El contubernio entre Rito Alejo del Rio y los paramilitares

      
El juez que condenó al general retirado encontró que este fue el cerebro de una ‘empresa criminal’ que unió a militares con las autodefensas para sembrar el terror en el Urabá.

    

 Rito Alejo del Rio llegó a ser considerado un jefe dentro de las autodefensas, al mismo nivel que Carlos Castaño o que Salvatore Mancuso. Fotomontaje VerdadAbierta


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Los generales en Justicia y Paz

El pueblo afrodescendiente que habita la zona del Urabá antioqueño ha sido una de las principales víctimas del flagelo de la violencia generada por el conflicto armado en el país. Por décadas, esta comunidad de campesinos y pescadores ha tenido que convivir con la presencia de la guerrilla, las autodefensas y las Fuerzas Militares.

A finales de la década de los noventa, el Urabá era para el gobierno la zona de mayores dificultades de orden público a nivel nacional. Con la expansión de los grupos subversivos y el surgimiento de los paramilitares, las cifras de homicidios, masacres, secuestros, desplazamientos y despojo de tierras llegaron a límites sin precedentes.

Fue entonces cuando el comandante de las Fuerzas Militares, el general Harold Bedoya, envió al general Rito Alejo del Río con la mision de contener el poder expansivo de la guerrilla en la región. Para lograr este objetivo, a comienzos de 1997 el general del Rio citó a sus oficiales más cercanos y diseñó una orden de combate en contra de varios reductos de la guerrilla de las Farc que se encontraban ubicados cerca de los ríos Salaquí y Truandó, en el Urabá chocoano.

El objetivo de esta operación era movilizar buena parte de la tropa acantonada en la Brigada XVII con sede en Carepa, Antioquia,  para recuperar el territorio que estaba en manos de la guerrilla y para rescatar a 10 infantes de marina que habían sido  secuestrados por los subversivos de los frentes José María Córdoba y el frente 57 de la Farc, comandados en ese entonces por Efraín Guzmán y Víctor Tirado.

La operación que fue bautizada con el nombre de ‘Génesis’ pretendía atacar vía aérea y fluvial estos puntos en los que se consideraba, estaban agazapados miembros de la subversión para presionarlos y obligarlos a que liberaran a los infantes secuestrados.

Sin embargo, para asegurar el éxito de la ‘Operación Génesis’, el General Rito Alejo Del Rio pidió el  apoyo de la ilegalidad y coordinó con los paramilitares de Carlos Castaño una acción paralela y clandestina que fue conocida como ‘Operación Cacarica’.

Con este matrimonio entre la Fuerza Pública y las autodefensas, se creo una ‘empresa criminal’ que buscó la “consolidación del proyecto paramilitar de Carlos Castaño y la victoria militar de Rito Alejo del Río” en la zona de Urabá.

Aunque la operación Cacarica no existió formalmente, fue el nombre que se le dio a la acción paramilitar con la que las autodefensas de ‘La 70’, grupo comandado por Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’, apoyaron a la ‘Operación Génesis’ del general Rito Alejo del Rio. El grupo paramilitar original se llamó ‘La 70’, luego lo rebautizaron como el ‘Bloque Chocó’ y finalmente fue conoció como el ‘Bloque Elmer Cárdenas’.

Del Rio contactó a los paramilitares y les propuso que se movilizaran desde su base en el parque nacional de Los Katíos pasando por las intermediaciones del río Cacarica, hasta llegar a la zona de los ríos Salaquí y Truandó. La idea era cercar a los guerrilleros desde dos frentes para evitar que escaparan.

La operación Génesis y el apoyo paramilitar
Si bien los militares y los paramilitares salieron de puntos diferentes, todo hacía parte de una estrategia conjunta orquestada por Rito Alejo del Rio para recuperar los territorios que estaban en poder de la guerrilla en la zona del rio Salaqui.

La operación Génesis para atacar a las Farc y liberar a los 10 marinos, inició el 24 de febrero de 1997. Contando con el apoyo de la Fuerza Aerea, los hombres de la Brigada XVI bombardearon los municipios del Tamboral, La Loma, Playa Bonita, Caño Seco, Puente América, Guineo, Regadero Teguerré, Clavelino y La Nueva.

Mientras tanto, otros militares que se transportaban en lanchas taponaron las bocas de los ríos Salaqui, Truandó y Domingodó. Esta acción militar en contra de la subversión se prolongó varias semanas dejando como resultado varios campesinos muertos y miles de desplazados.

Por su parte, la clandestina ‘Operación Cacarica’ inició unos días después cuando los hombres del Bloque Chocó al mando de Elkin Casarrubia alias ‘El Cura’ y alias ‘El Yunda’,  partieron del parque Los Katios por la vía del rio Cacarica. El plan era llegar a las riberas de los ríos Salaquí y Truandó para el mismo momento  en el que se estaba desarrollando la ‘Operación Génesis’.

El miércoles 26 de febrero de 1997, hombres armados del Bloque Elmer Cárdenas se detuvieron en el caserío de Bijao, ubicado en las estribaciones del rio Cacarica. Luego de combatir a algunos guerrilleros que se encontraban en la zona, las autodefensas amenazaron de muerte a la población civil obligándolos a abandonar sus territorios.  

