Las piezas olvidadas de una conspiración

      
SEMANA
revela grabaciones y testimonios que muestran cómo paramilitares
desempeñaron un papel protagónico a favor del gobierno de Uribe en su
pelea contra la Corte. Escuche los audios aquí.

A raíz de la revelación de SEMANA en agosto de 2008, sobre la reunión en Palacio de alias ‘Job’, el presidente Álvaro Uribe,convocó una rueda de prensa para explicar las razones de la cita entre sus colaboradores y enviados de ‘Don Berna’. Foto Semana.

Audio 1
“¿Cuándo te reúnes con Uribe?” (Escuche grabación aquí)
Audio 2
“Aquí estoy con el Comisionado” (Escuche grabación aquí)

Ya para nadie es un secreto que, por su enfrentamiento con la Corte
Suprema, el anterior gobierno acudió a tácticas ilegales, como lo
reconocieron a la justicia varios funcionarios del DAS y lo han
corroborado tanto la Procuraduría como la Fiscalía. Sin embargo, dentro
de esa estrategia de desprestigio aún hay episodios tan desconocidos
como aterradores. Uno de ellos, hasta ahora inédito, ocurrió el 24 de
abril de 2008.

Ese día, en la sede del Sena en Apartadó, Urabá, se adelantaba un foro
sobre proyectos productivos de los desmovilizados de esa área. En la
reunión participó medio centenar de personas, entre las que estaban el
entonces presidente de la Cámara, Óscar Arboleda, y sus compañeros Óscar
Lizcano y Édgar Eulises Torres. También asistió el jefe de la misión de
la OEA para la desmovilización de los ‘paras’, Sergio Caramagna, y el
comisionado para la Reintegración, Frank Pearl. Cuando la reunión estaba
por terminar, (y estaba siendo transmitida por el canal institucional),
un ex paramilitar llamado Ferney Suaza pidió la palabra y con la
primera frase que dijo captó la atención del auditorio. “Quiero que le
cuenten al Presidente…”, comenzó su declaración el desmovilizado. En
una corta intervención dijo que había sido abordado por varias personas
que le ofrecieron 200 millones de pesos para involucrar públicamente al
presidente Uribe con los paramilitares de esa región del país.

De
inmediato, el representante Lizcano ordenó que las cámaras de
televisión del Congreso registraran el hecho. “Nos pareció muy grave lo
que había dicho, y por eso decidimos que de inmediato había que
reportarle esto al presidente Uribe”, dijo Lizcano a los medios en ese
entonces. Tan pronto Suaza terminó de hablar, los congresistas hicieron
el puente telefónico con el mandatario y el ex paramilitar le contó su
versión. Uribe le expresó su agradecimiento y la preocupación por lo que
le había contado, y ordenó que se le reforzara la seguridad. Les pidió a
los congresistas que lo acompañaran y estuvieran pendientes de que se
le brindara la protección necesaria.

Suaza se había
desmovilizado con el Bloque Bananeros de las Auc, en noviembre de 2004, y
era reconocido como líder comunal en el Urabá antioqueño. Para el
momento de su denuncia en el Sena de Apartadó se desempeñaba como vocero
de los desmovilizados reinsertados y era dirigente de la empresa
Superban, que agrupaba a más de un centenar de desmovilizados.

Tras
la declaración de Suaza, Uribe salió en varios medios de comunicación a
replicar lo dicho por el ex paramilitar: en síntesis, que unas ONG y
otras personas habían intentado sobornarlo para que vinculara al
mandatario con grupos paramilitares en Urabá. Fabio Valencia Cossio,
quien para esa época se desempeñaba como alto consejero presidencial,
afirmó que la denuncia del ex paramilitar era la prueba de que había “un
complot internacional, y hay muchos elementos que demuestran que el
presidente Uribe les está estorbandoa ciertos políticos internacionales
y, obviamente, eso es un muro de contención”. Valencia Cossio afirmó
también que el testimonio de Suaza probaba que había un “cartel de
testigos” contra el gobierno y dijo que lo que estaba sucediendo “es una
cosa infame y es de cada ocho días. Una semana arman una cosa desde una
cárcel y a la siguiente, desde el exterior”. El entonces ministro del
Interior, Carlos Holguín, se sumó a las voces de indignación del
gobierno, a la vez que pidió a la Fiscalía investigar las graves
denuncias hechas por el ex paramilitar, quien fue ampliamente elogiado
por Uribe debido a “su honestidad” y por no haber cedido al chantaje.

