El ex paramilitar que delinquió en Caquetá le contó a Verdadabierta desde La Picota su versión de cómo funcionaba el narcotráfico en la región y cómo las Auc apoyaron a los políticos locales.
Carlos Fernando Mateus, alias ‘Paquita’. Foto VerdadAbierta.com -Laincursión paramilitar al Caquetá -El Bloque Central Bolívar y el narcotráfico en Caquetá -Curillo, el pueblo que arrasaron los ‘paras’ |
Carlos Fernando Mateus alias ‘Paquita’ es pieza clave para saber cómo montaron su estructura los paramilitares en Caquetá, después de que en 2008 su jefe, el narcotraficante Carlos Mario Jiménez alias ‘Macaco’, fuera extraditado a Estados Unidos. Manejó el dinero del Bloque Sur Andaquíes de las Auc y su tarea era cobrar las extorsiones a narcotraficantes y pagar las nóminas paralelas a la fuerza pública y funcionarios de la justicia para asegurarse que el grupo anduviera sin contratiempos.
Este bloque dejó 5.812 víctimas entre 2001 y 2006, año en el cual se desmovilizó, como un grupo integrante del extenso Bloque Central Bolívar.
Después de la desmovilización, alias ‘Paquita’ fue recapturado en 2007 en Envigado acusado de conformar bandas criminales y unos meses después fue aceptado como postulado a la Ley de Justicia y Paz.
Desde la cárcel La Picota, en Bogotá, el ex paramilitar le contó a VerdadAbierta.com cómo fueron los negocios de las Auc y qué alianzas, según él tuvo con políticos locales.
¿Quién era Carlos Fernando antes de entrar a las Auc?
Soy caqueteño del municipio de Currillo. Mi mamá fue profesora, pensionada del magisterio. Terminé el bachillerato en el Cervantes de Morelia, presté mi servicio militar en el Batallón 37 Cazadores. Salí a hacer curso de suboficial del Ejército y regresé al Caquetá donde viví del comercio en Curillo. La guerrilla comenzó a atropellar a todo el departamento, durante la Zona de Distensión (zona desmilitarizada entre 1999 y 2002 para facilitar los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las Farc). Buscaban controlar Caquetá, Putumayo y Huila. El 9 de diciembre de 1999 la guerrilla se tomó Albania, San José, Belén de los Andaquíes y Curillo, de donde se llevaron a 14 policías. Ya había un grupo de autodefensas en la zona, pero aún no había incursionado a Curillo.
¿Cómo era ese primer grupo de autodefensas?
Los primeros que entraron allá fueron los de la Casa Castaño. Eran Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, al mando de ‘Rafa Putumayo’ que llegó primero y por una etapa de tres meses. Luego vino ‘José María’ a finales de 1997 y estuvo hasta comienzos de 2001. Carlos Castaño tenía presencia con Accu en diferentes partes del país, entre ellas, Caquetá pero el grupo no subía de 80 o 90 hombres.
¿Y cómo llegaron?
Con ‘Rafa’ sé que lo hicieron en Florencia haciendo incursiones cortas en Paujil, Morelia, Belén, pero más en los cascos urbanos. Cuando llegó ‘José María’ se expandieron hacia la parte rural con un grupo de no más de 100 hombres.En esa época Carlos Castaño anunció en varias entrevistas que el diálogo de paz con la guerrilla no iba para ningún lado, dijo que no iba a estropear el proceso pero que iba a designar a dos mil hombres para cercarlos.
Es cuando llamó a Carlos Mario Jiménez alias ‘Macaco’. Le dijo que él venía de una guerra en el Sur de Bolívar, de una campaña que evitó el Despeje para diálogos con el Eln. “Usted tiene la experiencia, tiene el poder militar y la plata, tapone esta gente”, le dijo Castaño a ‘Macaco’. Era meternos a la casa antes de que ellos (la guerrilla) buscaran refugio ahí.
¿Quiénes eran Javier Ocampo y Leonidas Vargas?
