El sindicato de trabajadores del transporte en Santander, Sincotrainder, fue casi acabado por los paramilitares. VerdadAbierta.com reconstruyó la historia de esta persecución.
El sindicato de la empresa de transporte San Silvestre ha sido víctima de persecuciones durantes al menos dos décadas. Fotomontaje: VerdadAbierta |
Desde su creación en junio de 1989, el sindicato de conductores y trabajadores de la industria del transporte en Santander, Sincotrainder, estuvo en la mira de los grupos de autodefensas que se instalaron en la región petrolera de Barrancabermeja.
De acuerdo con información de los miembros del sindicato y de las investigaciones judiciales sobre estos hechos, el exterminio se realizó en varias etapas. Hasta donde la Fiscalía investigó participaron miembros de la red de inteligencia de la Armada conocida como ‘Red 07’ y los paramilitares del Bloque Central Bolívar que incursionaron en la región a finales de los 90.
Algunos miembros de esta red fueron condenados en 1998 cuando la justicia investigó este y otros hechos violentos en Barrancabermeja.
En total, siete miembros del sindicato fueron asesinados desde 1992 y por amenazas, dos más tuvieron que salir del país y aún se encuentran exiliados.
Desde la llegada de los paramilitares a esa región del país todos los miembros de la organización de trabajadores fueron señalados de ser auxiliadores o miembros de la guerrilla.
“Cuando no se habla el mismo lenguaje de los que están en el poder, uno se convierte en el enemigo y en nuestro caso, decidieron usar la estrategia del miedo para contener el movimiento sindical en la zona”, aseguró uno de sus líderes.
Primera etapa del exterminio: la masacre del estadero ‘9 de abril’
Barrancabermeja fue escenario de un fuerte movimiento sindical por su condición como puerto petrolero. Foto: Archivo Semana |
“El primer ataque que recibimos fue el asesinato de tres miembros del sindicato que se encontraban reunidos en el estadero “9 de abril”, ubicado en el sur oriente de Barrancabermeja. Nunca habíamos recibido amenazas, simplemente empezaron a eliminarnos”, narró un miembro de Sincotrainder en entrevista con VerdadAbierta.com.
Estos hechos conocidos como la masacre del Estadero ‘9 de Abril’ ocurrieron la noche del 9 de febrero de 1992.
Según la versión del proyecto de memoria histórica Nunca Más, que es respaldada por los miembros del sindicato entrevistados por VerdadAbierta.com, dos hombres llegaron en moto y empezaron a disparar indiscriminadamente, dejando como resultado dos mujeres heridas y seis personas muertas, entre ellos tres miembros del sindicato de transportadores.
En el hecho fallecieron Jaime Garcés Núñez de 43 años, conductor de bus y tesorero del sindicato; José Domingo Amaya Parra de 31 años quien era vicepresidente de la organización y Luis Guillermo Niño Berbeo, conductor y afiliado a Sincotrainder quien murió un día después del ataque.
A finales de los 80 y principios de los 90, las autodefensas habían incursionado en la región a través de ‘Los Masetos’, grupo que resulto del movimiento armado Muerte a Secuestradores, MAS, creado por narcotraficantes del cartel de Medellín y otros jefes de las mafias como Gonzalo Rodríguez Gacha.
Sin embargo, aunque según versiones de miembros de sindicatos de la región, había cierta presión y vigilancia, el exterminio no fue iniciado por parte de ‘Los Masetos’ sino por una red de inteligencia de la Armada Nacional que se hizo conocer como la ‘Red 07’, grupo que fue señalado por las autoridades como autor intelectual y material de la masacre.
Según investigaciones de la organización de derechos humanos Nizkor y de la página de memoria histórica Noche y Niebla, en un informe entregado el 5 de por de febrero de 1992 por la ‘Red 07’de Barrancabermeja a la Dirección de Inteligencia de la Armada Nacional, Dinte, se afirmaba que en el estadero ‘9 de abril’ solían reunirse miembros de las milicias populares del Eln.
