Las acusaciones contra el exministro de haberse reunido con paramilitares para impulsar la reelección de Álvaro Uribe no son muy convincentes. Por Revista Semana
Hablar de la reelección en ese momento no era más que hablar de política, que es lo que hacen todos los colombianos. / Foto Semana |
A Sabas Pretelt, quien tiene un proceso por cohecho en el escándalo de la yidispolítica, le acaban de abrir una investigación preliminar por parapolítica. La base de la acusación es el testimonio de un mando medio de las autodefensas, John Jairo Sánchez, alias ‘Centella’, quien lo acusa de haberse reunido en la finca La Chava, cerca de Valledupar, con Salvatore Mancuso, Jorge 40 y otros paramilitares, para promover la reelección de Álvaro Uribe. Según el testimonio, la reunión tuvo lugar entre abril y mayo de 2004. El exministro habría llegado clandestinamente en una camioneta de Jorge 40, en compañía del entonces dirigente ganadero Jorge Visbal Martelo. Centella asegura que escuchó una conversación en la que Pretelt afirmó que la reelección era conveniente para el proceso de paz entre el gobierno de Uribe y las autodefensas.
El exministro se ha defendido señalando que el paramilitar se está inventando ese cuento para obtener una rebaja de penas. Agrega que es absurdo pensar que con la escolta que requería su seguridad en ese momento él se iba a ir sin ninguna protección a una cumbre con paramilitares en la mitad de la nada. Reconoce haberse reunido no una, sino muchas veces con estos grupos, tanto como presidente de Fenalco como en su condición de ministro del Interior y de Justicia. Sin embargo, aclara que en ninguna de esas reuniones se habló de reelección, sino que estas fueron siempre concertadas para tratar el tema de la desmovilización dentro del contexto de un proceso de paz.
Aunque la defensa del exembajador en Italia en el caso de la yidispolítica no logró evitar que la Fiscalía lo acusara formalmente, pues su situación jurídica se ha complicado, en esta ocasión parece poco probable que el testimonio de Centella desemboque en una acusación formal de la Fiscalía. Hasta ahora se trata simplemente de una versión libre por cuenta de las acusaciones del paramilitar, lo cual es más un procedimiento de rutina que otra cosa.
Aunque Pretelt sostiene no recordar exactamente a cuál de sus muchas reuniones se refiere este caso, sus argumentos no son descabellados. Teniendo en cuenta que una de las banderas del gobierno de Uribe era la desmovilización de las autodefensas, cualquier encuentro para tratar este tema estaría justificado dentro de sus funciones como ministro del Interior y de Justicia.
Según el exministro, el tema de la reelección nunca se trató. Pero aunque esto hubiera sucedido, habría que poner las cosas en contexto. Si en ese momento el tema de la reelección estaba sobre el tapete sería casi imposible no tocarlo. En primer lugar, porque en un momento en que esa era la obsesión nacional, hablar de reelección no era más que hablar de política, que es lo que hacen los colombianos todo el tiempo. Es difícil visualizar a Sabas Pretelt y Jorge Visbal tomándose unas cervezas con Salvatore Mancuso y Jorge 40 no hablando de eso. Es casi la pregunta obligada que harían los jefes paramilitares ante la oportunidad de tener al ministro del Interior sentado al frente. Y si Pretelt y Visbal estaban tratando de convencer a sus interlocutores de la conveniencia de entregar las armas y entrar en un proceso de paz, tampoco es absurdo que se invoque la reelección como garantía de la continuidad de este proceso.
Lo que sí constituiría un delito sería haber pedido apoyo armado para intimidar a los colombianos a que votaran por la reelección de Uribe. Como eso seguramente no sucedió, este segundo capítulo del caso de Sabas Pretelt probablemente terminará ahí.
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