Sin marco jurídico es difícil saber cuál será el rumbo de las conversaciones que adelanta el gobierno nacional con los voceros de las bandas criminales que operan en la capital antioqueña y varios municipios aledaños. No obstante, persisten en el propósito de continuar con la Paz Total en medio de algunas disyuntivas por resolver.
En las últimas dos décadas, las víctimas del conflicto armado colombiano han cobrado fuerza porque su voz comenzó a ser escuchada en todos los rincones del país reclamando verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición de la violencia. Sus llamados los han escuchado exparamilitares, exguerrilleros y agentes de la Fuerza Pública en los tribunales de Justicia y Paz, y en la Jurisdicción Especial para la Paz.
Pero a esos reclamos le hacen falta otros actores, justamente aquellos que han promovido, financiado y actuado en cruentas guerras urbanas que luego derivaron en imposición de controles sociales y territoriales, “tributos” de manera masiva y pactos criminales con sectores estatales, económicos y políticos.
La posibilidad de esa nueva conversación entre víctimas y victimarios podría estar cerca si los diálogos sociojurídicos que adelanta el gobierno nacional a través de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz avanzan como se han proyectado en Medellín, Buenaventura y Quibdó con un grupo de bandas criminales comprometidas con la política de Paz Total Urbana.
Y valga decirlo, ese compromiso se mantiene pese a la falta de marco jurídico que abra las compuertas de un ofrecimiento de garantías jurídicas a cambio del desarme y la reintegración a la vida legal de miles de jóvenes de esas tres ciudades.
Para conocer lo que están pensando los voceros de las bandas que proliferan en Medellín y el Valle de Aburra adscritas a la llamada ‘Oficina de Envigado’, este portal sostuvo una conversación con cuatro de sus representantes recluidos en el pabellón de máxima seguridad de la cárcel La Paz, de Itagüí, en Antioquia, y que tienen asiento en la mesa instalada formalmente hace tres meses con el gobierno nacional. (Leer más en: Paz urbana en Medellín: por ahora sólo es un catálogo de interrogantes)
Bajo un acuerdo de confidencialidad, los nombres de las cuatro personas que dialogaron con VerdadAbierta.com permanecerán bajo reserva, con la garantía de que, en lo esencial, el grupo de 17 voceros piensa igual, aunque, en algunos casos, hay alusiones a experiencias personales.
En la entrega anterior, los voceros de las bandas criminales de Medellín y el Valle de Aburrá le aseguraron a este portal que su compromiso con la paz es ineludible: “Hubo momentos de guerra, de mucho conflicto y mucha violencia, y creemos que ahora es el momento de la paz”. (Leer más en: “Es el momento de la paz total urbana”: Voceros de la ‘Oficina de Envigado’)
Durante el diálogo sostenido con los cuatro voceros surgió el tema de la verdad reclamada por las víctimas sobre hechos ocasionados por una confrontación urbana que, por épocas, fue una extensión de la guerra rural que enfrentaba a guerrillas, paramilitares y Fuerza Pública, y en otras, por el reacomodo de poderes internos y disputas por el poder territorial.
Y es que la política de la Paz Total, que incluye un componente urbano que busca, en principio, reducir los índices de violencia, para continuar con una conversación nacional sobre cómo superar la guerra que involucra a las ciudades, requiere una alta dosis de verdad para dignificar a las víctimas y evitar el reciclaje de la criminalidad, pero en el caso de Medellín, afloran disyuntivas por superar y al parecer tiene enemigos en la sombra.
Los dilemas
VerdadAbierta.com (VA) Ustedes han dicho que no están dispuestos a abrir otro capítulo de delaciones, negándose a traspasar una puerta como la de Justicia y Paz, que ha procesado y juzgado a exparamilitares. En ese sentido, ¿cómo obtener beneficios sin verdad?
(*) Nosotros partimos de que toda justicia transicional tiene unos pilares: verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Eso lo tenemos claro. Cuál vaya a ser la que nos apliquen es todavía prematuro decirlo, porque no lo sabemos. No nos han dicho de qué forma las personas que están con problemas en las calles se van a acoger. El tema semántico de acoger y de someter tiene una particularidad importante: el acogimiento te acoge como ser humano y el sometimiento te somete, y con el sometimiento la verdad va a empezar a faltar.
(*) En este proceso tenemos muy presentes las fortalezas y debilidades de procesos anteriores. Nosotros no queremos cometer los errores que se cometieron en el pasado, uno de ellos puede ser éste. Por eso estamos trabajando en cómo se van a escuchar a las víctimas y se va a decir la verdad.
