Caguán (Caquetá), en plena campaña a la Presidencia de la República como fórmula vicepresidencial de Ingrid Betancur, quien también fue secuestrada en ese hecho.

Mientras la noticia le daba al mundo, en las selvas colombianas los jefes de las Farc hacían su propio balance, en el que incluían sus observaciones sobre la actuación de la senadora Córdoba y del presidente Chávez. Uno de los mensajes, enviado cuatro días después de la liberación por el jefe guerrillero ‘Jorge Briceño’, conocido como el ‘Mono Jojoy’, al Secretariado se refirió a la importancia del mandatario venezolano en ese proceso.

“El reconocimiento de FARC- EP, como fuerza Beligerante por parte del mandatario y la invitación por el a los demás países del mundo a excluirnos de la lista de terroristas, nos obliga a andar con mas cuidado en las relaciones con el, a nivel de Secretariado, los que tienen más posibilidades de mantenerlas son los camaradas Timo e Iván Márquez que están en la frontera”, reflexionó ‘Briceño’.

Este jefe guerrillero se refería a las declaraciones dadas por Chávez un día después de la liberación de Rojas y González ante la Asamblea Nacional: “Señor presidente de Colombia [Álvaro Uribe], quisiera retomar con usted el diálogo, pero en un nuevo nivel. Le pido que comencemos reconociendo a las FARC y al ELN como fuerzas insurgentes de Colombia y no como grupos terroristas”.

A renglón seguido dijo: “Las Farc y el Eln no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos […] que ocupan espacio en Colombia […] como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado” y que la calificación de terroristas se debe a “la presión de Estados Unidos”.

Al respecto, en su mensaje al Secretariado, ‘Jorge Briceño’ aseveró que “Piedad, Carlos Gaviria y Lozano dieron su opinión a favor de nuestro reconocimiento político, Córdoba puso a hablar a los liberales y los va a dividir más. Insistir en el despeje de los Llanos del Yari para la reunión del camarada Manuel, Frías y otros es necesario, donde expondremos nuestros planteamientos, cuando esto se de Uribe va quedando mas aislado, junto con su jefe del norte”.

El fragmento se refiere a la idea de un encuentro entre Chávez y el máximo jefe de las Farc, ‘Manuel Marulanda’, del que se habló varias veces, pero que finalmente no se concretó. El comandante guerrillero murió de muerte natural el 26 de marzo, a sus 78 años. En su reemplazo fue nombrado ‘Alfonso Cano’.

En el cierre de su mensaje, ‘Jorge Briceño’ sentenció: “Ahora nuestra brega es con los que nos quedan […] sabemos que tenemos un tesoro y por eso los mineros lo buscan en las selvas, ríos, pampas y montañas”. Para esa época se calculaba que el grupo guerrillero tenía por lo menos 45 personas secuestradas “canjeables”, entre ellos tres contratistas norteamericanos, y cientos de plagiados a la espera del pago de sus rescates.

En su afán de mostrar gestos de voluntad con el fin de que el gobierno del presidente Uribe autorizara el despeje de los municipios de Florida y Pradera, ubicado en el sur de Valle del Cauca, para avanzar en el intercambio humanitario, las Farc liberaron el 27 de febrero a los congresistas Gloria Polanco, Orlando Beltrán, Luis Eladio Pérez y Jorge Eduardo Géchem, quienes, en promedio, también llevaban seis años en cautiverio. Desde las selvas de Guaviare viajaron a Caracas también en compañía de Piedad Córdoba y el ministro Chacín.

El 10 de mayo de ese mismo año, ‘Alfonso Cano’ también reflexionó sobre la relación con el presidente Chávez en carta enviada al Secretariado y se refirió en su mensaje a los contenidos de los computadores hallados en el campamento del jefe guerrillero ‘Raúl Reyes’ tras el bombardeo realizado por la Fuerza Aérea Colombiana, en colaboración con la Armada y el Ejército, en desarrollo de la Operación Fénix, realizada el 1 de marzo en la provincia de Sucumbíos, territorio ecuatoriano.

