“Nos vamos a someter”: alias ‘Caracho’

      
SEMANA entrevistó en exclusiva a José López, alias Caracho, el hombre que quedó al frente del ejército criminal de Cuchillo, una de las bandas más grandes y violentas del país. Dice que ya está todo decidido para la entrega.


Esta es la primera imagen pública que se conoce de José López, alias ‘Caracho’, jefe del Erpac, una de las bandas criminales más grandes del país. En la entrevista con SEMANA lo acompañaron 40 de los cerca de 500 que prometen someterse. Foto Semana.  

El nombre de José Eberto López Montero no le dice nada a la mayoría de los colombianos. Algunos pocos tal vez lo conocen por su alias, ‘Caracho’. De lo que no hay duda es que muchos sí han oído hablar de la organización criminal que comanda: el llamado Ejército Revolucionario Popular Anticomunista de Colombia (Erpac), una de las más grandes bandas criminales (bacrim) que hay en el país, que actúa en Guaviare, Vichada y una pequeña parte del sur del Meta.

El Erpac se hizo tristemente célebre gracias a Pedro Oliverio Guerrero, alias ‘Cuchillo’, conocido por las autoridades como “el asesino de asesinos”, quien por años comandó este grupo. Cuchillo fue un paramilitar especial: no solo ordenó asesinar a otro de los jefes de las AUC (a Miguel Arroyave, en una salida que hizo de Santa Fe de Ralito a los Llanos), sino que a pesar de que se desmovilizó en 2006 con el bloque Guaviare no acató la orden de reclusión y escapó. Para ese momento ya había formado el Erpac.

En diciembre de 2010, ‘Cuchillo’ murió tras una operación de la Policía y así ‘Caracho’ quedó al frente de este grupo que, según las autoridades, había dejado una estela de más de 1.200 asesinatos en tres departamentos.

‘Caracho’ es un hombre de 40 años, de origen campesino y con más de la mitad de su vida en la guerra. Prestó servicio militar y durante un par de años fue soldado profesional. De allí saltó a las filas de los paramilitares. Fornido, con la piel quemada por el sol, es un hombre de muy pocas palabras al frente de cerca de medio millar de combatientes.

Las autoridades le pusieron precio a su cabeza a comienzo de este año: 1.750 millones de pesos. Al fin y al cabo, maneja una de las zonas más estratégicas en el oriente del país, en donde están sembradas miles de hectáreas de hoja de coca, se procesan toneladas del alcaloide y salen de allí mismo al exterior.

En el primer semestre de este año, monseñor Julio César Vidal anunció que grupos de bacrim como Los Rastrojos, Los Paisas, Los Urabeños y Las Águilas Negras estaban en plan de desmovilizarse. A finales de agosto se reunió con el presidente Juan Manuel Santos para explicar el tema, y el mandatario dijo: “La Iglesia, al igual que el Estado, continúa explorando vías y caminos para la paz. Y tengan la seguridad de que cuando veamos que las circunstancias sean propicias, los llamaremos para que nos ayuden a conseguir ese anhelado objetivo”.

Tras múltiples especulaciones, los anuncios de entrega se congelaron ante la falta de claridad jurídica, especialmente. Con el paso del tiempo algunos capos y jefes de esos grupos optaron por buscar una vía alterna y varios de ellos empezaron hace algunos meses acercamientos con Estados Unidos para entregarse a las autoridades de ese país.

SEMANA habló en exclusiva con ‘Caracho’. Es la primera vez que pone la cara, pues ni las autoridades conocían su rostro. Él y su grupo han sido los únicos que han continuado con la intención de entregarse al gobierno. Aunque tiene varias órdenes de captura en el país no está solicitado en extradición, a diferencia de la mayoría de los jefes de bacrim. En la entrevista confirmó que está listo para someterse en las próximas semanas. Se trataría de la primera entrega masiva de esta nueva generación de paramilitares.

SEMANA: ¿Por qué pone la cara en este momento?

JOSÉ LÓPEZ: Porque quiero acabar con el Erpac, porque me cansé de la guerra y porque me di cuenta de que este es un conflicto que no tiene vencedores ni vencidos.

SEMANA: ¿Cuándo tomó la decisión?

J.L.: El 28 de diciembre se conoció la muerte de ‘Cuchillo’. Hubo una reunión de todos los comandantes y me designaron como jefe. Y en esa misma reunión se tomó la decisión de someternos.

SEMANA: ¿Y por qué en ese momento y no antes?

J.L.: Porque yo no era el jefe. El jefe era ‘Cuchillo’.