Prácticamente
desde el momento de su denuncia y durante las siguientes 24 horas,
Suaza apareció en todos los medios del país. “La idea era que lo
enlodara (a Uribe), lo involucrara en alguna situación que tuviera que
ver con el Bloque Bananero y que hiciera comentarios de que él había
orientado acciones o situaciones en ese aspecto. Ese ofrecimiento fue en
el transcurso de la semana pasada y en el día de ayer volví a recibir
llamadas donde se me sugería que aprovechase la oportunidad explicó
Suaza en conversación con varios medios de comunicación. Lo que ellos
decían era: ‘hágale un señalamiento directo al Presidente de la
República, no tiene quién lo desmienta’ (…) En la conversación se
hablaron muchas cosas. Entre eso, la posibilidad de que me buscaran, a
través de una ONG, asilo político en un país extranjero. En Canadá o en
otra parte. Soy muy claro y contundente. Por esa razón no le guardo nada
a nadie y en ese sentido pienso que tengo un gesto de responsabilidad
ante el país y seriedad ante esa situación al ponerla al descubierto.
Este momento me resulta bochornoso e indignante”, precisó el ex
paramilitar.

La explosiva declaración de Suaza ocurrió en una
semana que había comenzado muy mal para el gobierno. El 20 de abril,
Noticias Uno reveló la declaración de Yidis Medina en la que ella
confesaba que había recibido prebendas del entonces ministro Sabas
Pretelt y el de Protección Social, Diego Palacio, a cambio de haber
votado a favor de la reelección. El 22 de abril se ordenó la captura del
senador Mario Uribe, primo del Presidente, dentro del proceso que se le
adelantaba por parapolítica. El congresista buscó infructuosamente
asilo en la embajada de Costa Rica en Bogotá.

El testimonio de
Suaza, el 24 de abril, así como la gran cantidad de declaraciones de
rechazo y denuncias de un cartel de testigos por parte del gobierno
lograron cambiar la agenda de los medios.

El problema, sin
embargo, es que el testimonio del ex paramilitar Suaza era una farsa
bien montada. Las declaraciones no solo eran falsas, sino que hacían
parte de un complot en el que nuevamente aparecen ex paras y miembros
del alto gobierno de la época de Uribe juntos.

SEMANA tuvo acceso
a varias grabaciones que demuestran que el episodio del ex paramilitar
Suaza fue un montaje para ayudar al gobierno, en el que participó un
oscuro personaje que hoy en día ya es tristemente conocido por la
opinión pública: Antonio López, alias ‘Job’.

El fantasma de ‘Job’

‘Job’
fue asesinado en julio de 2008. Pero su nombre y alias son hoy de
amplia recordación, no por su muerte sino por lo que hizo los últimos
meses en vida. ‘Job’ fue el protagonista de uno de los episodios más
escandalosos durante el gobierno de Álvaro Uribe. Junto con Diego
Álvarez, el abogado del narcoparamilitar Diego Murillo, alias ‘Don
Berna’, ingresaron por el sótano a la Casa de Nariño la noche del 24 de
abril de 2008 para reunirse con funcionarios de Palacio, entre ellos,
los entonces secretarios jurídico, Edmundo del Castillo, y de prensa,
César Mauricio Velásquez, y unafuncionaria del DAS, la entonces
subdirectora de Operaciones, Martha Leal.

El objetivo de la
visita de esos personajes era entregarles a los funcionarios del
gobierno unas supuestas pruebas de actuaciones irregulares de
integrantes de la Corte Suprema de Justicia. En agosto de ese año,
SEMANA reveló en exclusiva los detalles de ese episodio. Hoy, gracias a
las investigaciones judiciales por el caso del espionaje del DAS y a la
confesión de varios ex funcionarios de esa entidad, se sabe que esa
reunión no fue fortuita y que se empezó a gestar desde diciembre de
2007, con la activa participación del DAS .

Aunque los detalles
de la reunión del 24 de abril de ‘Job’ en la “Casa de Nari”, como él
denominó al Palacio Presidencial en una célebre conversación divulgada
por SEMANA, solo se conocieron cuatro meses después, la realidad es que
ese jueves fue bastante agitado para el enviado de ‘Don Berna’ y
miembros del gobierno. Mientras ‘Job’ se reunía con funcionarios de
Palacio y del DAS en Bogotá, ese mismo día el ex paramilitar Suaza
denunció ante todos los medios en Apartadó que le habían ofrecido dinero
para enlodar a Uribe. No parecen hechos aislados. Por el contrario,
varias grabaciones en poder de SEMANA develan una compleja estrategia.

