El ex senador antioqueño se declaró inocente de los cargos que lo vinculan con paramilitares. Aunque admitió que se reunió en una oportunidad con Salvatore Mancuso en compañía de Eleonora Pineda, negó cualquier nexos con las Auc.
Mario Uribe a la salida de la cárcel La Picota de Bogotá, el pasado 20 de agosto del 2008. |
En su primer día de audiencia ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, el ex senador Mario Uribe Escobar, primo del presidente Álvaro Uribe, negó cualquier tipo de vínculo con grupos paramilitares que delinquieron en el norte del país, dentro del marco del juicio que se le adelanta por el delito de concierto para delinquir agravado.
El ex senador antioqueño aseguró que no hizo ningún tipo de acuerdo ni con paramilitares del Bloque Norte de las AUC ni con la ex congresista Eleonora Pineda, condenada en 2007 por sus vínculos con paramilitares.
Uribe Escobar descalificó los testimonios de ex paramilitares como alias ‘Pantera’ y ‘Gomelo’, así como el del testigo clave de la parapolítica alias ‘Pitirri’, y calificó como “confusas” las declaraciones dadas por Mancuso en las que afirma haberse reunido con Uribe Escobar en más de una oportunidad y de haber firmado pactos con él. “Al proceso han llegado incluso testimonios de personas con las que nunca he tenido que ver” explicó el ex congresista.
Uribe Escobar admitió sin embargo haberse reunido en una ocasión con el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso, a mediados de 2002, con posterioridad a las elecciones de Congreso y meses antes a las elecciones para Presidente. El ex senador señaló que la reunión se dio cerca de Montería y de manera “sorpresiva”, por iniciativa de Eleonora Pineda.
Según el ex senador, en esa reunión, de corta duración, el ex jefe paramilitar le manifestó la intención que tenía de “utilizarlo” por sus vinculos familiares como enlace frente al entonces candidato a la presidencia y gran opcionado a ganar. Uribe Escobar dijo que le respondió al ex paramilitar “de manera cortés”, pero que rechazó su propuesta. “Discutimos rápidamente… quería convertirme en enlace con el próximo presidente de la República… quería que yo le sirviera de enlace. No acepte ese encargo.”
“No pacté nada con Mancuso. Nunca celebré acuerdos de ninguna índole. La reunión fue inesperada… después de oírle su discurso, simplemente respondí de manera cortes que no era posible y que sin embargo en una situación tan difícil la paz era un objetivo plausible. De hecho, Salvatore dice expresamente que nunca hice gestión para ellos ni que él jamás pidió un voto para mí”.
Según Uribe Escobar, las acusaciones de Mancuso en su contra son motivadas por su intención de vincular a un gran número de políticos con el paramilitarismo en lo que denominó en algún momento como “el tsunami político”. Para el ex congresista, el objetivo de Mancuso con esto era provocar un quiebre en la política que permitiera un “beneficio jurídico para todos los involucrados”.
“Jamás tuve relación alguna con Salvatore Mancuso, con las autodefensas, con Carlos castaño o con sus autodefensas, en general, no tuve relaciones ni pactos con las autodefensas. No les debo un voto ni una ayuda, tampoco hice ninguna gestión por ellos. Fui el ponente de la Ley 975. Jamás me reuní con paramilitares ni con sus enviados, no acepte comunicaciones… no conozco Santa fe de Ralito ni hice parte de las expediciones de acercamiento con los paramilitares. Nada les debo ni ellos nada me deben” aclaró Uribe.
El ex senador también señaló que como parte de las contradicciones de los testimonios de los paramilitares se menciona una reunión que tuvo con Carlos Castaño en 2000. En esa oportunidad, explicó el ex congresista, se reunió en Santa Rosa (Sur de Bolívar) con el ex jefe máximo de las AUC en compañía del Procurador y del Defensor del Pueblo de ese momento, para interceder en la liberación de ocho congresistas que habían sido secuestrados por los paramilitares. “Fue la puerta de entrada para la liberación de los congresistas”.
