Ante la posibilidad de que se llegue a un acuerdo entre el gobierno nacional y las Farc para ponerle fin a un conflicto que ha desangrado al país por más de medio siglo, 43 organizaciones sociales de diferentes sectores de Cali se unieron para hacerle pedagogía al proceso de La Habana y promover la construcción de paz.
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Alrededor del sabor y del aroma del tinto, representantes de diferentes universidades, iglesias, movimientos sindicales, asociaciones de víctimas, movimientos políticos y organizaciones no gubernamentales de la capital de Valle del Cauca, han buscado la manera de contribuir a la “construcción de paz completa” en el país. (Por esa razón, crearon el Espacio de Confluencia Tinto por la Paz, en el que buscan “ambientar el camino hacia la superación del conflicto político armado y la construcción de una paz con participación ciudadana y justicia social en Colombia”. Para lograrlo, además de hacerle pedagogía a los acuerdos que se han alcanzado en La Habana entre el gobierno nacional y la guerrilla de las Farc, y de apoyar el plebiscito con el que se pretende refrendarlos, también plantean la construcción de una agenda mínima de paz con justicia social desde la ciudad-región.
El pasado jueves lanzaron la campaña La paz se hace con vos, con la que buscan generar interlocución y movilización con los ciudadanos del común frente a lo rubricado en la isla del Caribe hasta este momento, y el próximo 23 de julio realizarán un taller para iniciar la construcción de su agenda de mínimos de paz.
Al respecto, VerdadAbierta.com habló con Jesús Darío González, quien desde hace cuatro años dirige el Observatorio de Realidades Sociales de la Arquidiócesis de Cali, el cual monitorea las complejidades causadas por el conflicto en gran parte del suroccidente colombiano, y es uno de los impulsores de esta iniciativa de construcción de paz local.
VerdadAbierta.com (VA): ¿Cómo nace el Espacio de Confluencia un Tinto por la Paz?
Jesús Darío González (JDG): Diversas organizaciones del suroccidente hemos venido desde los últimos tres años reuniéndonos periódicamente con la indicación del obispo Darío de Jesús Monsalve ante el momento histórico que se avecina parael país. En ese marco se ubicó que era muy importante visualizar cómo está caminando la participación de la sociedad civil en la construcción de paz.
Ubicamos varias plataformas, muy variadas. Eran dispersas y aisladas, con iniciativas y logros importantes en diversos planos. Encontramos que el exceso de mesas, de redes, de plataformas, de todos aspirando a ser centro no tiene suficiente alcance, y decidimos mantener una confluencia como Tinto por la paz.
El primer tinto (encuentro) fue el 12 de mayo, con convocatoria de 50 personas. Después hemos hecho tres tintos por la paz con alrededor de cien personas de diferentes organizaciones. Con eso surge la campaña La paz se hace con vos.
VA: ¿Cómo ha sido trabajar con todas esas voces? ¿Cuál es la visión de paz y cómo se articulan?
JDG: Es un momento complejo del país que requiere recoger las diferencias, inspirar sentido de humanidad, de diversidad. Insistir en el común denominador. Aquí no se trata de sumar o de multiplicar representaciones, sino que el método ha sido el encuentro y la disposición a escuchar, y la posibilidad de ir dando pasos, poco a poco, con un sentido de construcción colectiva.
Ha sido un aprendizaje también de entender que el protagonismo es colectivo, que no busca plataformas para particulares, sino que la construcción de paz es un derecho de los colombianos y un deber histórico para superar los dolores del conflicto y que aflore la posibilidad de vivir mejor.
VA: Ustedes hablan de construir una agenda mínima de paz al margen de la de Cuba, ¿en qué consiste?
JDG: La campaña se denomina La paz se hace con vos y tiene como eje central construir una agenda mínima para los próximos años. Eso significa que todos los sectores vamos a pedir que desde los territorios se hable y se construyan unos mínimos para convenir. El 23 de julio tenemos un taller al que se están invitando a todas las organizaciones sociales de la ciudad para que estructuremos esa agenda. Vamos a ir a los barrios, a las comunas, las veredas, a los corregimientos, a las escuelas, a los sitios de trabajo para hacer un llamado para que esa ciudadanía entienda que la paz sólo va a llegar con ciudadanos activos
VA: Esa agenda está en construcción, pero por medio de sus encuentros, ¿cuáles son los mínimos que se empiezan a vislumbrar?
JDG: Hay dos grandes bloques dentro de la posible agenda mínima: la salida política negociada del conflicto armado y la construcción social de paz en los territorios.
El primero está relacionado con la ruta para superar el conflicto político armado. Esta línea tiene que ver con la negociación de La Habana, con el apoyo al plebiscito y el acompañamiento para que se implementen los acuerdos con todas las garantías; también con el llamado para que arranque finalmente la mesa de negociación con el Eln
El segundo eje de la agenda de mínimos tiene que ver con la paz social y territorial. Buena parte del conflicto que se está negociando tiene un arraigo en el sector rural, pero el tema de la paz urbana está en esta agenda que planteamos, relacionada con la superación de la violencia, con la construcción de seguridad urbana, con espacios de convivencia y oportunidades para la población. Se debe dar un proceso de readaptación territorial
VA: Es probable que a finales de este año se convoque a un plebiscito para refrendar el Acuerdo Final entre el gobierno y las Farc. ¿Qué estrategias plantean para hacer difusión?