Adicionalmente se decía que los tres miembros del sindicato de transporte que habían sido asesinados eran parte del Frente ‘Manuel Gustavo Chacón’ y que usaban la organización de trabajadores como fachada.
Según investigaciones de la Fiscalía, la ‘Red 07’ se había encargado de realizar al menos 68 homicidios selectivos de sindicalistas, defensores de derechos humanos y periodistas, incluidos los tres miembros de Sincotrainder.
Así lo corroboraron en sus diligencias de indagatoria antiguos miembros de la ‘Red 07’, Carlos David López, jefe de área y Carlos Alberto Vergara, agente de inteligencia, quienes señalaron a Juan Carracedo De La Hoz y a Javier Salas como los autores materiales de la masacre.
La ‘Red de inteligencia 07’ operaba legalmente bajo Directiva No. 200-05 del Ministerio de Defensa Nacional aprobada en abril de 1991 por el General Luis Eduardo Roca Maichel, comandante general de las Fuerzas Militares. A través de esta directiva se legalizaron y regularon estas redes de inteligencia, que en el caso de Barrancabermeja se convirtieron en una suerte de organización paramilitar. Ver directiva
El homicidio del restaurante ‘La Shanon’
El 30 de Julio de 1992, cinco meses después del primer ataque, Parmenio Ruiz Suarez, presidente del sindicato, se reunió con dos amigos en el restaurante ‘La Shanon’ en plena zona comercial de Barrancabermeja.
Según información entregada por sus compañeros sindicalistas, Ruiz acababa de salir de una reunión con la gerencia de la transportadora San Silvestre S.A. para almorzar con René Alberto Tavera, miembro de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos y con Patricia Cortés Colmenares investigadora del Comité Regional de Derechos Humanos, Credhos.
Sobre el medio día, dos hombres llegaron en moto al restaurante ‘La Shanon’ y empezaron a dispararles causándoles la muerte inmediata. Personas cercanas a Ruiz, aseguraron ante la Fiscalía que Parmenio había escrito al Procurador Nacional denunciando amenazas en de muerte por parte de miembros de la Quinta Brigada de Barrancabermeja. Aparentemente, según miembros del sindicato, había una lista negra de personas que iban a ser asesinadas, encabezada por el señor Parmenio Ruiz.
En esta ocasión las investigaciones también señalaron como autores del crimen a los miembros de la ‘Red 07’, quienes aceptaron en indagatorias ante la Fiscalía su responsabilidad ante los hechos.
“Parmenio Ruiz era el que promovía los paros de transportes. Al miembro de la Anuc, Alberto Tavera se le sindicaba de ser subversivo, y a Ligia Patricia Cortés, por adelantar campañas de Derechos Humanos, se le catalogó como ‘enemiga’ de las fuerzas militares”, aseguró Carlos López, miembro de la Red.
Según relatos de Carlos Alberto Vergara, efectuó seguimiento previo de las víctimas. El día de los hechos, Vergara se comunicó con Juan Carlos Álvarez, jefe de inteligencia, para que enviara dos sicarios al lugar. El resultado de la operación se comunicó directamente a Rodrigo Quiñones, director de la Red, quien les dio felicitaciones verbales”, aseguró Carlos López, otro miembro del grupo de la Armada.
Así mismo, Carlos Alberto Vergara aseguró que se había infiltrado en el barrio Boston de Barrancabermeja, donde conoció a Parmenio Ruiz, quien segúnversiones del oficial de inteligencia, era guerrillero de las milicias del Eln.
Días después de estos hechos, Gustavo Chinchilla, jefe de tráfico de la empresa San Silvestre denunció que al igual que Parmenio Ruiz, había recibido amenazas por parte de la Quinta Brigada de Barrancabermeja. El 18 de octubre, Chinchilla apareció muerto en Bogotá con señales de tortura.