Pero al día siguiente las amenazas se convirtieron en hechos. Allí los paramilitares torturaron y asesinaron con un machete a Marino López Mena, campesino que fue víctima de “la empresa criminal” que reunió a  las autodefensas y a los militares y que fue dirigida, según la Fiscalía, por el general Rito Alejo del Río.

Luego de asesinar a López Mena, los paramilitares continuaron su camino hasta llegar a la zona del rioSalaqui donde se encontraron con los hombres de la Brigada XVII.

La complicidad entre los militares y las autodefensas era tal que durante la realización de la ‘Operación Génesis’ sostuvieron varias reuniones en la zona del Tamboral, en donde también patrullaron conjuntamente.

Alias ‘El Alemán’ ratificó en sus versiones las estrechas relaciones que existieron con el general Del Rio y la participación que tuvieron las autodefensas en la ‘Operación Génesis’ y en otras acciones conjuntas.

Además de estos señalamientos que respaldan varios ex fejes paramilitares y testigos de la operación Génesis, muchos señalan que los helicópteros que participaron en el ataque también transportaron personal de las autodefensas.

Rito Alejo del Rio aseguró nunca haber estado en el caserío de Bijao, Chocó, además agregó en sus declaraciones que la operación génesis tenía objetivos que quedaban a 10 horas de camino de Bijao y que solo tenían la misión de rescatar a los marinos secuestrados.

A pesar de estos testimonios, la Fiscalía determinó que  el general Rito Alejo del Rio y los grupos paramilitares  se confabularon para ejecutar la ‘Operación Génesis’ y otras acciones militares con las que aterrorizaron a las poblaciones del Urabá antioqueño y chocoano.

Los amigos ‘paras’ de Rito Alejo del Rio
La relación entre del Río y los paramilitares no era nueva ni se limitó a la colaboración en la operación Génesis. Incluso, varios ex jefes paramilitares como Carlos Castaño, Éver Veloza alias ‘HH’, Salvatore Mancuso y Rodrigo García alias ‘Doble Cero’ eran asiduos visitantes de las instalaciones de la Brigada XVII que él dirigía.

Según  ‘HH’,  entre el 95 y el 96 él se reunió varias veces con Del Rio en la Brigada XVII para coordinar los operativos, diseñar una estrategia común e intercambiar información. “Él era muy amigo  de Carlos Castaño y de Doble Cero, con ellos también se reunía en las instalaciones militares”, agregó el desmovilizado paramilitar.

‘Génesis’ tampoco fue la primera vez en que militares y paramilitares hacían un operativo conjunto. Elkin Casarrubia, alias ‘El Cura’ aseguró en una indagatoria a propósito del juicio a del Río, que en una ocasión él comandó un grupo mixto conformado por 80 militares y varios miembros de autodefensas.

“Tuvimos un combate con la guerrilla y en estos enfrentamientos murió el capitán  que estaba comandando el operativo. A mí me tocó “coordinar vía radio con del Río, quien me manifestó(sic) que asumiera la comandancia del grupo mientras el enviaba a otro oficial”.

En el juicio contra del Río abundan los testimonios que certifican que la complicidad entre el general y los paramilitares no era un asunto aislado y que estas relaciones empezaron a generar inconformidades como la del coronel Carlos Alfonso Velásquez, entonces jefe del Estado Mayor conjunto de la Brigada XVII.

Según Velázquez, el general Rito Alejo del Rio, su jefe, no perseguía a los paramilitares como si lo hacía con la guerrilla. Esta versión fue respaldada por Carlos Arturo Furnieles, otro soldado de la Brigada quien denunció esta omisión del general.  “Luego de Génesis las autodefensas asumieron el control de la zona y el Ejército nuncalas combatió”, agregó Velázquez.

Todas estas situaciones hicieron que los paramilitares consideraban a del Río como uno de sus jefes a la par de Castaño, Mancuso y el Alemán. Para la Fiscalía, del Rio hizo parte importante de las estructuras de autodefensas al ser el encargado de diseñar estrategias y operativos conjuntos, así como de asignar las responsabilidades tanto a militares como a paramilitares.

Del Rio encabezó la estructura piramidal de este grupo mixto que se conformó  con miembros de la Fuerza Pública y de las autodefensas. Hizo parte de la cúpula principal por lo tanto los mandos medios y el personal de base seguían sus ordenes”, concluye la investigación de la Fiscalía.

Si bien en la sentencia se dice que en la muerte de Marino López no participó del Rio ni miembros de la Brigada XVII,  la condena contra el ex militar se da por la teoría de la responsabilidad mediata, que quiere decir que todo hacia parte de un plan en el que del Río participó como autor intelectual.

Según esta teoría, el General del Rio es culpable en la medida en que es considerado como el creador de la estructura ilegal, constituida por miembros de las fuerzas militares y de las autodefensas, que asesinaron a López Mena. La Fiscalía consideró que en el momento en que del Rio buscó ayuda de los paramilitares era consciente de los riesgos que esto traía para la población civil, sin embargo, esto no fue un impedimento para aliarse con las autodefensas.

A pesar de que no existió una orden directa de asesinar a este campesino, del Rio tenía poder de mando sobre los hombres que incursionaron en Bijao, Chocó, por tanto el general Rito Alejo del Rio es tan responsable como los paramilitares que ejecutaron el asesinato.

Todo esto se desprende de la sentencia del juez octavo penal del circuito especializado de Bogotá con la que se condenó al general en retiro a 25 años de cárcel por el asesinato a manos de los paramilitares del campesino Marino López Mena.


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