Escuché mucho hablar de Leonidas Vargas. Él era un campesino de La Mono, una vereda de Belén de los Andaquíes, y ya era narcotraficante de allá. De un momento a otro se afianzó en los terrenos. Hizo una de las mejores plazas de toros del país que es la de Florencia. Tenía muchas fincas, pero él no frecuentaba por ahí. Su riqueza la hizo por fuera del departamento. A Ocampo no lo tengo referenciado.
Previa a esta guerra se comenta que El Mexicano tuvo muchos intereses en esa zona…
Lo que pasa es que El Mexicano tuvo mucha presencia con autodefensas para el lado de El Pato, Los Pozos, la parte norte de San Vicente del Caguán, y sí hubo un grupo entre 1987 y 1989.
Carlos Mario Jiménez alias ‘Macaco’ fue jefe paramilitar en el Caquetá a partir de 2001. Foto archivo Semana |
¿Cómo fue la llegada de ‘Macaco’ al Caquetá?
‘Macaco’, como dije anteriormente, se reunió con Carlos y Vicente Castaño. Él era muy allegado a Vicente y le propusieron que ingresara con un grupo grande para sostener la avalancha guerrillera que se veía venir. Él aceptó y comenzó el proyecto, mandando gente de los diferentes grupos, envió gente del sur de Bolívar, y empezó a crearse el Frente Sur Andaquíes. El grupo de las Accu salió. Realmente eso fue acordado, tampoco es que (‘Macaco’) compró la ‘franquicia’, eso es falso. Él (‘Macaco’) decidió mandar el proyecto y le dio la misión al comando ‘28’ o ‘Monoteto’ de que cogiera esa zona y fortaleciera con un grupo que se pensó de 1.000 a 1.200 hombres.
¿Y usted se metió en las autodefensas cuando la guerrilla atacó su pueblo de Curillo?
El 9 de diciembre de 1999 la guerrilla se tomó Curillo. Dentro de la estación de policía pusieron una fotografía de Manuel Marulanda, y el comandante de las Farc de ese frente atendía como cualquier despacho. Todo el mundo tenía que rendir ahí cuentas. Reunían a la gente y la extorsionaban. Ahí fue cuando nos fuimos. Ese municipio se lo tuvieron tomado seis meses.
¿Por qué era tan importante Curillo?
Por donde ellos (la guerrilla) estaban hacia el Putumayo no había fuerza pública, sólo selva. Así que si accedían a Curillo, pujante, con comercio, el principal puerto sobre el río Caquetá, se podían abastecer.
¿Qué tan clave es Curillo para el narcotráfico?
Curillo es tránsito. El que abastece en sí de droga al interior del país es el Putumayo porque no hay fuerza pública.
¿Aún ahora? ¿No dejó de serlo después de las fumigaciones de fines de los noventa?
Lo que hizo la fumigación fue mejorar la calidad de los cultivos. Es normal que encuentre que un campesino le diga a un comisionista: “présteme una plata porque es que me fumigaron y voy a sembrar de nuevo esos plantes”. ¿Entonces qué pasa? El campesino ya tiene métodos rústicos de cómo proteger al árbol de coca fumigado. Es con melaza(miel de caña con que se alimenta al ganado). El palo de coca es un palo que se siembra. Cuando pasa la fumigación, cortan el palito, el tallo sale más bonito, y de una hectárea sacan el producido de diez. La fumigación no es igual a hectáreas destruidas.
¿Había un interés del Bloque Central Bolívar, Bcb, en hacer un acuerdo con las Accu para controlar una zona estratégica de tránsito de droga?
El Bloque Central Bolívar no controló la zona en el sentido de cobrarle impuesto al campesino o limitarlo de algún modo. El grupo sí se fortaleció y tuvo más comodidad dentro de esta guerra con financiación del narcotráfico, claro que sí. No es igual quitarle unas vaquitas a un campesino, en cualquiera de las escalas, que quitarle a un narcotraficante. Nosotros le cobrábamos un impuesto al narcotraficante. Porque para un campesino el cultivo no es rentable, mientras el que viene a comisionar, a llevarse cierta cantidad de cocaína del departamento, sabe que debe pagarle a las autodefensas, a la guerrilla y también tiene que tener previsto para la fuerza pública.
