Los asesinatos de los ‘paras’ en Orito (Diario del Huila)

      
Relato de un huilense que vivió por más de 20 años la violencia paramilitar en Orito, Putumayo.

Por Carlos Andrés Pérez T. Diario del Huila

Orito Putumayo. Foto SEMANA

Damián Perdomo* por más de 20 años padeció la tensión del paramilitarismo en Orito, Putumayo. Sufrió la pérdida de sus amigos a causa de las masacres de los paramilitares en este municipio y ahora solo hace nombrar y volver a nombrar una larga lista de amigos que fueron asesinados.

El llegó a Orito en 1985 por invitación de un tío que le había enseñado la satrería, y le prometió que en este municipio había mucho empleo por las petroleras, pero no, lo que encontró allí fue la bonanza de la coca. Llegó con sus dos hijos pequeños, pero tan pronto se hicieron adolescentes los tuvo que sacar de allí con su esposa por la presión de los ‘paras’.

Hoy en día vive en Neiva, tiene cuatro hijos y un montón de historias que contar. La primera imagen que tiene de Orito es la de un tipo con un machete persiguiendo a otro para matarlo en plena calle.

Don Damian además de trabajar en la sastrería en Orito, se dedicaba a la reportería gráfica y de video. Fue camarógrafo de RCN, TVHOY y del Canal A. En un álbum grande tiene fotografias memorables con René Higuita, Juan Pablo Angel, voletas de entradas a clásicos de Santa Fé y Millonarios del año 1975, y en fin, es un álbum lleno de hermosos recuerdos que no tienen nada que ver con la crueldad de la vida cotidiana de aquel pueblo desde que fue el apogeo de la coca y el paramilitarismo.

La violencia

Dice que este municipio cambió cuando llegaron a principios de los noventas los paramilitares, ‘era prohibido andar en botas de caucho, cargar un poncho y andar con la camisa por fuera, porque eso era de guerrilleros. Uno tenía que andar por la camisa por dentro, allá es muy común la vota de caucho, casi todo mundo usa bota de caucho por el invierno, porqué allá los aguaceros si son fuertes.”

“Cuando se la montaban a cualquier persona, y veían un taxi, hacían arrimar al taxista, ‘lo esperamos allá’, ledecían, y el taxista se tenía que ir a cuadrar allá. Y le decían a la persona súbase a ese taxi y como obeja se tenía que subir. Solamente un día me di cuenta que un tipo no les comió cuento y no se les quiso subir y se les fue. La mayoría se subía a los carros y aparecían muertos al día siguiente.”

“Recuerdo un señor de unos 70 años que tenía una venta de hortalizas en la casa de él; el mercado se lo fiaba una señora en la galería. Un día no le pudo cancelar 300 mil pesos que le debía de remesa, no tenía para pagarle a la señora. Ella resolvió hablar con los paramilitares, porque allá la justicia pasó a segundo plano. Si usted tenía un inconveniente con cualquier persona, problemas de hogar, problemas de paternidad, linderos, deudas, todos lo solucionaban los ‘paramiliatres’. Esta señora fue y le puso la queja, y por eso fueron y lo torturaron y lo mataron al viejito …”

“A un niño como de 12 años, por haberse llevado un galón de gasolina, le mocharon los dedos y las orejas. Lo obligaron a subirse a un carro y se lo llevaron para el pozo, que es un pozo petrolero de Ecopetrol, y allá lo mataron.”

La violencia

“Lo crudo de la violencia en Orito comienza una década después de yo haber llegado allá. Entre l9 85 al 1995 fue la bonanza,. Hacia 1994 llegaron los paramilitares allá al Putumayo, llegaron con toda la violencia, y cuando se hablaba de las AUC se hablaba de que iban a acabar con la guerrilla, que toda persona que tuviera alguna alianza con la guerrilla, que tuvieran vínculos, que colabora la mataban.”

