En Dabeiba, municipio del occidente antioqueño que limita con el departamento de Chocó, comunidades campesinas denuncian la presencia creciente de este grupo subversivo. Se trataría de unidades insurgentes que avanzan desde el Bajo Atrato. El trabajo social en veredas se ha reducido y se teme un fuerte reclutamiento forzado de jóvenes.
“Como desde mitad de año que esa gente se declaró la guerra y ya incluso ha habido combates. El miedo por aquí es bastante”, cuenta una lideresa comunitaria de Dabeiba, quien, por cuestiones de seguridad, pide omitir su nombre. Dice que sus temores están más que justificados.
Haber asumido el compromiso de defender los derechos de las comunidades campesinas la ha llevado a recorrer cada rincón de diversos municipios del occidente antioqueño. Por cuenta de sus correrías, conoció y padeció el férreo control que hoy ejercen en amplias zonas rurales de Peque las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), llamados por el gobierno nacional ‘Clan del Golfo’.
“Nuestra intención era consolidar una asociación campesina allá, pero los campesinos con los que veníamos trabajando renuciaron todos por las intimidaciones de este grupo”, explica la lideresa.
Y de miedos sí que saben los pobladores de Peque. A comienzos de la década del dos mil, padecieron las secuelas de la guerra por cuenta de la guerra que libraron las Farc y las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) en zonas rurales y urbanas.
La acción más cruenta se registró entre el 3 y el 10 de julio de 2001, cuando un comando de 800 paramilitares provenientes de los bloques Mineros, Central Bolívar y Noroccidente de las Auc ingresaron a este pequeño municipio y en su recorrido forzaron el éxodo de más de tres mil pobladores; secuestraron 54 personas; asesinaron otras diez y torturaron cinco más; destruyeron y saquearon todo el comercio del casco urbano y robaron más de tres mil cabezas de ganado. (Leer más en: El día que Peque, Antioquia, conoció el horror paramilitar)
La lideresa consultada también ha escuchado los temores de los pobladores de las regiones de Dabeiba conocidas como Cañón de La Llorona, Cañón del Águila y Cañón de la Paloma, en límites con el departamento del Chocó, quienes le han advertido sobre el riesgo inminente de vulneraciones de derechos humanos por cuenta de la llegada sorpresiva de hombres armados que se han identificado como guerrilleros del Eln.
“Por ahí desde mitad de año los campesinos vienen denunciando la llegada del Eln a esos sectores. Dicen que vienen desde Murindó, atravesando el río Quiparadó”, relata la lideresa y detalla lo que ha escuchado en zonas rurales: “La gente dice que los ‘elenos’ ya han ido a los colegios de varias veredas a reclutar jóvenes”.
El avance de guerrilleros del Eln provenientes de Chocó también inquieta a las autoridades departamentales. A mediados de octubre, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, detalló ante medios de comunicación regionales varios hechos que alteraron el orden público en zonas rurales del municipio de Frontino, también en el occidente de Antioquia.
“Desde las veredas La Blanquita y Murrí de Frontino nos llegó información reciente donde nos dicen que unos encapuchados, que dijeron ser del Eln, se llevaron unos 20 jóvenes de una escuela rural. Varios de esos jóvenes son indígenas. La comunidad también nos denuncia que en esas veredas están extorsionando en nombre del Eln”, precisó el gobernador de Antioquia ante periodistas locales.
A las denuncias formuladas por el mandatario antioqueño y las comunidades de Dabeiba, se suma el plagio de la empresaria Diana María Toro Vélez, quien residía en Amagá y fue secuestrada por integrantes del Frente de Guerra Occidental del Eln en el municipio de Carmen de Atrato, en límites de Antioquia con Chocó.
VerdadAbierta.com visitó la región e indagó con fuentes conocedoras de las dinámicas de guerra y paz que se mueven en el occidente de Antioquia sobre la posibilidad de una expansión del Frente de Guerra Occidental del Eln, bajo el mando de su comandante, alias ‘Uriel’, cuya injerencia en tierras chocoanas viene incrementándose exponencialmente en el último año, tras la desmovilización y dejación de armas de la guerrilla de las Farc como parte de los acuerdos de paz.
