Este exjefe de las extintas Farc, conocido como ‘Rubén’ o ‘Manteco’ durante más de 30 años de guerra en el Urabá antioqueño y sur cordobés, fue señalado en un informe de la Policía de ser uno de los socios del máximo líder de las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia, Dairo Antonio Úsuga David, alias ‘Otoniel’. En esta entrevista, se defiende de las sindicaciones.

Al mediodía de ayer, bajo el inclemente calor del Urabá antioqueño, Joverman Sánchez recibió sendos mensajes de sus amigos y conocidos preocupados por su situación. A esa hora ya circulaban notas de prensa que hacían referencia a un informe de la Policía que lo vinculaba con el narcotraficante más buscado del país.

“El documento también asegura que, además de tener problemas de salud (presión alta y diabetes), Otoniel sostiene una relación con un exintegrante de las Farc. Se trata de Joverman Sánchez Arroyave, alias ‘Manteco, quien, según la Policía, ha fortalecido la seguridad del líder del Clan del Golfo”, se pudo leer en la tarde de este martes en una de las versiones de prensa.

La noticia sobre el informe de la Policía, que le fue filtrado al diario El Tiempo, tomó por sorpresa a Sánchez, quien ha sido un defensor del Acuerdo de Paz firmado el 24 de noviembre de 2016 entre el máximo jefe de las antiguas Farc, Rodrigo Londoño, y el entonces presidente de la República, Juan Manuel Santos (2010-2018). De hecho, meses antes de dejar sus armas, en la Semana Santa de ese año, expresó su voluntad de paz en una entrevista concedida a este portal en uno de sus campamentos. “Este proceso sale porque sale”, afirmó en esa ocasión. (Leer más en: Jefes de las Farc hablan de paz desde el Nudo de Paramillo)

Este exjefe guerrillero, que por varias décadas comandó el Frente 58 de las Farc entre las montañas de la Serranía de Abibe, el parque nacional Nudo de Paramillo y las laderas que llevan a las sabanas cordobesas, fue uno de los más perseguidos por las autoridades en su dura confrontación contra el Estado, que dejó decenas de muertos, heridos, desaparecidos y desplazados.

Pero una vez rubricado el Acuerdo de Paz negociado en La Habana, Cuba, tras intensas conversaciones que se llevaron a cabo entre noviembre de 2012 y noviembre de 2016, viene cumpliendo con los compromisos adquiridos y lidera diversos proyectos junto a medio centenar de reincorporados en la vereda de San José de León, del municipio de Mutatá, en el extremo sur del Urabá antioqueño, a unos 38 kilómetros del casco urbano.

Por diversas vías, Sánchez supo de su presunta vinculación con alias ‘Otoniel’ y las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), a las que las autoridades denominan ‘Clan del Golfo’. Momentos antes de recibir los mensajes de solidaridad ante lo que considera “un falso positivo judicial”, estaba reunido en la sede de la Diócesis de Apartadó con tres prelados de la Iglesia Católica y una vocera de la Pastoral Social, revisando convocatorias del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas, que apoya iniciativas de paz en el país. Como prueba de ese encuentro hay una foto, que se tomó por pedido de uno de los sacerdotes.

Reunión de Sánchez en la Diócesis de Apartadó. Foto: cortesía.

El compromiso de este exjefe guerrillero con el Acuerdo de Paz fue respaldado anoche por el Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común a través de un comunicado. En ese documento se deja constancia del liderazgo de Sánchez en el proceso de reincorporación; en su constante comparecencia ante el Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición pactado en La Habana; y en su papel de Consejero Político del Partido en Antioquia.

“Desde hace 3 años cuando se hizo la dejación de armas por parte de las FARC-EP, Joverman Sánchez Arroyave, tiene un esquema de seguridad otorgado por la Unidad Nacional de Protección el cual registra absolutamente todos sus movimientos. De igual forma, se cuenta con un enlace de la policía nacional, el cual monitorea de forma permanente los movimientos de Joverman Sánchez Arroyave. Toda esta información está al alcance de las entidades competentes que tengan algún interés en ella”, se afirma en el comunicado.

