El anuncio hecho la semana pasada por el Frente 1 ‘Armando Ríos’ de las Farc de no acatar las directrices del Secretariado generó una discusión que, si bien se esperaba, también ha estado plagada de especulaciones que desconocen otras realidades y dimensiones de esta guerrilla.
Las experiencias internacionales y nacionales señalan que, en todo proceso de negociación de paz, dentro de los grupos armados ilegales surgen sectores inconformes, radicales, que prefieren continuar en disidencia armada antes que plegarse a los acuerdos políticos. También es una realidad que no merece discusión el que, en el corto y mediano plazo, algunos excombatientes reincidan en actividades criminales.
Sin embargo, cada proceso de desmovilización, desarme y reinserción con cualquier grupo armado ilegal encierra sus propias características, lógicas y dinámicas. Por tanto, en el caso de la guerrilla de las Farc, la clave para que la reincidencia y la desobediencia de sus miembros se mantenga entre los márgenes “esperados” radicará en entender su presencia tan diferente, diversa e incluso contradictoria que mantienen en todo el territorio colombiano.
Así lo sostienen diversos analistas consultados por VerdadAbierta.com sobre el reciente comunicado divulgado por el Frente 1 ‘Armando Ríos’ de lasFarc, en el que expresan su voluntad de no desmovilizarse ni de acogerse a los acuerdos que se firmen en La Habana, Cuba. De acuerdo con estos investigadores, si bien el anuncio, dado a conocer recientemente por medios de comunicación, estaba dentro de lo “previsible” en un proceso de paz, no puede ser interpretado ni asumido como una decisión definitiva de esta estructura ni tampoco como el inicio de la fractura interna de esta guerrilla.
“Yo por lo menos esperaría qué resultado arrojan las visitas que anunciaron los miembros del Secretariado harían a la zona para hablar con los miembros del Frente. Declarar en este momento que otros frentes harán lo mismo, que no se desmovilizarán, me parece una especulación”, sostiene Kyle Jhonson, analista de International Crisis Group, quien añade además que “de todas formas, la respuesta de las Farc a este tema ya dice mucho”.
Jhonson hace alusión al comunicado fechado el 8 de julio y publicado en su sitio web donde las Farc consignan, entre otras consideraciones, que: “el sector de mandos y combatientes del Primer Frente que decidió renegar de sus principios, apela a argumentaciones ideológicas y políticas a fin de ocultar la evidente influencia de intereses económicos opuestos a la terminación del conflicto. El conocimiento de lo acordado en la Mesa de La Habana fue negado y tergiversado a los guerrilleros de base por los mandos implicados”.
Y continúa con una dura afirmación que muchos han interpretado como la expulsión de este Frente de la estructura de las Farc: “si los mandos y combatientes involucrados tienen el deseo de lanzarse a una aventura incierta, les corresponde hacerlo tomando un nombre distinto al de las verdaderas estructuras de las Farc-Ep. De ese modo dejarían de crear confusión en la opinión pública y de facilitar renovadas y calumniosas razones a los sectores de extrema interesados en la continuación de la guerra”.
Lo cierto es que el anuncio del Frente 1 ‘Armando Ríos’ revivió los temores de una opinión pública escéptica frente a los resultados del proceso de paz. Pero también ha despertado inquietudes entre sectores académicos y aquellos que siguen de cerca el proceso de paz. ¿Cuántos guerrilleros de las Farc continuarán en armas, desobedeciendo de paso las directrices del Secretariado, cuyos miembros en su totalidad se encuentran en La Habana, Cuba? ¿Continuarán como estructuras sueltas pregonando una lucha político-armada o se dedicarán por completo a actividades ligadas con negocios ilícitos? ¿Qué nuevos escenarios de violencia le depararán al país tras la dejación de armas de las Farc?
Anuncio sorpresivo
El Frente 1 ‘Armando Ríos’ es considerado como uno de las estructuras históricas de las Farc. Fue el primero en iniciar el cobro de gramaje a los cultivos de hoja de coca en los territorios selváticos del Guaviare, Guanía y Vaupés, donde se ha movido durante poco más de cuatro décadas. Fue un frente “madre” que sirvió para el nacimiento de otros más mediante la estrategia de “desdoblamiento” de sus hombres.