SEMANA: ¿O será que usted se va a someter porque las operaciones policiales los tienen corriendo y acorralados y saben que en cualquier enfrentamiento pueden caer?

J.L.: Al Estado se le reconoce que ha sido exitoso operacionalmente. Yo tomé las armas para enfrentar a la guerrilla. Nunca me ha pasado por la mente usar las armas contra el Estado porque yo, cuando presté servicio, hice parte de él. Esto va en serio y de eso pueden dar fe las mismas comunidades que ya están notificadas.

SEMANA: ¿Cómo así?

J.L.: Por intermedio de las juntas de acción comunal, ya se les informó del retiro de nosotros de las zonas. En el momento en que la Fiscalía nos notifique la fecha de entrega, esas regiones serán responsabilidad del Estado.

SEMANA: ¿Cuánto lleva usted en la guerra?

J.L.: Siendo menor de edad, tuve que coger una escopeta para defenderme de la guerrilla. Cuando fui mayor de edad, presté servicio y combatí a la guerrilla con las armas del Estado. Y viendo las necesidades de mi familia y que el Estado no hacía presencia, volví a tomar las armas.

SEMANA: ¿Y no será que lo de ahora es igual a cuando ‘Cuchillo’ se ‘desmovilizó’ en Ralito y que resultó siendo una trampa porque en un abrir y cerrar de ojos creó el Erpac?

J.L.: Vuelvo y le digo, el jefe en ese entonces era ‘Cuchillo’ y las órdenes se cumplían o uno se atenía a las consecuencias.

SEMANA: ¿Cómo qué consecuencias?

J.L.: Como la muerte.

SEMANA: ¿Por qué hay que creerle a usted?

J.L.: Porque yo creo que con el gobierno del presidente Santos y la actual Fiscalía y Procuraduría hay garantías para un proceso de sometimiento.

SEMANA: Con el gobierno de Álvaro Uribe también tuvieron muchas garantías y todo el proceso de desmovilización terminó en un engaño y en el nacimiento de las bacrim.

J.L.: En ese entonces ofrecieron muchas cosas y no cumplieron. El presidente Santos ha dado muestras de que tiene voluntad de paz y no creo que nos vaya a poner conejo.

SEMANA: Pero si usted habla de ‘poner conejo’, esto al fin qué es: ¿una negociación o un sometimiento?

J.L.: Esto no es ni negociación ni desmovilización. Es sometimiento. Esto es un sometimiento sujeto a la normatividad vigente. Estamos dispuestos a pagar por lo que hemos hecho pero no por lo que no hicimos.

SEMANA: ¿Eso implica que está dispuesto a delatar a sus socios?

J.L.: Primero, no tengo socios. Y segundo, mi gente y yo vamos a pagar por nuestras malas acciones según lo que diga la justicia. Yo no voy de sapo.

SEMANA: ¿Va a negar que los laboratorios de coca que las autoridades han encontrado en la zona donde opera su grupo sean de ustedes?

J.L.: Eso es totalmente falso. Yo sí quiero que la Fiscalía investigue realmente de quién son los laboratorios, porque nosotros como Erpac no tenemos ni manejamos laboratorios.

SEMANA: ¿Va a negar que tienen negocios de narcotráfico?

J.L.: Nosotros nos financiamos del gramaje, lo que para nadie es un secreto, y de un impuesto a los insumos.

SEMANA: ¿También va a negar entonces que el Erpac tiene negocios con narcos reconocidos como Daniel ‘el Loco’ Barrera?

J.L.: No tengo ningún tipo de negocio con él y personalmente no lo conozco. Como ya le dije, yo acepto que se paga un gramaje, pero lo único que me importa es que me paguen y no me importa quién es el que paga.

SEMANA: Pero está probado que él tenía negocios con ‘Cuchillo’ y el Erpac…

J.L.: Otra vez le insisto: yo no soy ‘Cuchillo’.

SEMANA: El Erpac tiene negocios de narcotráfico con guerrilleros de las Farc como Jhon 40, del frente 43, y con los frentes 16, 39 y 44 de esa guerrilla…

J.L.: La única relación con ellos es darles plomo, y hasta el día de mi sometimiento así será.

SEMANA: Cuando usted dice pagar, ¿también incluye reparar víctimas?

J.L.: Lo mío es un sometimiento. Y la reparación de las víctimas del Erpac quedó truncada con la muerte de ‘Cuchillo’.

SEMANA: Usted niega todo. ¿También va a negar que el Erpac está involucrado en asesinatos, masacres y desplazamientos?

