La decisión del Comité Noruego del Nobel de reconocer la gestión del presidente Juan Manuel Santos en las negociaciones con las Farc es un estímulo para concretar el proceso iniciado hace cuatro años.
“Colombianos, este premio es de ustedes, es por las víctimas y para que no haya una sola víctima más, un solo muerto más, debemos reconciliarnos y unirnos para culminar este proceso y comenzar a construir una paz estable y duradera”, declaró el presidente Juan Manuel Santos en su primera alocución tras conocerse que fue reconocido con el Premio Nobel de Paz, anunció que se hizo desde Noruega este viernes.
El mandatario habló a la prensa desde la Casa de Nariño acompañado de su esposa, María Clemencia Rodríguez. Con la sobriedad que lo caracteriza, dijo que recibe ese reconocimiento “con gran humildad y como un mandato para seguir trabajando, sin descanso, por la paz de los colombianos, a esta causa dedicaré todos mis esfuerzos por el resto de mis días”.
La decisión del Norwegian Nobel Committee para reconocer a Santos se basó en “sus decididos esfuerzos para llevar más de 50 años de guerra civil en el país a su fin, una guerra que ha costado la vida de por lo menos 220 000 colombianos y desplazado a cerca de seis millones de personas”.
En su exposición, el Comité noruego también reivindicó a quienes desde otros escenarios han buscado la paz en Colombia: “El premio también debe ser visto como un tributo a los colombianos que, a pesar de grandes dificultades y abusos, no han perdido la esperanza de una paz justa, y para todas las partes que han contribuido al proceso de paz. Este tributo es también, en no menos medida, a los representantes de las innumerables víctimas de la guerra civil”.
En su exposición de motivos, los noruegos también destacaron las dificultades atravesadas por Santos para concretar el acuerdo final con las Farc, entre ellos el resultado adverso del Plebiscito por la Paz, cuya petición de respaldo fue negada en las urnas este domingo (2 de octubre) por el 50,21 por ciento de los votantes.
Al respecto, el Comité dijo: “El resultado de la votación no era lo que quería el presidente Santos: una estrecha mayoría de los más de 13 millones de colombianos que emitieron su voto, dijo que no […] Este resultado se ha creado una gran incertidumbre en cuanto al futuro de Colombia. Hay un peligro real de que el proceso de paz llegara a su fin y que la guerra civil estalle de nuevo. Esto hace que sea aún más importante que las partes, encabezadas por el presidente Santos y el líder de la guerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño, continúen respetando el alto al fuego”.
El camino transitado por Santos y su equipo negociador, así como por los voceros de la guerrilla de las Farc, no ha sido fácil. De la alegría desbordada expresada en Cartagena el pasado 26 de septiembre, cuando se firmó oficialmente el llamado “Acuerdo final para la terminación del conflictoy la construcción de una paz estable y duradera”, se pasó a la tristeza profunda el 2 de octubre cuando el No se impuso en las urnas, dejando sin piso lo logrado con ese grupo alzado en armas.
A partir de la derrota del Sí, el país comenzó a presenciar la puja por quienes impulsaron el No, liderada por el senador Álvaro Uribe Vélez, para que lo pactado en La Habana fuera revisado y se corrigieran algunos puntos sobre los cuales tenía reparos.
Al agitado comienzo de conversaciones se sumó la declaración del gerente de la campaña de la oposición, Juan Carlos Vélez. quien admitió que se valieron de engaños para lograr que la gente votara en contra lo alcanzado con la guerrilla. Sus afirmaciones, entre las que se destacaron los financiadores de la campaña del No, generó una crisis de credibilidad en sus fines y una discusión interna en el Centro Democrático de la cual surgió una declaración desmintiendo a su gerente, quien no tuvo otro camino que renunciar a su cargo.
En la siguiente línea de tiempo reunimos los momentos más destacados del proceso de paz, en la que se reseñan los hitos del proceso de negociación que llevaron a Santos a ganar el Premio Nobel de Paz. Después de ella, encontrará las consideraciones del impacto político del galardón y las reacciones a favor de este reconocimiento y la reiteración de la petición para que el proceso llegué a su implementación, sin más dilaciones.