“La documentación encontrada en el computador de Raúl seguramente interfiere el buen ritmo y los avances que traíamos, sin que al momento tengamos certezas sobre la profundidad de sus efectos en Venezuela y en el mundo, y el grado de comprensión que el presidente maneje frente a tan lamentable circunstancia”, expresó ‘Cano’.

Una semana después, volvió a escribir ‘Alfonso Cano’ a los miembros del Secretariado, refiriéndose a lo que varios días después sería la conmemoración de los 44 años de fundación de las Farc. Preparaba así a los insurgentes para enfrentar lo que calificó de la mas intensa campaña propagandística que deberemos enfrentar con calma, combatividad, altura y, si las circunstancias lo posibilitan, con declaraciones precisas y certeras de nuestra confianza en la victoria”, y dio instrucciones para que ‘Timoleón Jiménez’ e ‘Iván Márquez’ “puedan dar la batalla con entrevistas y comunicados”.

Tras hacer varias reflexiones sobre la situación del país, ‘Cano’ planteó la idea de “conversar con piedad, con el partido y con quienes nos sea posible ambientar nuestras propuestas de asamblea constituyente, plataforma bolivariana, movimiento bolivariano por la nueva Colombia, movimiento bolivariano continental y nuevo gobierno tal como lo tenemos aprobado, evidenciando ante todos las certezas que nos acompañan desde hace años cuando hemos diseñado nuestras propuestas”.

Y volvió a expresar su preocupación por la incautación de los computadores de ‘Raúl Reyes’: “No podemos ceder ni un centímetro. Lo cierto es que el enemigo quedó con abundante y precisa información que va a utilizar sobre todo para golpear nuestros contactos y amigos. La cantidad de archivos que poseen es considerable si nos atenemos a lo que informaron ayer. Pero esa pelea tenemos que dar la, a fondo”.

Para el 12 de julio de 2008, un nuevo mensaje, esta vez firmado por ‘Pablo Catatumbo’ y ‘Alfonso Cano’, revela la molestia que les causaba la petición de liberar a más personas secuestradas como gesto ante el gobierno nacional y la comunidad internacional, incluso cuestionando a quienes eran cercanos: “Están equivocados todos quienes nos indican la entrega unilateral de los prisioneros de guerra, como el camino a seguir, desde Uribe hasta Piedad, pasando por Chávez y Fidel, como si los fracasos que hemos tenido en este primer semestre del año alentara a nuestros enemigos y contagiara a algunos amigos de los deseos uribistas de derrotarnos”.

Y el mayor fracaso fue el rescate en plena selva de Guaviare y sin disparar un sólo tiro, de la candidata presidencial Ingrid Betancur, tres contratistas norteamericanos, siete militares y cuatro policías en desarrollo de la Operación Jaque, planeada por las fuerzas militares durante más cuatro meses y concretada el 2 de julio, diez días antes de la redacción de ese mensaje.

En su mensaje, ‘Cano’ y ‘Catatumbo’ insistieron en que “por muy complejas que sean las circunstancias no vamos a dejarnos imponer ritmos, tiempos ni mucho menos condiciones”, y propusieron analizar “a profundidad si conviene algún nuevo pronunciamiento sobre el intercambio humanitario para que no queden dudas, bien sea a través de Chávez, de Correa, de Ortega, de Jim Jones, de García Márquez, de Leiva, de Piedad, del partido legal, de las ONG que nos escribieron o del canal que consideremos mas apropiado, mientras avanzamos en nuestros balances, elaboración y concreción de planes, trabajo de masas intenso y confrontación militar permanente”.

Se trataba de los presidentes Hugo Chávez; así como de Rafael Correa, de Ecuador; Daniel Ortega, de Nicaragua; el escritor Gabriel García Márquez, el político Álvaro Leyva y la senadora Piedad Córdoba. Sobre las organizaciones no gubernamentales no se dieron nombres concretos.

Un último mensaje sobre las relaciones internacionales fue enviado por ‘Cano’ a Secretariado el 16 de agosto de 2008. En la misiva, destaca tres asuntos que, para ese momento eran importantes para el grupo insurgente: la difusión de sus planes en Venezuela, posibles alianzas con la guerrilla del Eln y un nuevo partido.

