La comenzaron a buscar desde el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, pero no prosperó. La retomaron en la administración de Iván Duque, pero no los escucharon. Y hace tres meses iniciaron ese camino con el primer mandatario de izquierda del país, que optó por escucharlos y buscar soluciones. Vistazo a sus expectativas y propuestas.
Hace tres meses, el gobierno nacional y 19 voceros de bandas criminales de Medellín y el Valle de Aburrá instalaron formalmente la segunda fase de conversaciones bajo la sombrilla de la política de la Paz Total para avanzar en una solución a la conflictividad urbana que, por décadas, ha desangrado la capital antioqueña y varios de sus municipios vecinos.
Que los antiguos jefes de varios grupos armados ilegales dieran la cara públicamente no se logró de la noche a la mañana. Se necesitaron sendas conversaciones durante poco más de nueve meses para convencerlos de iniciar un camino que es incierto, pues no hay marco jurídico que respalde este proceso. Aún así, decidieron confiar en la iniciativa liderada por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, y participar en un diálogo socio-jurídico, que permita, en principio, contener la violencia en las calles. (Leer más en: Sin marco jurídico, diálogo con jefes de bandas en Medellín transita por caminos inciertos)
Sentados a la mesa con el gobierno nacional se encuentran quienes, en el pasado, integraron la llamada ‘Oficina de Envigado’, una confederación de bandas armadas ilegales que ha dominado la ilegalidad en Medellín y su área metropolitana por más de cuatro décadas. Varios de ellos son sobrevivientes de varias guerras urbanas desde la época aciaga del Cartel de Medellín, pasando por choques entre milicias guerrilleras y grupos paramilitares, así como por cruentas confrontaciones intestinas entre ellos mismos.
Tras varios intentos realizados durante la última década en busca de oídos en el Ejecutivo que les escuchara su propuesta de diálogo para ponerle fin a la criminalidad urbana organizada, por fin encontraron en el gobierno del presidente Gustavo Petro ese interlocutor que les prestara atención. Llevan tres meses sentados a la mesa y son muchas las expectativas. (Leer más en: Paz urbana en Medellín: por ahora sólo es un catálogo de interrogantes)
Por cerca de tres horas, VerdadAbierta.com conversó con cuatro de los voceros en un salón dispuesto para ellos en un rincón de la sección de máxima seguridad de la cárcel La Paz, en Itagüí, Antioquia. El objetivo era conocer los entresijos de este proceso y aclarar inquietudes que gravitan alrededor de una mesa que no tiene antecedentes en la ciudad y el país.
Se abordaron diversos asuntos, entre ellos los relacionados con el origen de la búsqueda de paz de la ‘Oficina de Envigado’; sus inquietudes sobre la política de Paz Total y el devenir de este proceso; las economías ilegales que proliferan en los barrios; las eventuales salidas jurídicas, sociales y económicas para los más de 12 mil jóvenes que dicen representar; y del futuro de la ciudad sobre un telón de fondo en el que debe prosperar la verdad para satisfacción de las víctimas.
Fue un diálogo franco y claro, con algunos asuntos que deben permanecer bajo confidencialidad, tal como se acordó con ellos. Los cuatro voceros entrevistados decidieron hablar sin mencionar sus nombres, pero con la garantía de que, en lo esencial, el grupo de voceros piensa igual, aunque, en algunos casos, hay alusiones a sus experiencias personales.
Esta larga conversación la hemos dividido en tres entregas, que estaremos publicando entre hoy y este viernes. Tratamos de ser lo más fiel posible a las palabras de los voceros de la ‘Oficina de Envigado’ con el fin de que sus respuestas incentiven una conversación de ciudad que permita allanar caminos para alcanzar una paz urbana integral e incluyente.
Les abren puertas
VerdadAbierta.com (VA): Ustedes afirman que el 80 por ciento de los que participan como voceros de las bandas en la mesa con el gobierno nacional, pronto saldrán de la cárcel por cumplimiento de condena. ¿Por qué entonces se involucran en un proceso como estos?
