En este Sitio Transitorio de Normalización del corregimiento Conejo, en el municipio de Fundación, se empieza a vislumbrar lo que pueden ser estos territorios para las Farc y las comunidades cercanas: un enclave de estudio, arte y política.
Abrir un periódico regional en La Guajira significa leer noticias de muerte infantil por desnutrición, de corrupción de mandatarios locales, de escases de agua y falta de red eléctrica. Sin embargo, Pondores parece estar escribiendo una nueva historia en el departamento, no solo porque allí los integrantes del Bloque Caribe de las Farc están dejando sus armas, sino porque en menos de medio año que lleva de constituida esta zona transitoria de concentración las comunidades aledañas se han visto beneficiadas.
Para llegar hasta allí hay que cruzar el retén instalado por el Ejército en la vía que conduce de Fonseca a Conejo; luego, pasar por el campamento de la Unidad Para la Edificación de la Paz de la Policía; y finalmente, atravesar la zona del Mecanismo de Monitoreo y Verificación. Son menos de 10 kilómetros los que registra el carro desde el casco urbano de Conejo hasta la entrada a la zona.
Un pasacalle con imágenes de los extintos comandantes guerrilleros ‘Efraín Guzmán, ‘Alfonso Cano’ y ‘Jacobo Arenas’ da la bienvenida al “campamento por la paz”; unos metros más adelante se visualiza una valla de ‘Amaury Rodríguez’, quien fuera el jefe del Frente 59 y con cuyo nombre fue bautizada este sitio por los cerca de 250 guerrilleros de los frentes 19, 41 y 59 de las Farc que están en el sitio.
Al igual que ocurre en la vereda Tierra Grata en La Paz, Cesar, buen parte de la composición de combatientes pertenece a las comunidades indígenas que han habitado la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá, en el norte del país. (Ver: En vereda Tierra Grata, las Farc despejan dudas sobre proceso de paz)
La ciudadela
‘Bertulfo Álvarez’ y ‘Joaquín Gómez’, ambos comandantes de vieja data e integrantes del Secretariado, son los responsables de este lugar. En diálogo con VerdadAbierta.com explicaron que la construcción rápida de la zona fue producto de la diligencia del Ingeniero a cargo y de los más de 100 guerrilleros que trabajaron en ella.
“Cuando llegamos no había nada, solo polvo. Ahora, aún faltando cosas por edificar, sabemos que es una de las más avanzadas y que, a diferencia de algunas otras, no tiene problemas de suministro de agua o de acceso por las vías”, aseguró ‘Gómez’.
La zona, que tiene cara de pequeño pueblo, se construyó en un terreno de cuatro hectáreas: cuenta con alcantarillado, zonas comunes, baños y duchas, una cocina grande con comedor, un aula de estudio, enfermería, cuartos de lactancia para madres gestantes y una recepción. A ello se suman las dos plantas eléctricas que suministran energía durante el día.
Mientras se realizó la construcción, los guerrilleros acamparon en un terreno ajeno, por el cual el gobierno nacional tuvo que pagar arriendo a su propietario para que los dejara quedar, según contó ‘Álvarez’.
Esta es una de las zonas de concentración por las cuales el gobierno ha sacado pecho y divulgado a través de la prensa, pues su construcción avanzó en los tiempos esperados y contempló lo acordado con la guerrilla. No obstante, los combatientes hacen uso parcial de ella, pues hace falta que se entreguen dos aulas y se adecúen las casas ya edificadas a los más de 30 grados que registra la temperatura.
Los días transcurren con los fusiles que quedan al hombro, los comandantes nunca fueron partidarios de dejar las armas en algún armerillo por temor a algún robo o intento de asalto. Día a día, los depositan por el tiempo que dura el conteo de la ONU. Ya quedan pocos por hacer la dejación de sus armas personales.
Política sin armas
Como en las demás zonas de concentración de las Farc, las visitas de civiles son el pan diario. Por la recepción pasan familiares, estudiantes, profesores y políticos locales y hasta artistas vallenatos, con el fin de hablar del desarrollo regional que puede traer el acuerdo de paz y del futuro de la región de cara al nuevo partido político que fundará la organización guerrillera.