(VA) Entonces, para ustedes es importante una ley que tenga algunas características similares a Justicia y Paz, pero que vaya más allá en relación con la verdad…
(*) De la mano de esa ley tiene que venir cierto tratamiento pedagógico. Sentarnos con las víctimas cara a cara, no como hicieron con las Farc o con las Auc, que las llevaron para que se desahogaran con ellos. Nosotros queremos algo más profundo porque la verdad es mirarte a los ojos, empezar a buscar un camino donde podamos lograr un perdón, sin evadir nuestra responsabilidad. Entonces, lo que queremos es que sepa la verdad, pero tampoco queremos que esa verdad se vuelva un tema político, que polarice más a la ciudad y al país.
(VA) Pero cuando dicen ‘vamos a hablar la verdad’ supongo que tocarán a sectores que están en la legalidad y que podrían involucrar a la Fuerza Pública, empresariales, políticos…
(*) Esa verdad ya la han dicho 50 veces y no trasciende. Nosotros vamos a ratificar lo que ya ha dicho mucha gente en Justicia y Paz, y en denuncias públicas. Nosotros vamos a decir lo que hicimos. Y vamos a abrir un camino en el que, por obligación, vuelven a entrar esos señores de las autodefensas, porque lo que vamos a contar tiene que ver con ellos.
(VA) A propósito de ese tema, hay sectores cercanos al proceso de la Paz Total Urbana que piden la repatriación de Diego Fernando Murillo Bejarano (alias ‘Don Berna’). ¿Ustedes creen que su presencia en el país fortalecería este proceso?
(*) Nosotros, como voceros de las estructuras armadas del Valle de Aburrá, recibimos información de que sus integrantes reconocen a ‘Don Berna’ como un vocero. Y se le solicitó al gobierno por escrito.
(*) Una de las fallas grandes fallas que tuvo en su momento el Estado con el proceso de las Auc en Justicia y Paz fue la falta de compromiso en cumplir con lo pactado y proteger la verdad. ¿Cómo no protegió la verdad? Con la extradición de los jefes.
(VA) ¿Y qué ha pasado con esa solicitud?
(*) Estamos esperando respuesta.
(VA) Ustedes tienen una verdad que, de pronto no se ha dicho. Se conoce la verdad de los integrantes de los bloques paramilitares Héroes de Granada y Cacique Nutibara, y de algunos exparamilitares, pero la ‘Oficina’ como tal nunca ha hablado de verdad, tienen un conocimiento acumulado sobre hechos que no se conocen y acabaría de completar el rompecabezas del conflicto urbano…
(*) El problema es que a ese rompecabezas le han robado varias fichas.
(VA) ¿Y cómo se las robaron?
(*) Esas fichas ya las contaron y la verdad que contenían para armar el rompecabezas muchas veces la han desvirtuado, y la han desvirtuado los poderes que han estado involucrados.
(VA) Ustedes han dicho que se quieren ver cara a cara con las víctimas. Y allí puede surgir la siguiente escena: una víctima pide que le cuenten la verdad del homicidio de su esposo y resulta que ustedes ordenaron matar a esa persona porque, por ejemplo, un político o un empresario, les pagó por ello. ¿Qué van a contestar entonces?
(*) Uno qué se va a preparar para eso.
(VA) Pero se deben ir preparando…
(*) ¿Qué va a decir uno ahí? Ah sí, este señor me pagó para que hiciéramos eso. A lo bien, eso no es de hombres. Uno asume la responsabilidad, pero sin llevarse al otro.
(VA) Muchos crímenes cometidos por paramilitares o guerrillas, por ejemplo, fueron asumidos en tribunales transicionales por sus comandantes por responsabilidad de mando, pero ese reconocimiento ya no satisface a las víctimas.
(*) Ningún muerto es malo. Entonces, qué va a decir uno: lo mataron por ladrón o porque hizo un daño. La víctima no va a aceptar eso. ¿Y si esa es la verdad, qué?
(VA) ¿Y cómo resolver esa situación de manera que se dignifiquen a las víctimas y a sus familias?
(*) El asunto es tratar de restaurar a la víctima, tanto en su dignidad como en su moral, y parte de eso sí es la verdad. Nosotros entendemos que muchas víctimas no quieren una reparación económica, ellas quieren que las reparen digna y moralmente, con verdad. Esos son temas que se deben trabajar puntualmente.
(VA) Ustedes construyeron unas redes para protegerse y algunas de esas redes se extendieron a la legalidad, por tanto, ¿si alguien está en esa red debería preocuparse por este proceso?
(*) En ese sentido, la mayor parte de las personas que van en contra de la paz y de este tipo de procesos, son personas que de pronto tendrán algún temor.
(*) Se sienten atemorizados, pero justo el mensaje es ese: nosotros aquí no estamos para delatar a nadie, ni para decir ‘éste hizo esto con nosotros’. El día que nosotros tengamos que decir la verdad, vamos a dar la verdad verdadera, sin tener que estar delatando a nadie. Es que eso casi todo ya está dicho.