En su momento la Ong Amnistía Internacional emitió una alerta por posible ejecución extrajudicial frente al caso de Parmenio Ruiz, denunciando que de enero a julio de 1992, según el Comité Regional para los Derechos Humanos, Credhos, se había presentado la muerte violenta de al menos 270 personas en Barrancabermeja y alrededores muchas de las cuales eran resultado de acciones de miembros de la Fuerza Pública.
Entre 1992 y 1993 los miembros de la inteligencia ‘red 07’ se entregaron y declararon en 68 casos de ejecuciones extrajudiciales ante la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía.
“La misión era acabar con el sindicato de esa empresa”, alias ‘El Orejón’
Rodrigo Pérez Álzate, alias ‘Julián Bolívar’ se responsabilizo por línea de mando de la muerte de 15 sindicalistas en Barrancabermeja. Foto: Archivo Semana |
A finales de los años 90, las autodefensas del Bloque Central Bolívar comandadas por Rodrigo Pérez Álzate, alias ‘Julián Bolívar’ incursionaron en Barrancabermeja realizando varias masacres, entre ellas la ocurrida en mayo de 1998 en la que murieron 32 personas.
Ya instalados en la zona, entre el 2000 y el 2002 empezó a circular una ‘lista negra’ de miembros de sindicatos que iban a ser asesinados por las autodefensas.
De acuerdo con las versiones de alias ‘Julián Bolívar’ , las amenazas a los sindicalistas provinieron del desaparecido jefe paramilitar Guillermo Hurtado Moreno, alias ’70’, comandante del bloque Fidel Castaño, que se localizaba en la zona de San Rafael de Lebrija, un corregimiento ubicado a dos horas de Barranca.
Dentro de los nombres de los líderes sindicalistas que se convirtieron en objetivo militar, se encontraban Luis Alberto López Plata, el presidente de la organización sindical y Luis Manuel Anaya Aguas, tesorero de la misma.
Según versiones de familiares de las víctimas, el 16 de octubre de 2001 Luis Alberto Anaya quien había participado por más de siete años en la junta directiva del sindicato, tres de ellos como tesorero, se dirigía a eso de las 7 de la mañana a tomar el bus para iniciar su jornada laboral. Cuando caminaba por la zona conocida como el Cerro, dos personas se acercaron, le preguntaron su nombre y al confirmar de quien se trataba les dispararon en varias ocasiones.
“La orden me la dio el comandante Guillermo Hurtado, alias ‘70’, porque como era un sindicalista de izquierda y nosotros perseguíamos todo lo que era de izquierda, había que ajusticiarlo” afirmó William Alonso Padilla, alias ‘El Orejón’, miembro del bloque central Bolívar, quien se atribuyo el asesinato de Anaya en versiones libres realizadas ante la Fiscalía en el año 2007.
Tres días después, el 19 de octubre, Luis Alberto López Plata, presidente del sindicato, se dirigía en su moto hacia su trabajo en horas de la mañana. Lo acompañaba su esposa quien narró los hechos: “el día que lo mataron yo iba con él en la moto. Dos hombres me obligaron a bajarme porque querían hablar con mi compañero. Alguien me grito que corriera porque me iban a matar, oí los disparos, cuando volví, Luis estaba tirado en la calle”.
Según versiones de José Ricardo Rodríguez conocido como alias ‘peinilla’, autor material del asesinato de López Plata, “Mario Mano Picha (Leonardo Fabio Gonzales), comandante de la comuna 6 de Barrancabermeja me mandó llamar al barrio el Progreso, me dijo que el señor Plata ere el ideólogo político de la guerrilla y del Eln y que además organizaba los paros armados en Barranca, por eso debíamos eliminarlo”
De acuerdo con testimonios de personas cercanas a las víctimas, aunque ni López Plata o Anaya Aguas denunciaron haber recibido amenazas en su contra, ya habían pactado que si a alguno de los dos lo mataban, el otro debía abandonar Barranca.