O sea que el Bcb no entraba a comprar droga…
No, ellos no compraban pasta, cobraban era gramaje al comprador. El sistema antiguo era que el narcotraficante se acercaba y le decía al comandante ‘José María’: “voy a comprar en el Caquetá 1.000 kilos, tome le pago el impuesto” y hasta luego. Entonces qué pasaba con ese comprador. Si llegaba a zona de autodefensas en Caquetá a comprar y ahí no había coca, entonces arrancaba para el Putumayo y le pagaba a la guerrilla.
Cuando la guerrilla se dio cuenta de que había un control y no le llegaban compradores allá, reclutaban a los campesinos comisionistas y convencían a los narcotraficantes de enviarles una plata para comprar la coca en Putumayo. Cuando los narcos mandaban 10 mil, 20 mil millones de pesos, la guerrilla los decomisaba y le mandaba decir al narco con el comisionista de que viniera por su plata, que era de paramilitares. Y el narco no iba allá y la guerrilla se quedaba con el dinero. El comisionista perdía la confianza de los narcotraficantes y se quedaba sólo trabajando para la guerrilla.
¿Qué tan fuerte fue el apoyo de empresarios y ganaderos al paramilitarismo?
Hay que entender que había un grupo pequeño, pero la complicidad del Estado más que del comercio era con la fuerza pública. Obvio que tiene que haber complicidad. Eso no es solo en Caquetá.
¿Le sirvió haber estado en el Ejército para esos contactos?
No porque yo estuve mucho antes, en 1987. Hay gente que cree que los contactos son con el general o con el comandante, pero el alto rango no sirve para nada. Los que se van a encontrar en las zonas son los soldados y policías. Además no era gratis. En unos municipios, por ejemplo, había unas nóminas paralelas y se les cancelaba a la fuerza pública normalmente para que ellos hicieran esa especie de omisión. Lo claro es que teníamos que tomarnos el departamento como fuera y, obvio, eso tocaba coordinarlo.
O sea que primero era fuerza pública…
Ese es el básico. Para el poder militar que teníamos nos interesaba eso.
¿Y en lo político?
En el tema de los políticos ha habido una mala interpretación. No es que nosotros necesitemos de ellos. Al contrario, ellos nos utilizaron. No solo a las autodefensas sino a las Farc también. El político que utilizó algunas fuerzas irregulares es para sus fines propios. Eso es mentiras de que el político era para fines de la comunidad. La comunidad es otra víctima más de los políticos, como nosotros. Por ejemplo, el gobernador de allá, que era Pablo Adriano (Muñoz), era afín cien por ciento con las Farc y apático a las autodefensas. ‘José María’ tuvo contactos con él (Muñoz), como para arreglar la situación. Luego quise concertar una cita con él. ¿Y él qué hace? Llama a un comandante de las Farc para darle parte de esa situación. Esa llamada es interceptada por la Policía donde él le manifiesta (a la guerrilla) que un cabecilla de las autodefensas se va a reunir con el Gobernador, y a mí me advierten por parte de la fuerza pública que me dice que me están esperando cuando llegue.
Nota a la respuesta: El señalamiento contra Muñoz de ser presunto cómplice de las Farc no ha sidocorroborado por la justicia. Muñoz fue investigado y encarcelado por la Fiscalía por su posible complicidad con las Farc en el secuestro en 1995 del congresista Rodrigo Turbay Cote, quien fue hallado muerto un año después en cautiverio, pero no encontró pruebas contundentes y ante la duda, falló a favor de Muñoz precluyendo el caso. En septiembre de 2006 la Procuraduría sancionó a Muñoz por faltas administrativas en su gestión, pero en 2009, tras cinco años de haber celebrado el convenio en cuestión, declaró la prescripción de esa acción disciplinaria.
Qué papel entonces cumple un gobernador afín a ustedes…
Dentro de la guerra uno se gana a las comunidades para poder llegar a cumplir una meta. Hay que ir de la mano con la comunidad porque si uno se echa a la comunidad, no se puede. Para ganarse a la comunidad toca que crea en usted, darles desarrollo y un Gobernador sirve para el mejoramiento de calidad de vida e infraestructura en la zona.
