Hablar con los ojos

      

El uso del tapabocas fue el principal elemento de seguridad para evitar el contagio del Covid-19 en el país. Debido a su demanda se convirtió en un insumo costoso para  algunas comunidades rurales, que en ocasiones optaron por fabricarlos con elementos que tuvieran a la mano.

Carlos Arias Medina
Radio Campesina Inzá

A partir de finales de marzo de 2020, por directriz del  Ministerio de Salud, se estableció el uso de tapabocas obligatorio en Colombia como forma de prevenir la trasmisión y el contagio del coronavirus. Si bien muchos habitantes optaron por su uso voluntario, la medida hizo que se generara el desabastecimiento de este elemento, sobre todo en los lugares más apartados de los centros urbanos. Caso que se presentó en el municipio de Inzá, ubicado al nororiente del departamento de Cauca. 

El precio se elevó de inmediato y un tapabocas que antes de la pandemia tenía un valor de 350 pesos en el municipio, pasó a 600 pesos, y en pico de pandemia llegó a un tope de 1.200 pesos. El desabastecimiento y los altos precios del producto provocó que los habitantes improvisaran tapabocas con los materiales que tenían a la mano: telas de segunda, valladearas bordadas, mangas de chaqueta y retazos de uniformes.

Pasados los primeros seis meses de pandemia, el uso del tapabocas empezó a disminuir basados en las bajas tasas de contagio en las veredas y en la preocupación que generó la contaminación por su incorrecta manipulación. Los tapabocas que quedaron eran de tela y sólo se utilizaron para salir al pueblo, a Popayán o a La Plata (Huila) y entre semana aguardaban colgados en puntillas.

El pasado primero de mayo, por directriz del ministro de salud, Fernando Ruíz, se determinó que el uso de tapabocas no sería obligatorio para municipios que contaran con el 70 por ciento de su población con esquema de vacunación completo y el 40 por ciento con dos dosis de refuerzo. 

Dicen que el ser humano utiliza en promedio 12 mil palabras al día, sonríe 22 veces y respira 50 veces por minuto. El tapabocas sólo dejaba ver los ojos para hacer contacto con los demás, fue así como durante dos años aprendimos a comunicarnos con miradas. 

Las fotografías que se muestran a continuación cuentan cómo fue vivir con tapabocas en el municipio de Inzá, un municipio con más del 90% de población rural.

Esta producción fue realizada gracias al apoyo del Fondo de Respuesta Rápida para América Latina y del Caribe, coordinado por Internews, Chicas Poderosas, Consejo de Redacción y Fundamedios, y a la alianza periodística entre VerdadAbierta.com, Co.marca Digital, Radio Campesina de Inzá y la Escuela de Cine y Televisión Étnica de Santander de Quilichao.