Respecto a su relación con la ex congresista Eleonora Pineda, Uribe Escobar señaló que sus encuentros se resumieron en dos eventos públicos celebrados antes de las elecciones para Congreso de 2002 en los municipios de Sahagún y Montelibano. El ex senador negó haber celebrado acuerdo alguno con la ex senadora de Córdoba asegurando que “es imposible pactar con quien no se conoce”.
De hecho, en algún momento de la audiencia, Uribe negó haber tenido conocimiento en 2002 de los vínculos de Pineda con los grupos paramilitares. Sin embargo, momentos después, Uribe aceptó que pudo haber “pecado por omisión” al no haber denunciado a Eleonora Pineda y a Mancuso por los indicios que existían de sus vínculos con el paramilitarismo. En palabras del ex senador, el error consistió en no haber entendido el fenómeno paramilitar en ese momento en sus justas dimensiones, tal y como se entiende hoy. “Pude haberme equivocado, la visión de las autodefensas es peor hoy que la que se tenía en ese entonces… fue una omisión y pude haberme equivocado”.
Según Mario Uribe, la aceptación de la candidatura de Eleonora Pineda dentro de su partido, Colombia Democrática, fue motivada por la petición pública del ex senador Miguel de la Espriella, pero advirtiendo que nunca tuvo conocimiento “de las relaciones de Eleonora con el paramilitarismo”.
El ex senador sostuvo que parte de la votación obtenida en Córdoba durante la campaña de 2002 fue gracias al impulso que le dio la campaña del entonces candidato a la presidencia Álvaro Uribe y de las gestiones que hizo en favor de poblaciones como las de Montelíbano.“Nunca tuve una fórmula a la cámara en Córdoba… la gente que votó por mí era libre de elegir al candidato a la Cámara que prefiriera” señaló.
Durante la audiencia, uno de los magistrados hizo lectura de una supuesta conversación entre Salvatore Mancuso y Eleonora Pineda en la que hablaban del apoyo que le había dado a Uribe Escobar en Córdoba durante la campaña de 2002. El ex congresista descalificó esta conversación al reiterar que todo hace parte de la estrategia de Mancuso por vincular a un gran número de políticos con el paramilitarismo.
Para la misma sesión de audiencia, están programados los testimonios del actual presidente de Ecopetrol, Javier Genaro Gutiérrez, del ex director de planeación, Ezequiel Lenis, y el director del Observatorio de Derechos Humanos de Vicepresidencia, Carlos Franco.
Uribe es congresista desde 1986 como miembro del directorio liberal de Antioquia. Fue miembro de la comisión primera de senado y Cámara, y en la comisión quinta de senado hasta 2006. Fue elegido igualmente senador para el periodo 2006-2010, pero renunció a sucurul en octubre de 2007 por la investigación que se adelantó por sus presuntos vínculos con paramilitares. El 24 de febrero de 2010 la Corte Suprema profirió resolución de acusación en contra del ex senador.
Lo que tiene a Mario Uribe tras las rejas
El político fue capturado en Medellín por agentes del CTI después de que la Corte Suprema de Justicia librara una nueva orden de captura en febrero de este año.
El proceso de Mario Uribe Escobar había vuelto al terreno de la Corte Suprema, luego de que el Fiscal General encargado lo hubiera dejado libre el 19 de agosto de 2009 pero vinculado al proceso por sus presuntos nexos con paramilitares.
Ahora la Corte considera, en su acusación, que Uribe y los paramilitares se aliaron para lograr el poder político en lo que llamaron “estados liberados” (Ver acusación de la Corte Suprema de Justicia contra Mario Uribe).
“Nunca satisfechos y en procura de lograr una representación política que compartiera sus idearios de “Nación”, desde aproximadamente el año 2001 diseñaron un plan de expansión que les permitiera obtener una representación nacional a través de aliados que o bien llegarían por primera vez al Congreso, o estándolo, coadyuvarían a la afirmación de sus propósitos. En ese sentido, diseñaron una propuesta convencional que entre otros lideraron Miguel de la Espriella y Eleonora Pineda, el uno un curtido político del Departamento de Córdoba y la otra concejal de un pueblo apartado de la Región del San Jorge con aspiración de convertirse a nivel nacional en la representante de las autodefensas”, dice la Corte en su comunicado anunciando la decisión.