JDG: Estamos trabajando en la elaboración de material audiovisual y comics para hacer pedagogía. Lo estamos diseñando y el concepto básico es brindar información veraz y oportuna, un diálogo social al respecto, para llevarle el mensaje a las personas de que la paz se hace con vos: que esto no es un asunto que podamos esperar que nos llegue, sino que todos tenemos un papel importante por jugar.
VA: En este proceso de negociación han participado víctimas y recientemente comunidades étnicas. ¿Se puede decir que cuenta con la suficiente participación de la sociedad?
JDG: Ha existido participación, pero no en niveles óptimos, ha sido puntual y casi que distante. Es una participación débil pero no se puede decir que no existe. Sin embargo, la apuesta que hacen el gobierno nacional y las Farc, de ponerle fin al conflicto armado por medio del diálogo, sólo podrá ser asumida por la sociedad colombiana si hay amplios niveles de participación.
Esa participación no se agota en el plebiscito, sino en los mecanismos de implementación de los acuerdos de La Habana y de la construcción de otros acuerdos diferentes. Es decir, tendremos que instalar otros procesos de acuerdos de la vida social que son fundamentales para la construcción de paz.
VA: Ustedes plantean la necesidad de pensar a Cali como una ciudad-región para enfrentar los desafíos del posconflicto. ¿Qué se debe hacer? ¿La ciudad está preparada?
JDG: Institucionalmente la ciudad no está preparada y nunca lo ha estado porque su proceso de poblamiento ha sido abrupto en gran parte por el conflicto armado. Sin embargo, nuestra cultura ha situado a Cali como un enclave entre el mundo urbano y el rural, y más allá de que no esté preparada, su población es el suroccidente colombiano. Lo que pasa en el Pacífico tiene que ver con Cali y viceversa.
No estamos para construir desde cero, ya hay una construcción y tenemos reconocer nuestras colonias, la gente que ha sido desplazada, la que quiere retornar, la que no. Se debe trabajar por un dispositivo de una ciudad se diseñe para la paz. Lo fundamental es que Cali se habilite como una ciudad que está dispuesta a recibir sin discriminación para que se haga más grande, no en el sentido de expansión, sino cada vez más acogedora para los colombianos. La ciudad no puede cerrarse ni poner barreras para ser el lugar de alianza del Pacífico. Eso se logra con una población que asuma el coexistir pacíficamente una vez se supere el conflicto armado.
VA: ¿Cómo lograr ese nivel sensibilización que permita la inclusión de las víctimas y la reconciliación con los excombatientes?
JDG: El tema reconciliación se ha centrado mucho en la relación entre víctimas y victimarios. Creemos que esa es una dimensión, pero la reconciliación va más allá. El fenómeno no se agota en un acuerdo, en la reparación o en el perdón, sino en la conciencia de reglamentar un proyecto de país y la necesidad de que hagamos una nueva alianza entre ciudadanos e instituciones para redefinir el rumbo de la sociedad.
En ese sentido, para reconciliarnos, tenemos que hacerlo todos. No se trata sólo de la relación entre víctimas y victimarios, sino que todos hemos sido testigos, por lo menos, de situaciones muy difíciles que tenemos que sanar. Preguntémonos de qué tipos de violencia hemos sido testigos y cómo nos han afectado, para hacer una reflexión y tratar de superarlos y poder hacer un proyecto de país diferente.
VA: Muchas personas piensan que con el Acuerdo Final entre el gobierno y las Farc se alcanza la paz. ¿Qué se debe hacer para que finalmente se concrete?
JDG: La paz no se logra si no se avanza con el Eln y con otras expresiones de violencia que también son sujeto de negociación. Además, el acuerdo de La Habana sólo tendrá que ver con el tema del fin del conflicto armado, pero la consecución de la paz va a estar en la coexistencia, convivencia y reconciliación. Eso es un proyecto de sociedad, de ciudad, de región y de país. Ahí los diversos sectores de la sociedad tenemos que construir acuerdos para no matarnos; para vivir respetando las diversidades culturares, de género y de región; para producir en clave de prosperidad y equidad.
VA: ¿Cómo se construyen esos acuerdos?
JDG: Se debe crear y fortalecer un gran movimiento social por la paz que genere las condiciones para que se establezcan políticas públicas de largo plazo, que deben involucrar a los diferentes niveles de gobiernos, a todas las instituciones del Estado y a la microfísica cotidiana de los territorios para que desde allí se establezcan procesos de cambio cultural de largo plazo.
Se debe comenzar ya con prioridad y suficiente transparencia. Para avanzar en la paz se requiere que superemos fenómenos como el clientelismo, la corrupción, la intolerancia y recuperar lo público. Hay que empezar a construirla y no esperar a que nos digan que llegó con la firma del acuerdo de Cuba.