El panorama es más que preocupante si se tiene en cuenta que los diálogos en su fase pública que venían adelantando en La Habana, Cuba, este grupo subversivo con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos (2010-2014/2014-2018) desde febrero del año pasado, se congelaron con la llegada de Iván Duque a la Casa de Nariño el pasado 7 de agosto, y no hay perspectivas de una reactivación, por el contrario, se teme un escalamiento de la confrontación. (Leer más en: https://verdadabierta.com/proceso-paz-eln/)
Fuerza en expansión
Han sido constantes los reportes de diversas agencias, gubernamentales y no gubernamentales, sobre la crisis humanitaria que vive el departamento de Chocó por cuenta de la guerra que sostienen, desde 2012, el Frente de Guerra Occidental del Eln y las Agc.
Las afectaciones a las comunidades rurales han sido lesivas y violatorias de los derechos humanos. Así lo hicieron saber organizaciones sociales chocoanas en una carta enviada el pasado 14 de septiembre a Miguel Ceballos, Alto Comisionado para la Paz, la Legalidad y la Convivencia.
“En el presente año se han presentado varios desplazamientos forzados masivos y ‘gota a gota’, bloqueos económicos, ocupación de escuelas y casas comunitarias, intimidación, secuestros, confinamiento de comunidades, asesinatos a líderes y amenazas”, se lee en el documento. (Leer más en: La peor cara de Chocó: 25 niños muertos por falta de acceso a servicios de salud y agua potable)
En esta confrontación, que tiene como botín de guerra el control de territorios valiosos para los intereses estratégicos de ambas organizaciones armadas, entre ellos el control de economías ilegales que, en un pasado reciente, estuvieron bajo el dominio de los frentes 57, 34, 18 y 58 de la extinta guerrilla de las Farc, los ‘elenos’ aparecen como el grupo armado ilegal que ha logrado mayor expansión territorial. (Leer más en: Chocó, martirizado por expansión de ‘elenos’ y ‘gaitanistas’)
De acuerdo con el Defensor del Pueblo, Regional Chocó, Luis Murillo, “en zonas que fueron bastiones históricos de las Farc hoy se registra fuerte presencia de la guerrilla del Eln. Pasa por ejemplo en Juradó, en la costa Pacífica chocoana, pero también pasa en los municipios del Bajo y Medio Atrato, como Vigía del Fuerte, Bojayá, Carmen del Darién, Riosucio, Beté e incluso en Tadó. Y en varios de estos municipios se presentan fuertes disputas con el grupo armado posdesmovilización Autodefensas Gaitanistas de Colombia. De ahí la profunda crisis humanitaria que vive el departamento”.
De la expansión del Eln en Chocó también ha dado cuenta el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de la Defensoría del Pueblo. En su Nota de Seguimiento 004-17 de abril de 2017, esta agencia del Ministerio Público consignó cómo el vacío de poder dejado por la salida de la guerrilla de las Farc de amplias zonas rurales de Carmen del Darien y Riosucio fue rápidamente copado por tropas del Frente Resistencia Cimarrón del Frente de Guerra Occidental del Eln, configurando así una presencia, si se quiere inédita, de este grupo insurgente en el Bajo Atrato. (Leer más en: Guerra entre ‘gaitanistas’ y Eln, sin tregua en Chocó)
“Por casi dos décadas, la presencia de la guerrilla del Eln no se registró en la subregión del Bajo Atrato; tal como se documentó en la nota de seguimiento No. 001-16”, señaló en su momento la Defensoría del Pueblo y explicó que “la disputa del Eln con las Agc por el control de la margen occidental del río Atrato (cuencas de los ríos Truandó, Salaquí, Cacarica, Quiparadó y Domingodó), estaría motivada en la ampliación de las áreas territoriales de control sobre los corredores como el Truandó y el Salaquí, a través de los cuales se transita hasta la costa Pacífica en los municipios de Bahía Solano y Nuquí, lo que permite administrar el paso sobre rutas que conectan el Océano Pacífico con el Atlántico por el Golfo de Urabá; de igual forma, la cuenca del Cacarica hace parte del corredor que da paso a la subregión del Darién Chocoano y conecta con la República de Panamá”.
En mayo de este año, autoridades del resguardo indígena Uradá–Jiguamiandó del pueblo Emberá, en el municipio de Carmen del Darién, denunciaron que unas 14 familias (54 personas) salieron desplazadas forzosamente de las comunidades Alto Guayabal y Bidoquera – Ancadia, luego que la guerrilla del Eln se llevara a la fuerza para sus filas a dos jóvenes de la zona, lo que se constituyó en una prueba más del avance de esta guerrilla al Bajo Atrato chocoano.
