Luz Perly Córdoba es una de las voceras de la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (Coccam). En entrevista con VerdadAbierta.com explica cuál es el papel que quieren tener los pequeños cultivadores en la implementación del acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc.
Cerca de 600 pequeños cocaleros de 14 departamentos se reunieron en Popayán a preparar la propuesta que le entregarán al gobierno nacional sobre la sustitución cultivos y la implementación de los puntos 1 (reforma agraria integral) y 4 (sustitución al problema de las drogas ilícitas) acordados con la guerrilla de las Farc en La Habana. De esta manera reviven una coordinadora que nació durante los diálogos de paz adelantados en San Vicente del Caguán, Caquetá, a finales de la década del noventa.
Las conclusiones fueron compartidas con más de 5 mil campesinos que asistieron al reelanzamiento de Coccam. En resumen, aseguran que están dispuestos a eliminar ellos mismos los cultivos ilícitos de forma gradual si el gobierno nacional se compromete a solucionar problemas históricos en sus regiones.
Esa Coordinadora, que ha tenido una presencia intermitente en las discusiones sobre los cultivos de uso ilícito en Colombia, pretende ser en esta etapa la voz de los campesinos. Aunque se definen como independientes, cuentan con el acompañamiento de organizaciones como Anzorc, Fensuagro y la Cumbre Agraria.
Luz Perly Córdoba, una de las encargadas de liderar este proceso, es conocida por ser una de las fundadoras de la Asociación Campesina de Arauca (ACA) y porque en 2004, durante el desarrollo de la política de Seguridad Democrática implementada por el entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010), fue detenida durante año y medio, y luego fue absuelta. Esto fue lo que le dijo a VerdadAbierta.com.
VerdadAbierta (VA): ¿De dónde nace la idea de una Coordinadora que agrupa a los cultivadores de coca, marihuana y amapola?
Luz Perly Córdoba (LPC): Este proceso tiene sus raíces en los diálogos del Caguán, desde entonces, impulsado por miembros de los comités veredales de cocaleros. Pero después de que terminaron esos diálogos, la situación de guerra acabó con la Coordinación y en la primera parte militardel Plan Colombia encarcelaron a muchos compañeros.
Luego en 2013 volvió a aparecer, siempre con la idea presentar propuestas al gobierno, insistir en que los campesinos cultivan coca, marihuana y amapola sólo por necesidad y que no se requieren medidas represivas en contra de ellos, pero nunca tuvimos respuesta del gobierno.
Ahora, después de alcanzado el acuerdo en La Habana, estamos retomando la idea de la Coordinadora y la relanzamos el pasado 10 y 11 de enero en una asamblea conformada por delegados de 14 departamento. Queremos trabajar en la ruta de implementación de los puntos 1 y 4, porque nos da mucha esperanza ver que el asunto es prioritario en este acuerdo.
Queremos aclarar que esto no es una coordinación de mafias, de narcotraficantes, sino de pequeños campesinos que subsisten de estos cultivos, pero que tienen una vocación campesina intacta. No somos una asociación, como dice el gobierno, ni estamos en contra de la sustitución de los cultivos.
VA: ¿Por qué cree que los ven así?
LPC: Hubo una entrevista del Director de la Agencia de Sustitución, Eduardo Díaz Uribe, donde dijo que tenía una preocupación enorme porque los campesinos cocaleros estén organizados en una asociación -no sabemos aún si fue que lo malinterpretaron-. No somos una asociación, ni buscamos perpetuar el cultivo de coca, nos llamamos cocaleros porque en este momento es nuestra actividad, pero una vez se solucionen los problemas de fondo, la Coordinación va a desaparecer.
VA: ¿Ya han tenido encuentros con la Agencia de Sustitución?
LPC: Nosotros con el director, Eduardo Díaz, hemos trabajado en diferentes regiones: Guaviare, Catatumbo, Putumayo. Pero lo que nosotros queremos es que no sea solo un tema regional, sino que podamos trabajar el tema en todo el país. Trabajar pedazo a pedazo hace más complicada la implementación.
VA: ¿Desde su punto de vista cómo debe ser entonces esa sustitución en la implementación del acuerdo?
LPC: Una de las grandes apuestas es que sea concertada en la construcción de planes municipales de sustitución. Nosotros planteamos que la sustitución se debe hacer por etapas que tengan unos tiempos, que no se trate de entregarles un mercado a los campesinos para que vivan por seis meses y decirle que tienen que arrancar las matas, porque la gente va a quedar peor y seguirá tumbando montaña.
Aparte de la solución inmediata, se necesitan vías, asistencia técnica, transformar el territorio para hacer posible esta sustitución en términos de comercialización de los productos. Además de la propiedad de la tierra -la mayoría de los campesinos están sembrando en baldíos o en áreas protegidas-. Necesitamos tener certeza de vamos a poder articularnos a las economías locales y, voluntariamente, sustituiremos el cultivo.
Y no es nada nuevo, es lo que venimos pidiendo desde 1996, y antes, con las marchas cocaleras. Si se devuelven a ver lo que pedían en ese entonces los compañeros de Putumayo y Guaviare, era eso: vías de acceso para para la comercialización, acueductos, y nada de eso se resolvió.
La sustitución será fallida de nuevo si pensamos sólo en reemplazar una mata por otra.
VA: En el país se han ensayado diferentes programas de sustitución, que en muchas regiones han fallado y los campesinos se han sentido engañados, ¿cómo recobrar la confianza?
LPC: Creo que se debe hablar con claridad el tema de los recursos, una cosa es que digan que van a haber muchos recursos y otra es que digan cuánto. Es importante que se le permita hacer veeduría a los campesinos y no simplemente que vengan de afuera a hacer puentes donde no hay río y la plata termine perdida en terceros.
A la gente le daría confianza que esos planes se construyan de manera conjunta, sentirse parte.
VA: Algunos expertos han dicho que la erradicación manual es insuficiente dado el reciente crecimiento de las hectáreas sembrada. ¿Qué piensan al respecto?
LPC: Nosotros estamos representando sólo a los pequeños cultivadores, no a los grandes ni los medianos para quienes la coca sí es un gran negocio. Con el pequeño campesinado la única solución es concertar, de lo contrario, sólo van a lograr que la gente se corra y se corra, abriendo hueco en la montaña.
Para nosotros, sea como sea, manual o con fumigación, la erradicación es represiva. Eso llenó los bolsillos de muchos, pero no acabó con los problemas sociales que han llevado a que los campesinos cultiven coca, amapola o marihuana
VA: El Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, anunció que en 2017 quieren erradicar 100 mil hectáreas de coca, la mitad de ella de manera forzada. ¿Qué opina?
LPC: No tenemos nada que decir sobre lo que está por fuera del acuerdo. Si el Estado decide usar la fuerza contra los grandes y medianos cultivadores, no es nuestro asunto.
VA: El acuerdo también dice que hay que enfocar la persecución en los eslabones más altos de la cadena. ¿Cuál es su posición al respecto?
LPC: Nosotros estamos pidiendo que se logre desjudicializar a los compañeros, que se los devuelvan a sus familias. Es miserable, porque en algunas zonas la gente porta pasta de coca en vez de dinero, no hay cajas registradoras, sino grameras para comprar el arroz y la carne, entonces, por portarla los metían años y años en la cárcel. Eso es una cosa criminal.
Nosotros estamos representando solo a los pequeños cultivadores, no a los medianos ni los pequeños, y para ellos es que estamos pidiendo un tratamiento diferencial, que no pague el eslabón más débil de la cadena; hay procurar que la condiciones permitan que no vuelva al cultivo de coca.