(*) Nos involucramos en este proceso porque, en lo personal, es lo que me apasiona. Yo ya tengo el 73 por ciento de la condena, pero trato de buscar una mejor ciudad para mis hijos, para mis nietos, para la juventud. Yo creo que es un momento muy especial que no se puede desaprovechar. Realmente queremos resarcir el mal que se hizo con bien. Todas las personas que estamos aquí, estamos convencidas de que se pueda lograr.
(*) Pensamos que hay momentos en la vida. Hubo momentos de guerra, de mucho conflicto y mucha violencia, y creemos que ahora es el momento de la paz. Es el momento en que, gracias a Dios, casi todos estamos de acuerdo en que la violencia tiene que parar. Tenemos que trabajar por la ciudad; tenemos que tratar de remediar todo el daño que se les ha hecho a las comunidades; tenemos que empezar a escuchar a las víctimas que han padecido toda esta violencia; nos tenemos que empezar a preocupar por la juventud. Somos conscientes de que hay que lograr la paz y cambiar el rumbo de la ciudad.
(VA): Ese momento llegó en un momento de debilidad institucional y sin marco jurídico. Es un poco paradójico: ganas de paz en un gobierno tan débil como el del presidente Gustavo Petro.
(*) Las ganas de paz no existen desde el gobierno del presidente Petro. Esas ganas de paz existen desde los gobiernos de Juan Manuel Santos (2010-2018) y de Iván Duque (2018-2022). Todo eso está documentado. Siempre se trató de buscar acercamientos para la paz desde las personas que estaban a cargo de la organización en determinado momento. ¿Y por qué en este momento? Porque hay una voluntad gubernamental que es buscar la paz. Y si no es ahora, ¿cuántas personas tienen que morir? ¿Cuánta sangre tiene que correr para lograr la paz?
(*) Sabemos que no es un camino fácil y no estamos haciendo un proceso dependiendo solamente del gobierno. Venimos buscando un proceso de paz hace mucho tiempo. Lastimosamente hay personas que les beneficia más que estemos en guerra o que haya un conflicto, y no les gusta escuchar, pero se viene buscando la paz hace mucho tiempo. Ahora este gobierno está presto a escuchar y a colaborar.
(*) Hay muchas personas que no quieren la paz; hay personas que quieren hacen campañas, negocios personales; son muchos los factores que dependen de la guerra y de la paz. Lo importante ahora es que pensamos que llegó el momento y no lo hacemos porque sea fácil o difícil, sino porque ahora tenemos una convicción y tomamos una decisión.
(VA): Vámonos un poco atrás, ¿qué fue lo que pasó con el gobierno de Juan Manuel Santos, que no se logró avanzar?
(*) No hubo respuesta. Había mucha intención de paz, pero muy parcializada esa voluntad de paz, sólo estaba enfocada en las Farc y la firma del Acuerdo del Teatro Colón. De pronto se excluyeron todos los actores armados que existen el país. Cuando uno quiere hacer la paz, la debe hacer íntegra, con todos, porque, quiera o no lo quiera, van a existir células durmientes, personas que van a aprovechar y copar esos espacios donde se haga la paz.
(*) El presidente Santos tenía un objetivo más específico y era cerrar un ciclo con un sólo grupo, sin mirar también tantas bases, de donde se deriva un conjunto de problemas y de conflictos de muchos grupos, de muchas bandas. Ahora es el primer proceso que se da con estructuras urbanas y estamos tratando de llegar a las bases, tratar de cambiar 40 años de un problema generacional y cultural, de una guerra urbana.
(*) Hubo misivas enviadas desde la ‘Oficina’. Todo eso está documentado, que se trató de buscar que fuéramos escuchados. Incluso, un emisario de la ‘Oficina’ viajó a Cuba con una delegación. Desde ese momento, las Farc sabían que se tenía que hacer la paz con otros actores armados que también eran muy importantes, que han sido actores reales de poder en las ciudades, para romper los ciclos de violencia.
(VA): ¿Y qué pasó en el gobierno de Iván Duque?