Para la Sala, “la alusión a la manera como operó el aparato paramilitar en sus orígenes, permite explicar mediante una visión de conjunto, la razón de ser de la gravedad del injusto que se atribuye al doctor Uribe Escobar, al pactar con Salvatore Mancuso, líder de esas fuerzas ilegales, la promoción de grupos armados al margen de la ley que inicialmente fueron concebidos como un medio de presión sobre pueblos enteros, pero que luego pretendieron asumir la condición de “actores” políticos, con el respaldo y auspicio de quienes ostentaban la condición de representantes del Estado”.
La acusación de la Corte se centra en los resultados atípicos que tuvo Mario Uribe en Sahagún, Montelíbano, Planeta Rica y Chinú. El análisis de las votaciones de 1998, 2002 y 2006 deja la pregunta de “cómo puede alguien (refiriéndose a Mario Uribe), quien quiera que sea, que no es de la región y que tiene una vinculación de otra especie más que política, obtener unos niveles de votación como nunca los había tenido y luego volver a sus cauces normales sin mayor explicación”.
En Montelíbano, Uribe obtuvo en 1998 sólo ocho votos. En 2002 sacó 4.087 votos y en 2006, con 13 votos, volvió a sus niveles normales. O sea que en las elecciones de 2002 aumentó su caudal electoral 510 veces. Este comportamiento “atípico” se reproduce en los otros municipios, que para la época tenían una fuerte presencia paramilitar, con aumentos de votaciones entre 42 por ciento y 1200 por ciento.
Aunque Mario Uribe explica el aumento de sus votaciones gracias a alianzas con políticos locales como Otto Bula y Mariano Cura Demoya, la Corte no se explica cómo en las elecciones parlamentarias de 2006 tales resultados no se reprodujeron.
La duda de la Corte sobre los resultados atípicos se refuerza con los testimonios de varios dirigentes locales del movimiento Colombia Democrática, partido de Mario Uribe, que dijeron que no conocen a Mariano Cura Demoya y que nunca lo vieron haciendo proselitismo en la región.
Uribe además tenía que saber que aliándose con Eleonora Pineda en la región de San Jorge se estaba juntado con alguien que tenía notorios nexos con Salvatore Mancuso. Según la Corte “no es improbable que Eleonora Pineda haya celebrado un compromiso electoral con Mario Uribe y que el mismo (compromiso) lo haya avalado Salvatore Mancuso”.
En versión libre de Salvatore Mancuso dice que es imposible que Mario Uribe no supiera qué tipo de relación existía entre él y Eleonora Pineda. El ex jefe de las Auc dice que “si yo le mando (a Mario Uribe) una razón con Eleonora, me imagino que él le habrá preguntado, Eleonora qué tipo de relaciones tienes tú con el Comandante Mancuso o por qué me está citando”.
La Corte añade que Eleonora Pineda, como aliada de los ‘paras’, también tuvo resultados extraños en los municipios donde Mario Uribe aumentó de forma atípica su caudal electoral, lo que permite demostrar un acuerdo entre Mancuso y los dos políticos.
En conclusión la Corte dice que “es altamente probable que Mario Uribe Escobar se hubiese reunido con Salvatore Mancuso no para hablar exclusivamente del proceso de paz, sino para delinear un apoyo en una zona especialmente conflictiva”.
La Corte sin embargo desvirtuó los testimonios de varios ex ‘paras’ que vinculan a Mario Uribe con el robo de tierras en Sahagún y Caucasia en 1998, con la complicidad en el asesinato de un campesino en su finca La Palmira en Hispania, Antioquia y con la colaboración del Bloque Élmer Cárdenas para presionar los votantes del Urabá antioqueño para favorecer a Mario Uribe.
El proceso contra Mario Uribe Escobar
Desde mediados de la década del noventa, el ex senador Mario Uribe Escobar habría estado a la sombra del paramilitarismo: lo han dicho ex integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) ante la justicia y lo confirman los casos de cinco congresistas de su movimiento político que hoy están vinculados a investigaciones por parapolítica, uno de cuales fue condenado recientemente a 40 años de cárcel.