‘Joaquín Gómez’ es quien recibe a varios de los visitantes. Nacido en Barrancas, La Guajira, es reconocido aún en la región como el joven que a temprana edad se fue a estudiar Ingeniería Agrícola a la Unión Soviética para luego ser profesor universitario en la Universidad de la Amazonía. Aunque su militancia en las Farc la desarrolló en el sur del país, en el departamento dejó su legado político cuando trabajó en la Juventud Comunista y en el Partido Comunista Colombiano Clandestino, hoy empieza a recoger lo que alcanzó a sembrar siendo civil.
Según cuentan varios de los asistentes, desde el punto de concentración han salido algunas ideas para que la comunidad se empodere y exija a las autoridades locales el cumplimiento con los servicios básicos. Por ejemplo, varias comunidades indígenas Wayuu han realizado derechos de petición a la Corporación Autónoma Regional de la Guajira (Corpoguajira) a los cuales les han ido dado respuestas parcialmente.
A finales de marzo pasado, en los medios de comunicación se conoció que desde allí salió una carta dirigida a los alcaldes de la región para que los tuvieran en cuenta a la hora de elaborar los planes de desarrollo locales, asegurando que dentro de los Planes de Desarrollo Territorial (PDTS) el departamento era uno de los priorizados, por lo cual había que inscribirlos ante la Comisión de seguimiento e Impulso a la Implementación contemplada en el acuerdo.
La misiva, que nunca fue contestada, generó revuelo en la opinión pública: los detractores del proceso aseguraron que las Farc estaban haciendo política sin haber dejado las armas y que ya habían empezado a incidir políticamente en los departamentos.
Pese a las críticas que han llegado de distintos sectores políticos, las comunidades son las que han abanderado los reclamos y han hecho de la recepción de la zona de concentración una sala de reuniones para discutir proyectos colectivos. A ello se suma que son cientos los beneficiados por los servicios de salud que presta la enfermería que tiene el lugar, atendida por un médico profesional y dos integrantes de la Defensa Civil.
La construcción de esta zona está dando respuestas parciales a algunos de los reclamos que las comunidades de esa región han tenido históricamente con el Estado, como el acceso al agua y a la salud. No sé sabe hasta ahora qué pasará luego del fin jurídico de estos sitios, que debe darse en agosto próximo, pero lo cierto es que en esta ciudadela las Farc se quedarán viviendo y haciendo política.
Paralelo a las reuniones con los distintos sectores políticos, diversos gremios, y comunidades, los combatientes se han venido capacitando a través de los cursos que el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) ha dictado y mediante las jornadas de estudio que conducen la comandancia del lugar y el Secretariado de la organización insurgente, su máximo órgano de dirección.
Reinserción avanza con estudio
A finales de mayo, en una ceremonia que contó con la participación de María Alejandra Nieto, directora del Sena, se graduaron 100 estudiantes de los cursos Ciudadanía Digital para La Paz-Tic’s y Agroecología. Durante un mes los guerrilleros recibieron capacitación para iniciar esta etapa de transición a la vida civil.
El encargado de dar el discurso de apertura fue ‘Joaquín Gómez’, quien se refirió a los alumnos como la muestra del avance del proceso de paz y de las futuras posibilidades que a cada uno se le presentará luego que se incorporen a la legalidad y avance el proceso.
“Para las Farc-EP es un honor y orgullo tener a los primeros gradados de los cursos dictados por el Sena. Adquirimos un compromiso con la paz y acá estamos cumpliendo, con educación y desarrollo para nuestro futuro”, aseguró el comandante guerrillero.
En medio de sonrisas y aplausos, uno a uno, fueron recibiendo su diploma, para muchos el primero en su vida. “Yo nunca pude ir a la escuela, mi familia campesina era muy humilde y solo nos dedicábamos al trabajo del campo. En las Farc aprendimos muchas cosas que ojalá algún día se nos certifiquen, pero para mí es un logro saber que ya vamos siendo parte de la legalidad y que mejor cosa que siendo estudiantes”, aseguró uno de los graduandos.
Para otros, los cursos fueron un intercambio de saberes. La gran mayoría de los combatientes se han formado empíricamente por su contacto con la naturaleza y la supervivencia por años en sierras y serranías. ‘Marcos’, uno de los insurgentes, recordó que mientras los profesores del Sena les daban teoría, ellos explicaban la función de cada planta de la Sierra Nevada de Santa Marta o la manera de hacer abono orgánico con los desechos que dejan las hormigas luego de procesar las hojas que a diario recolectan en los hormigueros.