En términos militares, fue fundamental en la llamada “guerra de posiciones” que llevaron a cabo las Farc durante la década de los noventa y que les permitió propinarle duros golpes a las fuerzas militares, como lo fueron los ataques contra las bases militares de Las Delicias (30 de agosto de 1996) y la base antinarcóticos de Miraflores (3 de agosto de 1998). También participaron en la toma de Mitú, capital del Vaupés (1 de noviembre de 1998) y fue el Frente carcelero de Ingrid Betancur y de tres contratistas norteamericanos, así como de un grupo de soldados y policías secuestrados por ese grupo alzado en armas.
“Fue un frente que, durante la época de los diálogos en el Caguán, prácticamente desterró al Estado de municipios como El Retorno, Calamar, Miraflores (Guaviare). En esa época, ese frente alcanzó a decretar una especie de república independiente que la llamaban ‘Armando Ríos’. Expidieron cédulas incluso”, explica Pedro Arenas, integrante del Observatorio de Cultivos y Cultivadores Declarados como Ilícitos de Indepaz. “Esa influencia empezó a ceder con el inicio del Plan Patriota”, agrega.
Según el comunicado de las Farc, fechado el 8 de julio, el actual comandante de este frente es Miguel Botache Santillana, alias ‘Gentil Duarte’, quien viajó en agosto de 2015 a la Habana, Cuba, para vincularse al equipo negociador de la guerrilla. Por ello, sostiene Arenas, llama poderosamente la atención que sea este Frente el que manifieste públicamente sus intenciones de disidencia.
“En la región sí se comentaba fuertemente que alias ‘Iván Mordisco’ (integrantedel Primer Frente) les comunicó a las comunidades que ellos no se iban a desmovilizar. Lo raro es que este Frente ha aceptado, hasta hoy, todas las decisiones que las Farc han adoptado desde La Habana, Cuba. El Frente ha cumplido con el cese al fuego, ha cumplido con el no reclutamiento de menores”, agrega Arenas, quien recuerda que, en mayo de 2015, esta unidad entregó siete guerrilleros a la Presidencia de la junta de acción comunal de la vereda Barranquillita, “con el propósito de que estos se reintegraran a sus familias. Y, ¡ojo! Eran guerrilleros que iban a ajusticiar”.
“No deja de ser curioso, porque si esa disidencia se venía gestando desde hace meses, que solo se conozca hasta ahora llama la atención. Además, porque no hay hechos que permitan pensar que hasta hoy, ellos están por fuera del proceso”, expone el analista, quien complementa señalando que: “incluso, en territorios de influencia del Primer Frente ha ingresado la Policía Antinarcóticos sin que se registren enfrentamientos”.
¿Motivación económica?
En todo caso, no deja de ser preocupante el anuncio si se tiene en cuenta que la región de influencia de este Frente registra una importante presencia de cultivos ilícitos. Solo en el departamento del Guaviare existen unas 5.400 ha sembradas con hoja de coca, según reveló la Oficina en Colombia de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (Undoc) en su último informe.
De hecho, dos de sus otroras comandantes, Alexander Farfán, alias ‘Gafas’; y Gerardo Aguilar, alias ‘César’, quienes fueron capturados durante la recordada Operación Jaque, hoy purgan condenas en Estados Unidos por delitos asociados al tráfico de drogas hacia ese país.
Quizás por ello, para muchos sectores de opinión el anuncio de disidencia anunciado desde las selvas del Guaviare obedecería a la estrecha relación de esa unidad insurgente con economías ilegales como el narcotráfico y la minería ilegal.
Sin embargo, a juicio de Eduardo Álvarez, coordinador del Área Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), el tema económico no agota las explicaciones de esta –y otras futuras- disidencias. “Los análisis se han quedado cortos porque se han limitado a una sola dimensión: la económica. Y entonces, bajo esa línea de argumentación, habría que decir que hay guerra porque hay narcotráfico. Y no”, sostiene Álvarez.