Mediante Alerta Temprana 011-18 del 23 de enero de 2018; Alerta Temprana de Inminencia 064-18 de junio del mismo año; y Alerta Temprana de Inminencia 068-18 y 069-18 de agosto pasado, la Defensoría del Pueblo alertó sobre el creciente riesgo de violaciones de derechos humanos en comunidades afros e indígenas que habitan los cabeceras municipales y zonas rurales de Vigía del Fuerte, Bojayá, Beté y Riosucio, por cuenta de la expansión de la guerrilla del Eln desde el Medio y Alto Baudó.
“Se tienen registros de ingreso del Eln a Murindó y Vigia del Fuerte (Antioquia) desde octubre de 2017. Mientras que las Agc se posicionaron muy fuerte en las cabeceras municipales, la guerrilla del Eln viene copando zonas rurales y desde allí lanzó su avanzada para cruzar el río Atrato e instalarse en suelo antioqueño y de ahí avanzar hacia el occidente”, le contó a VerdadAbierta.com una fuente conocedora de la conflictividad de la región.
Interés estratégico
“En municipios donde no había cultivos ilícitos, como Dabeiba y Peque, hoy se pueden observar plantaciones de hoja de coca, particularmente en el Cañón de la Llorona y en el Cañón del Águila (Dabeiba). Y la regulación de la pasta base sería el objeto de disputa entre ‘elenos’ y ‘gaitanistas’ en esta parte del occidente de Antioquia, que conecta con el municipio de Urrao, suroeste antioqueño, donde también las autoridades locales y comunidades campesinas han denunciado presencial del Eln, sobre todo en la zona de Mandé”, agrega la fuente consultada.
Todo indica que habría un interés estratégico de la guerrilla del Eln en conectar el Pacífico colombiano, donde las huestes ‘elenas’ ya controlan un importante corredor de movilidad que va desde Juradó, pasa por el Alto Baudó hasta llegar al Bajo Atrato chocoano, con el occidente de Antioquia y de ahí con el Bajo Cauca antioqueño. De lograrlo, estarían asegurandose el paso por el Nudo de Paramillo, fortín histórico de la extinta guerrilla de las Farc y escenario actual de una disputa armada entre los ‘gaitanistas’, disidentes de las Farc y el grupo disidentes de las Agc conocido como ‘Caparrapos’.
Pero mientras crecen las denuncias sobre presencia ‘elena’ en tierras donde, históricamente, no ha tenido injerencia, en veredas del corregimiento Camparrusia, de Dabeiba, sus pobladores han advertido un fortalecimiento de las Agc. “Ellos por allá han entrado comprando tierras, compran fincas para ellos instalarse allí, convocan a los líderes a reuniones, hacen control social y del territorio. Por eso el trabajo comunitario por allá es más bien poco”, cuenta la líder comunitaria de Dabeiba consultada.
Se trata de una situación que preocupa no sólo a autoridades civiles y de Policía local, también inquieta a los exmiembros de las Farc que trabajan en su proceso de reincorporación a la vida legal y ocupan el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación ‘Comandante Jacobo Arango’ en la vereda Llanogrande Chimiadó, de Dabeiba.
Si bien Óscar Úsuga Restrepo, quien fuera conocido con el alias de ‘Isaías Trujillo’, antiguo comandante del Bloque Iván Ríos de la extinta guerrilla de las Farc, asevera que los 180 excombatientes que conviven allí mantienen su compromiso con el Acuerdo de Paz, la lentitud en la implementación de este sí podría convertirse en un factor de riesgo de reincidencia.
“Aquí faltan tierras, faltan proyectos productivos. La implementación va muy lenta”, se queja Restrepo. “Nosotros, por ahora, estamos tranquilos, pero alertas. Eso es de conocimiento público que esos grupos están por aquí. Si no fuera por el Ejército, que cuida este espacio, de seguro ya se hubieran metido. Los muchachos de aquí siguen firmes con el proceso. Algunos se fueron para donde sus familias porque se cansaron de esperar aquí; otros se fueron a coger café a otros pueblos; también es cierto que otros se fueron y sabemos en qué andan y lo hemos informado”. (Leer más en: Deserción y reincidencia, los dos riesgos que afrontan excombatientes de las Farc en Dabeiba)
Lo que les preocupa a los habitantes de Dabeiba es el dominio que ejercen allí las Agc. Una posible llegada de la guerrilla del Eln a la zona podría desatar una confrontación en la que las comunidades llevarían la peor parte, tal como viene ocurriendo en el vecino departamento de Chocó, que padece una grave crisis humanitaria sin que haya soluciones concretas a la vista.