¿Qué les queda a las Farc? (Semana.com)

      
Este el más completo informe publicado en Internet sobre el estado actual de la organización guerrillera. ¿Cómo han planeado su guerra de 44 años en las conferencias?¿Coinciden los frentes aún activos con el narcotráfico? ¿Secuestran todavía? ¿Cuántos jefes de su estado mayor han salido del juego y cuántos les quedan? ¿Qué futuro les espera?

¿Qué pasará con las FARC?

Son varios los escenarios hacia donde se podría orientar el conflicto armado en Colombia, después de la muerte de varios de sus principales comandantes como Manuel Marulanda alias “Tirofijo”, Raúl Reyes, entre otros. Vea multimedia de SEMANA.

Las FARC se desmoronan

El Estado incrementa o mantiene su altísimo gasto militar y su ofensiva total, y sigue debilitando a las Farc, matándoles jefes, empujándolas a las zonas de retaguardia histórica o a las regiones más selváticas y apartadas, como ya está sucediendo. Las guerrillas, a su vez se mantendrán en su retaguardia, resistiendo, con su guerra de guerrillas, dispersas, difíciles de localizar y de combatir. Sabe que seguirán, no obstante, con injerencia en la agenda nacional y con algún juego internacional, mientras sigan su cruel estrategia de mantener a los rehenes políticos, en especial a Íngrid Betancourt y a los tres estadounidenses. Esa línea sin embargo, los debilita como actores políticos y si éstos son rescatados (o sucede la tragedia de que los maten), las Farc pasarán a ser noticia marginal.

En este escenario las Farc, con su moral política hecha trizas, se rompen como organización nacional y simplemente degenerarían en bandolas delincuenciales y/o narcotraficantes dispersas.

El Estado incrementa o mantiene su altísimo gasto militar y su ofensiva total, y sigue debilitando a las Farc, matándoles jefes, empujándolas a las zonas de retaguardia histórica o a las regiones más selváticas y apartadas, como ya está sucediendo. Las guerrillas, a su vez se mantendrán en su retaguardia, resistiendo, con su guerra de guerrillas, dispersas, difíciles de localizar y de combatir. Sabe que seguirán, no obstante, con injerencia en la agenda nacional y con algún juego internacional, mientras sigan su cruel estrategia de mantener a los rehenes políticos, en especial a Íngrid Betancourt y a los tres estadounidenses. Esa línea sin embargo, los debilita como actores políticos y si éstos son rescatados (o sucede la tragedia de que los maten), las Farc pasarán a ser noticia marginal.

En este escenario las Farc, con su moral política hecha trizas, se rompen como organización nacional y simplemente degenerarían en bandolas delincuenciales y/o narcotraficantes dispersas.

Las FARC negocian la paz

La Fuerza Pública les mata a uno o dos miembros del Secretariado más, quizás al mismo Cano, que ha reemplazado a Marulanda, y los restantes miembros en la dirigencia, casi todos de la llamada segunda generación de las Farc de políticos comunistas, resuelven negociar; no sólo acordar la liberación de los secuestrados, sino también una salida política. Estarán en desventaja y por tanto sus peticiones no serán muy ambiciosas y el proceso podría ser rápido.

Es poco probable que este escenario se dé, mientras Uribe sea Presidente. El resentimiento y la falta de confianza de las Farc con este gobierno es demasiada para sentarse a negociar con él. Si en 2010 sube una nueva figura se vislumbra más viable una negociación.

No obstante será muy difícil para los dirigentes de las Farc aceptar que este posible acuerdo de paz ya no será en los términos de los que firmaron los anteriores grupos guerrilleros. En sus 44 años de historia, nunca han admitido su responsabilidad en la violencia, ni el sufrimiento del país. Al contrario, se han visto como víctimas y no como victimarios. Por eso no les será fácil aceptar que, en cualquier escenario de paz, aquellos responsables de delitos de lesa humanidad tendrán que pagar años de cárcel, y tendrán que contribuir a la verdad, la justicia y la reparación. No habrá reconciliación con los desmovilizados de las Farc, sin la satisfacción de los millones de víctimas de desplazamiento forzado, robos de tierras y ganado, tortura, asesinatos, desapariciones y secuestro, que han dejado.

El conflicto se prolonga

El tercer escenario, el menos probable pero aún posible a pesar de todo, sería que las Farc se fortalezcan relativamente, consiguiendo nuevas fuentes de financiación con la extorsión de empresas, la captura de rentas en proyectos estatales y el narcotráfico, como sucede hoy; logren asestar atentados dolorosos para la sociedad en las ciudades; y realicen algún secuestro de una personalidad que renueve su capacidad de chantaje al Estado.

En contra de este escenario juegan realidades políticas y militares. Es difícil superar la ventaja aérea y militar que hoy les tiene el Estado. Y aún si las Farc consiguen hacerse a misiles tierra aire, esto escalará la guerra a niveles que muy probablemente los dejen más golpeados aún. En lo político será imposible ganar simpatía entre la gran mayoría de los colombianos. Esa batalla ya la perdieron. E internacionalmente, si consiguen prolongar los apoyos de la Venezuela chavista, estos serán muy cautelosos y controlados.

Su supervivencia como guerrilla que quiere tomarse el poder, sin embargo no es descartable del todo. Varios factores confluyen para sostenerlas: los miles de jóvenes campesinos marginales sin oportunidades fáciles de reclutar, los inmensos territorios en el sur aún desarticulados física y políticamente del país, la profunda inequidad en la distribución de la tierra que da lugar a constantes conflictos violentos, la debilidad de la justicia que termina en impunidad, las enormes utilidades del narcotráfico y de otros macronegocios que pueden chantajear, como la minería, de los cuales se podrá seguir nutriendo sus arcas la guerrilla.

En este escenario el conflicto armado colombiano se extendería por muchos más años.

Publicado en Semana.com