“Pero yo pienso que las AUC cumplieron una labor diferente, se agarraron fue a matar la gente buena, la gente sana, la gente del pueblo, y se instalaron en el pueblo. La gente los veía y andaban siempre dos personajes en una moto haciendo y deshaciendo, violaban las peladitas bonitas del pueblo, las estudiantes, las colegialas, se tomaban una casa, las que ellos quisieran, ‘esta casa la necesitamos’ y tocaba entregársela.”

“Particularmente yo tenía mi moto y me tocaba que prestársela. ‘Venimos por mi moto’, yo sabía que eran paramilitares, porque ellos se distinguían porque andaban con buenas zapatillas , camisas como guayaberas, o camisas con mangas por fuera, yines de marca, bien motilados, y andaban siempre dos o tres.”

“Siempre andaban en moto, armados. Se fueron a pedirme la moto y yo les dije que no, que no la prestaba, pero me tocó prestársela. Ya ‘mamado’ de esa situación, porque queda uno ante al opinión pública como una persona que está en alianza con ellos, porque la gente comienza a murmurar: ‘ese man le presta la moto’, pero no saben que es bajo presión.”

“Entonces decidí venderla y la vendí, y me compré una pequeña, una suzuki 80. Una vez haciendo una llamada en Telecom, salí de la empresa cuando afuera me estaba esperando un ‘paraco’, yo llego y me subo a la moto, la prendo, y se me sienta de una vez en el sillín de atrás y me dice, lleveme a tal parte, y yo le dije: no, yo por allá no voy. Es que me tiene que llevar. Entonces yo, sacando berraquera de donde no la tenía, yo llegué me baje de la moto y le dije: Hermano, si usted quiere tenga las llaves y váyase, pero yo no me puedo pintar con usted así, ustedes se van y mañana me matan a mí. El hombre no quiso llevarse la moto, se fue a pie.”

‘La vacuna’

Cuando llegaron los paramilitares a Orito, comenzaron a visitar todo el comercio, y me llegó el que cobraba los impuestos, ‘la vacuna’ , se me dirigió y me dijo: -Usted va a colaborar con la causa. -Con cual causa,- le dije yo. -Con las AUC. -Yo no sé de qué trata eso-volví a decirle.

“El me dijo que iban a acabar con la guerrila, que tal. Yo le dije que tenía el taller ahí pero que tenía mucha obligación con la familia, claro que yo ya la había sacado tan pronto llegaron los paramilitares, mis hijos estaban jóvenes y en esa organización había mucha gente joven. Entonces se comenzó a hablar de que iban a reclutar muchachos, entonces yo decidí mandarlos con la esposa mía para Neiva.”

“Me dijeron: ‘Necesitamos que usted nos de 200 mil pesos mensuales’. Y yo les dije : no yo no puedo dar esa plata, yo tengo que pagar arriendo, mandarles para la comida a mi familia, una serie de gastos. Yo le dije que le puede colaborar con 20 mil pesos y me anotaron y nunca volvieron.”

La muerte de Niria

“Hubo una fiesta que organizó Ecopetrol en homenaje a los habitantes del municipio de Orito. Y llevó una buena orquesta, los Ocho de Colombia, y me contrataron a mi para filmar el evento.”

“Como tenía la familia acá en Neiva, yo estaba solo allá, ya en el furor de los tragos decidí conseguirme una chica. Ya como a las 4 de la mañana yo le dije: vamos para el apartamento. Y nos fuimos para la casa, yo vivía en la misma parte donde tenía la sastrería. Llegamos y entramos por lo que llaman un zaguán, la pieza donde yo dormía quedaba en ese callejón. Ella me dijo que quería ir al baño y los baños eran al fondo; cuando ya estábamos en la casa yo veo que hay un hombre negro, alto,fornido, un negrote, con una pistola en la mano, y en el fondo de la pieza estaba el propietario de esa casa; un señor jubilado de Ecopetrol. él lo tenía encañonado y el señor se encontraba en el suelo. Yo enseguida me sorprendí, porque estaban los nervios latentes en toda persona por la presencia de los paramilitares allá. Uno siempre vivía con ese temor de que los paramilitares lo iban a matar a uno, porque allá diariamente cualquier persona era víctima de los paramilitares. Yo enseguida quedé alarmado cuando vi ese tipo ahí y con don Delio al fondo, que era el señor de la casa.

