Un grupo de reincorporados de la antigua guerrilla estuvo en Medellín exponiendo sus proyectos productivos. Si bien en sus palabras hay optimismo, también existe un dejo de preocupación porque requieren más apoyo y, según dicen, el compromiso del gobierno nacional no ha sido el esperado.
En medio de uno de los bosques del Jardín Botánico de Medellín se levantó una estructura en madera para que se instalaran en ella excombatientes de la antigua guerrilla de las Farc y presentaran varias de sus iniciativas productivas. El pequeño espacio fue rotulado como Economías de Paz, una promoción de su reincorporación que se mueve entre sabores agridulces.
Hombres y mujeres que por varios años estuvieron en armas confrontando al Estado colombiano pretendían mostrar su mejor cara, convencidos de que la legalidad y la productividad, son los caminos adecuados para dejar atrás un pasado lleno de vicisitudes y de violencias.
Provenientes de diversas regiones del departamento y del país, estos excombatientes aceptaron la invitación que les hicieran las directivas de la Cooperativa Confiar para participar este domingo en su tradicional Bazar de la Confianza, un evento que, en su edición número 20, reunió a 19.419 personas.
Quienes hicieron parte de la que fuera la guerrilla más antigua del continente se mostraban afables con los visitantes y explicaban con todo detalle en qué consistía cada una de sus iniciativas. En sus voces se percibía la confianza y el convencimiento de que estaban haciendo bien sus tareas de reincorporación y que ese era el camino que debían seguir, sin dejar de reconocer las dificultades que afrontan, entre ellas la inercia del gobierno nacional para apoyarlos.
Entre luces y sombras
En el Bazar participaron nueve unidades productivas de sectores de la confección, alimentos y bebidas, artesanías, ecoturismo, producción audiovisual y vivienda, todas arropadas en diferentes cooperativas, conformadas por los reincorporados y apoyadas, en gran medida, por recursos de la cooperación internacional.
Luis Albeiro Soñet, un exmiembro del Frente 36 que operó en buena parte del municipio de Anorí, nordeste de Antioquia, ahora está integrado a una empresa que se llama La Montaña, dedicada a la confección de prendas de vestir, bolsos, morrales y accesorios. Sus talleres se encuentran en el ETCR de la vereda La Plancha, justo en la zona donde, en el pasado, confrontó al Estado.
“El proceso de paz ha sido una experiencia muy positiva porque nos hemos encontrado una realidad de convivencia con mucha gente con la que compartimos nuestro conocimiento, nuestras historias y nuestras ideas”, declaró Soñet a este portal.
Entre atender a las personas que se acercaban a conocer sus productos y responder las preguntas, este excombatiente admitió que el proceso de retorno a la legalidad no ha sido fácil: “No es lo mismo tener una vida militar a una vida civil; estábamos acostumbrados a levantarnos a las 4 de la mañana, prestar un turno de guardia, cumplir órdenes, a llevar una vida normal, a estar pendientes de lo cotidiano que nos toca hacer a cada uno de nosotros en la empresa”.
Estos confeccionistas no son nuevos en esas labores. En la guerra contra el Estado, en la que la población sufrió la peor parte, esas máquinas de coser las usaban para confeccionar sus propios uniformes y accesorios militares. “Ahora lo que tenemos en La Montaña son las confecciones para la paz”, reiteró Soñet.
Son 22 personas, entre hombres y mujeres excombatientes que se acogieron al Acuerdo de Paz firmado el 24 de noviembre de 2016 en Bogotá, las que trabajan en la confección de prendas de vestir, morrales, bolsos, accesorios y hamacas.
Tampoco ha sido fácil conseguir los recursos para mantener esa apuesta productiva. “En esta parte debemos ser realistas: los que nos han dado la mano son países internacional”, aseguró el reincorporado. En los talleres de confección que tienen en el ETCR de la vereda La Planca han recibido la visita de representantes de gobiernos extranjeros, quienes han visto las labores y los apoyan.
“Nos han visto coser y observado lo positivo que estamos haciendo”, agregó Soñet, quien no vaciló en señalar que el mayo ausente es el gobierno nacional: “Hay mucho incumplimiento de su parte, pero nosotros le hemos apostado al proceso y creemos que nuestro grano de arena es fundamental en este proceso de paz”. (Leer más en: Excombatientes tejen su futuro con máquinas de coser de las antiguas Farc)
A unos pocos pasos de Soñet se escuchaba la voz segura y fluida de Ezequiel González, quien estaba dando a conocer el proyecto de 53 excombatientes: NC Producciones. A cuanta persona se arrimaba a su pequeño espacio, le explicaba esta iniciativa.
“Pertenecí al Frente 1 y me desmovilicé con el Frente 40”, le detalló a VerdadAbierta.com. Tras sus años en la guerra y de dejar sus armas bajo el Acuerdo de Paz firmado con el entonces presidente Juan Manuel Santos (2010-2018), se concentró en aportar conocimiento y experiencia en crear una cooperativa multiactiva de producción y comunicación.
“Decidimos lanzarnos en las líneas de producción audiovisual, editorial y realización de eventos y comunicaciones. Tenemos nuestra sede en Bogotá”, detalló, casi que atropellando las palabras, y reconociendo que están incursionando en un mercado muy competido.
Pero tienen un objetivo claro. “Queremos aportarle a la implementación del acuerdo de paz y a la reconciliación”, afirmó el vocero de NC Producciones. Y se justificó planteando que la paz ha tenido muy poca difusión: “No se le ha hecho una buena propaganda”.
