Una nueva pedagogía para entender la guerra y la paz

      

La propuesta lanzada por el Centro Nacional de Memoria Histórica pretende que desde el aula profesores y estudiantes se acerquen a las voces y testimonios de las víctimas del conflicto armado colombiano. Su gestora, María Emma Wills, habló con VerdadAbierta.com.

entrevista maria emma wills 1María Emma Wills, investigadora del Centro Nacional de Memoria Histórica. Foto: CNMH.“La no repetición del horror nos hizo pensar en cómo innovar e introducir recursos y brindar herramientas para que las instituciones escolares pudieran reflexionar sobre el conflicto armado”, cuenta María Emma Wills, investigadora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y creadora de esta iniciativa pedagógica, que fue lanzada en la Feria del Libro en Bogotá.

Se trata de la caja de herramientas “Un viaje por la memoria histórica: Aprender la paz y desaprender la guerra”. Parte de su innovación radica en narrar el horror a niños, niñas y jóvenes, asumiendo que son sujetos con capacidad de autorreflexión y que, por tanto, pueden analizar el papel que desempeñan en las lógicas de reproducción de la violencia en el país.

“La guerra no solo sucede en los campos de batalla, también se reproduce, se alimenta, se ahonda y se profundiza de lenguajes cotidianos que usamos en la familia, en el aula, en los medios de comunicación, en las instituciones estatales”, afirmó esta investigadora durante la presentación de la caja de herramientas.

VerdadAbierta.com conversó con Wills sobre los alcances, retos y apuestas de este material pedagógico que busca contar las historias del conflicto armado en las aulas de clase en todo el país.

Verdad Abierta.com (VA): ¿Qué es la caja de herramientas?

María Emma Wills  (M.E.W.): Es un conjunto de recursos, de textos, de rutas, de secuencias pedagógicas y de actividades que son mecanismos, dispositivos y formas para desencadenar procesos de memoria histórica en el aula.

V.A. ¿En qué se diferencia esta propuesta de los libros de historia, por ejemplo?

M.E.W.: Lo que hace distinta la caja de herramientas de los manuales de historia tradicional es la propuesta de las secuencias para construir memoria histórica. Esas secuencias han sido debatidas y construidas con maestros y maestras de distintas partes del país y se relacionan con una ruta específica, en donde el primer paso siempre es un paso identitario, subjetivo. Construir ese puente entre la historia del conflicto armado a nivel nacional con sus dinámicas, actores y recursos, y las líneas de contacto con la vida cotidiana de las personas es el gran esfuerzo pedagógico que hace la caja.

V.A.: ¿Y cómo se logra establecer ese puente?

M.E.W: A los estudiantes y a maestros se les pide que reconstruyan quiénes son a través de distintos dispositivos, que pueden ser líneas biográficas, diarios de campo, mapas del cuerpo, porque el gran principio que cobija la caja es que la historia conflictiva de Colombia no le va a hacer sentido en la vida cotidiana a las personas si no ven las conexiones entre quiénes son ellos en su vida cotidiana y lo que ocurre en la historia.

entrevista maria emma wills 2Foto: CNMH.V.A.: ¿Cómo nace la idea de esta caja de herramientas?

M.E.W.: Desde el 2011 tenía la preocupación por niños, niñas y jóvenes. Y tenía muy claro que la no repetición está anclada en la pregunta sobre cómo estos jóvenes van a reflexionar acerca de la guerra, de la violencia y de nuestra historia ¿Cómo se van a sentir frente a su historia? ¿La van a conocer o la van a desconocer? Ya habíamos hechos los informes de Trujillo, Mujeres y guerra, Bahía Portete, la caja de herramientas para gestores, entonces, ¿por qué no llevar eso a las escuelas?

No fue fácil entender que la ruta deductiva que te define cómo debes pensar no era la más efectiva, lo mejor era inducir a los chicos a que reflexionaran sobre esto por sí mismos. Pero tampoco era una cátedra moral ni una cátedra de no matarás. Códigos morales hay por todo lado, pero apropiación no. La pregunta es ¿cómo logras apropiación de reflexiones sobre la ética y la moral desde un lugar de acompañamiento? A partir del reconocimiento de que los estudiantes tienen saberes, afectos e identidades se propicia el debate y la reflexión.