“Yo enseguida me iba a devolver del baño, y yo me dije, que tal que haya otra persona por ahí, y entonces ella comenzó a tocarme y a besarme y a decirme mi amor y que tal… Pero ella en ese momento ignoraba qué era lo que estaba pasando, yo la abrazaba fuertemente y le decía que se callara y le hacía señas, y ella no me entendía… como pude, arriesgándome un poco abrí la puerta del baño con ella. Hablábamos pasitico porque el tipo estaba como a unos 10 metros. De todas forma yo me salí del baño. Ya cuando me regresé, yo que salgo cuando me encañona otro negro armado y me dice: ‘quieto, su nombre’. -Usted vive acá. -Si yo vivo acá. Yo soy sastre. -Usted no tiene nada que ver en esto-dijo el negro-váyase para su pieza.

“Yo de una me fui parala pieza. Calladito me quedé. Me acosté con ropa y todo . Como a los diez minutos escuché un disparo que retumbó en la casa. Después de unos dos minutos escuché un segundo disparo. Ya eran como las 5:00 de la mañana, y cuando comenzó a aclarar y escuché gente por fuera de la casa, decidí abrir la puerta de la pieza y me asomo hacia el portón de la casa y vi un amigo, tan pronto me le acerqué el me dijo: “Damián, si sabe lo que pasó aquí en la casa”. No, qué pasa le dije. ” acaban de matar a Niria”.

“Ella se llamaba Niria Fany Tobón, eso fue en el año 2001. La habían matado. Primero empezaron a tocarle la puerta, y le decían que se habían llevado a su papá, y ella no creyó eso y no quiso abrir. Entonces los tipos cogieron la puerta a patadas y comenzaron violentarla . Cuando la puerta ya estaba para caerse, ella le tocó abrir. Ahí fue cuando la metieron a la pieza donde el papá dormía y la hicieron acostar boca abajo, al viejo lo sacaron para otra pieza que era donde estaba. A ella en esa alcoba le pegaron dos tiros en la cabeza.”

Las motosierras

“Eso fue a la entrada de Puerto Asís, en una finca que se tomaron los paramilitares. No recuerdo como se llamaba la finca. Pero ellos se adueñaban de todo, de carros, de motos, de casas, de fincas, mujeres. Dicen que tenían un criadero de babillas, y cuentan que un tipo apodado ‘El ruso’, los descuartizaba y arrojaba los miembros a esa piscina grande de babillas. A un amigo mío, Cheito, un pelao que jugaba muy bien fútbol y había ido a jugar al Ecuador. De regreso de allá, en un retén que tenían los paramilitares, cerca a San Miguel, lo cogieron, lo bajaron de la moto y también lo desaparecieron.”

“Los ‘paramilitares’ fueron una frustración para mucha gente, yo creo que ellos son así porque son fuerzas de derecha protegidas por el Estado. Yo no entiendo porqué unas personas , donde había un batallón y la Policía, cómo es que unos personajes se paseaban por el pueblo en moto y armados , donde toda la gente los veía, y nunca investigaban ni decían nada las Fuerzas del Estado cuando ellos cometían tantas atrocidades . Murió una cantidad de gente, de gente sana. Que no tuvieron porqué tener una muerte espantosa como la que tuvieron…

“Con la llegada de los ‘paras’ la gente en Orito no vivía tranquila, se acabó la vida nocturna, habían dos temores: el temor de que ellos le hacían algo a uno, o el temor de que de pronto llegara la guerrilla y le hicieran un atentado a ellos. Por eso fue que me vine de Orito…”

*Nombre cambiado por seguridad de la fuente.