”Importante las relaciones del camarada Timo, con los amigos colaboradores del presidente Chávez, vale la pena darles a conocer el plan estratégico, así como se le presentó a su jefe, a su asesor y amigo Chacín. Igual de importante reforzar en los encuentros con los Elenos propiciados por el gobierno, la necesidad de crear una fusión en algunas regiones de dominio primordial de las FARC-EP y buscar el apoyo de los asistentes a estas reuniones, a la senadora Piedad, hablarle sobre la necesidad de crear un partido del pueblo y buscar su alianza al Movimiento Bolivariano”.

Secuestrados, como fichas

Fotograma de un video del periodista Jorge Enrique Botero que documentó la condición de miembros de la Fuerza Pública cautiverio.

El flagelo del secuestro, especialmente por los prolongados cautiverios de varias de sus víctimas y el trato que recibieron en los campamentos selva adentro, se convirtió en un suicidio político para las antiguas Farc que hoy, aún, los persigue estando en la legalidad.

A las personas secuestradas, aún a las muertas, las convirtieron en fichas de cambio y en esa estrategia gravitó Piedad Córdoba, según los mensajes revisados por este portal. Uno de los casos más dramáticos fue el del excongresista Óscar Tulio Lizcano, plagiado el 4 de agosto 2000 en la vereda Getsemaní, municipio de Riosucio, Caldas, y conducido a las selvas de Chocó.

Diez días atrás, el jefe guerrillero ‘Joaquín Gómez’, jefe del Bloque Sur y miembro del Secretariado, le escribió a sus camaradas aceptando la propuesta, al parecer, de ‘Iván Márquez’, de entregarle al excongresista a Piedad Córdoba, pero luego de ciertos procedimientos para que, a su juicio, no aparezca la entrega como tan regalada”. Y agregó: “Eso si, mientras mas rápido mejor, para evitar que la inoportuna muerte llegue y se lo lleve, dejándonos la “manos vacías” y una serie de problemas. Mientras que ahora podríamos capitalizar políticamente a favor nuestro la entrega, y de paso, darle fuerza a piedad para los planes presentes y futuros”.

Y agregó: “No se les olvide que aquí tenemos 4 que se pueden restar, pero que no suman: los 3 policías y el soldado; para el caso que resolvamos hacer un ‘gesto’ a Ortega, Correa, Chávez, la Kirchner, Evo, etc. Es solo una idea”, concluyó.

Lo que no se esperaba era la sagacidad del excongresista, quien a sus 63 años y cargando a cuestas sus dolencias de ocho años de cautiverio, decidió escapar junto con un guerrillero. Caminaron tres días por la espesa selva chocoana hasta dar con tropas del Ejército el 26 de octubre de 2008 en algún lugar de la manigua.

Dadas las difíciles condiciones de comunicación que tenían las Farc en 2009, en parte como consecuencia de las políticas de la Seguridad Democrática, el 25 de octubre aún no sabían de la escapada de Lizcano y continuaban hablando de su posible libración.

Se proyectaba liberar a los tres policías y el soldado que estaban en custodia del Bloque Sur con el fin de “oxigenar el tema del intercambio”, luego de ese proceso, ‘Cano’ y ‘Catatumbo’ plantearon dejar en libertad a Lizcano: “Estamos de acuerdo, en que posterior a este hecho, liberemos a Lizcano, por razones estrictamente humanitarias. Y que esto lo hagamos a través de Piedad, Carlos Lozano y demás personalidades humanitarias reclamándoles, públicamente, atención al trato que están dando a Simón (Trinidad) en los Estados Unidos y a nuestros presos en las cárceles de Colombia, enviándoles así un mensaje de aliento y solidaridad”.

En esa misiva, se informó también que Sigifredo López, “ha manifestado su precario estado de salud pues tiene uretritis, hernia discal y cálculo renal”. Este político regional fue el único sobreviviente de los 12 diputados del Valle del Cauca secuestrados en una operación urbana realizada el 11 de abril de 2002 en la ciudad de Cali.

Sus compañeros de cautiverio fueron asesinados durante un intercambio de disparos entre dos grupos de las Farc en un error táctico que les generó grandes problemas por la manera cómo intentaron desvirtuar los hechos y atribuirle la masacre al Ejército en un supuesto intento de rescate. López fue liberado el 5 de febrero de 2009 y entregado a una comisión encabezada por el CICR y de la que hizo parte Piedad Córdoba.

