A propósito del comienzo de la destrucción del armamento de las Farc, VerdadAbierta.com hace un recuento de qué pasó con las municiones del M-19, el Epl, la Crs y el Prt.
Ya comenzaron a quemarse las armas de las Farc. Así lo afirmó el pasado 7 de julio la Misión Política de la ONU. En su balance, asegura que ya destruyeron las primeras 100 caletas de este grupo armado, que están a la espera del acompañamiento de la Fuerza Pública para destruir otras 356 y pendientes de la más información de la organización insurgente para ubicar otras 204, para un total de 660 caletas.
Hasta el momento se han quemado 1.189 granadas, 329 minas antipersonales y más de 90 mil municiones. “De igual manera, en las 26 áreas de Dejación de Armas, se ha iniciado con el proceso de destrucción de la munición registrada y almacenada en los contenedores”, afirmó la misión internacional.
De esta manera, sigue corriendo el tiempo que tiene la Misión Política de la ONU para destruir todo el armamento de las Farc. La próxima fecha a cumplir es el 1 de agosto, cuando se debe sacar todo el armamento de las zonas veredales que guarda en los contenedores. Luego, todo ese material se fundirá y se convertirá en tres monumentos que estarán en Nueva York, en La Habana y en un lugar de Colombia que todavía no han decidido.
Aunque ahora se trata de 7 mil armas, una cantidad nunca antes vista en una guerrilla colombiana, este proceso con las Farc guarda ciertas semejanzas a la dejación de armas que hicieron otros grupos armados durante la década del noventa.
Entre monumentos y campanas
Tal como sucede ahora con las Farc, fueron comisiones internacionales las que registraron las armas y consolidaron todos los listados del tipo de armamento que tenían los guerrilleros en aquella época. Por ejemplo, el registro de armas del Epl y del M-19 estuvo a cargo de delegaciones de la Internacional Socialista, la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 y de expertos militares vestidos de civil de otros países.
“Ninguna guerrilla ha permitido que el Gobierno manipule directamente las municiones, que tenga acceso a armas. El no estar derrotado en guerra lleva a la situación de que sea un tercero quien se ocupe de esos oficios”, precisó Álvaro Villarraga, académico del Centro Nacional de Memoria Histórica y exmiembro del Epl
En el caso esta guerrilla, acabaron con todos los explosivos y las municiones antes de entregar las armas el 1 de marzo de 1991. “En los seis campamentos había grupos disparando permanentementeen polígonos. Era impresionante oír los tiros todo el tiempo. Se quemó todo”, recordó Villarraga.
Llegado el día, esta guerrilla entregó sus armas de manera simultánea en todas las zonas de concentración en las que estaban: Bolívar, Córdoba, Antioquia, Risaralda y Norte de Santander.
Al día siguiente, en hornos eléctricos de empresas siderúrgicas, se fundieron las cerca de 900 armas que dejaron lo 2.200 guerrilleros, entre metralletas, fusiles, carabinas y rifles.
Con este material, se erigió el Monumento a la Paz, instalado frente a la Terminal de Transportes del Norte en Medellín.
“Es un árbol que simboliza la vida. En la copa, aparecen mujeres y niños que son víctimas y encima retoños que implican la esperanza”, recordó el exguerrillero. Tiempo después, junto a ese monumento se construyó otro con las armas que dejaron las milicias de Medellín en los noventa, esta vez de niños bailando.
Villarraga aseguró que los tiempos de dejación de armas de las guerrillas de los noventa, que fue cuestión de días, se dio en un contexto muy diferente al de las Farc. Primero, porque era menos armamento; y segundo, porque los guerrilleros tenían el tiempo contado para alcanzar a entrar a la Constituyente.
“El Epl simbólicamente entregó armas a la Constitución del 91 y fueron delegaciones de la Constituyente los que constataron la dejación de armas”, expresó Villarraga.
Esos tiempos políticos también fueron favorables para que otras guerrillas dejaran sus armas. Fue así como el Movimiento Armado Quintín Lame entregó todo su armamento ante la Confederación de Iglesias Evangélicas y el Consejo Mundial de los Pueblos Indios. El 31 de mayo de 1991 en el campamento de Pueblo Nuevo, en Caldono, Cauca, los mismos indígenas quemaron las municiones y las armas de esa guerrilla.
Tres años después, las 500 armas de la Corriente de Renovación Socialista (Crs), una disidencia del Eln, se convirtieron en las tres campanas de la iglesia de Flor del Monte, en el municipio de Ovejas, Sucre.
Acero inutilizado
Si bien tres organizaciones guerrilleras fundieron todo su armamento para convertirlas en algo más, no todos los grupos armados eligieron el mismo camino. El Partido Revolucionario de los Trabajadores (Prt) lanzó sus 100 armas al fondo del mar desde el campamento Don Gabriel, en Sucre, Ovejas, ante la presencia de la Comisión Veedora Nacional de Líderes Políticos y Sociales.
“Para inutilizar el armamento en poder del Prt éste se arrojará en un lugar del Mar Caribe a mar abierto, en una ceremonia que tendrá lugar el 26 de enero (de 1991) en presencia de una comisión del Prt, la Consejería de Paz y los invitados especiales”, precisó el acuerdo de paz de esa guerrilla.
Antes de eso, se aseguraron de detonar todas las municiones y quemar las prendas militares que tenían en su poder.
Por su parte, las armas del M-19 tampoco terminaron en un monumento. Cerca 900 guerrilleros estuvieron ese 2 de marzo de 1990 en Santo Domingo, Cauca, para recibir la orden de dejación por parte de sucomandante, Carlos Pizarro: “Por Colombia, por la paz, dejad las armas”.
Después, Pizarro se acercó a la pila de armas que ya habían dejado sus subordinados, envolvió su pistola en una bandera de Colombia y la dejó a disposición de los veedores de la Internacional Socialista. “¡Oficiales de Bolívar, rompan filas!”. Fueron las últimas palabras que pronunció este líder guerrillero en el acto de dejación de armas.
El armamento del M-19 se fundió y se convirtió en poco más de 1.500 kilos de acero con los que todavía no se ha hecho ningún monumento, a pesar de que ese era el objetivo inicial.