Entre sus logros ya cuentan con varios títulos de libros publicados y la participación en la Feria del Libro de Bogotá. “Apoyamos con estos servicios a quienes son nuestros compañeros en estos procesos, pero también se los ofrecemos a quienes nos busquen”, precisó González.
No obstante, el proceso de consolidación de esta productora ha estado rodeado de violencia. A las amenazas que han tenido que afrontar varios de sus integrantes se suma el homicidio de Anderson Pérez, ocurrido el pasado 17 de junio en el municipio de Caloto, departamento de Cauca.
De acuerdo con la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la víctima, un excombatiente en camino de reincorporación, “había participado en la escuela de comunicadores para la paz que se realizó en las zonas veredales transitorias a principios de 2017 y trabajaba como reportero audiovisual y camarógrafo”.
De acuerdo con el último informe de la Misión de Verificación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el proceso en Colombia, fechado el pasado 27 junio, desde la firma del Acuerdo de Paz se ha registrado el asesinato de 123 excombatientes, además de 10 desapariciones y 17 tentativas de homicidio.
Ante ese drama, y con la fluidez que lo caracteriza, González afirmó que la ruta que siguen quienes se embarcaron en la iniciativa de comunicaciones no tiene duda alguna: “Nuestro camino es la paz y de ese camino no nos va a desviar nadie”.
Ese mismo convencimiento lo expresó Doris Higuita Tuberquia, una joven excombatiente que estuvo desde los 13 años de edad en las filas del Frente 5 de las Farc, que operó en buena parte del Urabá antioqueño y chocoano, quien llegó al Jardín Botánico de Medellín desde la zona de Godó, municipio de Dabeiba, donde impulsan la Cooperativa Multiactiva Futuros de Paz.
“Le pusimos multiactiva porque tenemos de todo”, bromeó, y detalló que desde hace varios meses y con esfuerzos propios, 20 exguerrilleros trabajan en la producción de yuca, plátano, maracuyá, lulo y en el cultivo de peces.
Esta mujer narró que inicialmente se concentraron en el ETCR de Llanogrande de Dabeiba, pero por dificultades del terreno para hacer lo que proyectaban, se salieron de allí y se ubicaron más cerca de esta población.
“Con esfuerzos propios pusimos de a poquito y con eso sostenemos la producción”, dijo esta excombatiente, a quien también le ha costado, según ella, reincorporarse a la vida legal. “No ha sido fácil acostumbrarse a la vida civil, pero con ayuda de muchas entidades vamos saliendo adelante”.
Visión crítica
Fredy Escobar, un antiguo miembro de las Farc, estuvo presente en el Bazar hablando de las Ciudadelas de Paz, un proyecto de autoconstrucción asistida de vivienda que pretende edificar 200 viviendas en el ETCR de Pondores, en La Guajira, y 150 en el ETCR de Manaure, en Cesar, para los excombatientes del extinguido grupo subversivo.
En esa apuesta han confluido recursos de los mismos exguerrilleros, quienes aportaron los ocho millones de pesos que les otorgó el Estado colombiano tras la firma del Acuerdo de Paz; se sumaron 630 mil euros que les otorgó la Unión Europea tras ganar una convocatoria de financiación; adicional a ello la asistencia técnica, topografía, ingeniería y arquitectura la aportan universidades de la región; y se agrega un préstamo de 76 millones de pesos que les hizo la Cooperativa Confiar, con el que pretenden comprar el lote en el Cesar.
Pese a que Escobar describió esta iniciativa con detalles que la hacen ver como exitosa, al ser preguntado por el futuro de las cooperativas que están constituyendo los excombatientes esbozó una visión crítica.
“Si bien la idea es buena, es conveniente, por ahí es por donde nos tenemos que enrutar, la verdad es que condiciones para que eso arranque no ha habido las suficientes, ha sido más bien iniciativas propias de los excombatientes y la cooperación internacional”, indicó el exguerrillero.
A su juicio, las cooperativas en los ETCR “funcionan con muchas dificultades, a veces trabajando a pérdida”, y agregó que Ecomun (Economías Sociales del Común), la cooperativa nacional conformada por el partido la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, “no tiene el suficiente músculo político ni financiero para acompañar esos procesos”. (Leer más en: “Ecomun representa una simbiosis de paz y desarrollo económico”: promotor de las Farc)
En su análisis, Escobar planteó que esos procesos son muy débiles y agregó que la reincorporación social y económica a partir de las cooperativas “todavía genera mucha incertidumbre”. Y parte de esa situación, dijo, la genera el propio gobierno nacional, que no ha financiado lo que calificó como “estrategias de sobrevivencia”, y no ha adoptado el suficiente compromiso “como para decir que eso va a tener futuro”.
En un corte de cuentas que va del 7 de agosto de 2018 al 30 de abril de 2019, la Consejería Presidencial para la Estabilización y la Consolidación reportó desembolsos en proyectos productivos por 14.277 millones de pesos que estarían beneficiando a por lo menos 1.300 hombres y mujeres en proceso de reincorporación, es decir, cerca del 12 por ciento de las 10.949 que se encuentran acreditadas en el Registro Nacional de Reincorporación.
Pese a esas cifras, Escobar planteó que en este momento “hay experiencias que están mostrándose como exitosas, pero porque están arrancando. Deje que le quiten el ambiente de la reincorporación para que ver que corren un alto riesgo”.