En ese escenario hay dos liderazgos políticos fuertes: uno el turbayismo y el otro el grupo de Luis Fernando Almario. ¿Qué papel juegan ellos?
Hasta hoy son más las contiendas de tratar de enlodar al contrincante con cualquier grupo irregular. En unas declaraciones dicen que nosotros teníamos que ver con la muerte de los Turbay. Pero cuando nosotros llegamos ya habían muerto hacía días.
Nota a la respuesta: El 29 de diciembre de 2000, en la carretera a Puerto Rico, Caquetá, el entonces presidente de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, Diego Turbay Cote, y su madre, una señora de edad, Inés Cote de Turbay, fueron fusilados por las Farc y tirados en un camino. Con ellos fueron asesinados Jaime Peña Cabrera, Edwin Angarita Alarcón, Mail Bejarano Martínez, Dagoberto Samboní Uni y el conductor del vehículo, Rafael Ocasiones Llanos.
¿Tuvieron algo qué ver ustedes con Almario o con los Turbay?
Almario, con todos los grupos. En el caso de nosotros no es una alianza, es una utilización. Él lanzó a Juan Carlos Claros; le brindó respaldo como padrino político y lo envió para que buscara apoyo de la organización (de los paramilitares), apoyo financiero y con las comunidades… (Así) cuando el comandante alias ‘120’ le preguntó que quién lo respaldaba, él (Claros) dijo: “Pues vamos a hablar con mi jefe político que es de peso dentro de la organización política, que es Fernando Almario”. Además Almario monta sus alcaldes.
Nota a la respuesta: el congresista Luis Fernando Almario fue acusado por la Fiscalía de complicidad con las Farc en la masacre de los Turbay y enfrenta un juicio. En marzo de 2011 la Corte Suprema de Justicia abrió indagación preliminar para determinar si también tuvo vínculos con el paramilitarismo para alcanzar un escaño en el Congreso, pero no ha sido condenado por ninguna de las dos presuntas complicidades. En julio de 2011 la Procuraduría también le formuló pliego de cargos por sus presuntos vínculos con las Farc y con paramilitares del Bloque Central Bolívar de las Auc.
En una versión libre ante Justicia y Paz, José Germán Senna alias ‘Nico’, desmovilizado del Bloque Sur Andaquíes, coincide con lo que dice alias ‘Paquita’ en esta entrevista sobre Juan Carlos Claros. “Claros negoció con las Auc un proyecto político en el 2002 para que la población se inclinara por sus propuestas y para bloquear las aspiraciones que tenían las Farc por el poder de la zona”, le dijo a la Fiscalía. En enero de 2012, la Procuraduría General de la Nación abrió pliego de cargos contra Juan Carlos Claros porque presuntamente obtuvo ayuda de los paramilitares para ganar la Gobernación del Caquetá. No ha fallado aún el caso.
Y negoció con ustedes que respaldaran a esos alcaldes…
No, lo hacen como lo hizo con Juan Carlos, vaya usted, busque el apoyo y diga que cuenta con mi apoyo que es una firma.
¿Y ustedes le creían?
Tenía que haber una verificación. Él (Almario) es reconocido en el departamento. Entonces yo le digo sáqueme una reunión con él (Almario).
Luis Fernando Almario. Foto Semana |
¿Ustedes se reunieron con Almario?
Claro, se mandaba un delegado. Hubo una reunión que es para tal evento.
¿Cuántas reuniones hubo con Almario?
Hubo otras reuniones por unas alcaldías, que aún no hemos tratado dentro del proceso (de Justicia y Paz). Por ejemplo, hubo un problema con una alcaldesa y las Auc la mandó a apretar, y ella decía: “es que soy de la cuerda de Almario”. Entonces vino el poder de atrás para que no le pasara nada a su alcaldesa.
¿Qué supuestamente ganaba Almario con la sombrilla de ustedes?
Él necesitaba tener el caudal político, garantizar la trayectoria de él como jefe o padrino en zonas que no eran de él, si no que eran de Cuéllar, por ejemplo. (Luis Francisco Cuéllar fue asesinado por las Farc en 2005, siendo gobernador de Caquetá). Él no iba a necesitar apoyo en zonas que son de él.