Carlos Pulido, uno de los profesores encargados del curso de Agroecología, reconoció que el conocimiento empírico que tienen los combatientes en muchos casos supera a los adquiridos por ellos en los libros. “Si a ese conocimiento medioambiental y agroecológico que han adquirido por décadas, en los distintos ecosistemas que han estado, se le suman los componentes teóricos que hemos visto seguramente serán provechosos para lo que ellos decidan a futuro. Es gente con un recorrido que pocos tenemos”, reconoció el docente.
Aún así, son varios los escépticos que no creen que los cursos sean de utilidad más allá del beneficio personal. “A nosotros de qué nos sirve de eso en la ciudad si está demostrado que ni a los jóvenes les dan empleo, ahora a uno de viejo menos”, aseguró con tono crítico ‘Fabio’, un guerrillero del Frente 59.
Como él, hay varios que creen que al tiempo que se cursan las capacitaciones se debe priorizar el desmonte del paramilitarismo, un temor que ronda los 26 puntos concentración de las Farc en todo el país; muchos creen que una vez entrados en la legalidad no podrán continuar con sus estudios por miedo a ser amenazados o asesinados, como ya ha ocurrido.
El miedo no es irreal, sobre todos cuando el pasado martes el conjunto de las Farc entregó un segundo 30 por ciento de las armas personales a la Misión de la ONU para cumplir con el calendario de lo acordado. El sentimiento de alegría que se vio en las ciudades contrasta con algunas caras largas y ciertos temores de los guerrilleros rasos cuando se habla de abandonar el fusil. (Ver: En una semana las Farc dejarán todas sus armas)
Último cumpleaños en armas
El pasado 27 de mayo las Farc celebraron su cumpleaños número 53 con actos culturales compartieron con la población civil en las distintas zonas de concentración. En Conejo se conmemoró dos veces el aniversario, con las comunidades y gremios regionales, y luego en un pequeño acto interno.
Un mes antes del aniversario, entre los combatientes rondó la idea de compartir ese día sus memorias y videncias del trasegar subversivo. A través de música, poesía, cuentos y ensayos, condensaron más de cuatro décadas que llevan en filas la mayoría de combatientes concentrados allí.
‘Guillermo’, un guerrillero que se ingresó al Frente 5 en la década de los ochenta, tiene escritas más de 200 páginas sobre su trasegar militar y político; en su texto “Memorias de la estepa guerrillera”, hace un recuento critico de los años de confrontación, de su paso por las distintas unidades desde que se ingresó en el oriente del país y de la aplicación de la disciplina revolucionaria.
Por su parte, ‘Alberto’, quien padece Parkinson en estado avanzado, ha escrito textos desde 1990 cuando el Ejército bombardeó ‘Casa Verde’, el campamento donde se refugiaba el Secretariado de la época, las anécdotas y relatorías de las escuelas de formación de Manuel Marulanda y ‘Jacobo Arenas’, y su trasegar durante más de 30 años desde el sur del país hasta llegar al Bloque Caribe, en el norte.
Otros, a ritmo de coplas, vallenatos, rancheras y música popular expresaron lo que fueron los 53 años de las Farc. En todas las composiciones, orales o escritas, uno de los temas que se destaca es la solución política al conflicto armado que, con tras pies y baches aún por superar, empieza a ver las primeras luces.
Son cientos de anécdotas y recuerdos de la aguda confrontación y de las vivencias de cada militante acopió duranteestos largos años de guerra; son historias que, con seguridad, se van a contar en los estrados judiciales y ante la Comisión de la Verdad; relatos de hombres y mujeres que construirán esa verdad que muchos han tratado de develar, pero que solo quien la vivió las podrá narrar.
Si el cronograma se cumple, el próximo miércoles las Farc ya estarán desarmadas y todo el material bélico usado durante estos años de confrontación estará en manos de la Misión de la ONU. Ese día marcará el inicio de un nuevo capítulo en la historia de esta organización guerrillera y del país, y se pondrá a prueba el trabajo social y político que en distintas regiones la guerrilla logró realizar estando en armas. Lo que se viene será entonces la disputa en las urnas, con reglas de juego claras, por su presencia en aquellos cargos de elección popular, el nuevo reto de la insurgencia en tiempos de paz.
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