V.A.: ¿Cuánto tiempo tomó el trabajo de reconstrucción de esas historias?

M.E.W.: Comenzamos en 2012 a realizar talleres de memoria histórica con maestros en Arauca, Guajira y Chocó, donde se dio una primera aproximación deductiva. Allí trabajamos sobre qué es la memoria, qué es la memoria colectiva y qué es la memoria histórica, y nos dimos cuenta que ese paso deductivo, del concepto a la práctica, era poco potente, que no permitía esa conexión entre mi vida cotidiana y la historia del país. Tuvimos que repensar la ruta y eso implicó muchas vueltas, porque no siempre es fácil encontrar casos de la vida cotidiana de los jóvenes y de los maestros que resuenen luego con lo que hemos llamado engranajes de la guerra.

En cada uno de estos engranajes, por ejemplo, el de la estigmatización, antes de entrar a definirlo como concepto, hay que diseñar una serie de pasos para que los estudiantes comprendan que en su vida cotidiana están permanentemente estereotipando y que esos estereotipos son los que, en el marco de una enorme polarización y un enorme uso de la violencia, se convierten en estigmas para perseguir, amenazar, desaparecer y secuestrar a las personas.

V.A. ¿Qué es lo novedoso de la Caja de herramientas?

M.E.W.: El plus de la caja es qué ejercicios y qué secuencias didácticas proponemos para que los niños y jóvenes entiendan qué es un estereotipo y luego lo grave que es eso. No es sólo que identifiquen, sino que entiendan que cuando ellos son estereotipados sufren y sienten daño porque son injustamente tratados. Si ellos logran entender, entonces eso los puede llevar a reflexionar acerca de lo que ocurre con las personas que ellos mismos estereotipan. Primero es un espejo frente a ti mismo, quién soy yo, de dónde vengo; y desde esa autorreflexión conectarse con analogía o por metáforas con lo que han vivido las víctimas.

V.A.: ¿Cuál es la apuesta pedagógica de la Caja de Herramientas?

M.E.W.: La idea es reflexionarcon ellos cuándo uso estereotipos en mi vida cotidiana y reflexionar sobre cómo pueden llegar a ser injuriosas y vejatorias esas identificaciones. No queremos sólo que el chico nos diga la definición de estereotipo, sino que identifique en su lenguaje cotidiano cuándo está estereotipando, pero además qué efectos y daños causan las personas que estereotipan cuando usan esos estereotipos.

entrevista maria emma wills 3Foto: CNMH.V.A.: Una vez se identifica esto en la vida cotidiana, ¿qué sucede con los estereotipos en el conflicto armado?

M.E.W.: En un contexto de polarización y de armas, los repertorios de violencia que usan los actores construyen objetivos militares a partir de esos estereotipos, entonces el daño causado por el estereotipo ya no es que te sientes humillado o devaluado, sino que te pueden matar. Lo importante es que ellos logren conectar la vida cotidiana con estos engranajes y lógicas de la guerra, porque finalmente la forma que tiene nuestra guerra en Colombia tiene que ver con nuestras formas cotidianas de violencia.

V.A.: ¿Cómo funciona la caja en temas de género ligados con el conflicto armado colombiano?

M.E.W.: La propuesta pasa porque los estudiantes se ubiquen en el mapa de las relaciones de género en su familia, ¿Quiénes son sus afectos: su mamá, su abuela, su papá? ¿Qué hacen cada una de estas figuras? A partir de esas identificaciones, se empieza a introducir la reflexión de qué ocurre cuando personas de un sitio o del otro trasgreden esas tareas y empiezan a generar nuevas identidades y nuevas subjetividades. Esto se trabaja con el caso emblemático de Bahía Portete, en el que se resalta el papel de las mujeres y las autoridades locales, pero además se trabajala diferencia étnica y cómo los arreglos de género en la comunidad Wayúu son distintos a los nuestros.

Es una invitación a conocer las diferentes formas y arreglos de género que tienen las distintas culturas y es comprender cómo cuando los paramilitares asesinan a estas mujeres no es ninguna casualidad, no es un error de cálculo, no es un daño colateral, sino un objetivo militar y ahí la invitación es que los estudiantes reflexionen sobre ¿cómo van a vivir sus arreglos de género? ¿Cómo van a tratar a los más cercanos? Nuevamente se parte de lo cotidiano, se analiza la guerra, pero se regresa al punto de inicio: la vida cotidiana.

