Indígenas ofrecen su territorio para la desmovilización de las Farc

      

A diferencia de las grandes organizaciones indígenas delpaís, cuatro comunidades del departamento de Cauca están dispuestas a que una de sus veredas sea usada temporalmente para el proceso de dejación de armas que se avecina.

caldono42 veredas suman los tres resguardos de Caldono que se ofrecen para ser un punto de concentración de las Farc. Foto: archivo Semana.Pese a que en el recuerdo de los habitantes de Caldono están presentes los cientos de hostigamientos de la guerrilla de las Farc contra su pueblo y la sensación de vivir presos de la zozobra en las últimas décadas, las autoridades indígenas de los resguardos de Pueblo Nuevo, Caldono y San Lorenzo, y Tumburao, del vecino municipio de Silvia, ofrecieron sus territorios para que en alguno de ellos se instale una de las zonas de concentración que se crearán para la desmovilización de las Farc una vez se firme el Acuerdo Final con el gobierno nacional.

Este gesto coincide con la inclusión de Caldono en la lista de 30 municipios donde, según el Ministerio de Defensa, se crearán las 23 Zonas Veredales Transitorias de Normalización y los ocho campamentos en los que se concentrarán las distintas estructuras de este grupo alzado en armas para iniciar su proceso de desarme y reintegración a la vida civil, según lo acordado en La Habana y dado a conocer el pasado 23 de junio.

Autoridades locales reclaman mayor información sobre Zonas Veredales

Pese a que una de las condiciones para establecer esas zonas de concentración es no estar ubicadas en resguardos indígenas, las cuatro comunidades Nasa insisten y ofrecen sus territorios como “su aporte y un gesto humanitario que conllevará la consecución de la paz anhelada de los pueblos”.

Sus gobernadores ratificaron dicha postura en una carta abierta en la que señalan que “en el marco de la autonomía, la autodeterminación, la participación comunitaria y consientes de los vacíos, dudas, temores y enemigos de la paz, hemos colocado a disposición de las partes en diálogo con previos criterios internos, para que nuestros territorios indígenas sean el punto específico de la Zona Veredal Transitoria para la Normalización”.

Esa decisión va en contra vía de la postura de la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) y del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), máximas organizaciones de liderazgo de esa comunidad, que en diferentes momentos han señalado que “en coherencia con nuestros principios de vida y autonomía, no aceptamos la implementación de las zonas de concentración en nuestros territorios indígenas, porque desconocemos el impacto y las afectaciones que los mismos tendrán en nuestra autonomía, gobierno propio, identidad y pervivencia como pueblos”.

Sin embargo, un exgobernador de Pueblo Nuevo, que pidió mantener la reserva de su nombre, le precisó a VerdadAbierta.com que la propuesta de los cuatro resguardos se fundamenta en su autonomía y que no son disidentes del Cric: “Es importante tener mucha claridad porque si bien el movimiento indígena es colectivo y lo seguirá siendo, la célula orgánica del Cric son los cabildos, pero éstos no han perdido su autodeterminación. Nosotros decidimos avanzar y desde el año pasado estamosexponiendo los acuerdos del proceso en las comunidades y decidimos dar un paso adelante que permita una excepción en nuestros territorios”.

Frente a esta situación, Carlos Cama, consejero y representante legal del Cric, reconoce la autonomía de los cabildos, pero reiteró que sus procesos tienen que hacerse de manera consensuada para “no resquebrajar la estructura político-organizativa”. Y agregó que van a realizar una Junta Directiva para que “las 121 autoridades indígenas de Cauca puedan discernir sobre ese asunto y orientar qué va a pasar, porque no es la Consejería ni las autoridades locales ni zonales las que deciden, sino la comunidad, que es la máxima autoridad en asamblea”.

Además, dijo que el Cric ha ofrecido el resguardo de La María, en Piendamó, Cauca, no para que se use como zona de concentración, sino para que una delegación de las Farc y del gobierno nacional les resuelva muchas de las dudas que tienen frente al proceso de paz.

“En la minga de junio le pedimos al Alto Consejero para el Poscoflicto (Rafael Pardo), que antes de la refrendación e implementación de los acuerdos, nos aclaren qué va a pasar con la jurisdicción especial indígena, con la autonomía en los territorios, con el gobierno propio y con el ejercicio milenario de Guardia Indígena”, le dijo Cama a VerdadAbierta.com.