VerdadAbierta.com conversó con Sánchez sobre los señalamientos que le hace la Policía, las razones de la Fuerza Pública para construirle un perfil de narcotraficante y las consecuencias que podría tener si, por alguna razón, es detenido.

“Me quieren extraditar”

VerdadAbierta.com (VA): ¿Por qué cree que la Policía lo vincula a usted con alias ‘Otoniel’?

Joverman Sánchez Arroyave (JSA): Sencillo: no me quieren perdonar que fui guerrillero, que les causé mucho dolor de cabeza con la confrontación, eso me lo dijo el general (r) Óscar Naranjo. Quieren extraditarme y atacar el proceso de paz. Muchos hombres hoy le apuestan y quieren el proceso de paz porque yo estoy firme con él. Así me lo han manifestado. Si algo me pasa, habrá muchos muchachos que volverán a empuñar las armas porque ven que no hay garantías. Varios me han escrito, muy preocupados con esta situación.

VA: Justo cuando se divulgó el informe de la Policía, usted estaba en Apartadó, en la sede de la Diócesis, ¿con quién estaba allí y de que se trataba esa reunión?

JSA: De esa reunión salí tipo 12, 12 y media de la tarde. Estaba con monseñor Hugo Alberto Torres, el padre Leonidas Moreno, el padre David y la señora Pilar. Estaba allí porque hay una convocatoria a unos recursos a través del Fondo Multidonante de Naciones Unidas para el sostenimiento de la paz en Colombia; entonces ellos, la Diócesis, le está apostando a este proyecto de reincorporación, que a su vez debe estar apoyado por proyectos productivos, con iniciativas económicas. Es más, vamos a continuar las reuniones.

VA:  No es la primera vez que sostiene encuentros con voceros de la Diócesis de Apartadó. ¿En qué consisten esas reuniones?

JSA: Mantenemos comunicación. No son unas reuniones constantes, pero sí se dan esas reuniones, porque la Diócesis está muy comprometida en ayudar al proceso de paz en todo el país, y especialmente en esta región. Nos están ayudando a gestionar con Cordupaz, una organización europea, financiación para temas de educación en convenio con la Gobernación de Antioquia.

Generalmente esas reuniones son para buscar alternativas de trabajo. Y todo está enmarcado en ayudar al proceso de reincorporación, al proceso de paz, con proyectos productivos en la región.

VA: Desde la firma del acuerdo de paz, en noviembre de 2016, ¿a qué se ha dedicado en el Urabá antioqueño?

JSA: Después de la firma de los acuerdos, me he dedicado sólo y exclusivamente a darle cumplimiento a los acuerdos. Durante seis o siete meses, antes de dejar las armas, nos dedicamos a cumplir lo acordado en la zona veredal de Gallo (municipio de Tierralta, Córdoba). Luego hicimos la dejación de armas y nos trasladamos a Mutatá, a la vereda San José de León, o lo que la gente conoce como La Fortuna.

Aquí lo que estamos haciendo es construir paz; estamos construyendo nuestros propios proyectos con iniciativa propia y con la ayuda de muchas personas, organizaciones y también del Estado. Varias entidades, entre ellas el SENA y la ARN (Agencia para la Reincorporación y la Normalización), han contribuido de una u otra manera a que nosotros saquemos adelante este proyecto de vida que tenemos acá.

VA: ¿Y por qué razón abandonaron la zona veredal de Gallo?

JSA: Nosotros nos vinimos de Gallo porque no había nada qué hacer. Y partimos de la base de que si no hay futuro para la gente, no hay control de la gente, la gente se desintegraba y al desintegrarse, no había garantías de que la gente trabajara por la paz dándole cumplimiento a lo que se pactó con el gobierno.