V.A.: ¿A qué tipo de memoria le apuesta esa caja de herramientas? ¿Cuál es su principal aporte en términos de construcción de paz?

M.E.W.: La paz se asocia en la caja con aprendizajes para debatir sin arrasar simbólica o físicamente al otro. La propuesta de memoria histórica y paz tiene que ver con el reconocimiento de la memoria de maestros y estudiantes. Si reconocemos y validamos esas memorias, estamos empezando a construir un camino de paz. Parte de las violencias simbólicas y físicas tienen que ver con la invalidación del otro, con el desconocimiento del otro como un ser humano.

Este reconocimiento de la subjetividad y humanidad del otro es un primer paso. Luego, la caja vincula una cantidad de testimonios de las víctimas, su voz, sus saberes a través del canto, de la poesía, pero también sus testimonios de victimización y en esa escucha de las víctimas se busca cultivar la empatía, el ponerse en el lugar del otro. No buscamos entrar por medio de una pornografía del horror, pero si se busca reconocer que hay cosas inimaginables que han ocurrido en el marco del conflicto y que nos tenemos que comprometer a que no se vuelvan a repetir.

V.A.: ¿Cómo enseñar y dar a conocer a niños, niñas y jóvenes ese pasado de horrores?

M.E.W.: Antes de entrar a los eventos victimizantes entramos por lo que han hecho, las luchas, las conquistas que han logrado. Por ejemplo, a El Salado no entramos por la masacre, entramos por las luchas de tierras y por lo que han logrado, por la poesía que cantan en los Montes de María y también por reconocer los espacios de conflicto, que pueden ser diversos.  Allí los estudiantes comienzan a experimentar las pluralidades de la memoria.

Otro ejemplo: entramos al problema de tierras de los Montes de María no desde un análisis económico, sino desde el papel y la importancia de la tierra y lo que ésta significa para los campesinos. Una vez que se comprende ese sentimiento de apego se abordan los temas duros de la reforma agraria, de la distribución de la tierra, del modelo redistributivo o productivista.

V.A.: ¿Cuál es el papel de los educadores y de la educación en la construcción de paz?

M.E.W.: Maestros y maestras son quienes calibran qué quieren y cómo quieren iniciar estas discusiones y conversaciones difíciles. En zonas particulares del Chocó donde hay unas disputas y unas organizaciones muy ancladas en los territorios, los propios maestros, sin la herramienta de la caja, generaron el álbum de la vida. En lugar de arrancar por los actores que hay en la región y hacer un análisis de contexto, los maestros decidieron sembrar la comprensión y el reconocimiento de que cada uno es único e irrepetible y que, por tanto, su vida vale y vale la pena cuidarla; luego de ese reconocimiento, cuida la vida de los otros, porque también son únicos e irrepetibles.

Los maestros se ingenian formas para detener la guerra, para que la escuela no se convierta en un motor o en un testigo paralizado y por lo tanto cómplice de esto. Hay formas de resistencia muy sutiles a la guerra que le permiten a los maestros desencadenar procesos en donde los estudiantes piensen antes de unirse a una organización armada.

V.A.: ¿En qué ha radicado el principal desafío de trabajar con este tipo de herramientas pedagógicas en en zonas afectadas por las dinámicas del conflicto?

M.E.W.: La memoria histórica es un escenario de disputa y es un campo con unas dinámicas que pueden dar origen a la venganza, a nuevos ciclos de violencia, a la perpetuación de la guerra. Nadie niega que haya esos riesgos en todas partes, pero eso no implican que sean un destino. Todo depende de cómo se active la memoria histórica y cómo la acompañas, cuales son las condiciones para hacer memoria histórica.

La cuestión es bajo qué condiciones generamos una reflexión sobre la memoria histórica que posibilite una convivencia, un vivir juntos sin odios y sin resquemores, pero con una lucidez histórica que nos permita ser ciudadanos. La apuesta es una ciudadanía lúcida, crítica reflexiva, empática y humanista, que aprenda a reflexionar y a ponerse en el lugar del otro y a comprender los engranajes y así decidir el papel que quieres jugar allí.