Entre el 21 y el 23 de julio se realizará en Sincelejo la Semana de la Verdad en los Montes de María. En este espacio se reúnen asociaciones de víctimas, funcionarios de varias instituciones, entre otros, para discutir sobre la violencia en esta región del país.
En este artículo encontrará el registro de cómo se desarrollan las diferentes actividades de la Semana de la Verdad en los Montes de María, región azotada por la violencia de los paramilitares y la guerrilla.
Cuña radial de la Semana de la Verdad
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¿Cómo pensar y repensar la obediencia a la verdad en Montes de María?
Reflexiones del Padre Rafael Castillo Torres
La hondura del dolor causado debe ser conocida a fin de purificar la memoria colectiva de nuestra historia pasada; y esto requiere nuestro arrepentimiento y perdón. Si algo es ampliamente sentido en Montes de María es el deseo que todos tenemos porque la verdad sea conocida, la búsqueda de la justicia sea una tarea permanente y la reconciliación un hecho posible.
No se puede confundir la reconciliación con el silencio, el perdón con el olvido, y la justicia con la conveniencia política. Por ello, en virtud del acompañamiento que hacemos desde el PDP a las comunidades, cabe preguntarse ¿Qué significa la reconciliación en el contexto de defender y de promover los derechos humanos como expresión de la dignidad inalienable de toda persona? Intentaremos algunos caminos.
1. La obediencia a la verdad que hace posible la justicia
• La verdad es una exigencia ética que responde a una necesidad antropológica. La sociedad necesita reconstruir la memoria de lo acontecido, el pasado no puede quedar condenado al silencio. El hacer memoria no tiene la intencionalidad de revivir el terror sino, por el contrario, es la expresión del terror ya vivido para sanar esta memoria al compartirla con otro. Así, el silencio sufrido se hace creíble. Además, dicha memoria dolorosa tiene una ineludible función preventiva, que devuelve la dignidad a la sociedad de cara al futuro.
• No es posible concebir la verdad sin la justicia. La justicia es la práctica de la verdad. Verdad y justicia se necesitan mutuamente… el esclarecimiento de la verdad requiere la proyección de una nueva situación, donde se restaura la justicia mediante gestos, privados y públicos, concretos.
• La verdad sin justicia es mentira, la justicia sin verdad es engaño; establecida la verdad, restaurada la justicia, se inaugura el tiempo de la misericordia frente al arrepentimiento y el diálogo (Sabiduría 12,19).
2. En Montes de María se nos urge ayudar a recordar de un modo diferente.
• La tentación de olvidar es comprensible, porque es una memoria dolorosa y vergonzosa. Pero si se olvida, se inventa o repite un pasado distorsionado. Cualquier camino hacia el futuro pasa, necesariamente, por una solución retrospectiva, porque no se puede construir futuro negando el pasado. Los intentos de olvido sólo producen una vuelta cíclica al pasado, que rehúsa quedarse en el pasado y se constituye en un eterno presente sin horizonte de futuro. El valor agregado desde el acompañamiento que propicia la reconciliación es la tarea de la reconciliación. Si bien no será fácil olvidar las atrocidades, tenemos el deber de superar los sentimientos de odio y de venganza desde la reconstrucción profunda del sujeto. Las comunidades que han resistido y vienen de la frontera de la abyección tendrán igualmente el coraje, desde su fe, porque humanamente no se entiende, de ofrecer este gesto de grandeza por la expiación de los pecados de quienes cometieron esas atrocidades y por la paz de nuestro país. También es un gesto de coraje aceptar el dolor sufrido y entregarlo a la piedad de Dios. La humillación sufrida se suma a la de muchas familias en Colombia. Tengamos la certeza de que Dios nos seguirá indicando el camino para cumplir su voluntad. De esta actitud básica saldrá la fuerza necesaria para romper la cadena de odio que tanto daño ha hecho a nuestras comunidades. Nos animará un firme propósito: enseñar a las futuras generaciones que la única grandeza que honra a las personas es la del perdón.
3. Comentarios finales:
• Pensando en Colombia y en sus tres mayores fortalezas, el amor por la vida, su identidad cultural que resplandece por sí sola, y una espiritualidad que anima la esperanza, es bueno recordar que la justicia es una exigencia social de pedagogía ética. La exigencia de justicia no responde al deseo de venganza, sino a la necesidad de establecer públicamente lo bueno y lo malo para la realización de una sociedad donde todos tienen cabida. Si este paso no se da con certeza, sinceridad y obedeciendo a la verdad, estaremos cohonestando con una cultura de muerte y engaño.
• Si no hay claridad, entonces habrá inevitablemente impunidad, lo cual es la negación del derecho a la verdad y al deber de justicia. La impunidad destruye la confianza
de la sociedad en sus instituciones públicas. De hecho, degenera el horizonte de la justicia en la voluntad de los poderosos.
• Si el Estado colombiano, empeñado en hacer posible la paz permite que siga campeando la impunidad, estará entonces reflejando que el poder de algunos es más importante que la justicia para todos y esto conduce, inevitablemente, a más violencia de rebelión frente al poder establecido y de represión frente aquellos que buscan la justicia. Es decir, la impunidad cancela tristemente la reconciliación. Es como decir que el mundo es del más fuerte y que no hay un metro de juicio para los perdedores históricos.