(*) Hubo caso omiso a las cartas, a los mensajes que se le enviaron, a los acercamientos que se trataron de hacer. El interés de este gobierno no era hacer la paz. Tenían de pronto otros intereses, otros objetivos, más importantes que la paz.
(VA): También tenemos registrado que, con gobiernos locales, entre ellos el del entonces alcalde Federico Gutiérrez (2016-2020), se intentó conversar para buscar acercamientos e iniciar unos diálogos. ¿Cómo les fue en ese intento?
(*) ¿Qué pasó ahí? Lo que pasa casi siempre, que muchas veces puede existir muy buena voluntad de algunos funcionarios, pero de otros no; entonces llegan los funcionarios superiores y desacreditan el tipo de avance que se ha logrado. Pienso también que fue uno que otro error técnico-jurídico.
(*) Carecíamos de esa figura de facilitadores, con resoluciones presidenciales, ya más dedicados a estos temas, y los acercamientos se hicieron un poco más informales. Eso, de pronto, se pudo haber prestado para malentendidos.
(*) Desde la Alcaldía de Federico Gutiérrez, empezamos a hacer unos acercamientos y eso se volvió una catástrofe con lo que ocurrió con Gustavo Villegas, entonces el Alcalde decidió perseguirnos, no quiso sentarse a hablar ni sacar adelante un proyecto de paz, sino perseguirnos, entonces surgió un cartel de las recompensas. Vemos casos donde, por ejemplo, hay un testigo para 120 personas y cualquier cantidad de casos iguales que los tenemos documentados. En cierto modo, uno se va volviendo un preso político porque uno va a cumplir condena y sacan cualquier testigo y montan otro proceso; y ya va a cumplir esa, y le montan otra. Pasan por encima de las leyes.
VA: Desde su perspectiva, ¿qué estrategias podrían adoptarse para tener una mejor justicia?
(*) Los gobiernos han influido mucho en el pensamiento de los jueces. Es algo muy triste, porque se supone que el juez es una figura imparcial y autónoma, pero lastimosamente han sido manipulados por los gobiernos que van en contra de temas tan importantes como la paz. Por ejemplo: si la ley dice que con las tres quintas partes de la pena te pueden dar la libertad, por qué entre los jueces hace carrera que se debe pagar la totalidad de la pena. Es casi que un castigo del castigo. Es como si se ensañaran con las personas. Lo que hemos planteado es la necesidad de humanizar el tema carcelario, de visibilizar que somos personas.
(*) El tema que más polariza al país es el populismo punitivo. Hay quienes buscan ganar más popularidad, y en épocas electorales unos votos, a través de nosotros, o de cualquier otro delincuente, así vaya en contra de normas internacionales, incluso.
VA: Gutiérrez, ahora candidato a la Alcaldía, ha cuestionado el proceso de Paz Total Urbana y la posibilidad de que salgan a participar en algunos foros en los barrios. ¿Qué opinan de esas críticas?
(*) Federico no es un problema ni es un enemigo tampoco. Es más, queremos que él conozca de primera mano los avances de paz que podamos tener en esta mesa, y que nos conozca sin máscaras, con nombres propios y no por los alias. De pronto tiene una percepción muy diferente de lo que aquí se trabaja. Y acá no se está trabajando en nada irregular. Aquí estamos tratando de ser muy transparentes en todo lo que se habla.
Él puede utilizar como eslogan de campaña atacarnos a nosotros, pero estamos seguros que es una persona que el día de mañana se puede apersonar de la paz. Él se puede oponer a esto, pero nosotros podemos cambiar lo malo que él dice con el bien que estamos haciendo, y de pronto podemos hacer que hasta que se sonroje.
(*) Debería darse la oportunidad de conocer la nueva realidad, que no es la misma realidad de hace siete años cuando fue Alcalde. Somos unas personas totalmente diferentes, sólo pedimos que escuche, que le dé la oportunidad a la paz de la ciudad.
(*) Él sabe que su política no es efectiva porque las estadísticas durante su gobierno lo demuestran. Bajo su administración hubo muchos conflictos entre bandas por ese tipo de políticas. Esperamos que haya revisado todo eso. Parece que va a ganar, entonces lo mejor es tratar de hablar con él y le mostremos nuestro proyecto y lo que queremos hacer por la ciudad.
