La sentencia contra alias ‘Mata Tigre’, de las autodefensas, se convierte en el primer dictamen en reconocer que las AUC causaron “graves daños” a esta etnia.
Cerca de 250 indígenas wayúu murieron entre 1984 y 2010, época en que varios grupos armados ilegales se disputaban el departamento de La Guajira. Pero las Autodefensas, que operaron a partir de los noventa y hasta principios de 2006 (cuando se desmovilizaron), cometieron varias masacres que los indígenas recuerdan como el periodo en el que casi los exterminan.
Una sentencia proferida la semana pasada por la Sala de Conocimiento del Tribunal Superior de Barranquilla, en contra de Ferney Argumedo Torres, alias ‘Mata Tigre’, que militó en el Frente Contrainsurgencia Wayúu, se convirtió en el primer dictamen con enfoque diferencial que reconoce que las AUC causaron “graves daños” a esta etnia, que representa al 45 por ciento de la población total del departamento.
La sentencia es clara, además, en ordenar a varias entidades del Estado realizar labores que permitan salvaguardar la identidad, la autonomía, los valores y el territorio de los wayúu; hacer foros sobre los efectos que causaron las Autodefensas, impulsar un programa de atención en salud, brindar trabajo a los miembros de cada clan, crear un sistema de educación autónomo, entre otras medidas.
“El enfoque diferencial reconoce que hay poblaciones con características particulares, como edad, raza, etnia, orientación sexual y situación de discapacidad. Y con eso el Estado garantizará su protección especial. Esta es la primera sentencia, pero vendrán más”, dice el fiscal tercero de la Unidad de Justicia y Paz en Barranquilla, Alberto Ariza.
El dictamen hace referencia a dos masacres en particular que simbolizan el poder criminal de las AUC: Villanueva y Bahía Portete. Aunque hay información de hechos violentos de finales de la década del noventa, fue a partir de 2002 cuando arremetieron contra los clanes indígenas. Eran 450 hombres armados, liderados por Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, con un objetivo: contrarrestar a la guerrilla “supuestamente apoyada por los wayúu”.
Algunos indígenas, además, tuvieron queabandonar los lugares donde está la historia de cada clan: los cementerios. “Muchas almas no culminaron el ciclo de vida y algunos parientes maternos de los muertos no volvieron al territorio a cumplir con sus obligaciones ancestrales y espirituales”, dice la sentencia. Algunas mujeres vieron cómo los cuerpos de sus hijos se descomponían sin que pudieran hacer algo para evitarlo, porque tenían un fusil en la cabeza; y otras ni siquiera los han encontrado. La muerte, para los indígenas de esta etnia, es una vida de sueños y de mensajes claves para la protección de un clan, y todas estas costumbres casi se perdieron con la llegada de las Autodefensas.
Una víctima Wayúu consultada por VerdadAbierta.com, que pidió la reservara de su nombre, dice que el fenómeno del paramilitarismo dejó graves secuelas para su comunidad. “El desplazamiento nos fraccionó. Los que se fueron del territorio han ido perdiendo nuestras costumbres. Ellos, por ejemplo, no realizan el segundo velorio, que se hace después de cinco años y es muy importante para mantener unido el clan. Los Uchii (palabra utilizada para referirse a los paramilitares) profanaron cementerios. Irrespetaron a las mujeres y a los niños, que son sagrados. Y también faltaron a los códigos de honor por una supuesta guerra entre clanes”, agrega.
Karmen Ramírez Boscán, de la organización Fuerza Mujeres Wayúu, dice que una de las razones por la cual los paramilitares se apoderaron de La Guajira era para controlar la economía local. “Hubo abuso de palabra. Pero lo más fuerte fue salir del territorio, porque imagínese, el cordón umbilical se pone al sol y luego se entierra en el lugar en donde está el pasado y futuro del clan, que después tocó abandonar”, dice. Ella se radicó hace cuatro años en la ciudad de Berna, en Suiza, tras varias amenazas de muerte, y es víctima desde 2004, cuando su familia salió de Maicao también por amenazas. Las AUC asesinaron a 27 miembros del clan Epinayú, al que Ramírez pertenece.
La sentencia de la semana pasada sienta un precedente sobre las comunidades indígenas y las poblaciones particulares del país que han sido víctimas del conflicto armado, no solo porque reconoce la guerra sin tregua contra una etnia que representa casi la mitad de la población de La Guajira sino porque permite poner los reflectores de la reparación y el reconocimiento sobre una población pasada por el olvido.
¿Quién es Ferney Argumedo?
Alias ‘Mata Tigre’ nació en Barranquilla e hizo parte del Frente Contrainsurgencia Wayúu entre abril de 2002 y junio de 2005, año en que fue capturado y condenado a 19 años de cárcel por el crimen de doshombres. Sin embargo, fue postulado a Justicia y Paz y en la reciente sentencia, los magistrados le impusieron como medida de reparación colectiva pedir disculpas públicas en Riohacha, La Guajira, y apoyar la recuperación socio económica de los wayúu.