¿Y en qué zonas supuestamente pidió su apoyo?
Estamos hablando entonces del sector de Morelia hacia la vía de Valparaíso, eso era de Cuéllar. Ahí empezó a utilizar a Claros y a utilizar el apoyo de las autodefensas en gestión para apoyar a un candidato (Claros) que no era de tradición. En muchas reuniones les dijeron a los políticos (locales) y ellos dijeron: “que no vengan con el cuento de Claros, que esto es de Cuéllar”. Pero usted sabe cómo es el poder militar, que impera.
En esos acuerdos, ¿mataron gente por negarse a apoyar a Claros?
No. Se hacían las reuniones con el político y se decía a quién se iba a apoyar. Los que conocen del poder militar que teníamos, sabían que era un mensaje subliminal. Era presión.
Usted habla de unas reuniones entre autodefensas y políticos, ¿cómo fueron?
Eso fue como a mediados de 2003. Yo llego con Claros y cuando él expone el proyecto en dos o tres oportunidades siempre pedía apoyo económico. Yo era el financiero del grupo y obviamente todos los movimientos tenían que ser aprobados por el comandante de zona, que era el comandante ‘28’. En esas manifestaciones, el patrón siempre era muy explícito y me decía que nosotros no estamos para dar, que necesitábamos que nos dieran.
El patrón me dijo: “Apóyelo con el tema de seguridad”. Nosotros no interferimos en política, no era nuestro ideal y eso quedó claro desde un comienzo… Muchas veces me han preguntado: ¿si el Frente Sur Andaquíes financió? No. El apoyo fue en el tema de seguridad que fue lo que me ordenaron. Yo le di entonces un carro de seguridad y le ordené a un comprador (de pasta de coca), un comisionista, para que lo apoyara con plata, por decir 50 o 100 millones de pesos, y también le di escoltas.
¿Y esos escoltas eran autodefensas?
Lógico. Del grupo. Estaban pendientes de los desplazamientos de él (Claros), el carro se lo compramos.
Es decir, ustedes le invierten 100 millones de pesos por medio de un comisionista que compraba cocaína…
Nosotros no le invertimos. Qué me dijo a mí el patrón: “Esos ‘traquetos’ que se están ganando plata a costillas de nosotros, pues póngalos a que le giren a él (Claros)”. Entonces nosotros le decimos le vamos ayudar. Entonces le decimos (al narcotraficante): “Usted que ha ganado tanta plata con nosotros, apóyelo (Claros) con 100 millones (de pesos)”. Entonces yo le ordeno (al narcotraficante) y tiene que aportarle. Me encargo del tema de seguridad, con el carro, los escoltas y las motos.
Viene la participación del comandante (paramilitar) y le ordena a su político trabajar con la comunidad…. Cuando se dio esta inversión, dice: ¿Y qué garantías hay de que este no va a salir como un Pablo Adriano?, a lo que Claros respondió: “Es que yo tengo mi padrino político y es Almario”. ¿Cómo sabemos qué viene de parte de Almario? Yo envié a alguien, al comisionista que iba a poner la plata, que no era conocido en la zona, a reunirse con Almario en Bogotá, y él confirma, que sí, vamos a trabajar.
¿A un narco?
Era un narco, claro. El que brindaba más seguridad para las dos partes.
¿Quién era ese narco?
Era un comprador reconocido del departamento. Él trabajaba para la organización (paramilitar) pero estaba en la civilidad, y podía reunirse con él (Almario). Se llamaba Wálter Velásquez, alias ‘Chiqui’ y está muerto.
Si era narco y trabajaba para ustedes, entonces ustedes sí estaban en el negocio…
Él era comprador de droga en Solita. Cabe el momento para aclarar que nosotros no llegamos con el negocio del narcotráfico, porque ese negocio ha sido de siempre. Lo que hacíamos era que garantizábamos que personas conocidas, que pudieran estar bajo nuestra vigilancia, compraran y para poder nosotros estar encima de ellos. Porque al campesino no le genera confianza venderle a la autodefensa, le venden al que siempre les ha comprado hace 20 años, sino que nosotros decíamos quién estaba autorizado.