(VA): En su evolución, la ‘Oficina’ pasó de una estructura vertical a una estructura horizontal, corporativa, federal. En ese sentido, ¿cómo se toma una decisión como la de buscar salidas de paz?
(*) Yo pienso que empezó a pasar lo que está pasando ahora: surgió esa voluntad de paz de muchas personas que hacen parte de esta organización. Por múltiples factores, llegó el momento en que varios dicen ‘deberíamos empezar a terminar con este ciclo de 40 años de violencia en la ciudad’. Y ahí es donde se comienzan a hacer estos acercamientos, no sólo en la cabeza de una persona, sino de varias personas que se ponen de acuerdo. Y pasa lo que está pasando ahora, que hay un gobierno que escucha, que tiene la intención de hacer un acercamiento, que tiene voluntad de pensar en la paz de manera integral.
(VA): Más allá de la criminalidad, ¿en qué se encuentran tres generaciones de integrantes de la ‘Oficina’ que confluyen en esta mesa?
(*) Nos encontramos en la voluntad de paz. Todos, de cierta forma, hemos sufrido, hemos sido víctimas, hemos sido victimarios, entonces nos encontramos en ese consenso para buscar un punto de quiebre que nos lleve a la paz. Tenemos que romper este ciclo de violencia, y no podemos permitir que mañana estén otras tres generaciones en estas mismas circunstancias. Tenemos que romper ese ciclo de violencia incidiendo positivamente en las personas que vienen atrás para lograr ese cambio.
(*) A esto no se llega por la edad, se dio el momento de conciencia y de reflexión por parte de todos. Obviamente unos llevan muchos más años que otros, algunos hemos empezado jóvenes con ciertos temas, pero todos hemos perdido seres queridos, amigos, familiares. Estamos de acuerdo en que sería bueno poder compartir con los hijos, verlos crecer. Entonces creo que también nos encontramos en eso.
Fantasma paramilitar
(VA): Algunos de ustedes han sobrevivido varias guerras urbanas de los últimos 30 años. Y en esta mesa hay voceros que fueron integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). ¿Por qué no se acogieron a la Ley de Justicia y Paz promovida en el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010) y siguieron delinquiendo?
(*) El 40 por ciento de los que se desmovilizaron volvieron a delinquir porque no se llegó a un acuerdo final. Empezando porque el gobierno no amparó constitucionalmente la Ley 975, entonces hubo un reversazo al plan que se tenía en ese tema. Yo estoy aquí sentado, en este momento, porque yo sí creo que, con las desmovilizaciones, las entregas, llámense como quiera, se aleja mucha gente del delito.
(*) Si nosotros hacemos una ley de sometimiento y pretende el gobierno dejar las zonas solas, vendrá otro grupo a coparlas, entonces la idea es que, desde este espacio dialógico, se diseñe la forma de que nosotros ya seamos unos líderes positivos en la comunidad. De hecho, hemos hecho cosas malas, pero también hemos hecho cosas muy buenas en las comunidades. La mayoría somos como una especie de Robin Hood dentro de nuestras comunidades, tampoco es vamos a decir que somos los héroes, hay cosas que se hicieron mal hechas, pero ante la ausencia del Estado, siempre estuvimos nosotros.
(VA): Algunos de ustedes han sido referidos en los tribunales de Justicia y Paz como integrantes de las Auc. ¿Son conscientes de que, con esas referencias, les pueden abrir nuevos procesos penales?
(*) De hecho, por aquí han venido fiscales de derechos humanos, de la Corte Suprema, que para hablar de reclutamientos, de apoyo a políticos, todo eso ha llegado. Hay un poco de temas que son muy espinosos que la sociedad quiere saber sobre lo que ha pasado realmente, pero nosotros no estamos dispuestos a crear otro capítulo de delaciones, a generar más odios.