La liberación de López hizo parte de una estrategia de las Farc de insistir en el canje humanitario a través de decisiones unilaterales. Además, fueron devueltos a sus familias el 3 febrero de 2009 el exgobernador de Meta, Alan Jara, y los policías Alexis Torres, José Lozano y Juan Fernando Galicia, y el soldado William Domínguez.

El anuncio de ese proceso se comenzó a gestar el 15 de diciembre de 2008 cuando ‘Pablo Catatumbo’ y ‘Cano’ le escriben a sus camaradas del Secretariado que si bien es “probable que este año no alcancemos a liberar los 6 prisioneros. Tendremos que promocionar el comunicado de tal forma que ante el mundo quede clara nuestra determinación”.

Además, al insistir sobre el canje humanitario, sostuvieron que “los intelectuales encabezados por piedad, los presidentes amigos, los familiares, el CICR y otras organizaciones humanitarias, y todos los demócratas deberán dar la pelea contra la negativa de Uribe. Hecho público el anuncio, la presión será sobre el porqué solo el gobierno puede y debe otorgar las garantías”.

Y por último, lanzaron una advertencia: “Como hace un año cuando anunciamos otras liberaciones, Uribe alista su cuchillo. Debemos estar muy alertas. Y piedad, cuidarse, porque le está echando los perros encima”.

El comunicado al que hicieron referencia se divulgó el 17 de diciembre y fue dirigido al Movimiento Colombianas y Colombianos por la Paz. En el documento reiteraron su propuesta de canje humanitario y expresaron que “como muestra fehaciente de la voluntad que nos asiste y como gesto que apunta a generar condiciones favorables al canje humanitario, anunciamos la próxima liberación unilateral de seis prisioneros en dos etapas. Estos serán entregados a ustedes, como «colombianos por la paz de Colombia» en cabeza de la senadora Piedad Córdoba. Primero serán liberados tres agentes de policía y un soldado, y a continuación, el señor Alan Jara y el diputado Sigifredo López. Las condiciones de modo, tiempo y lugar serán precisadas en su debido momento”.

Tras valorar el impacto del comunicado, que fue replicado por la prensa nacional e internacional, ‘Pablo Catatumbo’ y ‘Cano’ le volvieron a escribir a los miembros del Secretariado satisfechos con los resultados y resaltaron el papel de Piedad Córdoba: “El esfuerzo de la senadora Córdoba para vincular a gobiernos latinoamericano es importante y será positivo que insista pero la presencia de ellos no debe ser un inamovible porque la gestión de ella y nuestro gesto se pueden desgastar”.

El proceso de liberación de Jara, quien había sido secuestrado el 15 de julio de 2001, seis meses después de concluir su mandato como Gobernador de Meta, comenzó con varios tropiezos, el más fuerte de ellos fue la negativa del presidente Uribe a que en la comisión estuviera presente la senadora Córdoba. Así reaccionó el jefe guerrillero ‘Jorge Briceño’ en un mensaje fechado el 6 de febrero de 2009: “Camaradas del secretariado Fariano saludo. Ante la exclusión de piedad por parte del presidente. Aquí suspendimos lo de Alan. Esperamos orientaciones que hacer”.

Horas más tarde, le escribe a ‘Márquez’ y rectifica su posición: “Como ya uribe permitió que vaya piedad. Mañana le entregamos a Alan”. Un día después, ‘Jorge Briceño’ confirma la entrega en un mensaje al Secretariado: Al final del día de ayer ante el cambio de decisión presidencial, la rueda de prensa de Piedad y el comunicado del CIR, decidimos […] entregar hoy al exgobernador sobre la base que Piedad lo recibe”. Finalmente, Jara fue trasladado a Villavicencio por la comisión humanitaria encabezada por funcionarios del CICR y Piedad Córdoba.

Larga espera

El día de ayer Ingrid Betancourt acusó al exsenadora de Córdoba de retrasar su liberación. La política antioqueña ha declarado de manera voluntaria ante la Comisión de la Verdad y la JEP sobre diferentes temas, pero no se conocen versiones sobre su gestión en la liberación de secuestrados. Foto: @piedadcordoba.