“Qué
hubo, mijo. ¿Sí vio noticias o no? Hay una entrevista, hermano, y todo
el cuento. (…)En Caracol, RCN, Teleantioquia, todo, hermano”. Con esa
frase comienza una conversación entre Suaza y ‘Job’ a las 12:51 de la
tarde del viernes 25 de abril sobre las declaraciones que dio el primero
acerca del supuesto soborno que le ofrecieron para hablar del entonces
presidente Uribe. “Eso está muy bien. ¿Cuándo te reúnes con Uribe?”, le
respondió ‘Job’. “En la tarde viene el Alto Comisionado (Luis Carlos
Restrepo), es probable, y posteriormente me dicen que para hacer un
acercamiento con el Presidente”, respondió Suaza. “Al Comisionado no le
diga que usted y yo hablamos, solamente al Presidente, ¿oyó?”,le
advierte ‘Job’ a su interlocutor.

En la misma conversación,
Suaza le pide a ‘Job’ que le ayude a sacar a su familia de Urabá y le
consiga una casa, como parte del acuerdo. Cuatro horas después, a las
5:34, Suaza y ‘Job’ vuelven a hablar. Suaza dice que ya está con el
comisionado Restrepo y que ya había ido a la Fiscalía a efectuar una
primera declaración sobre su denuncia.

Aunque mediáticamente la
declaración de Suaza fue muy efectiva para el gobierno, a los pocos
meses de ese episodio el ex desmovilizado quedó en el peor de los
mundos. Cuando Suaza fue llevado a la Fiscalía para declarar, el ex
paramilitar no mencionó nombre alguno sobre las personas o entidades que
supuestamente le habían ofrecido el dinero para salpicar a Uribe. Esto
generó malestar entre algunos funcionarios del gobierno, que esperaban
una declaración más explosiva. Como consecuencia de esa desavenencia, a
Suaza le retiraron el esquema de seguridad que el Estado le había
proporcionado. Con el asesinato de ‘Job’, Suaza también se quedó sin la
contraparte y salió exiliado del país.

SEMANA conoció que Suaza
le confesó a jerarcas de la Iglesia y ONG internacionales que él se
había prestado para una estrategia trazada por ‘Job’ y funcionarios del
gobierno.

El verdadero cartel de testigos

Suaza
no fue el único ‘testigo’ que luego terminó siendo parte de un montaje.
Unos meses antes, había estallado un escándalo a raíz de la declaración
de un ex paramilitar conocido como ‘Tasmania’. En octubre de 2007, el
mismo Uribe y altos funcionarios del gobierno denunciaron que un ex
paramilitar había confesado que el magistrado estrella de la
parapolítica Iván Velásquez estaba intentando enlodar al entonces
Presidente. Una investigación de la Fiscalía calificó el episodio como
un “vulgar montaje”, cuyo único fin era desprestigiar a la Corte Suprema
de Justicia.

A los pocos días de conocerse la denuncia de
‘Tasmania’, sorpresivamente surgió otro testimonio que supuestamente
respaldaba lo dicho por él. El 11 de octubre de 2007, en la sede del
consulado de Colombia en Nueva York, el ex sargento del Ejército Eduin
Guzmán fue entrevistado por varios medios de comunicación. De acuerdo
con su declaración, los magistrados auxiliares de la Corte Iván
Velásquez y Héctor Alarcón, quien adelantaba investigaciones sobre
parapolítica en Antioquia, le habían ofrecido beneficios judiciales a
cambio de que implicara al presidente Uribe y a su primo, el entonces
senador Mario Uribe Escobar, en acciones delictivas. Al igual que
ocurrió con ‘Tasmania’, y en abril de 2008 con Suaza, altos funcionarios
del gobierno retomaron las declaraciones de Guzmán y afirmaron que no
solo eran muy graves, sino que demostraban que había un complot y un
cartel de testigos contra Uribe. Guzmán tampoco hablaba con la verdad.
“A mí me ofrecieron que si decía eso me iban a ayudar a conseguir las
visas para traer a mi familia a Estados Unidos. Y como yo estaba
desesperado, pues dije lo que me dijeron que dijera. Lo malo es que
después de que me pusieron a hablar con periodistas y di las
declaraciones, no me volvieron ni a pasar al teléfono y obviamente no me
cumplieron con nada. Unos meses después, como en abril de 2008, me
llamaron de la embajada de Colombia en Washington para lo mismo, pero
como ya me habían hecho conejo una vez, yo no me presté para volver a
declarar”, dijo Guzmán a SEMANA.

La Fiscalía investigó al fiscal
Alarcón, gracias a lo dicho por Guzmán. Su conclusión, conocida a
mediados de 2009, fue contundente: todo había sido “un montaje” contra
el investigador de la parapolítica.

Durante tres años el gobierno
de Uribe denunció la existencia de un cartel de testigos. Tenía razón:
‘Tasmania’, Guzmán y Suaza son prueba de ello. Pero, a diferencia del
discurso oficial, esos testigos trabajaban no para atacar al gobierno,
sino como la punta de lanza de una conspiración para desprestigiar a la
Corte Suprema.