Los sobrevivientes de Marquetalia, entre ellos ‘Marulanda’, a quien el Ejército llamaba ‘Tirofijo’, para darle el cariz de bandolero, consiguieron reunirse en septiembre de 1964 en Riochiquito –región que comprende los municipios caucanos de Silvia, Inzá y Belalcázar –con los que habían huido antes de los bombardeos militares.
‘Tirofijo’ y Jacobo Arenas, jefes de las Farc. Foto Semana |
Esa es la que estas guerrillas consideran su “Primera Conferencia”. Allí hicieron un balance de las acciones cumplidas, y trazaron planes de acción militar, política, de organización, educación y propaganda. En ese encuentro, el movimiento armado se llamó “Bloque Sur”, por estar al sur del Tolima. También formaron su primer Estado Mayor Conjunto, presidido por Ciro Trujillo, Manuel Marulanda y Jacobo Arenas.
Sólo fue hasta 1966, del 25 de abril al 15 de mayo, que en su “Segunda Conferencia Guerrillera”, en Sumapaz, región al oriente de Bogotá, cuando el grupo, ya con unos 350 hombres armados, adoptó su nombre actual de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia” (Farc), muy seguramente inspirados en las guerrillas cubanas de Fidel Castro, las Fuerzas Armadas Revolucionarias. A esa se le llama la “conferencia constitutiva”.
En esta conferencia definieron estatutos, reglamento interno, normas de comando, un plan militar nacional y un plan político de organización de masas, educación, propaganda y finanzas. Y, lo más importante, allí establecieron que el movimiento guerrillero Farc, es un proyecto para “la toma del poder en unión con la clase obrera y todo el pueblo trabajador”. Participaron de esta segunda Conferencia 250 guerrilleros, quienes nombraron a Manuel Maraulanda Vélez como comandante y a Ciro Trujillo como segundo al mando, ambos responsables de destacamentos e integrantes del Estado Mayor. También estuvieron Joselo Losada, Carmelo López y José de Jesús Rojas Rivas, este último, conocido como Cartagena y quien unos años después abandonó las filas guerrilleras. Jacobo Arenas, permaneció con Marulanda, diez años menor. Iniciaron una amistad y la combinación de habilidades, el uno políticas y el otro, militares, fue fundamental en el crecimiento de las Farc.
Así mismo en 1966, el X Congreso de Partido Comunista de Colombia, se reafirmó en la lucha guerrillera en el campo, que luego se conoció como “la combinación de todas las formas de lucha”, y aprobada desde 1961 en el congreso anterior. Es una estrategia que se mantendrá hasta principios de los años noventa.
Luego de la Conferencia de Sumapaz, unos parten hacía el Pato, otros a la cordillera central, un tercer grupo va al centro del Tolima y con Ciro Trujillo parte el grupo más numeroso hacia Quindío y Caldas, este grupo es ubicado por el Ejército y casi aniquilado. Allí cayó Ciro Trujillo en 1967 y los sobrevivientes regresaron al Pato. Perdieron más de la mitad de sus hombres y sus armas y municiones.
La Tercera Conferencia de las Farc, se realizó entre el 14 y el 22 de abril de l969 en el río Guayabero. Y allí, según recuerda un militante de la organización ya desmovilizado, se determinó: Abrir el “IV Frente” en el área del Magdalena Medio, con influencia en el norte de Cundinamarca y con base en el Sindicato Agrario de Yacopi y sus organizaciones de autodefensas campesinas. Se discutió la creación de “redes secretas de contacto” en las ciudades para abastecer al grupo con implementos, equipos y municiones; y la necesidad de crear un organismo eficaz de “contrainteligencia” controlado y dirigido por el Estado Mayor Conjunto de la organización.
Se dispuso además, que los organismos del Partido Comunista que funcionaran en guerrillas “contribuyeran a la defensa y desarrollo del partido en las áreas de operaciones”.
En esta reunión también reafirmaron su táctica militar de guerra de guerrillas: emboscadas, asaltos, golpes de mano y sabotaje, hasta tanto no tuvieran la fuerza suficiente para impulsar una guerra de movimiento o asedio.
La Cuarta Conferencia se llevó a cabo del 20 al 29 de abril de 1971 en la región de El Pato, sur del Huila. Allí decidieron conformar un frente de guerra, el V, en Urabá, al noroccidente colombiano. También discutieron unir su acción con las de otros grupos armados, y trazar la estrategia de un plan que comenzara a golpear el régimen imperante, que incluía dar golpes a la fuerza pública, a la infraestructura, sabotear el transporte y las comunicaciones. Dejaron de recibir golpes, pues el Ejército no sabía bien si seguían existiendo, qué hacían, ni dónde estaban.
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