¿Quiénes eran los Monje?
Juan Carlos Monje era un narcotraficante también que trabajó un tiempo con las Farc. Jhon Eduard, hermano de él, era candidato a la alcaldía de Milán. Yo era comandante y Juan Carlos era objetivo militar. Yo ordené darlo de baja porque financiaba, oxigenaba las finanzas de las Farc. Cuando caigo (preso) en 2004, me mandó un emisario a Cómbita, diciéndome que me daba una plata, 300 millones de pesos, que lo borrara de la lista. Yo le dije que yo ya estaba capturado, que se defendiera de sus problemas. Ese contacto lo hace (Juan Carlos Monje) después con alias ‘Leo’, que es el que me reemplaza a mí y cuadran y al poco tiempo resultó parte del Bloque Sur Andaquíes.
¿Por qué asesinan a los Turbay?
Eso ha sido por unas confrontaciones de poder, pero utilizan los grupos armados ilegales. Almario no halla cómo manipular a las poblaciones. Almario ha tenido siempre esa fama. Entre los ‘trabajos’ que se le hacían de inteligencia porque uno también analiza, él siempre es muy hábil, él no aparece, pero hay muchos que declaran pero eso ya es un tema de investigación.
Dijo usted que lograron voltearle la votación a Cuéllar y por eso Juan Carlos Claros ganó las elecciones, ¿Cómo les pagó Claros el favor?
Hay una exigencia. Él ganó, es decir, cumplimos. Entonces él dijo: “No hay problema. Le voy a mandar una lista de unos personajes que son ingenieros”, todo ese tema de contratistas, que no son de la potestad, que no tiene cómo adjudicar. Claros sabe quiénes son y nos dijo cuánto le podemos cobrar a cada uno según el contrato, o si no contrató.
¿Y el contratista sabía de ese acuerdo?
No. Es que eso es extorsivo. No el ingeniero no sabe. Lo que no sabemos es a quién le vamos a pedir o a quién le tienen adjudicado. El ingeniero como tal no sabe de dónde se le filtra la información mientras que el burgomaestre sí sabe quién tiene las contrataciones. Algunos nos dieron, se defendieron.
¿Mataron a alguien que se rehusara a pagar?
No. Se ejecutaron económicamente, pero las contribuciones no son como las pintan, se concertaba, se presentaba un estudio financiero con pruebas y el que pudiera demostrar eso, tenía que aportar. Esos registros están en las incautaciones a los computadores que nos hicieron.
Además del narcotráfico, ¿quién más los financiaba a ustedes?
Inicialmente se trató de manejar eso por gremios. Hicimos una reunión en La Manigua, que es un balneario cerca a Florencia y se les dio la posibilidad de que ellos escogieran. Se reunieron gran parte de ganaderos y se les dijo bueno, para no estar molestando a los pequeños y medianos ganaderos, para que no sea injusto, reúnan una cantidad de dinero y nos la aportan. En esa reunión se les dio 20 días de plazo y no aparecieron con nada. Se cambió entonces la estrategia y se empezó a llamar uno por uno.
Y al que fue resistente, ¿lo desplazaron?
No se llegó a ese nivel. Hoy por hoy, sí ve uno casos por la coyuntura, por aquello de la reparación. Cuando llegaron a la casa y les pusieron un fusil sobre la mesa, hay gente que es fuerte y otra que se desplazó. Hay otra gente que por hacerle un favor, que se le advirtió que tenía 24 horas para irse porque no teníamos certeza de que se había reunido con la guerrilla. Hoy eso se considera un desplazamiento.
¿Cómo fue el Pacto del río Pescado?
Realmente como tal no existió.
¿Entonces qué fue lo que pasó?
Eso fue inventado entre los mismos políticos, entre su guerra de políticos, usando como un homólogo al Pacto de Ralito, pero ese pacto (el del Río Pescado) no existió. Lo que hubo fue unas reuniones que hubo cerca a una finca llamada La Pesquera, eso es lo más cercano al pescado que hay. Esa reunión fue en la que estuvieron Juan Carlos Claros, en la que mandó un emisario, Juancho Gutiérrez, que creo que es cuñado de él, y alias ‘Chiqui’, pero es lo más cercano que hay.