J.L.: Yo respondo desde el momento que asumí el mando. Pueden investigar por donde sea, y el único muerto que me han atribuido es Germán Ramírez, Vaca Fiada, y usted mismo lo está viendo ahí, vivito y coleando. Como ese ‘muerto’, me han querido atribuir muchos más.

SEMANA: ¿En concreto, entonces, qué implica el sometimiento del Erpac?

J.L.: La entrega de mis hombres y de las armas.

SEMANA: ¿Cuántos serían?

J.L.: Podrían llegar a ser alrededor de 500 hombres con sus armas.

SEMANA: Pero las cifras oficiales dicen que el ‘sometimiento’ es otra vez una estrategia para esconder gente y montar otra banda criminal.

J.L.: Vuelvo y le digo: yo no soy ‘Cuchillo’. El sometimiento es totalmente transparente y pedimos que ese proceso tenga verificación nacional e internacional para que compruebe que no quedará nada del Erpac.

SEMANA: Pero paramilitares como ‘Don Berna’ también tuvieron verificación y eso no evitó que la desmovilización de su gente fuera una farsa…

J.L.: No sé qué fue lo que pasó con ‘Don Berna’, y esto es una cosa totalmente diferente.

SEMANA: ¿Cómo garantiza que sus hombres no regresen a las armas y creen mañana otro nuevo Erpac u otra nueva bacrim?

J.L.: Eso es responsabilidad del Estado.

SEMANA: ¿Han tenido contactos con la Fiscalía?

J.L.: Sí, por intermedio de mis abogados.

SEMANA: ¿Y qué le ha pedido a la Fiscalía?

J.L.: Que coordine con el Ejército la seguridad para la entrega y la de las áreas que quedan desprotegidas, y que coordine también con los organismos del Estado pertinentes la logística que eso implica.

SEMANA: ¿Con qué otras entidades han tenido contacto o cuáles más saben de su sometimiento?

J.L.: Con la Cruz Roja, con la Iglesia, con la Defensoría y con la ONU.

SEMANA: Hace algunos meses, monseñor Julio César Vidal dijo que varios grupos, entre ellos Rastrojos y los Urabeños, estaban en planes de desmovilizarse. ¿El Erpac hacía parte de esa negociación?

J.L.: Me enteré de eso, pero nunca he hablado con monseñor.

SEMANA: El Erpac -de acuerdo con los organigramas de inteligencia- está conformado por los bloques Meta, Vichada, Guaviare, Guainía y Casanare. ¿Todos van a someterse?

J.L.: Quiero dejarle en claro una cosa sobre el Erpac que los organismos de inteligencia no conocen. Desde su desmovilización, el bloque Meta ha sido totalmente independiente y nada tiene que ver con el Erpac. Los demás sí y hacen parte del sometimiento.

SEMANA: ¿Cómo dice que el bloque Meta no tiene nada que ver con ustedes si este año la fuerza pública ha capturado jefes del Erpac en zonas del Meta?

J.L.: Los organismos del Estado y los medios de comunicación los han presentado como integrantes del Erpac, pero no tienen que ver. El único municipio de ese departamento donde tenemos presencia es Mapiripán.

SEMANA: ¿Este sometimiento no es una estrategia para ganar tiempo y ‘vender’ el bloque a Los Rastrojos por 40 millones de dólares, como han dicho?

J.L.: Ese es un comentario malintencionado que salió en un medio de comunicación con la intención de torpedear este proceso de sometimiento. Eso es absurdo e ilógico.

SEMANA: Pero no es tan absurdo. Muchos jefes paramilitares hicieron eso y vendieron su franquicia a narcos…

J.L.: Los tiempos han cambiado y el mismo Estado sabe que hoy no es posible hacerlo.

SEMANA: ¿Pero usted conoce y tiene negocios con Los Rastrojos?

J.L.: No los conozco.

SEMANA: Usted le echa toda la responsabilidad a su exjefe ‘Cuchillo’. ¿Se lava las manos con un muerto? ¿Ahora resulta que usted es ‘san Caracho’?

J.L.: No soy ‘san Caracho’, pero al frente de la organización llevo diez meses. Y el resto de años, el comandante fue ‘Cuchillo’.

SEMANA: ¿Qué piensa hacer cuando se someta?

J.L.: A partir de mi sometimiento, quedo a disposición de los organismos del Estado, y ojalá eso se dé lo más pronto posible.

Publicado en Semana. Sábado 19 Noviembre 2011