La documentación que viene realizando la Unidad de Justicia Transicional de la Fiscalía deja al descubierto cómo grupos paramilitares, como el Bloque ‘Héroes de Granada’, retuvieron ilegalmente a decenas de personas que luego fueron reportadas como guerrilleros muertos en combate por el Ejército Nacional.
Fue Juan Esteban Rendón, un temido pistolero perteneciente al Bloque ‘Héroes de Granada’ de las Auc conocido con el alias de ‘Polocho’, recientemente excluido de los beneficios de la Ley de Justicia y Paz, el responsable de sacar de su vivienda a Rolando de Jesús Ocampo para luego entregárselo a los militares.
Sucedió en la tarde del 28 de enero de 2005. A eso de las 3:00 de la tarde, ‘Polocho’ arribó hasta la casa de Rolando, ubicada en el barrio Obreros de Cristo del municipio de La Ceja, Antioquia, para pedirle que lo ayudara con un trasteo. Fue laúltima vez que sus vecinos lo vieron con vida. De su suerte solo se supo días después, cuando efectivos del Batallón de Ingenieros de Combate No. 4 “General Pedro Nel Ospina” presentaron su cadáver como el de un guerrillero del Eln muerto en combate, quien además de vestir camuflado portaba un radio de comunicaciones, una pistola calibre 357 y una granada de fragmentación.
Según lo ha podido documentar la Unidad de Justicia Transicional de la Fiscalía (antes Justicia y Paz), ‘Polocho’ condujo a Rolando hasta un sector a las afueras de la Ceja conocido como Rancho Triste, donde los aguardaba otro paramilitar de nombre John. Luego de retenerlo por varias horas, lo entregó a los soldados de esta guarnición militar. Los casos documentados por el Ente Investigador apuntan a que no se trató de un hecho aislado.
Para aquellos años, los paramilitares del ‘Héroes de Granada’ ejercían férreo control sobre La Ceja y otros municipios del Oriente antioqueño. En una demostración de poder, varios de los comandantes de este grupo decidieron elaborar una ‘lista negra’. En ella consignaron los nombres de personas señaladas de indeseables, drogadictos, jíbaros, violadores, estafadores, milicianos, colaboradores de la guerrilla.
Tal como lo narró ante fiscales de la Unidad de Justicia Transicional Luis Alfonso Sotelo, alias ‘Jonh’, uno de los comandantes del ‘Héroes de Granada’ en el Oriente antioqueño, la idea era retenerlos para luego entregárselos al Ejército Nacional que, a su vez, los presentaba como guerrilleros muertos en combate. Rolando figuraba en dicha ‘lista’. Su estadía en la cárcel por posesión y venta de alucinógenos, sumados a sus antecedentes por violencia intrafamiliar, fueron motivos para que los jefes ‘paras’ lo incluyeran en ella.
Por este mecanismo también perdió la vida el joven Nelson Enrique Villada Blandón. Familiares y vecinos lo recuerdan como un asiduo fumador de marihuana y una persona que perdía el control cuando ingería alcohol. Con todo y ello, su muerte causó gran estupor entre quienes lo conocieron. Todo comenzó la tarde del 16 de diciembre de 2004. Siguiendo órdenes de sus superiores, ‘Polocho’ se dirigió hasta el barrio Obreros de Cristo de La Ceja, donde residía Nelson, para llevárselo a las buenas o a las malas.
A punta de amenazas, ‘Polocho’ llevó a Nelson hasta el sector conocido como El Tambo, donde aguardaban otros dos integrantes del ‘Héroes de Granada’ quienes luego lo entregaron a tropas del Batallón de Ingenieros de Combate No. 4 “General Pedro Nel Ospina”. Los militares reportaron su muerte como la de un guerrillero del Eln muerto en combate durante el desarrollo de la operación táctica Fortaleza.
“Positivos para el Ejército”
Casos como estos hacen parte del expediente sobre desapariciones forzadas cometidas por el Bloque Héroes de Granada que viene documentado la Unidad de Justicia Transicional de la Fiscalía. Estos fueron presentados recientemente ante los magistrados del Tribunal de Justicia y Paz de Medellín durante el proceso de priorización que se adelanta contra Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’.
Del total de noventa casos presentados, nueve de ellos, que representan once víctimas, cumplían el patrón ya descrito: hombres y mujeres retenidos ilegalmente por los paramilitares que luego eran reportados como guerrilleros dados de baja en combate por tropas del Ejército. Entre quienes perdieron la vida en esta macabra alianza no solo figuran consumidores de alucinógenos, expendedores de vicio o raponeros. También aparecen como víctimas personas que se negaron a acatar las reglas que los paramilitares al servicio de ‘Don Berna’ impusieron en los pueblos del Oriente antioqueño.
