En uno de los ocho municipios de Cesar que ha sido priorizado dentro de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, su ejecución se ve distante y con incredulidad porque hasta el momento no se ha puesto en marcha ningún proyecto.
El recuerdo de un municipio que tuvo su auge en la bonanza algodonera, que atraía a personas de toda la geografía colombiana, es la primera alusión que se hace de Codazzi. Ubicado a 60 kilómetros de Valledupar, este es otro de los ocho municipios del departamento de Cesar priorizado dentro de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
La inclusión de la otrora ‘capital blanca de Colombia’ como beneficiaria de los PDET, que cobijan a 170 municipios en todo el país, agrupados en seis subregiones, se dio por el fuerte impacto que tuvo el conflicto armado y por hacer parte del ecosistema de la Serranía de Perijá.
A pesar de que para esta zona, muy golpeada por las guerrillas del Eln y las Farc, así como por grupos paramilitares, sus comunidades esperaban el pronto impacto de los PDET que, proyectados a 10 años, pretenden mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales, todavía no existe en firme ningún proyecto que haga parte de estos planes de intervención estatal.
De acuerdo con Ruth Angarita, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda Caño Frío, desde que empezaron el trabajo de los PDET las personas vieron una gran esperanza en ellos, precisamente por la manera en que se desarrollaron iniciando con la labor de socialización y planeación desde las veredas.
“Se dividieron por nucleaciones y pensamos que era una nueva esperanza para el campo. Se hizo todo el trabajo, se concertó y se dijeron las grandes necesidades que tiene el campo en educación, salud, seguridad alimentaria, vías, infraestructura, todo”, explicó Angarita.
Además, refirió que el año pasado recibieron la visita de una funcionaria de la Agencia de Renovación del Territorio (ART), quien les dio a conocer que Codazzi recibiría el beneficio inicial para tres veredas con un presupuesto de 150 millones de pesos, para cada nucleación, que verían reflejados en Pequeñas Infraestructuras Comunitarias (PIC), que se debería estar ejecutando en los meses siguientes, pero hasta ahora no han arrancado.
Recientemente, recordó Angarita, recibieron la visita de otro funcionario de la ART que además de informarles que las PIC ya no se llevarían a cabo, llegó con otro proyecto que según esta lideresa ya venía con una guía de trabajo asignada ante lo cual la comunidad estuvo en desacuerdo. La nueva iniciativa se enfocaba en invertir en el mejoramiento de 11 escuelas ubicadas en diferentes veredas del municipio.
Tal como lo advirtió esta dirigente comunal, quedó definida que esa sería la inversión, razón por la cual se hicieron las respectivas visitas a cada una de las instituciones.
Sin embargo, pese a esas labores de reconocimiento, el mismo funcionario, un ingeniero encargado de acompañar la planeación de las iniciativas, regresó al municipio y planteó que se repensara la inversión, esta vez a la adecuación de vías por mil millones que se tenían previsto, por cuanto no se podía invertir en las escuelas porque los predios no estaban legalizados.
“La pasamos de iniciativa, de proyecto, formulando y nunca llega nada”, se lamentó Angarita.
Esta vocera pidió que la ART, entidad que lidera todo lo relacionado con los PDET, tuviera en cuenta a los líderes de la comunidad que han acompañado este proceso y les aclararan “qué está pasando, cómo va el tema de los PDET, cómo van los PIC, qué pasó con eso”, ya que, a su juicio, esta zona padece de mucho abandono estatal y los PDET eran la esperanza de todas las comunidades que veían en ellos la posibilidad de subsanar las necesidades básicas que tienen en la Serranía.
Así como Angarita, otros líderes que participaron en la formulación de los PDET representando a sus comunidades están a la espera de que haya un acercamiento de la ART y que, finalmente, se ponga en marcha alguna acción que les permita ver que estos programas empiezan a materializarse.
Para Carlos Javier Agudelo Díaz, presidente del Consejo Territorial de Planeación de Codazzi y presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda San Ramón, ahora viven con incertidumbre con relación a estas estrategias que hacen parte de la Reforma Rural Integral pactada en el primer punto del Acuerdo de Paz firmado con la antigua guerrilla de las Farc.