Usted mencionó ante la Fiscalía al ex candidato liberal a la Gobernación del Caquetá, Harry González, como enredado con parapolítica, ¿es así?
Es la persona que utilizó Juan Carlos Claros para enviar el listado de los contratistas al grupo (paramilitar). Lo que pasa es que él (Harry) con posterioridad salió de candidato a la Gobernación.
Nota a la respuesta: Harry González no ha sido investigado por la justicia en relación con este señalamiento. Sin embargo, en una versión libre José Germán Senna alias ‘Nico’ dijo que cuando González trabajó como asesor del gobernador Juan Carlos Claros presuntamente había entregado las listas de los contratistas del departamento a los que los paramilitares les podían cobrar una versión. Después de la confesión, Justicia y Paz compulsó copias para que se investigue el hecho.
¿‘Macaco’ llegó a ir por allá al Caquetá?
Fue el día de la desmovilización. Había ido muchos años atrás.
¿Es cierto que se casó con la viuda de un narco?
Sí, es cierto. Él no comenzó en el Caquetá, si no en Puerto Asís. Él se casó con doña Rosa Luna. ‘Macaco’ era el pupilo de Henry Loaiza alias ‘El Alacrán’, como el razonero. ‘Macaco’ fue creciendo y consolidó la relación con Rosa. Y de ahí se van a Medellín, Sur de Bolívar y Bajo Cauca. Caquetá viene siendo un apéndice. El día de la desmovilización fue. Yo iba a darle los reportes a Caucasia.
¿Estaba Macaco interesado sólo en la droga en Caquetá?
Mejor dicho es que es una mala concepción. La droga a él no le interesaba en el Caquetá. Se lo digo en plata blanca. Cuando un kilo en Caucasia valía 2.300 pesos, en el Caquetá estaba saliendo a 2.650 pesos. De las veces que de pronto mandó a alguno a comprar a allá con la firma de él, tocaba sacarle 50 mil pesos de impuesto al propio ‘Macaco’.
¿Hubo negocios de la clase política con el narcotráfico?
Que lo tenga referenciado no. En mis archivos hay una serie de personajes pero no sé si tenían vínculos con la política, del poder, del tema del narcotráfico, tendrían sus testaferros… En mis listados había gente de todo el país, de Putumayo, Antioquia, Bogotá…
¿Y cómo pasaban toda esa droga? ¿Con complicidad con la autoridad?
Sí, claro, investigadores… Porque muchas veces había para cancelar las nóminas pero no para cancelar la tropa.
¿Y qué era primero?
Las nóminas de la fuerza pública. A mí un hombre capturado me salía por más de 10 millones de pesos.
Si se acuerda, ¿cuáles eran los costos de esa nómina?
Una estación de policía costaba entre 8 y 12 millones de pesos mensuales. Del CTI no se manejaba porque estos solo están en las cabeceras municipales. Todos los escenarios dependían del contacto y del momento; jueces y fiscales no. De hecho, tuvimos muchos presos y condenados, para la muestra un botón.
En el caso de cometer una masacre, suponemos que tenían que ‘mover’ a mucha gente para que esos crímenes quedaran en la impunidad…
La idea era establecerse en la zona, ganarse la confianza para que no nos denunciaran y la gente aprendía a convivir con nosotros y ganarnos la población era tan importante que repercutía en las capturas. Sin la comunidad, todo se venía abajo.
¿Y los políticos intervinieron para que ustedes le mataran a alguien?
La vida delictual de los políticos está respaldada por una fuerza popular que fue coaccionada por el aparato militar. Hay casos que se desprenden de una política de seguridad.
¿Quién fue el gran beneficiario políticamente de aliarse con ustedes?
Los que subieron al poder, por ejemplo, Juan Carlos Claros. Eso cambió la historia. Antes subió un gobernador de izquierda. Llegamos nosotros, y como dijo él (Claros), subió un gobernador de derecha. Y todo lo que ellos son, de ahí viene toda la ramificación.