Pese a los gestos unilaterales, las Farc continuaban bajo presión nacional e internacional para que resolviera prontamente la liberación de los secuestrados. En la agenda de los más críticos estaban dos casos que le daban la vuelta al mundo: el del capitán de la Policía Nacional, Julián Ernesto Guevara, y el del sargento Pablo Emilio Moncayo.

El capitán Guevara fue secuestrado el 1 de noviembre de 1998 tras la toma de las Farc a la ciudad de Mitú, departamento del Vaupés. Inicialmente, fueron plagiados cerca de 50 uniformados, pero luego quedaron siete en cautiverio, el oficial entre ellos. La vida en la selva le generó graves enfermedades y murió el 20 de enero de 2006, sin que la guerrillera se condoliera de su situación y lo liberara por razones humanitarias.

Primero hubo presión para que lo dejaran en libertad, pero no fue posible; luego, se presionó para que entregaran sus restos. Y el proceso tuvo bastantes dificultades. En sendos mensajes de las Farc se discutió el tema. El 14 de febrero de 2009, ‘Jorge Briceño’ le escribe al Secretariado y le dice que está de acuerdo con la entrega de los restos, pero pone condiciones: Primero esperamos el informe del primer Frente, luego los alistamientos, cuando todo este listo en el menor tiempo, se avisa al resto del Secretariado, de una vez con coordenadas y frecuencias de radio pequeño”.

Tres días después le escribe a ‘Iván Márquez’ y le cuenta que “lo de Guevara ya se ubico los que conocen, veremos si les da el calzón para llegar al objetivo”, de donde se infiere que encontraron los restos del capitán y los están rescatando. Pero propone una discusión: entregar al sargento Moncayo antes que el cuerpo de oficial de la Policía Nacional.

Y en esa misma misiva le dice a Márquez que “cuando se encuentre a Piedad, dele de parte mía un abrazo amplio y un beso grande, felicitarla por todo lo que ha hecho en busca de caminos de solución a la guerra y la paz […] La recuerdo hablando con el camarada Manuel allá en el campamento de la Rondón en los llanos del Yari y otra ves cerca de los posos, siempre buscando salidas al conflicto que tenemos los Colombianos”.

El segundo caso que estaba en la agenda nacional e internacional era el del sargento Moncayo, secuestrado el 21 de diciembre de 1997 tras el ataque de las Farc a una base militar en el cerro de Patascoy, en límites de los departamentos de Nariño y Putumayo, en el sur del país.

Su padre, el profesor del área de geografía de una escuela en el municipio de Sandoná, en Nariño, abandonó las aulas y con cadenas al cuello recorrió varios países reclamando la libertad de su hijo. Mientras, en las selvas del suroriente del país, los jefes de las Farc no se ponían de acuerdo sobre la liberación.

El 19 de febrero de 2009, ‘Jorge Briceño’ planteó la posibilidad que fuera liberado primero Moncayo y luego se entregaran los restos del capitán Guevara, como un asunto estratégico: “Sugiero que miremos la posibilidad, de dejar lo de Guevara para segundo y anunciar ya la liberación unilateral y entrega a Chávez del teniente que en el pasado nos pidió”.

La discusión cobró fuerza y las Farc anunciaron su liberación el 16 de abril, mediante un comunicado ratificando el pedido de varias personalidades: “Ante la reiterada solicitud de la senadora Piedad Córdoba, de Colombianas y Colombianos por la Paz, del profesor Moncayo y de los presidentes Rafael Correa y Hugo Chávez, anunciamos nuestra decisión de liberar unilateralmente al cabo Pablo Emilio Moncayo y entregarlo personalmente a una comisión encabezada por la senadora Córdoba y el profesor Moncayo una vez se organicen los mecanismos que garanticen la seguridad de la operación”.

Y reiteraron que, con ese gesto, “evidenciamos una vez más nuestra decisión irreversible de alcanzar el acuerdo humanitario sin más dilación y sembrar con certezas los caminos que lleven a la solución política del conflicto”.