Impacto político
El Nobel de Paz no solo destaca a Santos en la lista histórica de quienes han recibido el galardón; también representa un apoyo político por parte de la comunidad internacional justo cuando el panorama en Colombia no era el mejor de todos.
Desde antes de que se realizara el Plebiscito, el Centro Democrático había exigido que de ganar el No, Santos debía abandonar su cargo. El mismo mandatario, en una entrevista con BBC, sostuvo que si la mayoría de los colombianos no aprobaba el acuerdo se vería en “serias dificultades”. Así, que desde que se conocieron los resultados de la refrendación, el Uribismo ha reiterado que el Presidente debe dejar su cargo.
A esta presión, se suma la incertidumbre en la que cayeron los acuerdos pues se pasó de tener un documento firmado y unos mecanismos legislativos listos para la implementación a pensar si es posible renegociar algunos puntos de los acordado y quiénes deberían hacerlo.
Frente a esta disyuntiva no parecía haber muchas salidas, pues mientras el senador Uribe Vélez planteó “ajustes y proposiciones iniciales” que realmente iban dirigidos a los puntos nodales de lo pactado con las Farc, como no asimilar el acuerdo de paz como un tratado internacional, un alivio judicial “sin impunidad” para la Fuerza Pública y la elegibilidad política de responsables de delitos de lesa humanidad; Santos insistió en que ya estaba cerca la paz.
“Con los del No identificamos que muchas de sus preocupaciones están en puntos que requieren aclaraciones o precisiones”, aseguró el mandatario tras una reunión con Uribe y varios representantes de la oposición el miércoles pasado.
Y fue justamente en medio de la espera de algún resultado de la comisión con los partidos políticos y con varios de los voceros del No que Santos recibe el anunció del Premio Nobel de Paz.
Respaldo masivo
Pese al enrarecido clima que generó el resultado del Plebiscito por la Paz, la reacción de buena parte de la ciudadanía Bogotá y de distintas ciudades del país en apoyo a los acuerdos pactados con las Farc ha sido el contrapeso a las conversaciones que adelantan los grupos políticos para concretar la revisión de lo pactado con el grupo alzado en armas.
Han sido diversas y desde distintos sectores las expresiones de apoyo popular a la gestión realizada por Santos y su equipo de negociadores para lograr un acuerdo con la guerrilla. Marchas multitudinarias, conversatorios, veladas, eventos culturales y pronunciamientos de todo tipo para evitar que se eche a la basura los avances que hasta ahora se tienen.
Esas manifestaciones ciudadanas fueron apoyadas por los gobernadores de Nariño, Cauca, Putumayo, Chocó y La Guajira, así como por una delegación de 24 municipios afectados por el conflicto, quienes a través de un comunicado expresaron su saludo “con especial gratitud a la sociedad civil que pacíficamente ha decidido realizar distintas manifestaciones de respaldo a la paz y la búsqueda de una salida negociada”.
En medio de todo ese respaldo ciudadano llegó la noticia del otorgamiento del Premio Nobel de Paz para el presidente Santos, lo que reconfortó a quienes han propiciado el respaldo en las calles al proceso con las Farc.
Así lo reconoció, por ejemplo, Carlos Guevara, coordinador del sistema de información de Somos Defensores, la organización no gubernamental que monitorea las agresiones a los defensores de derechos humanos. A su juicio, el galardón concedido al presidente Santos es un espaldarazo político internacional sin precedentes al proceso de paz y planteó que debe ser aprovechado para ponerle fin a la polarización por la que atraviesa el país: “Hay que cohesionar a Colombia entorno al Premio Nobel de Paz. El presidente ya dio pasos hacia ese punto, unir a todos los colombianos, pero sobre todo a las víctimas, para que el premio sea el catalizador que permita zanjar las diferencias entre los del Sí y los del No”.
Para María Teresa Arizabaleta, ferviente defensora de derechos humanos que coordina a la Ruta Pacífica en Valle del Cauca, organización que años atrás ganó el Premio Nacional de Paz, el reconocimiento a la labor de Santos es un gran espaldarazo a la búsqueda de paz: “En el primer plebiscito (que avaló el Frente Nacional en 1957) trabajé 13 años y por éste por 20. El resultado del No desanimó mucho, pero seguimos trabajando por la paz: antes del 2 de octubre hicimos mucha pedagogía, pero ahora nos vamos a movilizar con más fuerza porque somos las reconstructoras del tejido social”.
