Retorno a las tierras

      
Es difícil encontrar una comunidad que haya sufrido más en Colombia que El Salado, un caserío deSucre, en pleno corazón de los Montes de María. Los paramilitares los persiguieron, los estigmatizaron como guerrilleros, les robaron tierras y en varios días de febrero de 2000 masacraron a decenas de sus habitantes.

Muchos campesinos desplazados han intentado regresar a sus tierras. Foto Semana

Pero aún allí, un grupo de 23 mujeres tuvo la fuerza de regresar a su tierra. Restauraron sus hogares, recuperaron sus costumbres y su vida tranquila. Hoy en día ya han retornado a casa 140 familias.

Las Mujeres Unidas de El Salado se formaron en 2003 para impulsar el retorno. “Hoy puedo decir que uno aprende, que las cosas no se logran de la noche a la mañana, así nosotros hayamos perdido todo en una sola noche. Es que construir es más difícil que tumbar”, relata Mariluz, una de ellas.

En el Bajo Calima, Buenaventura, la población tuvo que huir en los primeros meses de 2003 debido a los hostigamientos y amenazas de los paramilitares. Pero a lo largo de 2004 se organizaron para volver y ahora trabajan para no volverse a ir. En el Macizo Colombiano un grupo creó la Cooperativa del Sur del Cauca, una organización campesina constituida por once asociaciones y dos cooperativas de productores con 1.673 asociados que agremia a caficultores orgánicos. Buscan resistir la presión de los grupos armados para que siembren coca y retomar las tierras que les habían arrebatado con el sangriento cultivo.

“El campesino es fiel a ciertos principios, mientras lo dejen sembrar lo que quiere, lo apoyen, lo capaciten, tengan en cuenta su opinión, ese campesino toma una decisión en contra de la coca”, dice René Ausecha, director de Cosurca, que ya creó división exportadora que les aumentó las utilidades y les hizo posible que menos gente huya de la zona o siembre coca. Ya tienen 78 hectáreas de café donde había coca.