Todos tenemos que hacernos cargo de lo que hemos hecho, y eso es fundamental en este proceso, tenemos que ser responsables con las acciones que hicimos, pero en nuestro parecer no debemos abrir otra puerta como la de Justicia y Paz (975 de 2005). Esa ley puede ser modificada y se puede utilizar con elementos de justicia restaurativa.
(VA): Cuando ustedes hacen alusión a elementos de justicia restaurativa, ¿exactamente a qué se refieren?
(*) Tenemos un grupo de asesores jurídicos que han estado analizando varias propuestas. Estamos claros que nos toca pagar cárcel, y que nos toca decir la verdad y que nos toca reparar, eso es ineludible. Pero la ley de sometimiento está diseñada para generar otro conflicto, entonces no es tanto porque nos den o nos den, es porque esa ley va a generar nuevas confrontaciones. ¿Y por qué? Porque los barrios quedan solos. En este momento, debido a eso, ya vemos bandas extranjeras queriendo cooptar territorios, creyendo que esos territorios van a quedar libres.
Por eso hacemos énfasis en que esa ley no sirve. Hay que buscar una ley donde nosotros tengamos nuestra responsabilidad, pero también nuestra oportunidad de seguir cuidando la zona, no como grupo armado, ni como Convivir, ni nada de eso.
(VA) Pero, en ese sentido, las experiencias del pasado en Medellín son muy frustrantes, nada más mirar lo que ocurrió con Coosercom en la década de los años noventa y con la Corporación Democracia en los acuerdos con las Auc a comienzos de la década del dos mil.
(*) El caos que hay ahora en el orden público es generado por esa política punitiva. Un caso concreto: encanan (encarcelan) a la gente y se la llevan para otra ciudad que porque en su ciudad sigue delinquiendo. Es la peor política que se inventaron. ¿Por qué? Te llevas un muchacho a otra ciudad y llega y no tiene con qué ver su familia, no tiene para pagarles los pasajes. ¿Y qué hizo? Aprendió el arte de la extorsión. Yo vengo de estar en un patio donde estaban todos los extorsionistas del país, y son muchachos que lo hacen para llevar su visita, o para los útiles de aseo. Te aseguro que si la justicia dejara a cada quien en su zona mermaba la extorsión hasta en un 60 por ciento.
Esto no es sólo la desmovilización de los grupos armados, es también una reforma en el código penitenciario. Desde esta mesa, con nuestra experiencia, tenemos que hacer que el gobierno entre en razón para cambiar ciertas políticas que antes generan más caos. A nosotros nos capturaron y la ciudad entró en caos porque no quedó quien coordinara; los muchachos perdieron la ideología, el norte, de proteger la comunidad.
(*) Por temas de política criminal, nos capturan y nos extraditan internamente, nos mandan para otras ciudades. Hay zonas que son muy difíciles para ver el hijo que viene en crecimiento, ver a la esposa y tratar de mantener el núcleo familiar estable. Al perder el crecimiento y formación de los hijos, y la visita de la esposa, el proceso de resocialización se estanca.
Cuando las personas están lejos, pierden su vínculo familiar, pierden el norte, y no les importa nada. El sólo hecho de ver a los hijos cada ocho días son momentos que permiten ajustar medidas y visualizar qué está pasando con ellos. Cuando se está lejos, todo eso se pierde. Entonces, de cierta forma, eso empieza a crear unas familias disfuncionales en un entorno difícil, en unas comunidades difíciles, y todo eso aumenta el problema.
(VA) ¿Eso quiere decir que en Medellín siempre se van a necesitar ‘patrones’?
(*) Nosotros queremos ser líderes positivos, no patrones. En ese sentido, estamos esperando que salga una tutela para rectificar a los medios de comunicación sobre el tema de capos, jefes, porque nosotros ya no lo somos. Y con eso vamos a hacerle una solicitud a los candidatos a la Alcaldía por si quieren hacer un foro aquí. Así no lo quieran aceptar, lo que estamos haciendo aquí tiene que ver con el orden público en la ciudad.
Espere mañana nuestra segunda entrega: ¿Verdad sin delación? El dilema del proceso de paz total urbana en Medellín.