Edwin Mauricio Capaz, coordinador del Tejido de Defensa de la Vida de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), consideró que el Premio Nobel oxigena la compleja situación en la que se encuentra la sociedad colombiana, puesto que mientas en el país hay una profunda división en torno al proceso de paz, en el exterior hay un respaldo unánime.
“Si bien el premio es un impulso internacional, debe ser un incentivo para la sociedad colombiana. Tenemos que seguir exigiendo que concluya la negociación y que haya una participación total de la sociedad civil en la renegociación de los acuerdosde La Habana o en el pacto nacional que se pretende convocar para cerrar el conflicto armado. No podemos dejar que la paz caiga en manos de dos sectores políticos, debe ser una construcción de la sociedad civil en conjunto”, planteó el líder de la Acin.
Defensores de víctimas de Antioquia, uno de los departamentos más golpeados por la guerra y en donde paradógicamente ganó el No, expresaron su alegría por el galardón que viene de Noruega, ya que exalta a quienes más han padecido los efectos de la confrontación armada.
En ese sentido se expresó Anaidalyt Delgado, coordinadora de la Mesa Municipal de Víctimas de Medellín: “Para nosotros este es un premio que también nosotros es importante desde el momento en que nos reconoce como víctimas, reconoce que hay un conflicto en el país. Desde ese momento nos sentimos apoyados para seguir esta lucha y es una oportunidad para esa parte de la sociedad que ha estado indiferente que es el momento de nosotros unirnos y para seguir esta lucha que tenemos nosotros como víctimas. Para nosotros esto es un gran apoyo que nos da la comunidad internacional y que nos está diciendo: ‘bueno, cómo va quedar este país’”.
Para Víctor Hugo Hernández, coordinador de la Mesa Departamental de Víctimas de Antioquia, las palabras del presidente sobre las víctimas son muy confortables y pide que se fortalezcan las instituciones encargadas de la restitución de sus derechos. Además, plantea que el objetivo que se debe perseguir en adelante “es poder vivir en un país en paz, un país que perdone, un país que vive en constante reconciliación independiente del voto del NO y del voto del Sí, lograr que nuestro país esté en armonía y en ese orden de ideas nosotros como víctimas del conflicto armado poder también lograr ese objetivo grande que es lograr esa reparación integral para todas las víctimas de todo el país”.
Sectores políticos de izquierda como Marcha Patriótica también se pronunciaron sobre el impacto político que tendría el Premio Nobel de Paz otorgado a Santos. A juicio de David Flórez, vocero de esa colectividad, “es un espaldarazo a la mayoría de la sociedad colombiana que quiere la paz, que va más allá de los esfuerzos institucionales, y que en estos seis años han hecho grandes esfuerzos, como las víctimas, las organizaciones sociales y los movimientos políticos”.
Flórez destacó también la importancia de reconocer el esfuerzo que ha hecho, durante estos cuatro años de negociación, la delegación de paz de las Farc. A su juicio, “ha sabido conducir a buen puerto las negociaciones y que en medio de las dificultades para ponerle fin a la guerra es evidente su esfuerzo, en esa medida el Nobel también los incluye a ellos”.
La satisfacción por el significado político del reconocimiento a Santos también la expresó Aida Avella, líder de la Unión Patriótica (UP) y sobreviviente, como pocas, de la persecución a ese movimiento de izquierda surgido en la década del ochenta y exterminado a sangre y fuego en pocos años.
“El Presidente ha dedicado el triunfo a las víctimas, que entre tanta indelicadeza con quienes hemos sufrido la guerra es un bálsamo. Es un empujón para implementar un acuerdo que va a salvarvidas, que los hijos que van al servicio militar no regresen mutilados y para que los guerrilleros puedan estudiar, cambiar armas por cuadernos”. Además, dijo que también es un aliento “para conseguir que se termine esta guerra y se empiece a buscar lasalida política con el Eln”.