En Gallo propusimos que nos compraran tierra para proyectos productivos, y nos dijeron que no era posible porque esas tierras no tenían papeles, y es verdad; además, son unas tierras que están en disputa entre la represa Urrá, Parques Nacionales, los colonos y las comunidades indígenas.

Propusimos también que nos permitieran tener unos proyectos productivos de peces en jaulas, aprovechando la represa Urrá porque estábamos en las orillas, pero la OACP (Oficina del Alto Comisionado para la Paz) nos dijo que no era viable porque podíamos contaminar la represa. Eran 120 mil peces, que eso no es mucho, pero para ellos eran muchos. Entonces dijimos: ‘aquí no hay nada qué hacer’.

Además, al señor que arrendó la tierra sólo le habían pagado tres meses y llevábamos casi siete meses. Todo eso conllevó a que dijéramos: ‘aquí no tenemos nada, no desaprovechemos ni el tiempo ni los recursos que nos van a dar’. Y salimos colectivamente.

VA: ¿Qué fue lo que hicieron después de trasladarse de Gallo a San José de León?

JSA: Lo primero que hicimos fue comprar una tierra colectivamente, construir nuestras viviendas humildemente, casas de madera y zinc, casas que aún no se han terminado de cercar, otras no tienen puertas, otras no tienen ventanas, otras están más adelantadas, son cerca de 42 casas. Pero también construimos la carretera para llegar al caserío, y con recursos de la Gobernación de Antioquia se está pavimentando; también construimos peceras, galpones; tenemos yuca, plátano; y hemos tenido cocheras con cerdos.

Foto: cortesía.

VA: ¿Y quién les ayudó a llegar a San José de León?

 JSA: Tuvimos apoyo de la Alcaldía de Mutatá, del alcalde saliente, Jairo Ortiz, sus secretarios de despacho, los concejales. Nos apoyaron cuando llegamos en todo lo que había que hacer, no fue un apoyo económico, porque es un municipio muy pobre, pero fue un apoyo moral. Y siempre conocieron de nuestro trabajo.

También hemos tenido el acompañamiento permanente del SENA; tenemos profesores de la UNAD; y docentes para los grados de primaria para los niños y niñas en convenio con la Alcaldía de Mutatá, la Gobernación de Antioquia y la Diócesis de Apartadó. Y han venido funcionarios de la ARN, PNDU y Naciones Unidas.

VA: ¿Con cuántos reincorporados está trabajando en San José de León?

JSA: En este momento hay aquí 52 exguerrilleros, pero el proyecto es para 58 reincorporados, porque hay compañeros que no viven de manera permanente aquí. Pero en total somos 41 familias, 127 personas total, incluidos menores de edad y algunos que no fueron guerrilleros.

VA: Con respecto a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), ¿cuál ha sido su participación? ¿De qué manera está contribuyendo a la verdad en ese escenario de justicia transicional?

JSA: Yo he acudido a todos los llamados y he estado reconociendo la responsabilidad como persona en los hechos que me corresponden. Y también ante la JEP he respondido por los hechos como exguerrillero de las Farc.

VA: ¿Hasta el momento qué hechos ha reconocido ante la JEP?

JSA: Eso va por etapas, y vamos de 1986 a 1993. He respondido por lo que me han preguntado de esa época. Incluso, me adelanté reconociendo los hechos en el carrobomba de Apartadó (detonado el 27 de febrero de 1997) y en algunos hechos luctuosos de muertes de obreros en las bananeras.

VA: Ante ese informe de la Policía, ¿qué piensa hacer?

JSA: Frente a este grave montaje, lo estoy dejando en manos de mis abogados. Vamos a ver qué orientan. Pero lo único que yo sé es que no nos podemos quedar quietos frente a este falso positivo judicial, que es muy grave y tiene unas intenciones muy claras: capturarme y extraditarme, y así, de esta manera, no perdonarme el haber sido guerrillero y firmante de un acuerdo, y mucho menos que estemos siendo exitosos en esta iniciativa nuestra.