Los crímenes de Mancuso en la Universidad de Córdoba

      
En su tercer día de versión libre desde Estados Unidos, Salvatore Mancuso, ex jefe del bloque Córdoba, Catatumbo y Norte de las AUC, confesó la forma en que los paramilitares tomaron control de la única universidad pública del departamento y corrompieron a gran parte de las autoridades locales.
EN BREVE: En su tercer día de versión libre ante un fiscal de la Unidad de Justicia y Paz desde Washington, el ex jefe paramilitar del Bloque Norte, Córdoba y Catatumbo de las AUC, Salvatore Mancuso Gómez, conocido con los alias de ‘El mono Mancuso’, ‘Santander Lozada’, ‘Tripleceró’, confesó la masacre del corregimiento de Phichilin (1996), el asesinato de varios profesores de la Universidad de Córdoba y los nexos de su grupo paramilitar con políticos y autoridades de locales de Córdoba.

EX PARAMILITARES MENCIONADOS EN LA VERSIÓN:
Salomón Feris Chadid, alias ‘08’ y Rodrigo Antonio Mercado Pelufo alias ‘Cadena’.

FUNCIONARIOS PÚBLICOS MENCIONADOS EN LA VERSIÓN:
Víctor Hugo Hernández, Claudio Sánchez (Rectores Universidad de Córdoba); Rosalba Negrete Flórez (Directora del CTI de Córdoba), Jesús María López Gómez (Gobernador de Córdoba), Sigifredo Senior Sotomayor, Humberto Santos Negrete y AnibalOrtiz Naranjo (Alcaldes de Tierra Alta, Córdoba).MIEMBROS DE LAS FUERZAS ARMADAS MENCIONADOS EN LA VERSIÓN: (Comandante de la policía en Córdoba en 1996); Coronel Raúl SuárezAgentes de la Sijín adscritos a la policía Wilfredo Ortiz y alias ‘Saenz’; Mayor Parra de la Sijín de Sincelejo; Coronel Néstor Enciso, comandante de la Policía de Sucre y el Capitan de la Infantería de Marina, Jorge Javier Muñoz Suárez.MASACRES: Pichilín, 1996.

ASESINATOS SELECTIVOS CONFESADOS: René Alfredo Cabrales Soza, Claudio Manuel Pérez Álvarez, Auri Sara Marrugo, Sor MaríaRopero Albernia, Manuel Segundo Ruiz Álvarez, James Antonio Pérez Chima, Hugo Iguarán Cote, Francisco José Ayaso Gómez, Ernesto Manuel Cogollo Osorio, Félix Antonio Áviles Arroyo, Iván Antonio Garnica Díaz, Misael Arcenio Díaz Ursola, Alberto Alzate Patiño, Fredy Francisco Puentes Paternina, Jaime Enrique Hernández Chamie, Miguel Ignacio Lora Méndez.
La Universidad de Córdoba se convirtió en un punto estratégico de las autodefensas. Foto: Semana


Masacre de Pichilín

-Perfil de Salvatore Mancuso
-Perfil de Salomón Feris Chadid

Bloque Norte de las Auc

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Según las declaraciones de Salvatore Mancuso para comienzos del año 2000 la Universidad de Córdoba fue el objetivo de asesinatos de profesores y estudiantes que pertenecían a sindicatos y agremiaciones sociales, señalados por las Autodefensas como presuntos simpatizantes de la guerrilla.

“Lo hicimos porque era un sitio donde se negociaban los secuestros y donde se impartía una ideología tendenciosa hacia el fenómeno guerrillero… No podíamos permitir el adoctrinamiento de los muchachos… empezamos a interferir”, aseguró el ex jefe paramilitar.

El ingreso de los paramilitares al centro educativo no fue un fenómeno repentino. En el 2000, Mancuso relató que empezaron a tomarse la universidad.

Lo primero que hicieron fue infiltrar a uno de sus supuestos colaboradores César Bedoya en el Consejo de Estudiantes de la Universidad y de allí logró espiar a profesores y estudiantes; el objetivo de su investigación era suministrar información a los ‘paras’ sobre posibles víctimas y presuntos guerrilleros infiltrados.

Después, según Mancuso, que se eligiera a Víctor Hugo Hernández como rector, después de pactar con él una serie de metas como el saneamiento fiscal de la Universidad. Sin embargo, Hernández no duró mucho en el puesto porque supuestamente habría incumplido a los paramilitares.

Mancuso y su gente habrían logrado todo esto conamenazas e intimidaciones a profesores y alumnos. Una de las víctimas que seguía la versión del ex paramilitar desde Córdoba, y quien fuera integrante del Consejo Superior de la Universidad, aseguró que renunció a su cargo después de haber recibido amenazas por parte de las Auc. Con su renuncia los paramilitares lograron que Hernández obtuviera los votos necesarios para posesionarse como rector.

Entonces, los paras habrían logrado que en su reemplazo se posesionara Claudio Sánchez Parra, quien hoy continúa como rector de la universidad.

Salvatore Mancuso explicó que antes de la elección de Claudio Sánchez se reunió con los miembros del Consejo Superior, entre estos se encontraba el nuevo rector y representantes de los sindicatos de la ‘U’. “No obligamos a nadie, el que aceptara era porque accedía a cumplir con los compromisos impuestos por las AUC”, resaltó el paramilitar.