Para este investigador, unos de los principales efectos de la política de Seguridad Democrática fue que generó un acelerado recambio de mandos medios en las distintas estructuras de las Farc que, en muchos casos, incidió negativamente en tanto acercó a combatientes muy jóvenes o con poco tiempo dentro de la organización a posiciones de poder, cuyas convicciones políticas no son tan fuertes como los llamados “históricos” de la guerrilla”.
“No se puede mirar a las Farc como una caja negra, como si fueran una estructura monolítica. Ellos tienen unas burocracias, donde hay unos individuos que definen tres principios: lealtad, cohesión y disciplina. Creemos que la disidencia de los grupos guerrilleros puede pasar por cómo resuelven las bases guerrilleras estos principios. Hay que tener en cuenta que, una cosa son las Farc con armas y otra muy distinta serán sin armas”, asevera Álvarez.
Su apreciación es compartida por el analista de Internacional Crisis Group, quien añade que “definitivamente hay muchos mandos medios jóvenes, sin una identidad ‘fariana’ tan fuerte como la de los viejos guerrilleros de las Farc”.
El escenario esperado
Si en algo coinciden los analistas es que, si bien es cierto que el país debe prepararse para eventuales disidencias de las Farc, la magnitud de las mismas solo se conocerá conforme avance el proceso de paz. Es algo que ya sucedió en el pasado.
Según el II Informe Nacional de Desarme, Desmovilización y Reinserción (DDR), elaborado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), tras la desmovilización del M-19 surgió un grupo disidente denominado frente Jaime Bateman Cayón, que actuó durante pocos años entre los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, pero luego desapareció.
Uno de las reincidencias de grupo guerrillero más “sonadas” fue la de los “caraballistas”, un puñado de excombatientes del Epl que decidió no acogerse a los acuerdos de paz. Aunque se trató de una disidencia nacional, donde realmente tuvo fuerte impacto fue en Urabá antioqueño y el Catatumbo, Norte de Santander. De hecho, a la disidencia del Epl se le responsabiliza como uno de los actores que agitó la fuerte oleada de violencia que vivió la región antioqueña durante buena parte de la década de los noventa.
En el caso de los grupos paramilitares, según el mismo informe, por lo menos el 15 por ciento de los combatientes que entregaron sus armas con las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) reincidieron en actividades criminales, una cifra más conservadora a la estimada en su momento por la propia Agencia Colombiana de Reintegración (ACR), que llegó a calcular la reincidencia de excombatientes paramilitares en un 18 por ciento.
De ahí que los interrogantes actuales giren en torno a ¿qué tipo de escenario le puede deparar al país en materia de nuevas violencias? Jhonson visualiza dos tipos de escenarios: “un incremento de la guerrilla del Eln; es decir, que se presenten casos donde guerrilleros de las Farc simplemente cambien de brazaletes por uno del Eln. El otro, es que se vinculen con bandas criminales”.
Por su parte, Álvarez sostiene que las experiencias internacionales muestran que cuando disminuye el conflicto armado generado por razones sociopolíticas, se incrementa el crimen organizado a gran escala, “y en ese orden de ideas, de seguro habrá mucha presión de estas estructuras en zonas de frontera, donde ya existen vínculos de los frentes guerrilleros con el crimen organizado trasnacional. También podría haber presión de los carteles mexicanos, por ejemplo”. Sin embargo, habrá que esperar que sucede después del denominado Día D, es decir, del día la firma del acuerdo final entre el gobierno y las Farc.
“Históricamente, las directrices de las Farc han estado por encima de las expectativas de los ‘opinólogos”, conceptúa Arenas. A su juicio, está guerrilla se enfrenta a una prueba de fuego que le mostrará al país qué tan cohesionadas se encuentran: “nada más y nada menos que la orden dada por ‘Timochenko’ de suspender la extorsión. Ahí, los frentes se tendrán que enfrentar, en terreno, al asunto de su abastecimiento. El resultado que tenga esa directriz mostrará realmente qué tan unidas están las Farc”.