Por otro lado, Óscar Dizú Chocué, gobernador del resguardo de San Lorenzo, resaltó que la propuesta de los resguardos puede servir para la construcción de la paz una vez se firme el Acuerdo Final. De hecho, desde hace varios meses están socializando los acuerdos alcanzados en La Habana con las comunidades.

“No vemos problema con que se instale una zona de concentración, no es mucho el terreno que se necesita. También queremos que sea un espacio para trabajar en la reconciliación, que la guerrilla venga al territorio a reconocer sus errores, a pedir perdón a las víctimas y que empecemos a construir la paz”, afirmó Dizú.

Y es que la reconciliación es el pilar fundamental de la propuesta. En su carta abierta, los gobernadores aseguraron que se han preparado para este momento, no motivados por las grandes inversiones que se harán en los territorios con la implementación del Acuerdo Final, sino “para recibir a nuestros compañeros y compañeras que con convicción o sin ella ingresaron a la insurgencia, de la cual hicieron parte de las desarmonía y desequilibrio en distintos territorios del país pero que serán bienvenidos, perdonando y haciendo compromisos para resarcir los daños con ideas que transformen positivamente el orden social”.

La perspectiva del pasado

quintin lameGuerrilleros del Quintín Lame durante la entrega de armas en Pueblo Nuevo, en la zona rural de Caldono. Foto tomada de una galería fotografica expuesta en un encuentro de desmovilizados.El de La Habana no será el primer proceso de desmovilización que se viva en Caldono. Hace 25 años se concentraron y se desmovilizaron en Pueblo Nuevo los integrantes del Movimiento Armado Quintín Lame, grupo de indígenas que tomó las armas a mediados de los años 70 para defender a sus comunidades en medio de los proceso de reclamación de tierras de la época. Los 150 insurgentes estuvieron durante varios meses en aquel lugar hasta la entrega de armas, ocurrida el 31 de mayo de 1991.

Además del proceso del Quintín Lame, Caldono también fue clave para la desmovilización del movimiento guerrillero M-19, pues fue paso transitorio para la concentración en la zona rural de Toribío.

El Quintín Lame tomó y dejó las armas por su comunidad

Esa experiencia dejó lecciones para este nuevo proceso. El exgobernador de Pueblo Nuevo considera que la principal falla del caso del Quintín Lame fue la falta de seguimiento a los procesos que se emprendieron en los territorios tras de la dejación de armas.

“Apoyaron proyectos productivos, pero no hubo asistencia técnica ni seguimiento y al final fracasaron. De parte del gobierno no hubo capacidad de hacer seguimiento y el municipio dejó de sonar después de la desmovilización”, indicó el nativo. Por esa razón espera que si la negociación con las Farc llega a buen puerto, “la comunidad se convierta en un actor decisivo para el cumplimiento de los acuerdos y que los territorios sean tenidos en cuenta para la implementación”.

Mientras se termina de cerrar el acuerdo de La Habana, se refrenda y se empieza a implementar, en Caldono disfrutan de una inusitada calma producto del desescalamiento del conflicto armado y de la tegua unilateral que decretó hace poco más de un año las Farc.

“Antes de la negociación se vivía una situación demasiado complicada. Sus antecedentes son de alrededor de 500 hostigamientos a la cabecera y alrededor de 200 tomas guerrilleras. Aquí no se respiraba un momento de paz”, señaló Daniel Anacona, el personero municipal.

Es tal el ambiente de tranquilidad de hoy en día, que muchas personas han decidido a retornar al municipio y otras se acercan a denunciar hechos de violencia o iniciar los trámites para ser reconocidas como víctimas del conflicto armado.

“No tenemos cifras consolidadas porque muchas de las víctimas del conflicto rindieron sus denuncias en otros municipios y ha sido muy difícil documentarlos. Sin embargo, con el cese de hostilidades, apenas está llegando gente a pedir asesoría de la Personería para ser reconocida como víctimas. Diariamente hay 20 ó 30 personas en la pidiendo asesoría en esa materia. No se tiene cuantificado cuántas víctimas hay”, indicó el Personero.

En medio de ese ambiente, en el que rondan nuevos peligros, como la aparente llegada de la guerrilla del Eln al municipio, los resguardos de Pueblo Nuevo, Caldono, San Lorenzo y Tumburao, buscan generar “un proceso para que se termine tanto odio, tanto resentimiento, tanta venganza, porque de nada sirve que a una comunidad lleguen muchos proyectos si la sangre se sigue derramando. Lo que estamos haciendo esta ambientar y prestar el territorio para que las partes cumplan con lo que tiene que hacer”.