Pasó en San Carlos, Oriente antioqueño. En la noche del 26 de febrero de 2005, por ejemplo, hombres encapuchados pertenecientes al Bloque ‘Héroes de Granada’ retuvieron a Miyerlay Guzmán cuando transitaba por las calles del barrio Zulia de este municipio. Dos días después, mientras caminaba por el parque de esta localidad y a plena luz del día, los ‘paras’ retuvieron a Pedro Pablo Miranda Restrepo. El 1 de marzo de ese mismo año, tropas del Batallón Especial Energético y Vial No. 4 reportaron enfrentamientos con la IX Cuadrilla de las Farc en el sector conocido como El Alto de La Pradera, municipio de San Rafael, que dejaron como resultado la muerte en combate de dos guerrilleros, un hombre y una mujer, de quienes no se conocía su identidad.
Análisis forenses permitieron establecer, poco después, que se trataba de Miyerlay y Pedro Pablo. Luberney Marín, alias ‘Joyero’, lugarteniente de ‘Don Berna’ en el Oriente antioqueño, narró ante fiscales de la Unidad de Justicia Transicional que ambos fueron retenidos para “un positivo para el Ejército” por cuanto no solo se negaban a pagar la ‘vacuna’ que los ‘paras’ habían impuesto a los profesores en San Carlos sino que públicamente renegaban de las acciones de las Autodefensas.
El Bloque ‘Héroes de Granada’ llegó a tener gran poder de control en municipios como Guarne, La Ceja, San Carlos, San Rafael, San Roque, Rionegro, Marinilla, entre otros. En un buen número de ellos se registró esta macabra práctica. La gran mayoría fueron cometidos entre 2004 y 2005, años en que las Fuerzas Militares desarrollaron grandes operaciones militares para recuperar el control del Oriente antioqueño y la autopista Medellín-Bogotá, asediada por las acciones de las Farc y el Eln.
¿Nexo ‘paras’-Ejército?
En un Informe realizado por la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos (CCEU), que agrupa a un número importante de organizaciones defensoras de derechos humanos, se consigna que entre 2002-2010 fueron reportados 3.512 casos de ejecuciones extrajudiciales en todo el país. El mismo informe señala que por lo menos en 1.209 fueron denunciadas tropas de 21 brigadas del Ejército Nacional, siendo la IV Brigada, con sede en Medellín, la más implicada en casos de ejecuciones extrajudiciales con 302 casos.
De esta guarnición, que tiene jurisdicción en todo el departamento de Antioquia y municipios limítrofes con el Chocó, hacen parte, entre otros, el Batallón de Ingenieros de Combate No. 4 “General Pedro Nel Ospina”; el Batallón de Infantería No. 10 “Coronel Atanasio Girardot”; el Batallón de Infantería No. 32 “General Pedro Justo Berrío”; el Batallón de Artillería No. 4 “Coronel Jorge Eduardo Sánchez Rodríguez” (Bajes); el Batallón de Contraguerrilla No. 4 “Granaderos”; el Batallón Plan Especial Energético y Vial No. 4; y el Grupo de Caballería Mecanizada No. 4 “Juan del Corral”.
Todos ellos aparecen comprometidos con la comisión de ejecuciones extrajudiciales, siendo el “Bajes” y el “General Pedro Nel Ospina” las guarniciones militares más implicadas con 59 y 23 casos, respectivamente. Durante el periodo analizado por la CCEU estuvieron al frente de la IV Brigada los generales Mario Montoya Uribe (diciembre de 2001 a diciembre 2003), Oscar Enrique González Peña (diciembre de 2003 a Julio de 2005), Luis Roberto Pico Hernández (julio de 2005 a Octubre de 2006, Jorge Ernesto Rodríguez Clavijo (octubre de 2006 a Julio de 2007) y Juan Pablo Rodríguez Barragán (noviembre de 2007 a noviembre de 2009). Varios de estos Altos Mandos terminaron siendo ascendidos a comandantes generales del Ejército, como lo fueron el general (R) Montoya Uribe y el general González Peña. Sobre ninguno de ellos hay investigaciones judiciales por estos casos.
Según Alberto Yépez, integrante de la CCEU, en departamentos como Meta y Córdoba también se han conocido casos de ejecuciones extrajudiciales donde participaron grupos paramilitares reteniendo a las víctimas. A su juicio, “son demasiados casos extendidos por todo el país como para continuar sosteniendo la tesis de que se trató de ‘manzanas podridas’ al interior de las fuerzas militares”.
Más grave aún, sostiene Yépez, es que las decisiones judiciales han ayudado a minimizar la dimensión que tuvo este atroz crimen en el país, pues si bien se han condenado a soldados rasos y suboficiales del Ejército, son realmente pocas las sentencias proferidas contra altos mandos del Ejército por estos hechos. “Súmele que se han archivado muchas investigaciones, otras se quedaron en etapa previa y un buen número de ellas se ha ido para la justicia penal militar”, agrega.
Para Yépez, “la justicia ordinaria debería, por lo menos, avanzar en la parte de investigación y luego remitir a la Jurisdicción Especial para la Paz”. Lo cierto, en todo caso, es que este oscuro capítulo merece un final distinto al de dormir el sueño de los justos en los anaqueles de los despachos judiciales.