No ha sido fácil para este abogado de la Universidad de Antioquia, primo del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, fundador del partido Colombia Democrática y uno de los políticos antioqueños más reconocidos en los últimos 30 años, librarse de esos señalamientos que hoy lo llevan de nuevo a la cárcel para que responda por el delito de concierto para delinquir agravado.
La investigación en su contra comenzó el 26 de septiembre de 2007, cuando la Corte Suprema de Justicia lo llamó a indagatoria. En este alto tribunal valoraron los testimonios aportados por varios ex paramilitares, quienes lo señalaron de haber usado sus relaciones con la Auc para comprar tierras baratas en Córdoba y de hacer acuerdos políticos para alcanzar una curul en el Senado de la República en las elecciones del 2002.
El proceso arrancó en noviembre de 2006, cuando la Corte Suprema de Justicia escuchó los testimonios del ex paramilitar Jairo Castillo Peralta, alias ‘Pitirri’, quien declaró desde Quebec, Canadá, donde se encuentra exiliado, que Uribe Escobar se reunió dos veces con varios paramilitares, la primera vez a finales de 1998 en Sahagún, Córdoba, y al año siguiente en Caucasia, Antioquia. Según este testigo, en esas reuniones se discutió la compra de tierras a bajo precio para tener el control en esas regiones.
Si bien Uribe Escobar rebatió esos señalamientos alegando que no tenía tierras a su nombre en esas regiones del país, su situación se complicaría el 15 de mayo de 2007 cuando compareció en Medellín ante fiscales de la Unidad de Justiciay Paz el ex comandante de las Auc Salvatore Mancuso.
El ex jefe paramilitar declaró que el entonces candidato al Senado lo buscó para que le ayudara a conseguir votos en zonas de influencia de las Auc en Córdoba y Sucre, donde Mancuso era ampliamente conocido. De acuerdo con este ex comandante, en dos encuentros estuvo la ex Representante a la Cámara Eleonora Pineda, quien fue condenada por sus nexos con el paramilitarismo.
La versión fue corroborada el 23 de agosto de ese año por Mancuso ante funcionarios de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Allí explicó que le había pedido a Eleonora Pineda que le presentara a Mario Uribe, con quien la congresista había hecho una coalición política. Según dijo, ese encuentro tenía como punto central hablar “del tema del apoyo político a nuestras aspiraciones de lanzar un proceso de negociación”.
En esa ocasión Mancuso explicó que la reunión duró entre 45 minutos y una hora, pero admitió que era la primera vez que se reunía con él y que no recordaba si ese encuentro fue antes o después de marzo de 2002, fecha de las elecciones de ese año. Luego hizo referencia a una segunda reunión, sobre la que no entregó mayores detalles, salvo que nunca le solicitó a las personas que vivían en las zonas bajo su influencia que votaran por Mario Uribe, y aclaró que sus candidatos eran Miguel de la Espriella y Eleonora Pineda. Según él, la ex Representante organizó el apoyo del político antioqueño.
En declaraciones a la Corte Suprema de Justicia el 18 de septiembre de 2007, Pineda hizo referencia a una de las reuniones entre Mancuso y Uribe Escobar, pero advirtió que se realizó después de las elecciones de marzo de 2002. Según dijo, ella le comentó al senador Uribe que unos amigos del municipio de Tierralta, Córdoba, lo querían conocer y sólo en el camino hacia una zona conocida como El 15, le contó que el encuentro sería con Salvatore Mancuso.
Los tres testimonios sirvieron de base para que la Corte expidiera orden de captura en su contra el 22 de abril de 2008. Al conocer de ello, Uribe Escobar y sus abogados se trasladaron de inmediato a la Embajada de Costa Rica, donde solicitó asilo político, pues consideraba que había una injusta persecución en su contra. No obstante, el gobierno del país centroamericano le negó la petición, por lo que se vio obligado a entregarse a las autoridades y acabó recluido en la cárcel La Picota, de Bogotá.