En otro mensaje, fechado el 3 de junio de 2009, ‘Alfonso Cano’ vuelve sobre el tema del canje humanitario y le sugiere a los miembros del Secretariado que se haga “pública nuestra decisión de liberar junto a Moncayo, los dos soldados capturados por el bloque oriental y definitivamente olvidados por Uribe, continuar trabajando por concretar ‘las pruebas de supervivencia’ y refregarle una vez más al gobierno su miserable desprecio por sus soldados”.

No obstante, solo era un soldado, se trataba del Josué Daniel Calvo, secuestrado el 20 de abril de 2009 durante combates con las Farc en zona rural de Vista Hermosa, departamento de Meta. Era un joven de 23 años de edad.

En esa misiva, les cuenta que está ante “la expectativa de nuevas comunicaciones de la senadora Piedad y de CPP (Colombianas y Colombianos por la Paz) ante la evidente ofensiva de Uribe que busca atomizar esa enorme fuerza moral y política que clama por el canje y la solución acordada”.

Para el 7 de julio, el gobierno del presidente Uribe autorizó de nuevo a la senadora Córdoba para que adelantara gestiones de mediación en la liberación de los llamados secuestrados canjeables, entre ellos al sargento Moncayo y al soldado Calvo. Y exigió que se gestionara la liberación de todos los secuestrados considerados canjeables, que para ese momento eran cerca de 24 uniformados.

La congresista ya había desarrollado esas tareas entre el 31 de agosto de 2007 y el 22 de noviembre de ese mismo año, junto con el presidente Chávez, pero por excesos del mandatario venezolano, en la Casa de Nariño tomaron la decisión de suspender esa autorización.

Respecto de la segunda autorización, ‘Joaquín Gómez’, comandante del Bloque Sur consideró en un mensaje enviado al Secretariado el 26 de septiembre que “la ratificación de piedad fue solamente para distraer a la opinión pública y quitarse presión por los tantos escándalos que lo están asfixiando. Como se dio cuenta que la liberación unilateral de Moncayo y el soldado cogió fuerza y tiende ya a realizarse, se inventó un nuevo obstáculo: ‘que las FARC deben hacer público el compromiso ante la iglesia y CICR y quizás ante quienes mas, de liberar a todos los prisioneros de guerra en nuestro poder de manera unilateral’.

Y agregó que “las demás liberaciones debe ser el resultado del canje, para que queden libres tanto los de un lado, como los del otro. Esto, el lo ha hecho de manera premeditada adivinando nuestra respuesta, pero nuestra respuesta debe ser esa, así se prolongue quizás por cuanto tiempo mas la liberación de Moncayo”.

En dos mensajes enviados por ‘Jorge Briceño’ al Secretariado les notificó que no tenían aún las coordenadas para liberar a Moncayo y explicó, en uno de ellos, que no las tendría hasta que el gobierno no garantice lo que hemos dicho y se haga con Piedad”. En la otra misiva reiteró la necesidad de garantías para movilizar al soldado Calvo y los restos del capitán Guevara, y exigieron que “Piedad sea la que recibe”.

Finalmente, y después de muchas discusiones, el soldado Calvo fue dejado en libertad el 28 de marzo, dos días después salió del cautiverio el sargento Moncayo y al día siguiente entregaron los restos del capitán Guevara a su familia.

De acuerdo con información divulgada por la Fiscalía General de la Nación, la excongresista Córdoba, quien integra la lista al Senado de la República por el Pacto Histórico, una alianza de agrupaciones políticas de izquierda, no está siendo investigada por nexos con la guerrilla de las Farc. Esa aclaración fue hecha luego de que un exasesor suyo denunciara su cercanía con los jefes guerrilleros y las autoridades venezolanas.

La exsenadora viene siendo investigada por la Corte Suprema de Justicia por sus presuntos vínculos con Alex Saab, un presunto testaferro del presidente Nicolás Maduro que está preso en Estados Unidos y enfrenta un juicio por el cargo de conspiración para lavar dinero.

Se quiso conocer la versión de la excongresista Piedad Córdoba y de Rodrigo Londoño, vocero del Partido de Los Comunes y antiguo miembro del Secretariado de las Farc, pero no fue posible obtener sus respuestas.