(*) Nosotros sabemos cuáles son nuestros enemigos potenciales, y esos enemigos potenciales pueden estar esperando que nosotros lleguemos a las comunidades para matarnos, pero ahí es donde llegamos con el trabajo social que hemos hecho, con el liderazgo positivo que estamos empezando a ejercer, con el cambio de percepción en las comunidades.
(VA) Si miramos en retrospectiva otros procesos, ese era el discurso, por ejemplo, de la Corporación Democracia y de los jefes desmovilizados de las Auc en Medellín. ¿Y qué pasó?
(*) La Corporación Democracia la manejaba Daniel (Daniel Mejía, alias ‘Danielito’) y está desaparecido. Con él hay un poco de cosas, temas puntuales, cosas que se hicieron y sólo él sabe por qué las hizo. Un ejemplo claro, lo ocurrido en la Comuna 13 con la Operación Orión: de las autodefensas que estuvieron en eso, la mayoría están muertos. Entonces el día de mañana van a preguntar por ese caso y uno va a decir la verdad, pero van a creer que no es la verdad.
(VA) Sobre el tema electoral también habría reclamos de verdad. ¿Qué tanto han incidido en las elecciones locales durante las últimas décadas?
* No digamos que las estructuras indicen, inciden las comunidades, pero no es porque haya un direccionamiento de votos, ni presión. Somos esos líderes que la comunidad escucha y si vos decís ‘es que a mí parece que esta persona puede ser alcalde por esto, esto y esto’, la comunidad presta atención a eso y dice que si a uno le parece que es un buen líder, que va a ser un buen alcalde, la gente escucha.
Impactos
(VA) Las cifras de homicidios en la ciudad han disminuido y desde la Oficina del Alto Comisionado para la Paz se afirma que se debe, en mucha parte, al trabajo que se hace en esta mesa. ¿Ustedes cómo perciben el tema desde este espacio?
(*) Las comunas hoy en día pueden estar más contentas de que no haya homicidios, pero de pronto, para la gente de El Poblado, es irrelevante que no haya tantos muertos. A ellos los beneficia más que no haya más robos. Al que está arriba en la comuna, a ellos no les va a ir a robar un Rolex, pero cuando estallan los conflictos, hay dos o tres muertos a la semana, al día, sí es preocupante. En las comunas de arriba ven que realmente de la mesa hay una incidencia positiva sobre los líderes para que no haya homicidios.
Pero en comunas de estrato alto, ante el aumento de los robos, utilizan esa situación para atacar la mesa, pero no están teniendo en cuenta las cifras de homicidios, sino de robos, y muchas veces, tristemente, a las personas les duele más que haya más robos que muertos.
* Las personas deberían mirar más allá y a las bases, que es donde nosotros estamos queriendo mirar. Estamos trabajando para que desde los barrios que sale esa persona a robar haya educación y oportunidades, para que esta persona no tenga que salir a robar. Le estamos apuntando a los jóvenes, para que tengan educación y oportunidades. Si tienen otra cosa que hacer para sustentar a su familia, puedo asegurar que van a mermar los robos, pero hay personas que no les interesa que llegue la educación y las oportunidades a esos sectores.
(VA) ¿Ustedes creen que hay enemigos de la paz urbana en Medellín?
(*) Sí, y sabes por qué… porque a muchos les da miedo que esto salga adelante y salgan salpicados. Por eso hago énfasis en que aquí no nos sentamos a delatar a nadie. Cada quien tiene que tener sus responsabilidades en lo que ha hecho, pero mucha gente no quiere que esto salga adelante por ese mismo miedo, porque aquí siempre hay una doble moral. Hay personas que te llaman para que les ayudes a buscar un carro que se robaron y después esas mismas personas te acusan de criminal. Así es esta sociedad. A todos nos ha pasado lo mismo: aquí llega la razón o en la calle nos llega la razón, que a tal político le robaron tal cosa, para que le ayuden, o que a un familiar se lo están amenazando, y después el mismo político habla mal de nosotros.
(*) Queremos que la gente entienda que vamos a tratar de cambiar esas bases que producen la criminalidad. Porque ahora la sociedad piensa que el que se fue a robar un reloj entonces métanlo a cárcel y denle diez años, veinte años, cincuenta años, creen que esa es la forma de cambiar esto que está pasando. Y la forma de cambiar esto que está pasando es llevar oportunidades y educación a donde hacen eso. Si los jóvenes empiezan a mirar otros caminos diferentes a la delincuencia, y miran que hay otras oportunidades, de hacer una carrera, por ejemplo, y lograr otros trabajos, estoy seguro que se reduce todo eso, pero necesitamos la ayuda del gobierno y del empresariado.
Espere mañana nuestra tercera y última entrega: Sustitución de economías ilegales, un gran reto para alcanzar la paz urbana.