Hasta ahora nadie ha llegado a hablarles de lo que sigue en este proceso. “Necesitamos que la Agencia de Renovación del Territorio vuelva y que nos plantee si esto va a ir o no van a ir con las iniciativas que nosotros defendimos”, expresó Agudelo Díaz, quien detalló que Codazzi logró su inclusión en los PDET porque agrupa a cerca de 32 mil víctimas del conflicto armado de acuerdo con el Registro Único de Víctimas.
Y que vuelva la ART al municipio es una solicitud compartida de todos sus líderes. Neyis Rivera, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda Milagro Bajo, representante del Comité Municipal de Cafeteros y quien trabajó en el pilar de seguridad alimentaria, planteó que por lo menos durante la socialización y formulación de los PDET por los menos contaban con la presencia de un funcionario en la zona que les informaba sobre los avances del proceso.
Sin embargo, en la actualidad, carecen de un contacto de la ART que les permita a ellos indagar sobre lo que se está haciendo en este sentido a fin de poder dar cuentas también a las comunidades que pusieron su confianza en estos líderes y hoy se muestras más bien escépticos.
Mientras tanto, los campesinos siguen enfrentando las vicisitudes que dejaron varias décadas de enfrentamientos armados. “No tenemos qué invertir porque lo poco que teníamos nos los quitó la guerra”, dijo Rivera, quien enfatizó en que Codazzi fue uno de los municipios más violentos.
¿Qué dice la ART?
Sobre las quejas de la comunidad, la arquitecta Sandra Luque, funcionaria de la ART, explicó que la inversión para vías hace parte del programa Colombia Rural, que cumple con lineamientos de Invías, pero que es una labor en la que ART ayudó a hacer el proceso a fin de que los 15 municipios del PDET quedaran incluidos.
De igual forma hizo referencia a que en Codazzi se priorizó una vía, pero cuando se quiso socializar con la comunidad, como dicho tramo beneficiaba a una sola vereda, no hubo conciliación y cambiaron la iniciativa por la de las escuelas. “No hay una vía que ayude a dos o tres (comunidades) que era lo ideal, sino que una vía es completamente independiente porque las vías están ramificadas”, expresó la arquitecta, quien reconoció, a su vez, que la visita se realizó hace aproximadamente dos meses.
En cuanto a lo concerniente con la construcción de aulas en las escuelas reiteró que para ejecución de los PDET cuando se trata de construcción de aulas se requiere que las escuelas estén legalizadas con escrituras y el tipo de papeleo que requiere más allá de la sana posesión que sí había permitido que por medio de las PIC se hicieran adecuaciones y mejoramientos.
“Con PDET no se puede hacer solamente con la sana posesión, si es para construcción de aulas o baterías sanitarias debemos tener toda la documentación en regla de la posesión del predio”, reiteró Luque.
Así pues, en medio de la desesperanza, los líderes esperan que los PDET no queden en el papel puesto que sienten que todavía hay un camino muy largo para que se puedan consolidar estos programas. “Somos los representantes, cómo no nos van a informar qué es lo que hay, cómo viene y por qué viene”, cuestionó Rosalía Carrillo, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda Zorrocuco, donde habitan alrededor de 48 familias que viven de cultivos de café y plátano.
Al tiempo, estos líderes ponen la cara ante las comunidades que representan y a las cuales convocaron durante diferentes etapas del proceso para trabajar en la consolidación de los PDET, puesto que son ellos a quienes se dirigen los habitantes de las distintas veredas para indagar sobre lo que se está haciendo con relación a estos programas.
“Es un sistema que entusiasma, embullan y lo dejan a uno como el mentiroso del paseo porque uno va a repetir las mentiras que le dicen a uno”, se quejó Judith Fonseca, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda La Trementina del corregimiento de Casacará.
Las palabras de esta mujer revelan la insatisfacción que ha dejado un proceso de concertación que, por ahora, está sólo en el papel, lo que sin duda causa, entre las comunidades, cierta desesperanza e incredulidad.