A lo largo de su versión desde Estados Unidos, el ex jefe paramilitar confesó haber ordenado el asesinato de varios profesores y alumnos. Uno de esos fue el del profesor Freddy Francisco Fuentes Paternina, que pertenecía a la asociación de maestros de Córdoba. Según Mancuso la ubicación para matarlo la dio un policía quien murió en el atentado que le costó la vida a Fuentes Paternina. Las declaraciones de Mancuso salpican al entonces comandante de la policía de Córdoba, Coronel Raúl Suárez y a los agentes Wilfredo Ortiz, alias ‘Caballo’, y ‘Saenz’ quienes habrían trabajado como guardaespaldas del ex jefe paramilitar en Córdoba.

También el de Hugo Iguarán Cote candidato a la rectoría en los comicios que dieron como ganador a Víctor Hugo Hernández. El asesinato de Iguarán fue realizado en la casa del futuro rector de la Universidad como una señal que le enviaron las autodefensas. “Para que supiera cómo eran los pactos con las autodefensas”. Otros profesores asesinados por orden de Mancuso fueron los de James Antonio Pérez Chimá, profesor de la Universidad de Córdoba, de quien dijo ordenó su muerte por pertenecier al movimiento estudiantil de la Universidad; Manuel Segundo Ruiz Álvarez, quien fuera presidente del sindicato de maestros de Córdoba y diputado de la Asamblea; Iván Antonio Garnica Díaz, pensionado de la Universidad de Córdoba y profesor, y el estudiante Francisco José Ayazo.

Mancuso confesó vínculos con ex directora del CTI

Salvatore Mancuso también salpicó a varios funcionarios de organismos de inteligencia en Córdoba. Dijo, sin precisar la fecha, que habría tenido una reunión con Rosalba Negrete Flórez, quien en ese momento era la Directora del CTI en Córdoba.

En esa oportunidad el jefe de las AUC la citó a Santafe Ralito para decirle que su organismo estaba haciendo muchas investigaciones a miembros de su organización y que le pedía que actuara de la misma manera en los casos que involucraban a gente de la guerrilla. “Ella me dijo que no tenía interés de una guerra con nadie”, aseguró.

Mancuso le confirmó al fiscal delegado, Leonardo Augusto Fonseca Cabana, que la funcionaria presuntamente tuvo nexos con las Auc porque los procesos que seguía el CTI contra los paramilitares no surtían efecto.

Negrete, quien hasta hace poco se desempeñó como Directora del Tránsito Departamental, actualmente tiene prisión domiciliaria por una investigación relacionada con el asesinato del profesor de la Universidad de Córdoba, Hugo Iguarán Cote

La nómina de las AUC

Salvatore Mancuso confesó que destinó 700 millones de pesos mensuales para el pago de una “nómina” de funcionarios de los organismos de inteligencia y seguridad, y de la rama judicial, que le ayudaban a congelar los procesos en los que estaban vinculados miembros de las Auc.

Para corromper a los funcionarios, aseguró que contó con lacomplicidad del Coronel Raúl Suárez, quien para el 1996 era el comandante de la Policía en Córdoba. “Él estaba enterado de todo lo que estaba pasando en la región”. Suárez presuntamente le entregó listas con información de supuestos colaboradores de la guerrilla.

Según Mancuso gran parte de la policía en el municipio de Tierralta trabajaba de la mano con las Auc. El ex jefe mencionó de nuevo a los agentes de la Sijín adscritos a la policía Wilfredo Ortiz y alias ‘Saenz’ quienes trabajaron para Mancuso como guardaespaldas. El primero llegó a convertirse en uno de sus hombres de confianza, incluso asegura que participó en varios asesinatos.

El ‘Mono López’

En la versión libre Mancuso dijo que tuvo contacto con el entonces gobernador de Córdoba Jesús María López Gómez. Precisó que él le ayudó a citar a la gente para la firma del sonado Pacto de Ralito, “…yo lo llamé directamente”. Dijo igualmente que el mandatario sabía que las AUC estaban interfiriendo en la Universidad, porque el Gobernador era miembro del Consejo Superior de la institución. “Fue como un padre para mí”, enfatizó.

López fue el primer congresista del Partido Liberal capturado por el escándalo de la parapolítica. En las elecciones parlamentarias del 2006 logró 119.505 votos, uno de los más grandes resultados electorales de la Costa Atlántica y el mayor elector histórico en Córdoba. Basó su campaña en la denuncia de los tentáculos de los ‘paras’ en la política local. Con la maquinaria del Partido (encabezada por el jefe liberal César Gaviria, el ex presidente Alfonso López y los precandidatos presidenciales) recuperó electoralmente la región que su partido había perdido hace ocho años. Su fórmula para la Cámara de Representantes, Musa Besaile Fayad, no sólo logró mantener su curul sino que fue la más alta votación para Cámara en el país.

Este senador fue uno de los firmantes del Acuerdo de Ralito que se acordó el 23 de julio de 2001. Sin embargo, en reiteradas ocasiones, él aseguró que fue a esa reunión porque estaba amenazado por Salvatore Mancuso y le urgía arreglar su situación con sus perseguidores. “Mi presencia en la reunión de Ralito no fue sino circunstancial, no fue previamente acordada ni fue voluntaria”.

Sumado al Pacto de Ralito, Mancuso confesó que en la localidad Nueva Granada, en Tierra alta, se firmó un pacto con por lo menos 300 líderes y políticos del Alto Sinú. En una votación interna se escogió el orden en que serían elegidos los tres últimos alcaldes que tiene la población: Sigifredo Senior Sotomayor (2001-2003), Humberto Santos Negrete (2004-2007) y Anibal Ortiz Naranjo (actual).