Al indagar por los posibles motivos del asesinato de los dos sindicalistas, los compañeros de la organización aseguraron que días antes de los hechos se habían presentado varias tensiones con el gerente y los socios de la empresa de transportes San Silvestre. Además de que no les asignaban carros para trabajar, aparentemente por su condición de miembros del sindicato, la organización sindical había publicado un comunicado en el que se denunciaban malos manejos en el interior de la empresa. Incluso días antes de los asesinatos, Anaya y López habían solicitado unos permisos sindicales para desarrollar un pliego de peticiones, permiso que fue negado por los directivos.
Así mismo, según testimonios ante la Fiscalía de los empleados de San Silvestre y testigos de los hechos, el gerente Norberto Guarín y los socios principales de la empresa de transportes tenían relaciones cercanas con miembros del Bloque Central Bolívar, con quienes, presuntamente habían pactado un contrato de préstamos de unos buses que las autodefensas pagarían la mitad en dinero y la otra mitad con combustible que hurtaban a Ecopetrol.
Se aseguró en distintas versiones que las autodefensas habían exigido un pago de una vacuna a la empresa, razón por la cual los directivos tomaron la decisión de imponer un ’ahorro voluntario’ a todos sus trabajadores a través del cobro de 1.500 pesos de más en cada tarjeta de control que todos los vehículos debían comprar a diario.
De acuerdo a las versiones de los trabajadores en su momento, este dinero fue llevado por una comisión de socios y trabajadores que viajo a San Rafael de Lebrija, donde hicieron entrega de 25 millones de pesos a Wolman Yesit Sepulveda alias ‘Oscar el viejo’. Las afirmaciones de que este dinero era pagado a cambio de ‘favores’ de las autodefensas, vincularon a los directivos de la empresa a la investigación por la muerte de los dos sindicalistas.
Por estos hechos fueron capturados en octubre de 2007, el Gerente Norberto Guarín y varios socios y trabajadores de la empresa entre ellos uno que contó en indagatoria a la Fiscalía el encuentro con las autodefensas.
“Llegamos a la entradita de San Rafael de Lebrija a un restaurante a almorzar, luego subimos a la camioneta y fuimos a un parquecito en el pueblo, llegaron unos señores con camuflado y armados a quienes les entregaron un sobre de manila”, aseguró el trabajador que afirmó haber acompañado a la comisión.
Alias ‘Peinilla’ y alias ‘El orejón’ se encuentran presos por estos hechos en la cárcel modelo de Bucaramanga. Los directivos de la empresa fueron dejados en libertad partiendo del principio de presunción de inocencia y ausencia de pruebas que los relacionaran directamente con el caso de los dos sindicalistas.
VerdadAbierta.com se comunicó con el gerente de la empresa San Silvestre S.A quien narró que en los años en los que sucedieron los asesinatos de López y Anaya, en Barrancabermeja se estaba presentando una mutación de los grupos armados.
“En medio del fuego cruzado entre las guerrillas y los paramilitares, cayeron varias víctimas inocentes, entre ellos, los dos compañeros el sindicato. Aunque el motivo de su muerte parece haber sido su actividad sindical, los paramilitares los asesinaron por cuestiones ideológicas más no por vinculaciones con los socios de la empresa. Esto se confirma en las versiones libres que han hecho los paramilitares que hicieron parte de los bloques que actuaron en la región” aseguró el gerente Milton Téllez.
“Nunca ha habido una persecución en contra del sindicato. Las investigaciones comprobaron la inocencia de los representantes y socios de la empresa, quienes estuvieron presos durante 18 meses”, agregó Téllez.
El sindicato de trasportadores de la empresa San Silvestre ha sobrevivido 23 años a pesar de la persecución a la cual fueron sometidos. Sus actuales miembros aseguran que aunque la situaciónfrente al ejercicio sindical en Barranca se encuentra en relativa calma, es mejor no bajar la guardia.